|CAPÍTULO 9|
Ahora hay una nueva controversia en la universidad. Una foto donde SunTae y yo estamos juntos. En la playa. Sentados. No haciendo nada. Sin embargo… se dio a entender que el pobre y benevolente Cha EunWoo quedó como el pobre novio al que, tal vez, estén engañando con el nuevo desconocido que vino a alterar a todos. Me tildaron de mujeriego entre otras tantas barbaridades que no tome importancia. A SunTae le fue peor, dijeron cosas irreproducibles de ella y es bastante injusto. Ahora todos nos miran al pasar, por eso hemos evitado vernos en público o juntarnos y solo nos comunicamos por mensajes. Pusimos como prioridad terminar el proyecto en común para entregarlo de una buena vez. Mientras tanto debo lidiar con mi mal humor.
—Agi, cambia la cara.
Suspiro, papá llega con los platos y los pone sobre la mesa del comedor. Hoy es su cumpleaños, los planes de mamá cambiaron cuando mis supuestos abuelos paternos avisaron que vendrían a la ciudad a visitarnos. Almorzaremos con ellos, pasarán toda la tarde en casa y por la noche vendrán la pareja amigos de mamá. También están invitados los Min y le dije a Yoongi que podía traer a JiMin.
Llegan tiempo después. Abrazan a papá, le entregan su regalo llamándole ingrato por no ir a visitarlos más seguido. Sigue mamá y cuando reparan en mi hermana la saludan con efusividad. Apenas reparan en mí cambian totalmente su emoción.
—¿Qué tal, muchacho?
Me saluda el señor Kim, su esposa solo hace un movimiento con la cabeza y se lleva a su nieta favorita a la cocina.
Que su único hijo se haya hecho cargo de uno ajeno fue decepcionante. Nunca me vieron como su nieto o alguien digno de su cariño. A mi madre la querían porque la conocen desde siempre. Y cuando Ara vino al mundo para los viejos fue la noticia más hermosa. De pequeño dolía la actitud que tenían hacia mí, ahora me da igual, me alegra que traten bien a mi hermana y que por ella si hagan lo que los abuelos se supone hacen.
—Deberías pensar en casarte, JungKook. No toda la vida pasarás bajo las alas de tu madre.
No me sorprenden sus comentarios. Siempre tratan de hacerme sentir fuera de lugar. Papá es el que les responde.
—Esta es su casa y a nosotros no nos molesta.
—Lo digo porque es un hombre adulto —comenta la señora SeBin con una sonrisa fingida de amabilidad—, debería considerar formar su propia familia e irse.
—Con todo respeto, señora Kim, no estamos en su época —ambos mayores me miran con recriminación—, los tiempos han cambiado. Dentro de mis metas a corto plazo no hay casamiento o pareja. Esas cosas no se buscan, llegan si el destino o la vida así lo quiere.
—Si quieres prosperar necesitas a alguien a tu lado. —opina el hombre.
—Para eso nos tiene a nosotros. —responde Ara. Nunca le gustó la manera en que me tratan—. Oppa ya tiene un título y está yendo por otro. También es un excelente fotógrafo, ¿sabían que ganó un concurso en el extranjero?
Eso pasó hace tres años atrás, tenía la intención de trabajar de ello. Ahora es solo un pasatiempo que hago muy de vez en cuando.
—Eres muy pequeña para entender estás cosas, Ara. No sé vive del viento ni de cosas banales.
—Pues eso ya no es decisión de ustedes, como dijeron soy adulto y yo decido que es lo mejor.
—Tienes razón, cada uno es dueño de arruinarse la vida. —dice NamWoo en un susurro que su esposa coincide con un asentimiento de la cabeza.
Lo intente, en serio trate de no contestar ni ser grosero, pero no más. No me apetece escuchar más estupideces.
—Porque la de ustedes es de ensueño, ¿verdad?
—JungKook.
Mamá trata de apaciguar las aguas. Papá ya sabe lo que se viene.
—Dos personas que no se aman pero siguen por el que dirán —me levanto— quienes frustraron los sueños de su único hijo por querer imponerle un negocio familiar que llegó a la quiebra ante sus malos manejos. Sí, realmente son un ejemplo a seguir de una vida no arruinada.
—¡JungKook!
—Lo siento si busco mi felicidad y no la miserable que ustedes tienen.
—Mocoso atrevido.
—Vas a dejar que nos hable así Namjoon.
Le mantiene la mirada a su padre.
—Hijo, ve a tu cuarto.
Obedezco para no seguir soltando alguna salvajada. Me apena que appa deba encargarse ahora del desastre a mis espaldas.
—No entiendo porqué son así contigo, oppa. Tú eres una masita dulce.
Sonrío y me acerco a Ara para besar su cabeza, está procurando desde hace rato calmar mi mal humor y ansiedad mencionando mis virtudes. Tiene los ojos tapados por una de sus manitos, está sentada en medio de mi cama con las piernas cruzadas mientras yo en toalla luego de un baño elijo que ponerme para la cena. Mamá quiere que vista apropiadamente, aparte de los jeans que no tienen roturas solo me pondré una camisa blanca de botones, nada más, eso es todo. Que agradezca que acepte venir a esta locura de festejo, ha estado todo el día preocupada cocinando e incluso decoró gran parte de la sala.
—Ya puedes mirar. Sonara grosero, pero me resbala lo que los viejos puedan pensar de mí. No soy santo de su devoción por el simple hecho de no ser un Kim. —me siento a los pies de la cama colocándome medias blancas seguido de unas zapatillas a juego. Ara se desliza hasta mí y pone parte de su brazo en mi hombro. Ladeo mi rostro en su dirección y le sonrío— Papá, mamá y tú son lo único que me importa.
—Mas te vale —me señala con su índice— el día que tengas novia tienes que contármelo a mí primero, ¿entendiste? Yo debo aceptarla para que pueda entrar a la familia Kim-Jeon.
Asiento, beso su mejilla y cerramos el trato con la unión de nuestros dedos meñiques. La observo mejor y caigo en cuenta de algo.
—¿Por qué llevas pijama?
—Ah, le pregunte a omma si podía saltarme la cena, —lo dice despreocupada—, al principio no quería, que seria grosero, bla, bla, pero luego le dije que serían puros adultos hablando de cosas adultas y cambió repentinamente de idea. Así que cenaré antes y me quedaré en la comodidad de mi cama mirando la temporada final de Dulce Hogar.
Permito que suba a mi espalda y la llevó hasta su habitación, la dejo en su cama. Vemos a mamá entrar con una bandeja en su mano. Está usando un vestido y va muy bien maquillada, muy pocas veces la he visto usar ese tipo de atuendo a menos que sea su aniversario de casados con papá. Ambos son más de lo cómodo y deportivo. Me mira con sus manos en jarra sobre sus caderas.
—Hijo, te pedí una sola cosa —su índice y pulgar tocan su entrecejo— te pedí que te vistieras bien.
Me miro— ¿Qué tiene? Me puse ropa.
Ara se ríe picando de su comida. Ella niega, se aproxima tomando las mangas arremangadas hasta mis codos para bajarlas y abotonarlas. No fue la persona más feliz del mundo cuando me hice los tatuajes en todo el brazo derecho.
—Solo quiero que estés presentable, mi amor. —sus manos acarician mis brazos, arregla cualquier detalle de mi ropa que se vea fuera de lugar pero no hay ninguno—. Tu padre y yo estamos contentos de tener amigos en la ciudad. SunJi y TaeHyung han sido muy amables y tienen una hija preciosa de tu edad.
Yo sabía que todo esto tenía segundas intenciones. Me quejo, Ara le sigue diciendo que es injusto que nadie le pidiera su opinión. Ella nos ignora olímpicamente y nos sonríe. El timbre suena y esa es su señal para marcharse descaradamente. Besa la frente de Ara. La sigo, antes de cerrar la puerta le digo a mi hermana—: Está vez hazlo mejor cuando espíes, que no te descubran.
Tiene sus mejillas llenas así que me hace el gesto del ok con sus dedos mientras tiene su atención en la televisión. La peque no va cambiar más.
Bajo, veo a los señores Min saludando a papá, ellos son amigos de años aparte de vecinos. YooNa entra junto a su peli azul novio Yeonjun. Días atrás me enteré que es programador, analista de sistemas y no sé que más, bastante inteligente. Yoongi entra después con JiMin detrás, presenta a su novio y como es obvio mis padres lo reciben con alegría. Aunque fue algo impactante en su momento, nunca dijeron algo malo sobre la sexualidad de mi amigo y eso me hace apreciar que fui criado por grandes personas.
—¿Cómo estás, JungKook? —me saluda JiMin, le correspondo dándole la bienvenida, me extiende una bolsa grande de papel madera con un moño de papel rojo—. Esto es para ti, un pequeño presente.
—No te hubieras molestado.
Reviso, es un libro que he estado buscando mucho, también mis dulces favoritos y un pack de seis leches de plátano. Mis ojos se agrandan llenos de felicidad. Le agradezco y me regala una tierna sonrisa en los que sus ojos se vuelven dos medialunas. El timbre vuelve a sonar. Mamá abre, nosotros en la sala conversamos. Mi periferia capta a una pareja sonriente ingresando y a su lado.
—¡SunTae!
Me mira de inmediato, escandalizadamente desconcertada.
—¡JungKook!
—¿Se conocen?
Preguntan al unísono nuestras madres. Hay silencio. Todos los ojos están expectantes sobre nosotros que aún seguimos mirándonos. Ninguno se atreve hablar o la sorpresa nos comió la lengua. Entonces mi preciosa hermana que le gusta ver el mundo arder sentada desde las escaleras comiendo palitos de batatas habla.
—Son compañeros de universidad. Y por casualidades de la vida. Unnie es profesora de danza en la academia a la que voy, JiMin sunbae que es su mejor amigo es mi profesor. Y a la vez es el novio de Yoongi oppa que es el mejor amigo de Jungoo oppa.
Que excelente explicación. Le faltó mencionar que con Miss Antipatía nos conocimos cuando éramos pequeños —aun no le conté esa parte—, también que es mi competencia académica y nos queremos matar casi todo el tiempo, excepto por los instantes en que ella se comporta como si le perteneciera siendo una mandona mientras yo como idiota le sigo porque me puede. ¿Qué? No, no. Porque me exaspera demasiado, sí, eso. No la soporto.
El ambiente se llena de las risas de los más adultos les parece una situación adorable. Mamá dice sentirse satisfecha, la madre de SunTae que es el destino y los demás coinciden con ambas. Papá se disculpa y levanta a Ara para llevarla arriba. Yoongi esconde en una mueca su risa, lo sé porque sus ojos están más pequeños de lo normal. JiMin sonríe divertido y avanza a su pelinegra amiga que lleva un juego de falda corta tableada y blusa sin mangas cuello tortuga color lila para sujetarle la muñeca y tirarla a él.
—Bienvenida Kim.
—Como invitada de tus padres debes tratarme bien, Jeon. —aquí vamos—. No quieres que tus padres sepan que su hijo bonito es un tremendo grosero.
Resoplo una risita que la confunde.
—Así que bonito, eh.
Hace una mueca con sus abultados labios de color melocotón y rueda los ojos totalmente con fastidio. Lleva unas plataformas del color de su atuendo, por lo tanto estamos a la misma altura.
—Los que se pelean se aman. —canturrea YooNa. Yoongi asiente. Que nobles amigos tengo.
—Ah, por eso entonces hyung y tu novio pelean mucho, ¿no?
La sonrisa del peliazul se borra, mira al mayor horrorizado que a la vez este mira al menor con extrema seriedad. Yeonjun tartamudeando y a espaldas de una ceñuda YooNa responde.
—No es mi tipo.
—¿Entonces tampoco yo?
—No, no, no mi terroncito de azúcar, no quise decir eso.
YooNa voltea ofendida y se va, Yeonjun no esconde su mirada asesina hacia mí y la persigue hasta la puerta de entrada por donde salen. Hyung y yo compartimos disimuladamente un choque de manos, JiMin niega sabiendo que no tenemos remedio y SunTae nos mira estupefacta.
—Eres un idiota.
Me encojo de hombros restando importancia. No voy a explicarle mi sentido del humor o porqué hago ese tipo de comentarios.
—Acostúmbrate, flaquita.
Nos miramos fijamente por un instante que se hace eterno. Probablemente con emociones nada bonitas hacia el otro.
—¡SunTae, cariño!
Sonríe de forma inocente ante su madre que la sujeta suavemente de los brazos. Hasta su postura se vuelve más relajada. Se aleja con ella y es toda sonrisas cuando llega a mis padres y los de Yoongi. Si en verdad supieran cómo es ella. La evito hasta que nos sentamos en la mesa y mi queridísima madre decidió que cada uno tiene un respectivo puesto, así que tengo la tengo sentada frente a mí. No nos dirigimos la palabra pero las miraditas furtivas que nos lanzamos y rápidamente desviamos del otro manifiestan lo mucho que nos apreciamos —nótese el sarcasmo—.
Procedemos a servirnos la comida, no estoy siguiendo el hilo de la conversación pero escucho a papá comentar que Ara nació en Seúl y yo aquí en Busan. Los padres de SunTae parecen pensativos.
—Jeon JungKook, sabes que me suena tu nombre de algún lugar. —dice su madre, tiene mucho parecido a ella. SunTae indiferente agarra la copa de agua y bebe de ella mirando hacia la mesa—. Oh, ahora sí lo recuerdo. Él era el niño del cual SunTae no paró de hablar ese verano hace unos veintidós años atrás, ¿recuerdas, jagi?
Entonces el señor TaeHyung risueño responde con mucha simpleza.
—Mi colibrí estaba enamorada de ti. —me señala.
SunTae escupe el agua a un costado, tose descontrolada, parte de la piel de su rostro y cuello adquieren una leve tonalidad de rojo ante el esfuerzo mientras todos se ríen por lo tierno de la aparente coincidencia. Supongo. JiMin es quien le ayuda pasándole una servilleta. Su madre, algo preocupada, golpea suavemente su espalda inquiriendo si se encuentra bien. Juro que no quiero reírme, estoy haciendo todo el esfuerzo posible por disimular y contenerme. Estoy entre un gran desconcierto y una extraña confusión que acelera mi corazón.
—Que hermosa casualidad.
Oh, vamos. Puedo ver a través de los ojos de mamá un brillo especial. La última vez que traje una chica a casa fue exactamente hace unos ocho años atrás cuando tenía diecinueve. Se suponía que ellos no estarían pues irían al médico con Ara siendo una bebé de dos años. Estaba en medio de una crisis emocional, JiEun era la única que sabía de ello y me acompañó. Ellos parecían bastante emocionados con su presencia, no los culpó, era muy amable, la dulzura con que trataba a los demás a cualquiera capturaba. Sino fuera por su intervención en ese momento creo que todo hubiera sido peor.
Me pregunto que será de su vida ahora.
—Entonces deben ser muy amigos. —dice el padre de Yoongi desde el otro lado de la mesa con los palillos en su mano a punto de servirse algo de arroz.
Miró a SunTae, recobró el color en su bonito rostro evadiendo la mirada de cualquiera en la mesa. Es raro verla tímida o avergonzada. Ella quien parece una Todo terreno me llevo el mundo por delante. Su papá la llamó mi colibrí.
No, JungKook. No seas malo, no busques excusas para burlarte.
No puedo.
—Digamos que estamos reforzando la amistad después del reencuentro, ¿no es asi, colibrí? —enfatizo la última palabra con fingida inocencia.
La manera tan ofensiva con que me mira dice las enormes ganas que tiene de asesinarme. A mí me divierte.
—Hace años que no nos vemos. Fue una coincidencia muy grata reencontrarnos. —sonríe. Con una parsimoniosa elegancia que me deja un poco asombrado se acomoda en la silla con la espalda recta—. Aunque, debo destacar que lamentablemente él parece no haberme reconocido y eso hizo doler a mi corazón.
Oh, pero que bruja manipuladora resultó ser. Puedo ver desde aquí tu teatral ficción, flaquita. Un colectivo ow de los invitados se eleva a través del comedor. Le creen, papá se ríe con los demás, mamá me reprocha con la mirada. Y los señores Kim pucherean admirando a su hija. Es odiosa. Me dejó ante los demás como un descortés. Mi lengua golpea las paredes internas de mi mejilla. Juro que me las voy a cobrar.
Lo que resta de velada son puras anécdotas. ¿Adivinen qué? Kim SunTae se ganó el cariño de todos y cada uno en la mesa. Incluso Yeonjun la observa fascinado. Mamá y papá no solo la invitaron a que los visite más seguido sino que también para que asista al gimnasio junto a su madre para las clases de yoga. Acepta, irradia ternura en cada uno de sus gráciles y femeninos movimientos. Incluso ayuda a servir lo dulce. Jamás sirven dulce o café luego de una cena.
La mirada de hostilidad que le lanzo a colibrí cuando inclinada con una bandeja en sus manos me ofrece un plato de tarta de frutas es devastadora. Sonríe, aletea sus largas pestañas inocente y quiero quitarle ese regocijo que colorea su redonda cara. Luego toma un plato para ella misma y con el mismo encanto particular con que se estuvo moviendo se sienta entre medio de JiMin y Yoongi con las piernas cruzadas.
—Hay otro lugar más allá, ¿sabías?
Hyung con el ceño fruncido señala el sitio a mi lado en el sillón. Ella no quita esa sardónica sonrisa que comienza a alterarme alternando la mirada del mueble a él.
—No, gracias. Estoy bien aquí.
Y pone toda su atención en su tarta saboreando con deleite cada pedazo. Compartimos una mirada fugaz de hastío con hyung. Que quiera acaparar a JiMin todo el tiempo es lo que le molesta, le da celos también.
—Cambien esas caras. —Jimin es gentil, su tono de voz es suave y por palabras de Yoongi y Ara es bastante pacífico—. ¿No creen que es hermoso todo esto?
Los tres lo miramos sin comprender.
—O tal vez es el destino que nos quiere ver juntos.
Sí, JiMin, claro.
—Piensen. Si SunTae no hubiera conocido a JungKook cuando eran pequeños tampoco hubiera conocido a YooNa o a Yoongi. Pasan los años, SunTae se viene a vivir a Busan cerquita de mí y se encuentra con quién es el amor de mi vida. —ambos se sonríen por una fracción de segundos—. Y con mi mejor y más adorada alumna de danza. —lo dice por Ara, supongo—. Luego se vuelve a reencontrar con JungKook, y aquí estamos, todos juntos y felices.
Atrapo a SunTae mirándome, no logró distinguir sus emociones ya que de inmediato aparta la mirada hacia el último pedazo de fruta que tiene en su plato. Se remueve un poco cuando su teléfono sobre la mesa vibra con una llamada entrante. Todos vemos de quien se trata. Sus hombros se tensan un poco, se disculpa en un susurro para alejarse y la veo perderse por el pasillo que lleva al jardín trasero.
Termino de comer y me acerco a donde se encuentran nuestros padres. La sorpresa una vez más se hace presente cuando papá menciona que el señor TaeHyung es el famoso artista Vante. Un reconocido artista plástico, pintor, fotógrafo, poeta y uno de los arquitectos más emblemáticos de toda Corea. Sus obras de arte recorrieron el mundo entero y tiene una galería propia en Seúl donde varias veces fui a ver sus exposiciones. En mi habitación tengo uno de sus libros de fotografía y pintura. Gracias a sus trabajos, perspectiva y arte logré ganar ese concurso de fotografía en el extranjero.
Me siento honrado de tenerlo en casa, luego recuerdo que de él provino el acólito del diablo en versión femenina que es su hija. De hecho, ahora, dos horas después que no he parado de charlar con él estoy buscando de forma involuntaria a su colibrí. Está en el jardín, se abraza a si misma mientras su madre frente a ella con una expresión severa le habla. No concuerda con la manera delicada con que la toca. Sobando sus brazos, peinando algunos de sus labios mechones renegridos de cabello hacia atrás o acariciando con los nudillos una de sus sonrojadas mejillas. Diría como un consuelo.
—¿Está todo bien?
La señora SunJi gira, me sonríe. No aparenta la edad que tiene aún cuando su presencia es madura y cada uno de sus movimientos poseen toques de refinamiento. SunTae, en cambio, hace todo lo posible por esconder su rostro, a esta distancia un poco alejada alcanzo a escuchar su nariz esnifar, ¿está llorando?
—Claro, cielo. No pasa nada. —vuelve a mirar a su hija manteniendo la sonrisa. Luego gira a mí, me mira dudando sobre algo que no sabe si pronunciar. Suspira—. Creo que iré por agua, quédate aquí, mi colibrí.
SunTae asiente. Su madre me sonríe cuando pasa a mi lado y vuelve al interior de la casa. SunTae me da la espalda y mi curiosidad es tanta que me acerco casi invadiendo su espacio personal. Sí, estaba llorando, puedo verlo en su perfil, en sus ojos que aún están colorados. De reojo me mira y resopla.
—¿Te vas a burlar o algo? —niego. Ella inhala una gran cantidad de aire ocasionando que sus hombros se eleven y lo suelta de a poco.
—Sabes lo que a ti te falta. —me mira sin emoción—. Divertirte. Eres aburrida, mentirosa, manipuladora, controladora y una mala actriz.
Entrecierra los ojos.
—No estoy de humor, JungKook.
—Yo sí. —no lo pienso, sujeto su mano entre la mía y la arrastro al interior. Se queja molesta, jala su mano y la apretó más entre la mía, me insulta. La suelto cuando llegamos al living donde están los demás y como siempre digo alguna ocurrencia que hace reír a los demás pero sé que a ella le va remover las ganas de responderme con algo peor. Minutos después estoy riendo fuerte mientras discute con hyung por ver quién es la persona favorita de JiMin.
Agi: bebé.
Siento haber tardado tanto. Estuve bastante entretenida con tantas cosas que ni tiempo a escribir tenía. Ahora sí, vamos a actualizar más seguido.
En algún otro momento voy a subir un apartado con los personajes.
Que tengan un buen inicio de semana.
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