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04

22 de Enero, 1998

Convivir con los hermanos Haitani puede ser divertido como aterrador.

Eso lo tuvo que aprender al convivir todo el tiempo con ellos, pero se fue acostumbrando.

Ya casí un tres desde su llegada...

Momoka se encontraba discutiendo con su madre de un tema muy serio y parecía ganarlo.

—Dije que no—contestó la mujer de inmediato, sentada en la mesa mirando unos papeles de su trabajo.

—¿Pero por que no?—pregunto exasperada—Es para que su única hija desarrolle una mejor comunicación y convivencia sana con los de su edad—explicó apuntando al cartel que había hecho ella misma para ese momento—¡Véanlo como una gran oportunidad para que aprenda cosas nuevas!

Lo que sucedía era que la menor quería ir a la misma escuela que sus dos amigos, dejando las clases en casa.

Sin obtener respuesta de su madre fue con su padre que estaba a un lado de su madre, esperando que él si aceptara su petición y la inscribiera en la escuela.

—Tú mamá manda—dijo antes de que su hija abriera la boca, levantando las manos para no meterse en la discusión de sus dos mujeres favoritas.

—¡Traidor!—grito viendo como su padre hizo un gesto de no haber escuchado nada—Mamá...—a largo la última a sentándose en la silla—¿Por que no quieres que vaya a la escuela? Ran y Rindou dicen que es privada, hasta su mamá dice que la educación es buena.

La mujer suspiro quitando sus lentes que ocupaba para leer y miro a su hija que tenía una cara de perro llorando. Desvío la mira para ver la exposición que había hecho para convencerlos, sólo tenía recortes pegados y unas cuantas palabras, algo sencillo pero bien elaborado.

—Y si la ponemos a prueba cariño—comentó el señor llamando la atención de las dos mujeres esperando que siguiera—Algo para saber que puede ir a esa escuela que quiere... A mi no me molesta pagar un chofer para ella.

Indecisa la mayor observo a su hija y esposo que trataba de ayudar a la menor discretamente, cosa que noto al instante, no obstante lo pensó.

Ella tomaba la educación de su hija muy encerio al igual que su seguridad.

—Dos años, estarás dos años en una escuela para señoritas y dependiendo de tus notas te cambiare a la de los Haitani—declaró miro los ojos de la menor que se mostraba contenta—¿Hay trato?

—Pero dos años y en una escuela sólo para niñas... —murmuro no muy segura de las condiciones, se le hacía mucho tiempo.

—Rápido, se te acaba el tiempo para aceptar o no hay trato—simuló el tic tac con su boca apurando a la menor en decidir.

—¡Bien!

—Trato hecho—apretó la mano de la menor cerrando el trato—Voy a inscribirte a la escuela y haber como te va en esos dos años.

—Gracias mamá, papá—vocifero saliendo de su casa para ir a la de sus amigos, tocó el timbre y abrió Rindou que tenía una cara de irritación.

—Pasa—gruño.

No traía sus lentes puestos por lo que supuso que estaba dormido, entraron a la casa como si nada yendo directo con él mayor de los hermanos. Al llegar a su habitación salía un recién bañado Ran con una toalla en su cabello para secar su cabello.

—Momo-chan—canturreo el nombre con alegría—Hace rato debiste verme, masacre a un chico mucho más alto que yo a puño limpio, su sangre salpicó en mi cara, fue asqueroso pero divertido—contó riendo por su azaña.

En el plazo de tiempo que convivían juntos la fémina se dio cuenta de la verdadera cara de los hermanos por casualidad, pero no se apartó de ellos por que los consideraba sus amigos y ellos nunca le habían hecho nada malo.

Pero eso no significaba que no se preocupaba por ellos, al contrario, intentaba cuidarlos para que no se metieran en peleas aunque no siempre estaba a su lado para impedirlo.

—¿Estas herido Ran?—quiso saber acercándose rápidamente al rubio de cabello mojado.

—Claro que estoy bien, era muy débil y yo muy fuerte—presumió con aires de superioridad, como si estuviera brillando a su alrededor.

—Si que eres fuerte—lo elogió la niña sin notar que solo subía el ego de su amigo que le encantaba sus comentarios—¿Donde están sus padres?

La felicidad de Ran y Rindou se fue por un minuto.

—Trabajando... —contestó el mayor.

—Como siempre—agregó el otro saliendo del cuarto azotando la puerta en el proceso para ir al suyo.

Algo que se fue haciendo común es que los padres de estos con su nuevo trabajo les quitaba demaciado tiempo, apenas pisaban la casa y se iban a dormir. Se mudaron por eso desde el inicio.

Para Ran fue obligatorio aprender a cocinar para él y su hermano menor, y aveces para peli negra que siempre aparecía en su casa, pero no era todos los días ya que luego también se quedaban en la casa de la chica a comer.

—Sólo lo hacen para que no nos falte nada—susurro él chico.

La peli negra arrugó la nariz tomando la toalla de Ran y se sentó en la cama, le pidio que se acercara a ella con la mano, de inmediato el rubio se sentó frente a ella dejando su cabello a manos de la chica. Momoka seco los mechones con la toalla y cepillo su cabello, tarareando una canción que escucho de una mujer que alguna vez cuido de ella cuando era más pequeña pero no recordaba, la melodía era tranquilizadora para los oídos del contrario que escuchaba atento.

Trenzó su cabello como siempre lo tenía, cuidando de no jalarle algún cabello, una vez término sonrió.

—Listo.

Ran tocó las dos trenzas, no eran perfectas pero estaban bien.

—Olvide decírtelo pero compre algo para tí—anuncio sacando de su suéter dos prendedores azules identicos—Siempre dices que tu flequillo te molesta, así que tengo la solución—dijo mientras le ponía el prendedor, dejando descubierto sus ojos.

El niño rápido se levantó de su cama para ir a verse al espejo; le gustaba, su flequillo ya no lo molestaría en la escuela o cuando estuviera peleando.

—Te lo agradezco Momo-chan—agradeció abriendo sus brazos para abrazar a la mencionada que se asustó por la cara que tenía.

Simplemente le era raro verlo de esa forma y más sabiendo que a él no le gustaba los abrazos, tan extraño era que sucediera que daba miedo, sin embargo, no desaprovechó la oportunidad de darle un gran abrazo a su amigo que estaba feliz por su pequeño detalle.

Poco duro el contacto cuando se separaron.

—Ya, ya es suficiente. ¿Quieres ver una película con Rindou y conmigo?—la separó de él jugando con su trenza.

—¿La nueva de las princesas?

—Todas menos esa—respondió manteniendo esa sonrisa en su rostro. Caminó a la salida para ir a la sala y llamar a su hermano, pondría palomitas como le enseño su madre.

—Quiero ver el de las princesas que acaba de salir—lo siguió tratando de convencerlo.

—No.

—Oigan, ¿se enteraron que ya salió esa nueva película de terror?—entró a la conversación de la nada Rindou.

—Veremos el de las princesas—aclaró su garganta Ran, pasando su brazo por los hombros de la peli negra.

—¡Si!—grito emocionada Momoka bajando las escaleras junto a los chicos.

Yo nomás estoy escribiendo borradores de los demás personajes de Tokyo revengers y no de los que ya están publicados.

Dato: ya esta en mi perfil "Pedazos de mi cielo || Rindou Haitani || "

Gracias por leer.

@𝙰𝚢𝚊𝚖𝚎_𝚑𝚊𝚝𝚊𝚔𝚎🥀

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