𝒙𝒙. 𝑻𝒉𝒆 𝒃𝒐𝒈𝒈𝒂𝒓𝒕 𝒊𝒏 𝒕𝒉𝒆 𝒄𝒍𝒐𝒔𝒆𝒕: 𝒑𝒂𝒓𝒕 𝒐𝒏𝒆.
━━━━━━━━━━━━━
CAPÍTULO VEINTE
POCIONES CON SNAPE
━━━━━━━━━━━━━
LIZZA LUEGO DE ESA INCREÍBLE CHARLA HABÍA HECHO LAS PASES CON EL JOVEN DRAGÓN. Ella solo lo vio una vez más en la enfermería y aprovecho para preguntarle como demonios se escapó de Madam Pomfrey, es decir la mujer era suspicaz y por ello era un misterio. Él por su parte solo sonrió como si tuviera una secretisima manera de escaparse.
No lo volvió a ver en las aulas hasta última hora de la mañana del jueves, cuando los de Slytherin y los de Gryffindor estaban en mitad de la clase de Pociones, que duraba dos horas.
Lizza había buscado lugar junto a un chico de Slytherin, ya que sus amigos la dejaron olvidada. El chico era de cabello casi negro y ojos verdes. Ni se presentó, probablemente por ser ella de Gryffindor.
Draco, su rubiales amigo entró con aire de estrella en potencia. Lo cual hizo que Lizza girara sus ojos, podían ser amigos, si, pero aveces sus actitudes eran muy malas.
El rubio al llegar y buscar asiento cerca de ella, ya que estaba en el área Slytherin como se diría, le envió una mirada sorprendida al ver que se sentó con un chico de su casa. El chico era Theodoro Nott, un amigo suyo que era bastante inteligente. En su interior el rubio quería haberse podido sentar con ella, pero él, justamente él, había dicho que sean amigos solo en secreto y cualquier muestra de interés podría ser sospechoso. Por dentro estaba celoso de que la familia de Theo sea algo más permisiva.
—¿Qué tal, Draco? —dijo Pansy Parkinson, sonriendo como una tonta. Al menos esa era la opinión de Lizza.—¿Te duele mucho?
—Sí —dijo Malfoy, con gesto de hombre valiente y Lizza quiso pegarle en su carita y que este adolorida.
Y encima vio que guiñaba un ojo a Crabbe y Goyle en el instante en que Pansy apartaba la vista, es decir era un imbécil. Lizza chocó su palma con su frente, en un gesto de resignación.
—Siéntate—le dijo el profesor Snape amablemente.
Cerca de Lizza en otro banco estaban sus otros dos amigos abandonadores. Que en ese instante compartieron una mirada frunciendo el entrecejo. Seguro por que: si cualquier Gryffindor hubiera llegado tarde, Snape no los habría mandado a sentarse, los habría castigado a quedarse después de clase.
Habia confirmado que Snape era el jefe de la casa de Slytherin y que generalmente favorecía a los suyos, a diferencia de otros profesores.
Aquel día elaboraban una nueva pócima: una solución para encoger. Que Lizza ya sabía, por que el padre de Luc, su abuelo, se lo enseñó.
Lizza observo que Draco colocó su caldero al lado de Harry y Ron, para preparar los ingredientes en la misma mesa.
«Eso no terminaría bien» se dijo.
—Profesor —dijo Malfoy. Desde donde estaba le dediqué una mirada exasperada— necesitaré ayuda para cortar las raíces de margarita, porque con el brazo así no puedo.
Él rubio al término de esa frase le devolvió con humor esa mirada a Lizza. Puff amaba incordiar.
—Weasley, córtaselas tú —ordenó Snape sin levantar la vista.
Ron con su cara roja dijo hacia el rubio. —No le pasa nada a tu brazo —le dijo a Malfoy entre dientes.
—Ya has oído al profesor Snape, Weasley. Córtame las raíces.—escucho Lizza que decía Draco.
Lizza ya había cortado sus ingredientes, solo le faltaba empezar con todo lo faltante, por lo que no presto atención a la posible discusión por venir.
—Profesor —dijo Malfoy, arrastrando las sílabas. Aveces creía que pensaba que era una serpiente— Weasley está estropeando mis raíces, señor.
Ahora la pelirroja prestó atención a como Snape fue hacia la mesa y aproximó la nariz ganchuda a las raíces, para luego dirigir a Ron una sonrisa desagradable, por debajo de su largo y grasiento pelo negro. Okey Snape no era su profesor favorito pero... podría decirle como cuidar su cabello.
—Dele a Malfoy sus raíces y quédese usted con las de él, Weasley.
—Pero señor… —dijo Ron en reclamo, él había pasado el último cuarto de hora cortando raíces en trozos exactamente iguales. ¿Coincidimos en que era injusto, no?
—Ahora mismo —ordenó Snape, con su voz más peligrosa.
Ron cedió a Malfoy sus propias raíces y volvió a empuñar el cuchillo y Lizza comenzó con el verdadero trabajo.
—Profesor, necesitaré que me pelen este higo seco —dijo Malfoy, con voz impregnada de risa maliciosa.
—Potter y Griffin, encárguense de ayudar a el Señor Malfoy —dijo Snape, echándole a Harry una mirada helante. A mi en cambio solo me dio una seria mirada.
Harry cogió el higo seco de Malfoy mientras Ron trataba de arreglar las raíces que ahora tenía que utilizar él.
—Yo te ayudo Ron.—le mencioné.
—Gracias, están desiguales y quiero que al menos sea una poción presentable.
—Haré lo posible.
Comenze a cortar las raíces justo igual que las mías, mientras Harry pelaba el higo seco tan rápido como podia, y se lo lanzó al a Malfoy sin dirigirle una palabra.
«De acuerdo jamas podría salir con todos ellos a algún lugar»
La sonrisa de Malfoy era más amplia que nunca y luego me miró disgustado por mi cercanía al pellirojo. Me encogi de hombros en respuesta.
—¿Han visto últimamente a su amigo Hagrid? —preguntó Malfoy en voz baja hacia mis dos amigos ignorandome completamente, como si fuera nada.
—A ti no te importa —dijo Ron entrecortadamente, sin levantar la vista.
«No sabia donde demonios meterme.»
Le envié una mirada de ❝por favor no a Malfoy❞.
—Me temo que no durará mucho como profesor —comentó Malfoy, haciendo como que le daba pena, frunci el ceño—. A mi padre no le ha hecho mucha gracia mi herida…
—Continúa hablando, Malfoy, y te haré una herida de verdad —le gruñó Ron.
—Ron... —dije en un susurro tratando de calmarlo. Si decía algo lo suficientemente fuerte lo retarían.
—Se ha quejado al Consejo Escolar y al ministro de Magia. Mi padre tiene mucha influencia, no sé si lo sabéis. Y una herida duradera como ésta… —Exhaló un suspiro prolongado pero fingido — ¿Quién sabe si mi brazo volverá algún día a estar como antes?
—Draco... —dije entre dientes, es que nunca los dejaría en paz— ¿Sabes quién más tiene influencia en el ministerio?—pregunte para después contestar yo misma—mi padre... así que solo cierra la boca, al menos por hoy.
El rubio me dedico un asentimiento sabia que se propaso bastante y que no quería enojarme.
—¿Así que por eso haces teatro? —dijo Harry, cortándole sin querer la cabeza a un ciempiés muerto, ya que la mano le temblaba de furia—. ¿Para ver si consigues que echen a Hagrid?
Bueno, ahora sí empieza la verdadera discusión. Busquen un medimago, por favor.
—Bueno —dijo Malfoy, bajando la voz hasta convertirla en un suspiro—en parte sí, Potter. Pero hay otras ventajas. Weasley, córtame los ciempiés.
Mi atención se dirigió al extraño color de la poción de Neville y bueno me acordé de que la mía no estaba en esa mesa. Recorrí el poco camino hasta mi mesa, en donde me encontré al chico pelinegro revolviendo mi poción.
—Oy...
—¡Naranja, Longbottom! —exclamó Snape interrumpiendome. Levanto un poco con el cazo y lo vertió en el caldero, para que lo viera todo el mundo—. ¡Naranja! Dime, muchacho, ¿hay algo que pueda penetrar esa gruesa calavera que tienes ahí? ¿No me has oído decir muy claro que se necesitaba sólo un bazo de rata? ¿No he dejado muy claro que no había que echar más que unas gotas de jugo de sanguijuela? ¿Qué tengo que hacer para que comprendas, Longbottom?
—Oye.... gracias—le susurre a mi compañero. Sabía que él me vigilo la poción. Probablemente si no lo hubiera hecho, habría explotado con un boom.
El chico a mi lado asintió en una demostración de ❝denada❞.
Neville estaba colorado y temblaba. Parecía que se iba a echar a llorar, no lo conocia, pero él, en casi todo momento era tratado bastante mal por algunos profesores.
—Por favor, profesor —dijo Hermione— puedo ayudar a Neville a arreglarlo…
—No recuerdo haberle pedido que presuma, señorita Granger—dijo Snape fríamente, y Hermione se puso tan colorada como Neville. Era injusto todo aquello, pero sabía que si discutíamos era peor— Longbottom, al final de esta clase le daremos unas gotas de esta poción a tu sapo y veremos lo que ocurre. Quizá eso te anime a hacer las cosas correctamente.
Abrí los ojos como platos mientras mi poción estaba casi en su etapa final, esperemos que ese sapo sobreviva.
Snape se alejó, dejando a Neville sin respiración, a causa del miedo y yo quise poder hacer algo, pero lamentablemente ahora era tarde.
—¡Ayúdame! —rogó el chico Longbottom a Hermione.
A partir de allí, me concentré totalmente en lo que faltaba de la poción. Y en poco tiempo había terminado sin mayores dificultades en este líquido que era la poción encogedora.
—¿Ya terminaste?—pregunto impresionado el chico a mi lado.
—Emm si.—conteste con extrañeza ante su repentina atención.
—¿Cómo te llamas?—menciono con el picor de la curiosidad hablando aquel pelinegro de nombre Theodore.
—Lizza—dije breve.
—Oh, ya sé quién eres.—afirmo— sabes hablan mucho de ti, más que nada los hombres. Aunque deberías tener cuidado con las chicas también.
Me extrañé.
—Lo haré.—declare sin más.—Por cierto ¿Cuál es tu nombre, desconocido?—pregunte con cierto humor por qué hasta ahora no me lo dijo.
—Theodore Nott.
—Ah, Theo entonces—le mencioné con una sonrisa, era un nombre bastante lindo.
—Si, o me puedes decir Theodore.—declaro aceptando mis horribles capacidades de humor.
Ambos paramos la charla cuando escuchamos a un chico de la clase hablar, que parecía bastante emocionado hablándole a Harry y Ron.
—Lo ha visto una muggle. Por supuesto, ella no entendía realmente. Los muggles piensan que es sólo un criminal común y corriente, ¿verdad? El caso es que telefoneó a la línea directa. Pero cuando llegaron los del Ministerio de Magia, ya se había ido.
—No es muy lejos de aquí… —dijo Theo con precaución.
—No, no lo es—respondi con algo de miedo creciendo dentro de mi.
El casi castaño, casi pelinegro, me miro fijamente.
—Deberías tener cuidado.—anuncio preparando su trabajo.
—¿Por?—pregunte mientras terminaba de poner el nombre a la poción.
—Creo que ya lo sabes, Celine.—menciono.
—Espera— dije antes de contestar algo—¿Cómo sabes mi segundo nombre?
—Ya lo dije, hablan mucho de ti—dijo despreocupado encogiéndose de hombres.
Pude oír que el profesor Snape comenzó a hablar por lo que sin quererlo mi cabeza se dirigió hacia el epicentro de la discusión:
—Deberíais haber terminado de añadir los ingredientes. Esta poción tiene que cocerse antes de que pueda ser ingerida. No os acerquéis mientras está hirviendo. Y luego probaremos la de Longbottom…
«Ese sapo, no sobreviviría».
Dos chicos bastante voluminosos rieron abiertamente al ver a Neville azorado y agitando su poción sin parar. Vi como Hermione le murmuraba instrucciones por la comisura de la boca, para que Snape no lo viera y sonrei por lo valiente que era.
Mi poción ya estaba más que terminada, así que me puse de pie (generando que me volteen a ver) y mis pasos dieron donde estaba el escritorio del profesor. Deje la poción ganándole una mirada sorprendida y regrese a mi asiento.
Espere a que la clase termine hablando con el pelinegro de Slytherin sin ningún tipo de problemas. Pronto me di cuenta de que era una muy buena persona a pesar de sus pocas palabras.
Cuando faltaba poco para que terminara la clase, Snape se dirigió con paso firme a Neville, que se encogió de miedo al lado de su caldero, contuve la respiración, por lo que vendría.
—Vengan todos y pónganse en fila —dijo Snape. Los ojos negros le brillaban—. Y vean lo que le sucede al sapo de Longbottom. Si ha conseguido fabricar una solución para encoger, el sapo se quedará como un renacuajo. Si lo ha hecho mal (de lo que no tengo ninguna duda), el sapo probablemente morirá envenenado.
Todos los Gryffindors observamos con aprensión y los de Slytherin con entusiasmo, si gran diferencia.
Snape se puso el sapo Trevor en la palma de la mano izquierda e introdujo una cucharilla en la poción de Neville, que había recuperado el color verde. Echó unas gotas en la garganta de Trevor. Se hizo un silencio total, mientras Trevor tragaba. Luego se oyó un ligero «¡plop!» y el renacuajo Trevor serpenteó en la palma de la mano de Snape. Los de Gryffindor prorrumpieron en aplausos. Solté un suspiro y aplaudi junto a los demás.
Snape, irritado, sacó una pequeña botella del bolsillo de su túnica, echó unas gotas sobre Trevor y éste recobró su tamaño normal. Se notaba que estaba decepcionado.
—Cinco puntos menos para Gryffindor —dijo Snape, borrando la sonrisa de todas las caras—. Le dije que no lo ayudara, señorita Granger. Pueden retirarse.
Harry, Ron, Hermione y yo subimos las escaleras hasta el vestíbulo. Mientras estaba pensando en mis extraños encuentros con Slytherin. Digamos que parecían rabiosos, pero solo eran gatitos tiernos, en su mayoría.
—¡Cinco puntos menos para Gryffindor porque la poción estaba bien hecha! ¿Por qué no mentiste, Hermione? ¡Deberías haber dicho que lo hizo Neville solo!
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro