𝒙𝒙𝒗𝒊. 𝑶𝒇 𝒋𝒆𝒂𝒍𝒐𝒖𝒔𝒚 𝒂𝒏𝒅 𝑴𝒂𝒄𝒉𝒊𝒂𝒗𝒆𝒍𝒍𝒊𝒂𝒏 𝒑𝒍𝒂𝒏𝒔
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CAPÍTULO VEINTISEIS
DE CELOS Y
PLANES MAQUIAVÉLICOS
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LOS LABIOS ESTABAN A PUNTO DE ROZARSE tanto que Lizza había cerrado sus ojos esperando esa acción que provocaba un tornado de caos en su interior. No sabía como, no sabía cuando, pero ese chico generaba algo que nadie podía, era algo bastante nuevo a su parecer y hacía parecer lo que sintió por Antoine como algo minúsculo e inexistente. No pudo seguirse mintiendo. Lo había sabido desde que diviso sus ojos plata atormentados. Un sentimiento tan único, tan irresistible y tentador. La pelliroja sentía un mundo nuevo ser descubierto en ese mínimo instante y quería vivirlo plenamente sin reprocharse nada. Absolutamente nada, quería dejarse llevar y no tomarse tantos recaudos, aquello le había salido mal con el innombrable (y no se refería a Voldemort obviamente). Amaría cada segundo de ello y acobijaría ese sentimiento en su interior, sí es que él querría. Sintió su corazón acelerarse al pensar en un rechazo ¿y si solo era un impulso? Ella misma se contesto: se arriesgaría. Draco Malfoy no era así, o eso esperaba.
Un segundo corazón roto la destrozaría. Ella podía ser fuerte, pero no creía serlo tanto.
Pero, pero ambos se habían olvidado de algo o mejor dicho de alguien y ese alguien quería chocar su cabeza contra la pared más cercana y posiblemente que lo embrujen con un obliviate.
«¡Auch mis ojos! ¡Mis ojos!» Sirius Black quería que por favor lo embrujen lo rogaba a Merlín, Godric y todos a los que se podía. Se sentía peor que luego de ver cierta situación de su madre. Oh olvidenlo nada era peor que eso.
«No dejaré que eso pase» se dijo.
El pulgos paso de la desesperación a maquinar algo diabólico en un segundo, pues lo próximo que hubiéramos visto si él estuviera en su forma humana sería un sonrisa lobuna o podría decirse hasta una maquiavélica. Por qué el no dejaría eso pasar, su Aretha no querría ver eso, jamás. Aunque aquí entre nos, sabemos que él no quería ver a su posible hija con un posible mortifago y nadie si era posible, ni siquiera con su ahijado.
Canuto procedió.
—¡Oh por Merlin! —exclamó Draco. En el interior del rubio estaba diciendo veinte mil barbaridades, por las cuales su madre, si estuviera allí lo retaria y castigaría—¡Perro pulgoso! ¡Ouuch! ¡Sal de aquí!
Lizza abrió sus ojos y se encontró con una situación un tanto cómica.
Canuto tenía su mandíbula en la pierna del rubio con nombre de estrella. Se mordió el labio para no reír, es decir si lo vieran lo entenderian. Draco parecía próximo a un desmayo o ¿meterle una patadita?. Oh seria raro de ver.
Su preocupación interna dejó de embargarla, pues literalmente el pulgoso ni lo tocaba, es decir no lo mordió, solo lo tenía allí, como si le desagradara estar con su mandíbula en ese lugar. No piensen que estaba loca si vieran su carita perruna opinarian igual, es como si le diera no se... pulgas de morder al rubio.
No lo soportó, largo una risa sincera y estruendosa.
—¡Oye pelliroja, no te rías! ¡Es tu perro!—le reclamo Draco con una mueca sacudiendo su pierna.
¡Oh por Morgana! Era una situación tan rara que era cómica por si misma.
—¡Hey todavía no lo es! ¡en unos minuto, si! —exclamo ella en tono de reclamo —Oh vamos Draco es un lindo perrito mimoso, no te hará nada. Es más no ves que no muerde. —eso dijo la de cabellos rojizos mirando todo enmarcando una ceja al tiempo que se divertía y se sentía apunto de estallar en risas nuevamente.
Draco pensó «Que pelliroja más perversa»
—¡Pero has algo! ¡Tu conoces a este, este perro horrible! ¡No, mejor dicho a este engendro! ¡Lo conoces!
—Pues no —repuso Lizza mientra acariciaba su mentón con el dedo índice haciéndose la tonta.
El rubio al ver que su "súplica" no funcionaba cambió la estrategia. Le dedicó una mirada de gatito bebé abandonado en la lluvia y con truenos. El sabia que funcionaría era como su arma secreta. La pelliroja rodó los ojos.
—De acuerdo ya voy, ya voy —declaró derrotada la pelliroja —nenita —murmuró mientras se acercaba.
—¿Cómo dijiste pelliroja?—pregunto el rubio aún con la mandíbula del perro en su pierna.
—Oh, nada nada —le contestó mientras se acercaba a el pulgoso y lo empezaba a acariciar —bebito de mamá —murmuró nuevamente.
—Hey escuché eso —reclamó Draco —, y para que sepas Liz, estuviste a punto de besar a este bebito de mamá.
Lizza se ruborizo. Tenia razón y no se arrepentía. Lo único de lo que sí, era de no haber estado solos, solin, solitos.
Draco por su parte al mirar hacía abajo y encontrarse con los ojos soñadores de su pelliroja quizo intentarlo nuevamente. Y Sirius, bueno Sirius quería arrojarse por una torre si era posible.
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Ambos se habían despedido luego del percance con el pulgoso y no se habían vuelto a cruzar desde entonces. Ya había caído la noche y el de ojos plata estaba en la mesa del Gran Comedor con su característico uniforme, cabello rubio perfecto y mirada bella. Hubiera sido un cuadro encantador, pero miraba fijo e iracundo a un punto en específico, miraba específicamente a Lizza y Harry-idiota-Potter. A ambos mejor dicho. Si la miradas matasen Harry estaría posiblemente fulminado.
Esos dos estaban uno al lado del otro, uno al lado del otro, tan juntos. Tan pero tan juntos que el rubio quería tomar a Lizza, ponerla en su regazo y no sé... que comiera con él. Es decir prefería que este así con él que con cada rajada.
«¿Qué carajos?» se preguntaba el rubio de ojos plata.
Draco Malfoy tenía ganas de romper algo. Nunca jamás tubo tanta rabia encima. Esa pelliroja rebelde era suya. Ella con sus frases sarcásticas y cómico humor era su, su ¡Oh lo que sea!
Pero en cambio estaba allí riendo con el estúpido de cara rajada. Estaba a su lado riendo y Potter de vez en cuando miraba hacía él, Potter imbécil Potter, lo veía burlonamente. O eso creía el. El rubio apretaba tan fuerte el tenedor que parecía que se estaba por doblar. A su costado Theo y Blase lo miraban incrédulos.
—Draco, Draco ¿qué te pasa? —le preguntó mientras lo sacudía. Su amigo se había quedado mirando hacía la mesa de Gryffindor fijamente con un odio que lo heló y eso que él era rencoroso.
El rubio despertó de su ensoñason. Suspiró aliviado. Potter no lo estaba mirando burlonamente ni tenía a Lizza contra si abrazada.
—Nada, nada. Solo recordé algo —respondió quitándole importancia al apretón que sentía en su corazón al haberlos visto juntos. Sabía que eran amigos, pero sospechaba que él idiota quería algo más.
Theo y Blase se miraron diciéndose "si como no y nosotros somos idiotas".
—Claro, claro —le contestó él morocho rodando los ojos. ¿Por qué no lo admitía?. Ellos sabían que se escapaba para verla casi todas las noches.
Draco desenfoco su vista de Lizza y la dirigió a hacia su amigo, quien lo miraba fijamente como si fuera transparente y supiera todo lo que ocultaba. En todo el rato no había despegado su mirada de él y Draco supo a que se refería.
—¿Qué quieres decir idiota? —le dijo el rubio mirándolo algo cabreado ya. Es decir haber "visto" aquello lo puso de un humor detestable y no quería hablar absolutamente nada sobre ese tema. Y aunque quisiera no podía.
—Yo solo aviso amigo mío, que te apures —Blase sabía a quien Draco Malfoy dedicaba miradas indiscretas, suspiros y sentimientos. En realidad los cercanos a Draco lo sabían.
—¿En qué me tendría que apurar? —cuestiono. El verdaderamente no quería que se enteraran.
Theo soltó un suspiro dramático y se dijo «paciencia, paciencia, no asesinamos a amigos, no lo hacemos»
—Te dice, idiota, que te la van a robar si no te apuras —declaró serio mirándolo como si fuera más imbécil de lo que era y si, así le hablaba él de ojos verdes, sin reparo alguno.
—¿De quién hablan?—preguntó haciéndose el tonto. Nadie debía saber de sus sentimientos o probablemente la pagaría muy caro, él sabía que sí.
—De Lizza pedazo de imbécil —le respondió de mala forma Blase. Es decir si su amigo no quería nada con su crush, él tomaría la oportunidad. No lo culpen la Gryffindor era muy hermosa y si Draco desperdiciada la oportunidad por idiota, él no se quedaría atrás.
—¿Quién es esa? —contestó enmarcando su ceja.
Probablemente si Theo y Blase no lo conocieran, le creerían. Pero vamos se conocían desde bebés prácticamente, sabían que mentía.
Blase quiso pegarle ahí mismo y Theo, bueno Theo trataba de pensar en cosas lindas para no asesinar ni acribillar a su amigo.
—Si hazte el otro. Los tres sabemos que estás muerto con la pelliroja, es decir ni a tu novia le dedicas tantas miradas —le informo Theo.
Draco quiso sumergirse en un poso y no salir, cuanto daría para olvidarse de su "novia". Bueno en realidad si lo había hecho, pues él había comenzado a "salir" con Pansy. Pero como no le importaba había pasado ese pequeño gran detalle por alto. Lizza no le correspondería si se enteraba de que la estuvo a punto de besar teniendo novia. Una novia que él no quería, pero su padre, su amado padre lo obligó a hacerlo diciendo de que ya era hora de que tenga una relación seria o solo un noviazgo.
—Claro que no la veo de ninguna manera, ¿Cómo me podría gustar esa? —respondió de forma despectiva.
La conversación terminó y el rubio volvió a mirar hacía la mesa de Gryffindor. Y quizo pegarse por idiota, desubicado y imbécil. Luego se preguntó: ¿Por qué tenía que salir con esa idiota? ¿Por qué?
De igual forma sus amigos y más el chico de ojos verdes bosque se preguntó cuanto tiempo duraría esa fantasía utópica que ambos tenían. No sabia si esa "amistad", duraría. Pero esperaba que se dieran cuenta lo antes posible. Ellos no podían estar juntos. Aunque en el interior le quizo advertir a la pelliroja de la relación del Malfoy. Sabía que esa relación estaba destinada a terminar mal.
VAMOSSSS ahr se viene el dramaaaaaa. Esperenlo que se arma he.
¿Qué les pareció? ¿Draco la pifio?
Capítulo más larguito, por que me inspiré jajaj. Gracias por todos los votos y comentarios, que aunque no parezco los leo xd.
Besitos.
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