|CAPÍTULO 31|
•SunTae.
Mingyu te ha añadido al grupo 🤷🏻♀️
Mingyu-ssi.
Chicos, estoy preocupado.
18:33
Yugyeom-ssi.
¿Qué sucede?
18:34
Jaehyun-ssi.
???
18:34
Mingyu-ssi.
Es Jungkook.
18:35
¿Qué le pasa?
18:35
Mingyu-ssi.
Pues resulta que luego
de volver de la piscina,
quedamos en jugar videojuegos.
18:36
Me bañé, cambie y fui
a su habitación. La cosa
es que entre al baño, me entretuve
mirando tik tok un buen rato
y ahora que salí
está en la cama, inconsciente
totalmente mojado por la
transpiración y tiritando.
18:36
¿QUÉ HAGO?
18:37
Con Rosé acostada a mi lado nos miramos. Automáticamente mi cuerpo salta de la cama y ella me sigue detrás. Veo a Yugyeom y Jaehyun apresurados saliendo del ascensor cuando nos encontramos en el pasillo. Conseguí que la habitación que comparto con Rosé este en el mismo piso que la de JungKook a unas tres puertas exactamente. Sí, ella sabe los motivos, también la excusa. Está enterada de todo. Sí, sí. Lo hice a propósito, ¿y qué? Ahora mi nerviosismo está en que Mingyu abra la puerta cuando la aporreo con un poco más de fuerza.
—Ayuda. —dice cuando nos abre.
Entro sin saludar, no es la ocasión; sin miramientos, directo al pelinegro que se encuentra más deslucido de lo que imaginé. Definitivamente algo grave le está pasando. Está pálido y sus labios se tornaron un poco azules.
—¡¿Por qué no llamaste a un médico?! —chillamos, al mismo tiempo, con Yugyeom.
Esto no es como el malestar estomacal de la vez pasada. Hemos ingerido casi lo mismo, no creo que sea eso, ¿o sí? Tampoco tengo a mi tío cerca o alguien conocido profesional que pueda revisarlo. Hoy mencionó que había despertado con el estómago revuelto aunque hizo todas las actividades con entusiasmo e incluso se veía radiante y feliz. ¿Qué le sucede?
Entonces recordé que hay un conocido hospedado en este mismo hotel que suele venir junto a su familia para estas fechas. Coincidimos más de una vez en anteriores viajes y por obra del destino, –supongo– EunWoo se hizo cercano a él y así supe que era médico en la ciudad de Seúl. Lo vi la noche del festival de luces; apenas nos saludamos al estar cada uno en nuestros asuntos. Tengo la esperanza que nos preste de su ayuda.
—Es mejor que nos calmemos todos. Deberíamos llamar a recepción y preguntar si hay algún médico disponible. —menos mal tengo a mi rubia amiga solucionando problemas— O llevarlo al hospital.
—No. —niego, rotundamente— El servicio en esta ciudad es pésimo, no me gusta. No lo atenderán como es debido.
—¿Qué se supone hagamos entonces? —inquiere Jaehyun, nervioso. Mingyu llega con una toalla húmeda y comienza a limpiar el sudor en su amigo enfermo.
Suspiro pidiéndoles que bajen a recepción y pregunten por el hombre que tengo en mente. Que expliquen la situación brevemente y que si muy amablemente, pidiendo disculpas, podría subir a la habitación. ¡Pero ya! Ellos salen rápidamente. Yo trato de abrir las ventanas para que el aire circule, quitarle la camiseta que está empapada y acomodarlo mejor sobre la cama cubriéndole. Tiene temperatura, una bastante alta. Comienzo a pensar que mejor sería trasladarlo a un hospital. ¡Aish, maldita sea! ¿Por qué debe enfermarse justo ahora estando lejos de casa? ¿Por qué tardan tanto?
Espero no sea nada grave. Por favor, no.
La puerta se abre minutos eternos más tarde. El hombre serio y muy dispuesto me reconoce y saluda. Me pregunta sobre el estado de JungKook pero ninguno sabe qué le sucede en verdad. También se presenta el gerente del hotel, somos demasiados en la habitación y nos pide a todos esperar afuera. Me niego, en primera instancia, necesito estar presente, quiero ver que es lo que tiene. Por qué de repente enfermo. Algún virus, o alguna bacteria en alguna herida infectada que no vimos o pasamos desapercibido.
Rosé me toma la mano tirando de ella suavemente en tanto Mingyu me rodea del hombro, ambos con palabras melosas me piden mejor esperar afuera todos juntos. Lo hago aunque no quiera, no es mi intención entorpecer la revisión o algo por el estilo, pero mi paciencia ahora comienza a escasear significativamente por lo mucho que tardan.
Veo a Joy de lejos llegar, nuestras miradas se cruzan unos instantes y estoy segura que tiene curiosidad por saber qué sucede, por qué estamos reunidos frente a una determinada puerta como esperando la peor de las noticias. No estoy para lidiar con ella ahora mismo. El gerente sale tiempo después con el botiquín en mano que resultó ser un bolso enorme de mano. Me gusta que sean precavidos y dispongan de material médico. Más puntos para el hotel. Me pide a mí que entre y rápidamente lo hago acercándome directamente la cama. Sigue igual, excepto que no se ve tan pálido y sus labios resecos cobraron su color rosa tan bonito.
—SunTae es tu nombre, ¿verdad?
—Sí, así es. ¿Qué tiene?
—Tu novio está bien. Al parecer solo es un virus estomacal. —comunica con simpleza y yo estoy que me quiero arrancar los cabellos del estrés ante ese diagnóstico. Aaah, Jungkook no es mi novio.
—¿Es contagioso?
—No, mientras se mantengan las indicaciones adecuadas, él estará bien en un par de horas. Le di una inyección para que baje la fiebre. Si eso no sucede, me temo que tendremos que llamar al servicio de emergencia.
Suspiro de alivio. Po ahora. Lo que sigue son indicaciones de cómo debe alimentarse. Beber mucho líquido. Que alguien lo observé por si su estado se agrava o su fiebre aumenta, etc. Muy amablemente le di las gracias. Los chicos impacientes cuando salimos igual. También me proporcionó su número de teleno dejándome en claro que estaría pendiente por si le necesitabamos. Una vez más, le agradecí y eso fue todo.
A continuación, discutí un buen rato con Mingyu por ver quien se quedaría la noche entera cuidando de JungKook. No es que no confíe en él. Seguramente lo haría de maravilla, es un amor de persona y aprecia demasiado su amistad con JungKook, pero para eso estoy yo. Además tengo más tiempo conociéndole y ya pasé un malestar como este. Soy la indicada.
Así que cada uno volvió a su respectiva habitación y estarían atentos por si surgía algún inconveniente.
Al menos su fiebre parecía haber descendido un poco. Solicite a uno de los trabajadores que por favor comprarán unos determinados medicamentos que le ayudarían entre otras cosas necesarias. Mientras tanto, sentada a los pies de la cama hice una llamada a Seúl, a mi queridísimo tío SeokJin, y le pedí –exigí y amenace– que me consiguiera el historial médico completo de Jungkook a cualquier costo.
Indignado por mi atrevimiento me llamó irrespetuosa. Le expliqué la situación y medio entendió, aún así, me replicó que eso sería casi imposible ya que no sabía en qué hospital o clínica solía tratarse. Solo basto con que lo alabara. Mencionar un poquito allí, un poquito allá. Que él debería considerarse estar en el primer puesto de los hombres más hermosos del mundo, bla-bla y heme aquí, accediendo desde mi mail con el historial de Kook desde su nacimiento.
Soy grandiosa, lo sé, por eso estoy en el cuadro de honor. Gracias a mi inteligencia y suspicacia consigo lo que sea.
Solo espero no le haya dicho nada a mi madre o a la madre de Kook. Ambas se infartarían.
Todo se ve normal, a excepción de una neumonía que tuvo de pequeño, sus problemas de sobrepeso y dos episodios de mononucleosis en su adolescencia. Ay Kook, incluso está asentado sobre sus múltiples problemas de alimentación. No es extraño que también se mencionen sesiones de terapia con psicólogos. Mi Kookie sufrió demasiado por el bullying cuando era pequeño, mi bebé, de tan solo recordar siento ganas de molerlos a golpes, a cada uno. Maldito seas, Cha EunWoo. Te odio con más fuerzas ahora. Estúpido infeliz. ¡Argh!, calma SunTae, calma que la violencia no lleva a nada. Pero desquitarme sí va aplacar el sentimiento de odio que tengo. De paso me cobraré su infidelidad.
Kook se remueve un poco, respira profundo pero sigue dormido. Me levanto buscando un poco de agua y llevando mi neceser al baño. Traje parte de mis cosas para quedarme sin tener que devolverme a mi habitación. Estaba debatiendo si tomar un baño primero y luego pedir algo de comer. O al revés. Apetito no tengo por ahora, tampoco puedo estar sin nada en el estómago. Okey, tengo antojos colosales de sushi. Lo cual no es tan normal porque el sushi que suelo consumir es de un específico sitio en Busan que me encanta. Y no estamos en Busan ahora. También tengo antojo de yogurt con arándanos.
Las manos de alguien sujetando firmemente mis caderas me hacen saltar del susto. Volteo encontrando el enorme cuerpo muy cerca del mío.
—JungKook, me asustaste. —respira agitado, con su pecho subiendo y bajando lentamente. Sus ojos entrecerrados me miran de una manera que no sé explicar pero me eriza la piel— ¿Kook? —jadeo, sorprendida cuando sus manos se desplazan a mi trasero oprimiendo fuerte la zona y haciéndome saber, cuando besa mi cuello con prontitud, que tiene una necesidad que saciar.
—Te necesito, flaquita, —exhala con voz ronca cerca de mi oído. Mis manos sobre su pecho perciben su temperatura caliente, la fina capa de sudoración sobre su piel, sobre sus músculos que se tensan a mi alrededor cuando me aferra aún más contra su cuerpo y la mesada del lavamanos. Tiemblo ante las sensaciones que su toque me causa, de sus labios recorriendo mi cuello. Es como si no tuviera control alguno sobre mí. Sin embargo, soy consciente dentro de mi obnubilación que sigue enfermo, pretendo detenerlo, entonces lo siguiente que lanza en jadeantes susurros me deja estática— me gustas mucho, me encantas, te quiero tanto.
¿Qué?
¿Cómo?
Acaso dijo q-que, que me q-quiere.
Su peso casi cayendo por completo sobre mí quitan toda turbación que me atacó tan de repente. Gime de dolor y me es casi imposible ayudarle cuando se dobla en si mismo.
—Kook.
—Me siento mal.
Se suelta, dirigiéndose directamente al inodoro y devuelve todo lo que tiene en su estómago. Yo sigo aturdida, en automático sobando su espalda. Es una situación que debería darme asco. Digo, la de él en este estado, en mi vida ayude a alguien. Ni siquiera a Jimin en esa ocasión en que se emborrachó hasta las nubes porque tuvo su primera gran pelea con Yoongi y vómito hasta los pecados que aún hasta el día de hoy no cometió.
Sí, demandenme, soy pésima consolando.
Cuando termina, apoya la espalda de los cerámicos, suspira de alivio al parecer por el contacto frío del material y evita mirarme cuando le extiendo un vaso con agua. ¿Por qué no me mira? ¿Será por lo que me dijo antes? ¿Lo dijo? Tal vez fui yo la que escucho mal.
—Debes volver a la cama. —niega, cabizbajo. Tiene una mueca de dolor en su rostro sonrojado— Te dio un virus estomacal, otra vez. El médico te inyectó un antibiótico y solo queda esperar a ver cómo te sientes, al menos tu fiebre no es la del principio. Me quedaré está noche por si necesitas algo, ¿está bien?
Asiente, apenas. Hace una mueca de asco, ambas manos sosteniendo el vaso tiemblan. Su cabello cae ante su frente completamente húmedo. Se ve muy vulnerable y me mata verlo así sin poder hacer algo que lo haga sentir mejor.
—Si no es molestia, podrías dejarme solo. —me ofende su petición, para que mentir— Por favor.
—No puedes ni siquiera levantarte. No voy a dejarte solo, ¿y si te caes y lastimas que...
—Necesito cagar, SunTae. —Oh— ¿Podrías por favor?
—Claro.
Rápidamente salgo cerrando la puerta detrás. Mi cabeza es un caos de pensamientos aleatorios, mi pecho se oprime y más rápido salgo de la habitación. Camino apresurada hacia el ascensor, dentro marco algún botón sin fijarme. ¿Realmente lo dijo? No, no, simplemente fue ese precipitado instante. Lo más seguro es que todo fue impulsado por la fiebre, sí. Evidentemente. No quiso decir eso en realidad. No puede. ¿Por qué no podría? ¿Por qué lo haría? En el mejor de los casos. No. Soy... Un completo desastre. Soy una mujer muy quisquillosa, demasiado demandante con una imagen altanera ante los demás. ¿Por qué alguien me querría?
No suelo demostrar afecto a nadie. Ni siquiera a mis padres. No sé porqué, ellos dos son las personas más amorosas del mundo. Yo en cambio... ¿Por qué siquiera esas dos simples palabras me pesan? Me hacen sentir muy extraña, fuera de lugar, con una sensación de escalofríos que recorren mi columna.
—¿SunTae? —reconozco la voz de Joy acercándose— ¿SunTae, estás bien? —se agacha un poco. ¿Cuándo llegué al vestíbulo y tome asiento en uno de los sillones?— Sun, estás palida, ¿en serio estás bien? ¿Es tu glucosa? —niego. De golpe quiero llorar.
—Estoy bien, solo... Necesito un momento.
—¿Quieres que te traiga algo? Dímelo, cualquier cosa lo haré.
¿Por qué, maldita sea, tuvo que arruinarlo todo? Era mi mejor amiga, mi hermana, quien se supone debería estar conmigo justo ahora que no se que siento ni que quiero. Ah, la necesidad de arrancarle los cabellos uno por uno es demencial. No la soporto, ni me soporto yo por extrañarla. Porque sí. Extraño mucho a Joy. A nuestras pláticas eternas, nuestras salidas de compras compulsivas e impulsivamente, nuestras noches de mascarillas y películas. La extraño en verdad. Y no, no reniego de la amistad que tengo con Rosé, con ella es distinto. La quiero, tenemos cosas en común, pero... No sé compara.
—No, si fueras tan amable déjame sola, por favor.
Asiente, se queda unos segundos observándome y luego se va. Trato de respirar una y otra vez, de meditar y entretener la cabeza con cualquier otra cosa que no sea mi ex mejor amiga y... Jeon, enfermo en la habitación.
Vuelvo cuando creo que podré con todo, cuando mis emociones se apagaron y finjo que no existe ansiedad. En cambio, la preocupación vuelve y es necesario que mi compañero se alimente, así que pido servicio a la habitación. Entonces cuando entro, la imagen mas tierna me recibe al verlo acostado en forma fetal, abrazando una almohada y su cabello peinado hacia atrás me permite ver lo bonito que se ve con sus labios fruncidos y sus mejillas llenitas tintadas de un rojito leve.
Suspiro profundamente, me acerco colocando mi mano sobre su frente. Ya no tiene temperatura, al menos, y por lo visto se dio un baño porque lleva ropa limpia y su aroma a fresquito invade mis fosas nasales. El tintineo de mi teléfono sonando con mensajes llama mi atención, recuerdo haberlo dejado en el baño luego de... Aparto esos pensamientos desbloqueando la pantalla, es Rosé quien me pregunta cómo sigue JungKook y si podemos hablar un momento.
Creo saber lo que hablaremos.
•JungKook.
Cuando desperté me sentía mejor, no del todo, pero al menos podía tenía ánimos como para salir de la cama. Lo primero que vi fue a SunTae durmiendo a mi lado por una separación de varias almohadas a lo largo de la cama. Ella despertó segundos después y me explicó somnolienta lo sucedido. No recuerdo mucho de la noche anterior, aunque tengo retazos de ella ayudándome. Me obligó a comer algo liviano, me hubiera negado pero a quien engaño mi estómago rugía del hambre. Ya no tenía fiebre y tampoco me negaría a lo que me pidiera porque estaba estúpidamente feliz que durmiera a mi lado, separados, pero amanecimos juntos, una vez más.
Luego de asearme un médico que al parecer conocía bien a colibrí me revisó, nos recomendó ir al hospital para un mejor diagnóstico y que si me sentía mejor dentro de las últimas doce horas ya no sería necesario. De hecho, con tanto medicamento que me recetó creo estaré perfectamente bien hasta que volvamos a casa. Sonó un alivio para mí, a SunTae no lo sé. Está rara, distante, taciturna. Como si algo la estuviera inquietando. ¿Qué le sucede? Ya estoy bien, no debe preocuparse tanto. Eso fue lo que le repetí un par de veces.
Ella, aún así, no permitió que saliera de la habitación. Debía descansar, expresó. Tampoco quiso que fuera a la piscina. Demasiado sol, gente y humedad, me harían daño. Amenazó con llamar a mi madre y contarle mi situación. Soy un hombre adulto lo suficientemente capaz de valerme por si solo. Discutimos, le dije que ella me enfermaba y totalmente ofendida intento irse. La abrace fuerte, le pedí disculpas con palabras melosas –no sé en que pensaba al decírselas, ella no es de las que se ablanda fácilmente– y besitos a su hombro, que los residuos de la fiebre y tanta pastilla fueron la culpables. De modo que, aquí estoy, pidiéndole permiso para que los chicos vengan mientras me pone protector solar en el rostro.
—¿No crees que es un poco exagerado?
—Estuviste gran parte de la noche vaciando tu estómago. Apenas comiste, —se adentra a la habitación y sale al balcón donde hemos estado tendiendo una botella de agua fresca en mi dirección— bebe, tienes que hidratarte. Debes cuidar tu piel, te quemaste con el sol. Cuando lleguemos a casa nos haremos mascarillas. Listo.
Bonita.
Bebo hasta la mitad para darle gusto. En lo que no cederé es en comer. No me apetece nada, tengo el estómago cerrado, revuelto. Giro admirando el hermoso cielo azul con un radiante sol, nos queda un día y medio de viaje todavía. No puedo quejarme, han sido días de pura diversión. De un acercamiento mas cálido con los chicos. De recorrer la ciudad, de compras innecesarias. De noches dónde SunTae y yo conectamos el uno con el otro. Ah, aceptar lo que siento hizo que el sexo se apreciará de otra manera, en algo más visceral y no tan carnal.
Excepto que no la siento del todo mía. Y es comprensible. Solo somos exclusivos. Y ya. ¿Dónde te metiste, Jungkook?
El timbre suena, el tumulto de voces en alto hace eco entre las paredes y son tres cuerpos masculinos los que se abalanzan hacia mí con aparente alegría. Como dije antes, nuestra amistad parece haberse reforzado un poco más.
—Solo porque estás malito no insistiré en que comas y tampoco comeré tanto. —comenta, Mingyu. Jaehyun niega y Yugyeom sonríe divertido.
—Gracias, amigo.
Nos acomodamos afuera, en el piso, hay una brisa fresquita y disfrutable que hace el momento más agradable mientras conversamos de cualquier cosa que se nos ocurra. Hasta que en medio de todo noto a Jaehyun admirando hacia el interior más de lo usual.
—Esta paranoico porque dice que Rosé está de nuevo extraña.
Responde Yugyeom a mi duda no planteada en voz alta.
—Que no estoy paranoico, —chasquea la lengua— desde anoche está algo rara.
Que casualidad, SunTae en la misma posición. ¿Será cosas de mujeres? No sé, mh, ella tuvo hace poco su periodo, aunque ya pasó el tiempo correspondiente por lo tanto no falta mucho para el próximo. Creo.
—Déjala respirar, hermano. Tal vez sean cosas de mujeres.
He ahí lo que pensé antes.
—Seguramente.
Jaehyun suspira, no tan convencido. Lo veo tragar y debatir mentalmente si hablar. Lo hace minutos después con temor en su voz.
—Anoche salió de la habitación muy tarde. —me mira— con SunTae. Tardaron un rato muy largo. Cuando volvió yo estaba dormido. Está mañana me dijo que solo hablaron porque SunTae lo necesitaba. —¿Lo necesitaba? ¿Por qué lo necesitaba? ¿Será por eso de su actitud tan fría? Es fría todo el tiempo pero ahora, no sé, me llamó la atención— Luego se contradijo y que en realidad ella necesitaba hablar algo que yo no entendería, le pedí que confíe, que me contará lo que le preocupaba porque aparte de ser su novio soy su amigo, que tal vez podría ayudarle o por lo menos para estar a su lado y simplemente me dijo que volviendo a Busan hablaríamos. ¿Debo preocuparme?
Un silencio sepulcral se hace entre nosotros. Es complicado. Sobre todo porque ninguno de los tres restantes estamos en pareja. Bueno, lo mío no se podría catalogar o acercar a eso. Sí, hablamos mucho, pero, para que SunTae me cuente algo que le preocupe o inquiete, debe ser una certeza a medias.
—Tal vez quiera dejarte y no sabe cómo decírtelo. —plantea, Mingyu en broma y otro silencio, está vez tenso, se hace.
Jaehyun se lanza a golpearlo, a insultarlo, mientras el otro se ríe pidiendo disculpas. Por un momento, uno mínimo, ese argumento, aaah... Me hincó a mi también en lo más profundo del pecho. Se separan un rato después, Mingyu vuelve a disculparse acercándose a Jaehyun y lo abraza. Eso no consigue que nuestro amigo se tranquilice, es más, creo que plantó en él inseguridad.
—Te preocupas demasiado. Rosé te adora, se le nota. —defiende Yugyeom— Tú también lo haces. Te afirmo y reafirmo que tal vez sea algo suyo, algo que no puede compartir contigo porque no le apetece y está bien. Ambos deben tener sus cuestiones privadas por separado y como su pareja debes respetarla. Ya llegará el momento en que ella te lo diga. Mientras tanto, no sobre pienses las cosas, no veas fantasmas donde no los hay. Tienes a una buena persona a tu lado, valórala.
Coincido. Coincidimos. Que bonitas palabras.
—Creo que me volveré gay por ti. —le dice Mingyu y me carcajeo estruendosamente. Yugyeom lo mira con desagrado. Jaehyun también se ríe, todo rastro de angustia en él desapareció, suplantado por meter cizaña y ahora quien parece ofendido por las tonterías que dicen es quien empezó todo esto.
Se va, excusándose con que debe ir al baño. La promesa de no comer no resultó como esperaba. Casi que se acabó el paquete entero de galletas oreo y el de dulces que trajo Rosé; quien desapareció minutos después juntos a SunTae y no han vuelto en un largo rato. ¿Debería enviarle mensaje y preguntarle? No, sonaría muy invasivo y controlador. No haré eso.
—¿Y ahora, por qué esa cara de pánico?
Cuestiona Yugyeom divertido viendo a Mingyu saliendo del baño. Lleva algo en su mano derecha que no logro distinguir con claridad, la otra cubre su boca mientras sus ojos bien abiertos de la impresión. Debe ser algo realmente preocupante porque está pálido, y a pesar de que no hace calor extremo está comenzando a sudar. Se destapa, mueve sus labios sin emitir palabras, traga y sin filtros lanza.
—SunTae está embarazada.
Ja, ja, ja.
¿Qué?
JAJAJAJAJAJAJA.
¿Ah?
¿Seré papá?
Los tres nos abalanzamos precipitadamente al pobre para arrebatarle el plástico, al mismo tiempo le pedimos explicaciones entre chillidos incomprensibles y zarandeos, ¿cómo diablos sabe eso? ¿Qué carajos está diciendo? ¿Es broma?
—Estaba sobre su neceser, —explica atropelladamente. No sé quién de los cuatro está más impresionado, si él que parece a punto de llorar o yo que quiero vomitar— no era mi intención esculcar entre sus cosas.
—¿Qué tan seguro estás? ¡Dime!
—Pues quise tomar la toalla para secarme las manos, sin querer empuje sus cosas con el brazo y eso estaba ahí dentro cuando comencé a levantar todo ¡Su nombre está en la tela con enormes lentejuelas! —chilla, histérico.
Esto no me puede estar pasando. No. Es una broma, o mejor dicho un malentendido. Sí. Ella sería incapaz de ocultarme algo tan grande, me lo hubiera dicho de inmediato. Aunque... su actitud. ¿Es por... esto? ¿Es porque va tener un bebé?
¿A mi bebé?
No olvidemos el pequeñísimo detalle con que sueña: cinco niños.
—¿Quién será el padre? —pregunta Yugyeom, sentado a los pies de la cama, completamente consternado.
—¿JungKook, tú debes saberlo? Eres su mejor amigo.
Ah, ya. Caigo en cuenta que ellos no saben –aun– el vínculo tan cercano que tenemos con nuestra compañera en común. Que jodida mierda, eh. Para colmo la bilis se arremolina en la boca de mi estómago amenazando con querer ser expulsado cuando Mingyu agrega sin conmiseración:—¿De EunWoo, tal vez?
Comienzo a reír de los nervios.
Lo que me faltaba para rematar está situación de mierda.
La puerta de la habitación se abre, ¡Eureka! La razón del enorme dilema que por poco no me mata, llega riendo en compañía de la rubia ajena a todo. Ambas se quedan inmóviles al momento en que nos encuentran, en total silencio, cuatro pares de ojos curiosos sobre ellas. Contemplo a SunTae fijamente ¿En verdad lo está? Apenas sus ojos confusos llenos de intriga conectan con los míos, estos se abren demasiado al percatarse de lo que sostengo en mi mano.
—¿Qué sucede? —pregunta Rosé, cautelosa detrás. Ella también se da cuenta al observar con más atención y mira a su amiga, impactada cubriendo su boca— P-podemos explicarlo.
Antes de que prosiga me acerco a la pelinegra, una vez más observo su vientre plano y tomo su mano, despacio, entre la mía acariciándole los nudillos. Su gesto ceñudo me llena de confusión.
—Flaquita, decidas lo que decidas estaré para ti.
Murmuró lo más bajo posible.
—¿De que diablos estás hablando, Jungkook?
—Del embarazo, —mi mano, que advierto temblorosa todavía sosteniendo la dichosa prueba se apoya contra su vientre y ella jadea en busca de aire— de nuestro bebé. —luego se escucha el jadeo colectivos— Nada malo va pasar, colibrí. Voy a apoyarte, sea lo que sea que decidas no voy abandonarte, ¿está bien?
¿Sería demasiado impaciente si me emociono?
—Debes estar bromeando. ¡No estoy embaraza, pedazo de estúpido! —chilla, histérica.
Yyyy, la emoción se disipó tan rápido como ella se soltó, así, bruscamente y con la mirada llena de fuego y dagas a punto de asesinarme.
No estaría entendiendo nada. Hasta que...
—La embarazada soy yo. —confiesa Rosé en un pequeño hilo de voz.
Silencio. Creo que el más largo, agobiante e incómodo que jamás había vivido. Jaehyun a mi espalda se ríe, se detiene mirando a su novia un segundo, luego se desmaya y cae directo al piso.
Vaya, día.
Jaehyun y Rosé siguen encerrados hablando. Ya van como dos horas y un poco más. No sé si sentirme feliz por ellos, no es lo que esperaban. Lo digo porque Jaehyun nos comentó en algún momento los numerosos planes que tenía con la rubia, y en ninguno estaba el traer un niño al mundo. ¿Me siento avergonzado? Cómo no se lo imaginan. De tan solo acordarme me siento el peor idiota de todos, el chiste, un inepto. Argh, ¿Cómo diablos iba pensar yo que SunTae podría embarazarse? En cada acto usé condón y ella toma, religiosamente sus benditas pastillas. Solo hice el ridículo y de paso, revele ante los demás la relación que tengo con SunTae. O ex relación porque lo último que me llevé de ella fue una tremenda regañada por ser unos irrespetuosos al esculcar sin permiso sus pertenencias privadas.
Bueno, más jodido que eso no puedo estar.
¿O si?
—¿Kook?
Su voz serena con tono dulce hace que mi corazón lata y mi cerebro ratifique lo imbécil que fui. Se acerca, me arrebata el cigarrillo que por la ansiedad comencé hace minutos encerrado en el baño con el extractor de aire encendido y el agua del grifo derrochándose.
—No deberías fumar. Aún sigues delicado y si alguien del hotel se da cuenta de lo que haces nos echarían.
Suspiro, musitando una disculpa por lo bajo y agachando la cabeza en tanto el silencio se vuelve incómodo. Al menos de mi parte me hace sentir de esa manera. Ella no dice nada, sin embargo, siento la proximidad de su cuerpo junto al mío, su calor, no me atrevo a mirarle a la cara. Estoy lleno de frustración y la otra mitad es una clase de vergüenza inexplicable. Si serás idiota.
—¿En serio ibas a... Tú hubieras...
Se calla abruptamente. De reojo observo como sus manos de finos dedos juegan entre ellos, ¿Acaso no le quedo claro con lo que le dije? Ah, esto va a matarme.
—Soy una persona que se responsabiliza de sus actos. Que prefiere enfrentar los problemas y estar al pie del cañón si alguien cercano a mí me necesita. —ladeo mi rostro, la expresión de sus ojos sosteniendo los míos se vuelve neutro, con un particular brillo que no comprendo en su totalidad— Sí, estaba dispuesto a eso y más. —niego, queriendo ser realmente sincero— No sé si te has dado cuenta, pero aparte del sexo que tenemos hay cierta conexión imposible de negar, y por más que a veces nos queremos matar, estoy seguro que ninguno quiere ver mal al otro. Así que sí, SunTae. Iba hacerme cargo si teníamos un bebé juntos, así como respetar la decisión que tú tomarás, si querías tenerlo o de lo contrario también y en el proceso acompañarte, apoyarte y sobre todo cuidarte.
Quererte también. Adorarte sería la palabra correcta, pero eso sería demasiado, pensé. Y no creo que ella lo entienda. Ni estaba dispuesto a confesarle la realidad de mis sentimientos, al menos no ahora mismo.
No obstante, su reacción -muy lejos de la que creí- me asombra un poco, en cuanto rodea mi brazo y entrelaza una de mis manos entre las suyas, tan cálida y suave que mirarla se me hizo pesado. Por su inexplicable forma de ella mirarme a mí, tan profunda, tan llena de ternura que besarla me apetece de momento. Y como si estuviéramos telepáticamente enlazados, toma la iniciativa uniendo nuestros labios en un beso con sabor a dulzura que se toma su debido tiempo.
—Serás un gran padre y esposo algún día, estoy segura. —sonríe, la punta de su nariz tocando la mía.
Discrepo enormemente, aún así, no puedo evitar pensar que realmente me ilusione. Sí, por un momento imaginé a SunTae con una enorme barriguita. Incluso visualice el momento en que tuviera a mi hijo o hija recién nacido en mis brazos. Irónico, ¿no? Cómo le explico a mi corazón ahora que eso no ocurrirá, cómo me saco está decepción, está tristeza que me carcome lentamente. De comprender que, tal vez... Ella y yo jamás llegaremos a eso.
Qué jamás seremos un algo, un todo.
Y que pronto nos diremos adiós.
¿Qué tul?
Las cosas se enredaron un poquito, eh.
¿A qué no se lo veían venir esa de Rosé y Jaehyun? 🤰🏻👶🏻🍼
Nuestro jotaka imaginó su mundo ideal 🤭
¿Y ahora que creen que pasará?
Bueno, disfruten, comenten, voten, háganme saber su opinión. Les leo. 😉
Ahora sí, me despido, hasta la próxima.
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