𝒙𝒙𝒙. 𝑷𝒍𝒂𝒏 𝒐𝒇 𝒂𝒕𝒕𝒂𝒄𝒌
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CAPÍTULO TREINTA
PERRO Y GATO AL ATAQUE
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LA NOCHE EN HOWARTS HABIA PASADO CON UN SIEMBRO DE ESPESURA Y OSCUREZ. Todo estaba tan calmo como una escuela de magia podía serlo, espectros que no eran tan aterradores (a excepción del fantasma de Slytherin obviamente) deambulaban por los pasillos y por su parte las criaturas que habitaban el bosque estaban también en su mayoría sumidos en el sueño de morfeo.
Draco Malfoy sabía que se había equivocado en su corazón. Lo admitía, aunque el tiempo no estaba a su favor y eso aún no era algo que le preocupaba, pues por el momento Celine o Lizza no se había acercado a ningún espécimen que sea ❝rival❞ para el rubio, o al menos por el momento.
«Cuanto se iba arrepentir de ese alegato».
Hablando de criaturas en el gran bosque cercano a Hogwarts un gran can con un pelaje negro con falta de brillo ¡no se lo digan! ¡se espantaria! era un negro opaco ya conocido por el pequeño gato que estaba junto a él.
Quien viera esto pensaría en como se suponía que ambos llevaban una especie de conversación. Era increíblemente extraño. A Sirius le parecía algo raro toda esta situación, pero verán es por que el pequeño gato se estaba quejando de su dueña por las noches y ella efectivamente era la hija de aquella pelliroja que en un dos por tres había robado su corazón como uno de esos piratas muggles.
Aveces sentía que él se había equivocado en todo: desde ser un imbécil por no saber que tenía adelante hasta ser un inmaduro, aunque en su opinión era una de sus mejores cualidades. Si bueno, según Lily el no sabía cuando detenerse de bromear. Punto donde entraba aquella pelliroja que ahora según muchos estaba muerta ¡El no lo creía! ¡Preferiria pensar que estaba con el tonto de Millefeuil que muerta! ¡Ugh! «uno pasaba doce años en Azkaban y los sermones te lo das tú penso». ¡Ja! ya se estaba volviendo loco y por supuesto hablaba con un gato: que a su vez era ❝rival❞ de su propia especie. ¡Oh vamos ese gatito se quejaba y dormía más que todos juntos! Era tan gruñón que le sorprendía que amara a su dueña, justo como un pequeño ogro, gruñón pero cariñoso.
—¿Lograste atraparlo minino? —pregunto el mayor.
—Viejo no me digas así, me llamo Catos para los amigos —exclamo el pequeño gato gruniendo.
❝Quien iba a decir que ese pequeño gato que se comportaba como un bebé frente a su dueña tendría esa lengua molesta❞. Opino Sirius.
—Si, enano —dijo rodando los ojos —¿Noticias? —preguntó.
Cuchurrumin se había desconcentrado lamiendo sus patas delanteras y Canuto lo estaba fulminando con los ojos por no prestarle atención, lamentablemente ese gato era peor que un niño pequeño.
—No, no pude esa rata es demasiado escurridiza lo juro —le contestó chasqueando su lengua con disgusto —odio a esa rata —protesto.
No tenía idea de lo tierno que era ver chasquear la lengua a un gatito. Aww.
—¿Y tú amigo? —preguntó refiriéndose al gato de la amiga de su sobrino.
—Umm no sé, creo que tubo un problema y no puede salir, al parecer se está comportando mal.
Sirius se desepciono.
La verdad es que quería poder ser libre. Le habían robado tanto, el tiempo era uno de esos tesoros que se iban tan rápido como llegaban. Su corazón estaba apesadumbrado, aveces el desánimo quedaba circulando en sus venas como veneno que corroia su existencia, si parecía un dramático y realmente lo era. Solo esperaba que con el tiempo todo vuelva a su lugar.
—Entonces... —razonó Sirius en voz alta—, ¡necesitamos un plan de ataque! ¡plan de ataque! Vamos a entrar y buscar a esa rata rastrera.
Catos estaba pensativo y negó.
—Necesitamos más que un plan, no podemos entrar así no más ¡ugh! ¡tú eres el adulto!
Digamos que el alegato del gato para Canuto tenía mucho sentido.
—¡Oh tienes razón! —exclamo —¿Cómo hacemos? —pregunto.
—Esto es... —el gatito se acercó a al mayor y le susurró todo su plan macabro.
—¡Oh dios mío! ¡brillante! ¡brillante! ¡extraordinario!
—Gracias, muchas gracias, me pueden contratar mandando una lechuza—dijo el pequeño.
Luego ambos se fueron riéndose macabramente al tener su plan de ataque terminado y perfeccionado. Por qué aveces un gato y un perro hacían un buen equipo.
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