
── ( 𝟬𝟲 )
ˏˋ🎈°•[ MEMORIES AND NEW FEELINGS ]*⁀➷ೃ
❝-Siempre te protegeré pequeña rubia, lo prometo.❞
- Es aquí-señalo Ben su casa mientras bajaba y entraba a toda velocidad al lugar.
La última en entrar fue Alaska pues esperaba a que la mujer se retirara, acababa de pegar algo en el poste de luz. Al acercarse pudo darse cuenta que era del departamento de policías de Derry, otro niño había desaparecido.
- ¿No piensas entrar ricitos?
- Ya voy y con un demonio no me llames ricitos, Tozier-le dio una última mirada a la fotografía del niño y se acercó a su bicicleta-Bien Danny, no te muevas de aquí ¿de acuerdo? Vuelvo enseguida.
Entro a la casa, era linda y pequeña. En una mesita, al lado de un florero se encontraba una fotografía de un hombre vestido con un traje del ejército, cuando iba a tomarla para verla mejor una voz la hizo sobresaltarse.
- Es el padre de Benny.
Era una linda mujer, llevaba un pañuelo rojo en la cabeza y vestía un mandil naranja sobre un largo vestido verde.
- Lo lamento, yo...
- Tranquila-dijo con una sonrisa-Benny no tiene muchos amigos, me alegra que por fin salga con alguien. Espera ¿Tu eres Alaska?
El ceño de Alaska de frunció al escuchar su nombre.
- Benny habla mucho sobre una linda chica rubia que comparte clases con él así que supuse que eras tú.
- Oh, claro-dijo aliviada-es el más inteligente de la clase y casi siempre hacemos los experimentos juntos.
- Me alegra escuchar eso, su habitación está subiendo las escaleras.
Hockstetter asintió y le dio una última mirada a la fotografía para dirigirse a la habitación de Ben junto a sus amigos.
- ¿Do‑dónde estaba el cobertizo del pozo?-escuchó a Bill preguntar.
-No sé, en algún lugar de Derry-respondió Ben-¿Por qué?
- ¿De qué me perdí?
Todos miraron en silencio a la rubia quien tenía su mirada puesta en las paredes de la habitación.
(...)
-Esta es la casa de los Brown, siempre están peleando. Sus gritos pueden escucharse a kilómetros de distancia.
Alaska regresaba a su casa después de haber comido un par de galletas con té en casa de Ben; la rubia odiaba el té pero tenía que admitir que la señora Hanscom tenía un toque especial para los alimentos. Mientras pedaleaba lentamente disfrutando del recorrido platicaba con la tortuga, le contaba acerca de su vida, el vecindario y como sería su vida de ahora en adelante.
- Esta es mi casa, bueno nuestra casa-corrigió-Mí hermano es algo idiota así que solo ignóralo.
Entró por la puerta trasera después de guardar su bicicleta en el pequeño cobertizo del patio trasero, el humo de cigarrillos inundo sus fosas nasales. Con su nuevo amigo entre los brazos comenzó a buscar el origen del olor.
-Mamá se molestara si ve ceniza en la alfombra.
-Límpiala y cierra la boca.
La rubia bufo y subió las escaleras rápidamente encerrándose en su habitación. Lanzó su mochila sin cuidado alguno tirando en el proceso una pequeña caja dorada que se encontraba en su tocador. Se agachó para tomarla y su contenido se derramo.
-Carajo-maldijo por lo bajo.
Comenzó guardar todo de nuevo pero una fotografía la hizo detenerse sacándole una sonrisa. En la fotografía aparecían ella y Henry, estaban en el columpio del vertedero; Alaska estaba sentada en el regazo de Bowers ambos con una enorme sonrisa en el rostro.
Le dio la vuelta para ver la fecha.05 de Septiembre de 1981. Recordaba muy bien ese día, el mejor día de su vida...
- ¡Te atrape, te toca!
-Hey, eso es trampa, aun no estaba preparado enana.
-Tendrás que ser más rápido la próxima vez, Bowers-gritó mientras corría entre los pequeños matorrales.
Habían pasado ya dos años desde la llegada de Alaska a Derry, la chica había formado una linda amistad con los amigos de su hermano a pesar de ser casi dos años más grandes que ella, disfrutaban de su compañía.
-No es justo, Alaska es muy rápida-se quejó Belch.
-Cierra la boca y atrápala, no dejaremos que una niña nos deje en vergüenza.
Alaska se escondió detrás un auto (el único en ese momento) abandonado, escuchaba como los chicos se quejaban por no encontrarla, cubrió su boca con ambas manos para ocultar su risa. Levanto la cabeza para mirar sobre el auto, no había rastro alguno de los chicos.. Decidió seguir explorando el lugar, a lo lejos diviso un joven roble lleno de vida.
Se acercó a el admirando su belleza, el árbol era fuerte con un follaje hermoso. Estaba tan concentrada que no se dio cuenta que Henry estaba detrás de ella hasta que sintió como sus brazos rodeaban su cintura.
- ¿Qué tanto miras, rubia?
-El árbol, es lindo ¿no crees?-se soltó del agarre del rubio y lo miro a los ojos.
- ¿Qué tiene de lindo? Es igual a cualquier otro estúpido árbol-respondió mientras cruzaba sus brazos sobre su pecho.
-No seas amargado Bowers, cualquier cosa por más ordinaria que sea puede convertirse en algo especial.
-Como digas-al ver que la rubia seguía mirando con ojos soñadores el árbol, le propuso algo- Podemos hacer un columpio.
Los ojos de la chica se iluminaron regalándole una vista angelical a Henry. El sentía algo por Alaska pero no podía comprender que era, sabía que quería protegerla y cuidarla en todo momento, no había un solo momento del día en el que su melena rubia y sus bellos ojos verdes no pasaran por su mente; pero aún era joven y no comprendía que le sucedía.
- ¿Lo dices enserio?-preguntó emocionada a lo que Bowers asintió con una sonrisa- ¡Genial!
La chica de seis años comenzó a saltar felizmente y desprevenidamente abrazo a Bowers susurrando muy cerca de su oído un tierno "gracias", sus rostros estaban muy cerca, los labios de la chica lo tentaban pero no podía ceder ante sus impulsos. Alaska era aún una niña, dulce y sensible, por lo que no deseaba causarle ningún daño.
-Solo necesitamos una soga y tablas.
Al escuchar lo que necesitarían la rubia corrió lo más rápido que sus piernas le permitían para buscar lo que necesitaban, sabia donde encontrarlos. Mientras tanto Bowers se acercó a su pandilla para informarles su nuevo proyecto.
-Construiremos un columpio para Alaska en el estúpido árbol de ahí-señaló.
- ¿Estas bromeando?-se quejó Patrick- ¿Por qué tenemos que hacer algo para ella?
-Porque es una estúpida niña y da lástima.
Los chicos se miraron y sin decir ninguna palabra se dirigieron al roble. Las palabras que salieron de la boca de Bowers le quemaron la garganta, era mentira claramente, el no creía que era estúpida ni mucho menos que daba lastima; pero no podía dejar que los chicos se enteraran de sus sentimientos, debían respetarlo y mostrarse débil ante una niña no era cosa de hombres.
-Tengo las cosas-grito la rubia mientras dejaba caer un par de tablas y una larga soga.
Los comenzaron a trabajar mientras Alaska observaba con detenimiento, decidió ayudarlos pero fue una mala idea ya que al querer cortar la soga con la navaja de Bowers gracias a un mal movimiento termino cortando la palma de su mano. Las lágrimas no tardaron en salir pero aún con todo el dolor trataba de ocultarlas. Henry comenzó a buscar a la chica pero no la encontró al igual que su navaja estaba fuera de su vista. Asegurándose que sus amigos no lo miraran comenzó a buscar a la niña, alejado del roble unos sollozos se escuchaban débilmente.
Al acercarse lo suficiente como para ver su cuerpo, sintió como si su corazón se hubiera detenido por un momento, como si el aire no llegara a sus pulmones. Alaska sostenía su mano que sangraba mientras mordía su labio para no llorar.
- ¡Mierda!
-L‑lo lamento Henry no debí tomarla solo quería ayudar, pero termine echando todo a perder y...
No pudo terminar ya que los brazos de Henry la estrecharon sobre su pecho. Estaba asustado, no quería que nada le sucediera a la chica.
- ¡Mierda! No vuelvas a hacer eso, no es tu culpa intentabas ayudar. Yo debí prestarte más atención, lo lamento.
-No llores, lo siento ¡No lo volveré a hacer lo juro! Pero por favor no llores Henry.
Así es, Henry, Henry Bowers estaba llorando.
-Déjame ver-pidió mientras limpiaba sus lágrimas bruscamente.
Alaska extendió su mano permitiéndole la vista a Bowers, la herida no era muy profunda pero si grande; quitó uno de sus pañuelos de su muñeca y con cuidado cubrió con el la herida de la chica. Ella no lo miraba, mantenía su mirada en el suelo. Se sentía estúpida.
-Mírame, por favor mírame-pidió Bowers mientras la tomaba de la barbilla.
Las lágrimas habían dejado de caer aun así sus ojos seguían rojos.
-Escúchame bien, siempre te protegeré pequeña rubia, lo prometo.
-Lo prometo-susurró la rubia pasa sí misma.
Sacudió su cabeza y guardo la fotografía nuevamente en la caja.
- ¿Quieres refrescarte un poco, Danny?
Tomó a la tortuga y dejo que la bañera se llenara un poco para después meterla al agua.
Decidió bajar por algo para comer, al estar a en la sala pudo ver estacionado afuera de su cuarto el ya conocido auto de Belch Huggins. Con cuidado asomó su cabeza entre la cortina de la cocina, los chicos estaban en el patio bebiendo y fumando. Henry tenía el torso desnudo mostrando lo trabajado que estaba. Alaska se sintió extraña, fue como si una corriente eléctrica le atravesara el cuerpo; algo como lo que sintió cuando vio a Patrick masajear su cosa. Quería apartar su vista pero no podía, inconscientemente mordió su labio y pasó sus dedos por el borde de su vestido.
Algo comenzaba a surgir de su interior, algo que posiblemente escondía desde hace mucho tiempo.
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