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Pie izquierdo

Advertencia: Ninguna esto es muy tierno.

Capitulo flojo por culpa de mis tareas.

~•~
-Jueves-

Amanda despertó por el sonido de la alarma, cuando logró por fin alcanzar el despertador se maldijo por existir.

Revisó su celular y no había nada nuevo, en el fondo estaba nerviosa por recibir una llamada pues era de un desconocido.

Se alistó para la escuela en cuestión de minutos, su abuela al escuchar el ruido le aviso que su desayuno estaba listo. Encontró a Kenji terminando de acomodar los platos.

-Buenos días- su voz salía como un quejido que no pasó desaparecido por los presentes.

-Alguien se levantó con el pie izquierdo- comento la señora con cierta gracia.

-¿Te duele el pie derecho?- la inocencia de Kenji se asomo en la conversación haciendo que la castaña sonriera.

-Apresurate, o llegarán tarde- la viejita siguió con su labor de preparar las comidas de ambos infantes.

La salud de Amanda había tenido mejoras, podría decirse el sangrado de nariz y la urticaria eran por el estrés. Para muchas personas ella no tenía porque estresarse, incluso considerarían que Amanda exageraba la situación de casa, pero las síntomas físicos aparecen cuando has ignorando la salud mental por tanto tiempo.

Al final de su comida tomó su almuerzo y la palma de Kenji para llevarlo a la escuela. De camino cerca del templo pudieron ver como un muchacho bajito se tropezaba por las escaleras.

El pequeño casi suelta una carcajada pero Amanda apretó su mano evitando que se riera ahí mismo.

El joven disimuló retomando su camino como si nada.

-No te rías Kenji- el menor nego mordiendo su labio.

-Es imposible.

.
.
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-

Hola Amanda- Tenko estaba sentado en la mesa de la cafetería dónde los veía desde que su amistad floreció.

-Hola-

El más alto platicaba felizmente con sus compañeras de clase acerca de una materia, y a su costado el castaño veía la escena con algo de incomodidad.
Esto empeoró cuando una de las jóvenes tocó su pecho con ambas manos.

-Cuenta hasta diez- La mas baja sujeto la mano del ojiazul.

-No estoy celoso- aún con sus palabras la mirada que clavo en el pelirrojo era lo contrario.

-Bueno, nos vemos después voy a comer con mi chico- sonriente dió la vuelta -Y con Amanda claro, ¿Quieren acompañarnos?.

La pelinegra que antes estaba muy melosa con el término por negar y casi escapaba de la escena con las orejas rojas.

-No me gusta que me toquen así sin permiso- mostró una mueca extraña -Como sea, Amanda ¿Ya hablaron?.

-¿Quiénes?- dió un sorbo a su jugo tratando de hacer memoria.

-Tu amigo por correspondencia.

-No, posiblemente no quería mi número.

-¡Pero si dió la señal, no sacas el tema nada más porque si!- el pelirrojo recargó su peso en su amigo.

-Espero que conteste mi carta y no haberlo ofendido- alzo los hombros viendo la linda escena.

Ambos muchachos estaban en una especie de abrazo, Tenko sonriente y Ebisu trataba de cubrir sus orejas.

~•~

-Gracias por darme tu número, así podrás contarme otros malos chistes- sus ojos brillaron al leer las palabras.

-Yo tenía razón, ¿Pero entonces porque no marca?- un puchero apareció en su cara.

-No lo sé, talvez estaba ocupado, es algo raro hablar con alguien que nunca has visto.-

-Yo creo que es lindo- el de gafas intervino riendo.

-Tu eres lindo- el más alto comentó haciendo que Ebisu ocultara su cara entre sus brazos.

Terminaron de escribir, Amanda evitaba el tema de llamarse pues no quería incomodar a la persona detrás de aquellas cartas.

-Vamos Ebisu, Amanda debe llegar antes que la llamen.

El muchacho cohibido negó -Mi mamá vino por mi, lo hará desde hoy. Lo siento.

-No pasa nada bonito, bien conozcamos a tu madre.

Infló el pecho con orgullo, tomó la mano de Amanda y caminó hasta el auto platinado -Buenas tardes, amigo de su hijo-

-Soy Amanda Suzuki- dió una reverencia -Tambien soy amiga de Ebisu.

-Cierto, me llamo Tenko Nishimiya- con ese tono coqueto miro al castaño.

-Entonces tú eres del que mi hijo habla todo el tiempo- antes de seguir el de ojos azules tapo su boca.

-Mamá te suplico que pares.

-También habla de Amanda- quitó las palmas de su hijo -Encantada de conocerlos.

-¿Qué le dice sobre mi?- sus orbes verdes brillaron de pura alegría.

-Amanda- chilló el contrario pidiendo su ayuda.

-Vamonos Tenko, ya es tarde- tiró de su oreja haciendo que se torciera de dolor.

Caminaron un rato hasta donde sus caminos se separaban.

El teléfono de Amanda sonó haciendo que Tenko brincara de emoción.

-Es el- arrebató el aparato aceptando la llamada y pegandolo a la oreja de la mas baja.

-¿Hola?- sostuvo el celular y con la mano libre dió un manotazo a su compañero.

-Hola hija- sonrió aliviada pues era su padre.


Próximo capítulo, la esperada llamada.

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