|CAPÍTULO 16|
Me he dado un baño antes de ir a casa a visitar a mis padres por ser fin de semana. Suspiro rascándome la nuca apoyado en el mármol del lavamanos. Le dejé otro mensaje a SunTae pero no responde, ni los otros diez que le he dejado está semana.
Esa noche que la encontramos no hizo más que llorar abrazada a JiMin. Con solo verla quedaba en claro lo destrozada que estaba. Lo último que supe por Yoongi hyung fue que se quedaría con JiMin en su apartamento hasta que mejore de ánimos y pueda contarle más tranquila a sus padres.
Chasqueo la lengua. Tal vez enviarle un audio, uno último.
—Flaquita, es el tercer audio que te envío. Entiendo que no quieras hablar con nadie, pero —masajeo mi nuca mirando a mis pies descalzos uno encima del otro. Sigo con la toalla alrededor de la cintura— me preocupas. Espero me respondas, o al menos me digas que estás bien. Bueno, eso.
Vuelvo a chasquear la lengua, se envió. Soné como un idiota desesperado. A quien engaño, realmente me preocupa su bienestar. Mis ojos se abren, inquieto cuando veo que mis anteriores mensajes y el nuevo se leyó. Las tildes azules. ¿Estará escuchando?
SunTae ✨
Maldita sea Jeon.
Deja de enviarme tantos
mensajes. Pareces novia tóxica
desesperada.
10:03 a.m.
SunTae ✨
Sino lo haces, iré al maldito
Campus, tomaré tu teléfono y
lo meteré por dónde el sol no entra.
10:03a.m.
Esa es la bonita colibrí que me gusta.
Uh, agresiva.
Me gustan de esas.
¿Cómo estás?
¿Cómo te sientes?
10:04 a.m.
Pasa unos minutos largos en que creo ya no me responderá. También pregunto semejante idiotez. ¿Qué cómo va estar? Para la mierda. Me merezco otro insulto de su parte. De hecho, es a la única que le permito hablarme así. Lo cual me sorprende un poco y hace que mi estómago se revuelva.
SunTae ✨
Estoy mejor.
Es todo lo que debes saber.
10:10 a.m.
Suspiro, conociéndole no me dirá más. Con que me responda es suficiente. Estoy por bloquear el teléfono y dejarlo a un lado cuando me llega otro mensaje.
SunTae ✨
Gracias Kook, por haber
estado esa noche.
Mimi me contó.
Gracias a los chicos también.
Si te hace sentir mejor, Rosé está
viniendo a hacerme compañía, no
estoy sola.
10:11 a.m.
SunTae ✨
Tampoco es como si fuera
a matarme por una estupidez.
Deja el drama.
Hablamos.
10:12 a.m.
Eso es todo. Se desconecta y yo me siento satisfecho con sus respuestas. Al menos por ahora.
—¿Kook?
Lo que me faltaba.
A través del espejo veo a SooYoung a mis espaldas. Tiene esa expresión de desasosiego que ha estado arrastrando a lo largo de estos días en que es la comidilla de toda la universidad. Hasta me entra la pena, luego recuerdo lo que hizo. Volteo cruzando mis brazos sobre mi pecho. La descubro observándome con aparente fascinación hacia mis músculos contraídos.
—Estas dentro del baño de hombres. A menos que quieras otra controversia o que los directivos se enteren te sugiero salgas.
Suspira, apenada. No voy a negarlo, Joy me decepcionó. Me siento molesto y usado. No me apetece verla o siquiera hablarle. Le debo lealtad a una sola persona en estos momentos.
—Necesito hablar contigo.
—¿De qué? —no quiero darle la espalda. Tal vez intente acercarse y enredarme como lo hizo hace unos días en que se metió furtiva a mi habitación mientras dormía— Creo que no hay nada entre nosotros. Por lo que dijo SunTae es bastante claro que papel tomo en toda esta situación. Y déjame decirte que no doy segundas oportunidades, menos a quien no lo merece.
—Déjame explicarte.
—No necesitas hacerlo. Por favor, vete. Debo cambiarme.
Lo haré en mi habitación mejor poniéndole seguro a la puerta. Estoy tomando mis cosas cuando sus manos abiertas se posicionan sobre mi pecho y hombro. La extraña corriente viajando por mi columna vertebral ante su tacto no me gustó.
Le aparto las manos con delicadeza. Ella se interpone una vez más casi al borde de las lágrimas en mi segundo intento por salir.
—Necesito que me escuches. Por favor.
—No es necesario. Además, lo nuestro no pasaba más de besos o simple coqueteo. Nada serio ni prometedor. —puedo ver en su bonito rostro que le dolió— Déjalo así, Joy, no me molesta. En serio. Solo me indigna saber de lo que fuiste capaz de hacerle a SunTae. Su propia mejor amiga.
—Siempre es ella, ¿tú también? —ahora parece indignada.
—Lo que le hicieron es una mierda. Eras su mejor amiga. Ella te adoraba, eras muy importante, ¿lo sabías?
—Ella tampoco es una santa.
—Ella no te engaño jamás. Ni se metió con tu novio.
—Si se metió contigo.
Resoplo una risa. Ambos estamos elevando la voz en una discusión que no tiene sentido.
—SunTae jamás le faltó el respeto al imbécil de EunWoo. Aún con sus problemas de pareja lo defendía. A ti te defendía, más de una vez me amenazó con que si te lastimaba me mataría. —no sé por qué me duele— SunTae es mejor persona que ustedes dos juntos. Y no será una santa como dices, cometerá errores todo el tiempo como cualquiera pero al menos no es una mierda de persona que anda aparentando ser quien no es.
—Estás enamorado de ella, ¿verdad?
—Deja de decir tanta idiotez.
—¿Por qué la defiendes tanto?
—Porque es mi amiga, por eso. —esta vez si logro juntar todas mis pertenencias. Ella llora en silencio mirándome con suplicia— Joy, entiende que lo que hicieron es imperdonable y si te hace sentir peor, la defiendo porque tú me traicionaste a mí, ¿contenta? Déjame en paz. Haz de cuenta que no existo.
Paso por su lado y apenas cruzo la puerta, la imagen de EunWoo transpirado, alborotado y con ropa de ejercicio choca mi hombro. Agradezco que SunTae no esté aquí. Sigo mi camino.
Veo la Hyundai del señor Kim estacionado frente a casa. Se me hace extraño que esté aquí, luego recuerdo que tal vez sea la señora SunJi ya que mi madre me comentó en un par de ocasiones que luego de sus clases de yoga se ofrecía a traerla. Tal vez se hayan quedado charlando.
Entro, escucho más voces. Me quito los zapatos y la chaqueta, dejo el bolso con ropa a un lado dirigiéndome a la sala donde encuentro a mis padres junto a los de SunTae. El silencio se hace, descubro mi cabeza de la capucha del hoodie y ellos me sonríen levantándose.
—Que bueno que hayas llegado, agi. —mamá se acerca sosteniendo y besando mi rostro— ¿Quieres algo de beber, comer? —niego, curioso por saber sobre las visitas— TaeHyung y SunJi pasaron a visitarnos.
—¿Cómo has estado, JungKook?
Saluda amable el señor TaeHyung, le correspondo respondiendo un escueto, bien. Entonces se mira con su esposa y el ambiente se vuelve silencioso.
—Llegaste antes de que sirva el almuerzo, —dice mamá para aligerar el ambiente— mejor vete a acomodarte a tu habitación y luego bajas. Ara debe estar haciendo deberes de la escuela.
Una vez más me besa la mejilla y en un empujoncito me señala las escaleras. Respirando lento tomo mi bolso y subo. Se siente tensión, supongo que se debe a que SunTae hace un par de días se queda con JiMin. O tal vez regresó. No lo sé.
Me detengo frente a la puerta de mi habitación.
—¿Sabías que escuchar conversaciones ajenas a escondidas es de mala educación?
Solo veo parte de cabello negro y un poco de frente. Ara se asoma por la puerta, con el ceño levemente fruncido y una mueca en sus labios de pura frustración. Susurra.
—Sino te callas no podré escuchar.
Sostengo su mano llevándola conmigo, chilla ante la acción sorpresa y nos meto a ambos a mi habitación cerrando la puerta después.
—Se te está volviendo un hábito y eso no es bueno, agi. A omma y appa no les gustará.
—Nadie tiene porque saberlo.
Se sienta a los pies de la cama mientras me muevo dejando, quitando o guardando algunas cosas. Me da gracia, luego se me borra todo el humor cuando dice.
—Unnie ha faltado a sus últimas tres clases en la academia, sus alumnas dijeron que se veía distraída y triste. Sus padres que anoche volvió a su casa. Ajhussi muy molesto les contó a appa y omma que su novio la engañó con su mejor amiga. Qué está destrozada y está pensando dejar la carrera.
¿Qué?
Me siento a su lado, consternado. Ella no me ha dicho absolutamente nada.
—¿Qué más dijeron?
—Es de mala educación escuchar.
—Ara, ya, hablo en serio.
Suspira— Que están muy molestos porque no se enteraron directamente por su hija sino que el padre de su novio los encontró una vez no se dónde y les regaño por el comportamiento infantil de unnie. Qué su hijo está arrepentido y que ella debería responder los mensajes o llamadas para arreglar el asunto que a él le parece tonto. Después ajhussi contó que si EunSu como sea que se llame lastimó a SunTae unnie de alguna manera, la decisión que ella tomara según creía conveniente ellos la apoyarían.
Una vez más no me sorprende. Los Cha como familia piensan que todos los demás debemos inclinarnos ante ellos por tener dinero y poder en la ciudad.
—Ella está bien, hablamos hoy en la mañana.
—Deberíamos hacer algo para distraerla, oppa.
Cuando voy a responderle, mamá nos grita que la mesa está servida. Bajamos, el ambiente ahora es más tranquilo cuando nos sentamos en la mesa a comer y hablan trivialidades entre ellos. Estoy analizando lo que dijo Ara, no es mala idea.
—¿JungKook?
Levanto la cabeza mirando al señor TaeHyung, en realidad todos me miran menos Ara quien come concentrada de sus fideos de frijol negro.
—Creo que sabes lo que ocurrió con nuestra pequeña SunTae. —asiento levemente.
—Nuestra pequeña colibrí está ahora pasando por un momento de confusión y dolor. —cuenta su madre— Ella está tomando ciertas decisiones que no creemos correctas.
—Tampoco queremos cuestionarlas. Las ha tomado desde sus emociones que no son más que decepción y cansancio, es adulta, confiamos en que lo pensara mejor pero mientras tanto no estará yendo a sus clases en la universidad ni impartiendo sus clases en la academia de baile.
Qué haya decidido eso es razón suficiente para preocuparse. SunTae jamás dejaría a un lado sus actividades y obligaciones a menos que lo sucedido sea importante y lo que le pasó fue demasiado.
—Por eso con TaeHyung —entrelaza su mano sobre la mesa con la de su esposo— decidimos que lo acompañará a Seúl, una semana. En su galería se presentarán nuevos artistas emergentes. Y ella se encargará de algunas cuestiones administrativas. También invitamos a tus padres.
—¿Iremos a Seúl? —chilla Ara con total fascinación. Tiene dos o tres amigas que viven allá con las cuales no perdió contacto. Papá a su lado la rodea con su brazo, respondiendo.
—No, agi, nosotros no podemos con mamá, tú tampoco, tienes escuela.
—Ah.
Ellos sonríen ante la pequeñísima decepción de la peque. Suena interesante. Me encantaría poder visitar nuevamente esa galería de arte.
—Nosotros pensábamos en que tal vez tu hermano podría acompañarnos.
Eso sí me toma por sorpresa. Les miro, me señalo al pecho con el índice.
—¿Con qué razón?
El señor TaeHyung carraspea.
—Recuerdas que me comentaste sobre el concurso de fotografía que ganaste en el extranjero, —asiento mientras sigue hablando— pues el director de la organización para la que participaste vendrá a Corea para la exposición. Me llevaré a mi pequeña colibrí para que se distraiga y también a quien podríamos considerar el mejor fotógrafo. —me señala con un gesto elegante de su mano abierta— ¿Qué te parece?
—Solo queremos que nuestra colibrí tenga cerca a alguien conocido. JiMin nos ha dicho lo preocupado que has estado por ella, diría que incluso lo haces mucho más que EunWoo y no eres más que su amigo.
—Por favor, JungKook. Haznos este favor.
Me tienen mucha confianza para pedirme algo así. Casi como un ruego.
—SunTae no es tonta.
—No tiene porque ser así. Irás a Seúl como mi fotógrafo personal quien ganó un concurso importante. Será una coincidencia.
Argh, ¿qué debo hacer? Me preocupa que ella considere dejar la carrera, tal vez yo pueda hacerle cambiar de opinión e incluso a qué confíe un poco más en mí.
Pero nos odiamos. Se supone que somos rivales.
Un rival no se preocupa tanto por el otro. Ni pasan tiempo juntos, ni tienen amigos en común. Además comparten el mismo dolor.
Mentira.
—Esta bien, acepto. —ellos parecen satisfechos con mi respuesta— Presiento que a nuestra colibrí no le gustará esto.
Se ríen de mi aparente ocurrencia. Se ponen hablar entre ellos, a excepción de la señora SunJi, me mira de cierta manera, muy sonriente, como si estuviera pensando o tramando algo. Decido corresponderle, siempre ha sido amable y muy dulce conmigo. Lo más seguro es que me está agradecida. Sí, es eso nada más.
La mezcla de preocupación con curiosidad es tanta que termine viniendo con los padres de SunTae a su casa. Quiero saber en primera persona cómo está o si necesita algo. También preparar el terreno para que no sospeche nada cuando nos encontremos en los mismos eventos en Seúl.
—Niña, su amigo está aquí.
—Esta bien.
La mujer que ayuda en la casa me mira con una sonrisa indicándome que puedo pasar. Lo hago agradeciendo una vez más. Entrecierro la puerta detrás de mí encontrando un agradable aroma dulce cítrico. Todo parece en su lugar cuando hago una rápida observación, a excepción de una cosa. Ninguna fotos con esos dos están.
—¿JungKook?
Apenas me da tiempo para girar el rostro cuando azota la puerta del baño con ella adentro y grita.
—¿Qué haces aquí?
Seguramente pensó que era JiMin quien venía a verla.
—Ahm, vine a traerte unos apuntes importantes. Hay material de algunas materias que no se encuentran en el campus virtual. Rosé no podía venir, tiene salida al cine con Jaehyun.
—Lo sé, se quedó anoche conmigo y está mañana se fue. —me alegra escuchar eso. Me acerco casi apoyando mi hombro izquierdo de la madera— Déjalo ahí, te puedes ir.
Mis labios hacen una línea frenando una sonrisa, lo único que nos separa es la puerta.
—Flaquita, sal. Si quieres me hago voluntario para que tires toda tu rabia en insultos hacia mí. —no hace ningún ruido, espero que lo considere al menos— SunTae. No me iré, me quedaré aquí, de hecho, tengo curiosidad por revisar tu habitación, todo muy rosita y femenina.
Pierdo el equilibrio, casi me estampo contra el piso cuando la puerta se abre. Entonces la veo al fin. Sus ojos rojos e hinchados, sin maquillaje y en pijama.
—Te lo prohíbo, Jeon.
—Estuviste llorando. —y no fue pregunta.
—No, corte una cebolla y me lo coloque en los ojos para las ojeras. —resoplo una risita nasal— ¿De qué te ríes, estúpido?
—Haré algo, solo no te atrevas a golpearme.
Me mira extrañada, estamos a centímetros, sus ojos no se desvían de los míos entonces aprovecho mientras sonrío para atraerla despacio a mis brazos y rodearla con ellos. Fuerte. Aferrándola contra mi pecho.
—¿No era más fácil decirme que me abrazarías?
Niego, ella tiene sus brazos lapsos a los costados de su cuerpo mientras su cabeza descansa en mi hombro.
—Si te lo decía, conociendo lo agresiva que eres, me hubieras golpeado.
—Tienes razón.
—Hyung dice que es bueno llorar, sacar las emociones.
—Lo sé, hablé con él. —su voz se escucha débil mientras mis manos viajan suavemente por su espalda— Mmm eso se siente bien.
—¿Esto? —asiente— Cuando Ara era pequeña y lloraba por alguna razón, papá o yo debíamos cargarla en brazos, descubrí que al acariciar su espalda en círculos le calmaba, su llanto cesaba y terminaba ronroneando hasta quedarse dormida.
—Ara es una niña con mucha suerte.
—Tú también lo tienes, SunTae. —susurro cerca de su oído, el aroma del shampoo a lavanda de su cabello llega a mis nariz y mis ojos se cierran por inercia.
—Voy a quedarme sola.
—Flaquita, no digas esas cosas. —esnifa, la siento temblar, mis brazos se aprietan más y siento sus manos en mi espalda a la altura de mis omóplatos— Entiendo que te duela lo que EunWoo te hizo…
Se separa bruscamente para expresar alterada.
—¡No me importa él ni lo que hizo, es SooYoung! ¡Era mi amiga! —solloza. Mis brazos aún la rodean y sus manos pasan a cubrir su rostro— Deposité toda mi confianza en ella. Sabe absolutamente todo de mí. Era a quien le contaba como me sentía, mis sueños, mis inquietudes, mis anhelos. Dejaba de lado muchas cosas cuando ella me necesitaba, le abrí las puertas de mi casa cuando tenía problemas con su madre era yo la idiota que la consolaba y ella por detrás se cogía a mi novio. ¡En mis narices! ¡Los odios, los odio, los odio!
—No, SunTae no, no te hagas esto. —acuno su mejilla con una de mis manos— Ellos no merecen toda tu energía. Ni siquiera tu odio.
Esnifa, me permite secar sus lágrimas y me mira.
—Ella estaba contigo, ¿no te duele?
Ah eso. Lo había olvidado.
—Nunca pasó nada entre nosotros.
Sus ojos se abren, sorprendida. Tengo la ligera sospecha que Joy le pintó algo distinto, no sé por qué.
—Si pasó.
Insiste y yo vuelvo a negar.
—Nada más que coqueteos y algunos besos. Nada importante. —por suerte. Ella sigue incrédula, mirando mis ojos para buscar la mentira en mis anteriores palabras, pero no. Y si hubiera pasado algo entre Joy y yo no tendría problema en ser sincero— Flaquita, no pienses en ello ahora. Tú eres importante en estos momentos y que te encuentres bien, ¿mmh?
No me responde, a lo que yo solo beso su frente reparando segundos después su notable sorpresa enmarcada en su redondo rostro. Yo estoy igual, fue involuntario. Decido soltarla despacio sintiendo frío de repente. El ambiente se volvió incómodo y una idea que tal vez ayude se me cruza por la mente.
La idea de salir a beber algo para despejar la mente no resultó ser tan buena. Pues mi compañera antes muerta que sencilla aquí a mi lado se tambalea en tacones y falda mientras caminamos de regreso. Hace frío, no entiendo cómo con tan solo una chaqueta está bien. La cuestión es que no resiste mucho el alcohol, solo una botella de soju —compartida— y ahora está ebria balbuceando. Más bien, parece insultar a EunWoo y a toda la raza masculina. La parte divertida es que supe infidencias, como que no dura mucho en la cama y ella debe terminar por su propia cuenta.
Me río, se va para un costado, la alcanzo sujetando rápidamente de su brazo situándola más cerca y ella con un puchero en sus labios me fulmina con la mirada.
—No todos somos iguales. A mí también me engañaron, ¿recuerdas?
—Sí, lo eres. ¡Tú primero me rompiste el corazón!
—¿D-de qué hablas?
—¡No! —golpea la palma de su mano en todo mi rostro y debo alejarme por mi vida— Tú~ animal inmundo besaste a una niña enfrente mío cuando te fui a buscar.
¿Qué?
¿Qué, qué?
¿What the hell?
Se tambalea una vez más y la sostengo de la cintura para que se quede quieta. Necesito explicaciones.
—¿Estás segura que solo bebiste? Las drogas no son buenas, SunTae.
Se carcajea gracioso y de no ser por mí que la sostengo, una vez más, hubiera caído de traste al piso.
Esa falda.
—Eres tan idiota que no lo recuerdas, Jeon JungKook. Nunca recuerdas nada. —suspira fastidiada rodando los ojos— Tenía diez años, volvimos a Busan en verano con mis padres después de un largo periodo en el extranjero. Estaba feliz, mi plan era buscarte y cuando fui al mismo parque en el que nos conocimos —su expresión de fastidio cambia a una indignada y sisea— una niña, otra que no era yo —enfatiza— ¡no era yo! —su agudeza va romper mis tímpanos— te besó y tú te sonrojaste. —me toma con brusquedad de la solapa de la camisa para acercarme— Tú pequeño zángano desconsiderado te sonrojaste.
Estoy perplejo, inmóvil por unos segundos sin saber de qué diablos está hablando. Hasta que mi mente trae ese momento nítidamente.
Aquel parque donde solíamos ir a jugar con Yoongi en las tardes. Había una niña, era amiga de YooNa. Yo tenía diez años, aún seguía con algo de sobrepeso y estaba de vacaciones. La cuestión es que ocurrió en el marco de un tonto juego, un castigo por no haber llegado al final. Ella escogió un beso, no me dio ni tiempo a sorprenderme cuando se abalanzó robándome mi primer beso.
En ese momento fue lindo. Una anécdota graciosa que contar. Una que me hizo sonreír y a colibrí pareció no gustarle cuando empuñó parte de mi chaqueta en su mano para aproximar mi rostro al suyo.
—¿Con cuántas has estado, Jeon JungKook?
—Deja de decir tonterías, SunTae. Éramos niños, nos conocimos por cuánto ¿media hora? y luego te fuiste dejándome solo un broche como recuerdo. Prácticamente, fuiste tú la que me rompió el corazón primero.
—¡Devuélveme mi broche!
Sino nos movemos nos quedaremos toda la noche aquí. No me queda de otra que levantarla a mi espalda. —obviamente asegurándome de cubrir la mayor parte de sus piernas primero—. Me rodea el cuello y se ríe. Camino. Se remueve cantando una en inglés, es delgada pero pesa.
—Harás que nos arresten con tu escándalo.
—¿Nunca rompiste reglas, Jeon JungKook?
Trago al escucharla susurrar en mi oído y golpearme con su respiración.
—No, Kim SunTae. Jamás lo hice.
—Que aburrido eres —resopla. Se queda en silencio, se me hace extraño que no hable después de un par de minutos. Así que giro el rostro por sobre mi hombro y la veo, me observa fijamente, sin alguna emoción que me manifieste que está pensando. Me pone nervioso— Wua~ que bonita piel tienes.
Me pica la mejilla con la punta de su larga uña almendrada de color azul petróleo. Me remuevo un poco y la acomodo mejor.
—Wua~ que fuerte eres, Jeon JungKook. —intento no reírme, me lo hace difícil. Se pone a cantar— That boy is mine, i can’t wait to try him. I can’t believe my mind, that boy is divine. Boy is mine.
—Si sigues moviéndote así te caerás, quieta.
—Nunca me sueltes, Jeon JungKook.
Mierda, está haciendo aegyo. Mi cara debe estar roja de tanto soportar la risa. Está faceta demasiado cómica jamás la conocí. Ahora mueve sus piernas, levanta su brazo hacia arriba sosteniéndose a duras penas y grita.
—To infinity and beyond.
Ya no lo soporto, me carcajeo histérico. Debo detenerme, nos tambaleamos pero logro mantenerla sujeta, ella se aferra con ambos brazos a mi cuello escondiendo el rostro entre la cuenca de mi hombro y cuello. Siento su cálido aliento junto a un bajo gruñido de queja. Suelto una larga exhalación cuando ceso la risa y vuelvo a caminar. Pasan minutos hasta que la siento relajarse, se está durmiendo y eso significa que ya no me queda tiempo. Estoy a unos metros del campus.
¿Sería mucho atrevimiento si…
Cuando escucho un pequeño resuello y siento el peso muerto comprendo perfectamente que se durmió. Joder. Es tarde para encontrar un taxi, su casa queda a unos veinte minutos de distancia y además, qué explicación les daré a sus padres cuando lleguemos y la vean en ese estado.
Al menos los pasillos de la habitación están vacíos. Ventajas de ser fin de semana. Casi nadie se encuentra y la seguridad es nula. Apenas consigo abrir la puerta con Miss balbuceos entre sueños cuando mis ojos hacen conexión con los bien abiertos de Mingyu. Nos quedamos en silencio unos segundos sin decir algo o movernos. Él está en su cama comiendo —nada raro— mientras mira una serie desde su teléfono, al parecer. Entonces le pido ayuda para acostar a SunTae en mi cama. Se levanta rápido, ambos la acomodamos, le agradezco y ahora yo me encargo de quitarle los zapatos, la chaqueta y cubrirla con las sábanas. Giro.
—Quiero el chisme completo —su voz es baja y gutural como la del Gollum luego se mete una papita a la boca y resoplo una risa.
Amonos, la SunTae una vez más confirmando que se enamoro del JungKook.
Aclaremos que ella era chiquita, pasaron años, pasaron cosas en su vida (las cuales se contarán a lo largo de la historia) que cambiaron su forma de ser y se enamoro del EunWoo. Así que, no todo será fácil.😔 O si,😏 quien dice que no 😌🤭
Se suponía que iba actualizar anoche, pero cuando estaba terminando la edición se cortó la luz y regreso hasta ahora en la tarde. Lo siento.
Disfruten mucho. No olviden comentar y votar. Les quiero 💕 que tengan buen finde.
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