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𝒙𝒊𝒊𝒊. 𝑻𝒆𝒂 𝒈𝒓𝒐𝒖𝒏𝒅𝒔 𝒂𝒏𝒅 𝒉𝒊𝒑𝒑𝒐𝒈𝒓𝒊𝒇𝒇𝒔: 𝒑𝒂𝒓𝒕 𝒕𝒘𝒐.

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CAPÍTULO TRECE
DRAGÓN,
¿ERES REALMENTE ASÍ?
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LUEGO DE LA INMINENTE PELEA DE HERMIONE Y RON DESPUÉS de una declaración de del primero acerca de su negación ante el peligro que corría Harry. Nos dirigimos a la siguiente clase. Lizza, en verdad no podía pensar muy bien, en su cabeza contenía la breve idea de que la mano de Harry la tranquilizaba y sus ojos verdes la contemplaban con atención. Era extraño, completamente extraño para ella. Jamás le había pasado. Sospechaba que era por que solo lo conocía hace poco y su vergüenza actuaba.

Esa clase la compartían evidentemente con Slytherin, no los conocía muy bien, solo iba a decir que por el momento la chica con cara de perro era su persona menos favorita, junto a Fleur y eso era mucho a su parecer. Era un gran premio dado solo a unos pocos.

Ella miró el cielo grisáceo de hoy y le encantó. La lluvia de ayer había dejado ese olor a yerba buena que hacía que se replantee la idea de volver a su casa donde un jardín la recibía en el exterior, con rosas non-magic y flores extrañas hasta para el mundo mágico.

—¡Vamos, dense prisa! —Grito Hagrid apurado e entusiasmado por empezar—¡Hoy tengo algo especial paraustedes! ¡Una gran lección! ¿Ya está todo el mundo? ¡Bien, siganme!

Lizza miró a los alumnos, entre ellos nuevamente divisó a el rubio que cargaba a Hagrid, estaba en compañía de dos muchachos muy grandes, no era su intención decir esto, pero parecía que las cocinas eran su segundo hogar.

El muchacho rubio desvió la vista aún riendo de algo, lo cual probablemente sea un insulto y le envió una sonrisa. Aquello la dejó muda y miró en otra dirección disimulando aquello, sus mejillas se sonrojaron.

Obviamente ella no notó como el muchacho sonrió aún más.

A todo esto Hagrid ya los había guiado a un prado vacío o suponía que no tanto, después de todo era Cuidado de las Criaturas Mágicas.

—¡Acerquence todos a la cerca! —gritó—. Asegurense de que tengan buena visión. Lo primero que tiene que hacer es abrir los libros…

—¿De qué modo? —dijo la voz fría y arrastrada de Draco Malfoy.

Ella lo sabía, solo por que su curiosidad no pudo con ella y lo averiguó.

—¿Qué? —dijo Hagrid.

—¿De qué modo abrimos los libros? —repitió Malfoy.

El llamado Dragón, mostró su ejemplar del libro y lo mostró como si fuera la cosa más inentendible que haya visto.

Bueno, toda la clase estaba así de confundida.

—¿Nadie ha sido capaz de abrir el libro? —preguntó Hagrid decepcionado. La clase entera negó con la cabeza.

La mano de Lizza se levanto con vergüenza, todos la miraron y hasta había alguno que otro que suspiro en cuanto miro a la pelirroja de ojos plateados.

—Tienen que acariciarlo —dije, haciendo un demostración en el momento, acariciando la tapa y logrando que esta se habrá, aunque en un principio había querido morder su mano.

Las dos chicas que estaban como Mos compañeras de cuarto bufaron con molestia.

—¡Qué tontos hemos sido todos! —dijo Malfoy despectivamente—. ¡Teníamos que acariciarlo! ¿Cómo no se nos ocurrió?

En ese momento lo mire con decepción ¿El realmente era así?

—Yo… yo pensé que les daría gracia — dijo Hagrid hacia mi y Hermione, dubitativo.

—¡Ah, qué gracia nos hace…! —dijo Malfoy—. ¡Realmente ingenioso, hacernos comprar libros que quieren comernos las manos!

—Cierra la boca, Malfoy —le dijo Harry en voz baja. Harry se había molestado y mucho según entendí eran amigos de Hagrid. Y desde luego el era una buena persona, en el poco tiempo que charlamos me contó de su amor por los dragones. ¿Quién no querría a alguien que no ame a los dragones?

Hagrid se había quedado algo triste, lo vi en sus ojos aquello lo había bajoneado.

—Bien, pues —dijo Hagrid, que parecía haber perdido el hilo.

—. Así que… ya tiene los libros y… y… ahora les hacen falta las criaturas mágicas. Sí, así que iré a por ellas. Esperen un momento…

Se alejó de ellos, penetró en el bosque y se perdió de vista.

—Dios mío, este lugar está en decadencia —dijo Malfoy en voz alta—. Estas clases idiotas… A mi padre le dará un patatús cuando se lo cuente.

—Cierra la boca, Malfoy —repitió Harry.

—Cuidado, Potter, hay un dementor detrás de ti.

—¡Uuuuuh! —gritó Lavender Brown, señalando hacia la otra parte del prado.

—¡Cuidado!—alerte Lavander, está me miró algo asustada.—Tus neuronas no están.—sonrei con suficiencia.

Y ella respondió muy enojada ante mi contestación verídica y comprobada.

—Tu cállate no perteneces aquí.

—Igualmente no te enojes, solo dije lo obvio.—mencione rodando los ojos.

Harry me sonrió más despreocupado por el temita que tenía con los dementores.

Trotando en dirección a ellos se acercaba una docena de criaturas más hermosas que había visto.

Hipogrifos, hermosos hipogrifos.

Tenían el cuerpo, las patas traseras y la cola de caballo, pero las patas delanteras, las alas y la cabeza de águila gigante. El pico era del color del acero y los ojos de un naranja brillante. Las garras de las patas delanteras eran de quince centímetros cada una y parecían armas mortales. Cada uno llevaba un collar de cuero grueso alrededor del cuello, atado a una larga cadena.

Hagrid sostenía en sus grandes manos el extremo de todas las cadenas. Se acercaba corriendo por el prado, detrás de las criaturas.

—¡ Vallan para allá! —les grito  sacudiendo las cadenas y forzando a las bestias a ir hacia la cerca.

Todos nos acercamos intrigados por ello.

— ¡Hipogrifos! —gritó Hagrid alegremente, haciendo a sus alumnos una señal con la mano—. ¿A que son hermosos?

Los cuatro nos acercamos con cautela.

—Lo primero que tenéis que saber de los hipogrifos es que son orgullosos —dijo Hagrid—. Se molestan con mucha facilidad. Nunca ofendan a ninguno, porque podría ser lo último que hicieran.

Dragón y sus amigos, charlaban en voz baja tratando de molestar. Rode nuevamente los ojos, sin hacer caso a los recordatorios de Luc diciendo que me quedaría ciega por esa acción.

—Tienen que esperar siempre a que el hipogrifo haga el primer movimiento —continuó Hagrid—. Es educado, ¿se dan cuenta? Van hacia él, se inclinan y esperan. Si él responde con una inclinación, quiere decir que les permite tocarlo. Si no hace la inclinación, entonces es mejor que se alejen de él enseguida, porque puede hacer mucho daño con sus garras. Bien, ¿quién quiere ser el primero?

Nuevamente levante la mano y por aquella acción Hermione y Ron me miraron como si fuera un fantasma y esa fuera la última ves que me verían  Vamos eran unas cositas tiernas no me harían nada.

—Oh Genial tenemos una voluntaria—dijo Hagrid feliz.

—¿Alguien más?—pregunto.

Yo pensaba que iríamos de a uno, pero me encogi de hombros y salté la cerca, es decir la pasé con cuidado por que tenía pollera.

—Yo —se ofreció Harry.

Me sorprendí de que Harry lo quiera hacer y murmurós empezaron a oírse y un ❝Harry acuérdate de las hojas de te se escuchó.❞

El no estaría solo y si moría lo ayudaría a que que su muerte no sea inminente. Okey dejemos el dramatismo. Nadie moriría.

—¡Bueno chicos, Lizza, Harry! —gritó Hagrid—. Veamos cómo se llevan con Buckbeak.

Soltó la cadena, separó al hipogrifo gris de sus compañeros y le desprendió el collar de cuero. Capte una mirada de malicia de Draco hacia Harry y entrecerre mis ojos en sospecha.

«Ese rubio tramaba algo.»

—Tranquilos ahora, primero tu Lizza —dijo Hagrid en voz baja—. Primero míralo a los ojos. Procura no parpadear. Los hipogrifos no confían en ti si parpadeas demasiado…

Realizo la tarea asignada y en poco tiempo Buckbeak ya la miraba con su ojo naranja.

—Eso es —dijo Hagrid—. Eso es, Lizza. Ahora inclina la cabeza…

Incline solo un poco mi espalda en una pequeña reverencia, saludo como quieran llamarlo. El hipogrifo seguía mirándola fijamente y con altivez. No se movió.

—Ah —dijo Hagrid, preocupado—. Bien, vete hacia atrás, tranquilo, despacio…

Y de pronto el hipogrifo dobló las arrugadas rodillas delanteras y se inclinó profundamente.

—¡Bien hecho, Lizza! ¡Ahora es tu turno Harry!—dijo Hagrid, eufórico.

Harry hizo exactamente lo mismo que yo y ambos nos reunimos frente a aquel animal increíble.

—¡Bien, pueden tocarlo! Denle unas palmadas en el pico, vamos.

Ambos hicimos exactamente eso, y nuestras manos chocaron Harry, se avergonzó y miró hacia Hagrid. Sonrei por ello, el era tierno y valiente.

—Bien, Harry y Lizza—dijo Hagrid—. ¡Creo que el hipogrifo dejaría que lo monten!

—Increíble—solte bajo.

—Súbete, Harry ahí, detrás del nacimiento del ala —dijo Hagrid—. Y procura no arrancarle ninguna pluma, porque no le gustaría…

Harry puso el pie sobre el ala de Buckbeak y se subió en el lomo. Buckbeak se levantó. Harry no sabía dónde debía agarrarse: delante de él todo estaba cubierto de plumas.

—¡Vamos!, ahora tu Lizza, montate detrás de Harry y agárrate fuerte.

Hize aquello deslizando mis manos por el estómago de Harry sin tocarlo demasiado, eso era vergonzoso.

—Ahora ¡Vamos!—gritó Hagrid, dándole una palmada al hipogrifo en los cuartos traseros.

Cuando despegó un susto muy grande me recibió y abraze con todas mis fuerzas al pelinegro. Por dios era pronto para decir esto, pero comprobé mi miedo por las alturas.

¡Por merlin que alto estaba esto!

Harry gritó—¡No es esto increible!

—¡No, no lo es! ¡Harry, rosas rojas que sean rooojass!—exclame cuando Buckbeak aterrizó asustada.

—¡Muy bien, Harry y Lizza! —gritó Hagrid, mientras todos los victoreaban, todos menos el Dragón y sus acompañantes que tenía una mueca en su cara como si le hubiera pateado las partes nobles.

—¡Bueno!, ¿quién más quiere probar?

Envalentonados por el éxito los demás estudiantes con ahora una confianza adquirida saltaron al prado aun con cautela y Hagrid contento ahora soltó a los demás hipogrifos.

Ron y Hermione practicaban con el de color castaño, mientras Harry y yo observabamos.

—¿Fue genial, no?—pregunto el ojiverde.

—Si—dije con un pequeña mueca recordando la altura.

Al verla el dijo—Pense que querías probar el quiddich.—luego me miró con expectación.

—Creo que estare mejor con los pies sobre la tierra.

Reímos juntos por eso.

—Cierto, si quieres intentarlo cuentas conmigo para eso.—contestó rascando su nuca con nerviosismo.

Observe a mi alrededor, el rubio había elegido Buckbeak y el segundo inclino la cabeza ante Malfoy o Dragón, como le llamo, quien que le daba palmaditas en el pico con expresión desdeñosa.

—Esto es muy fácil —dijo Malfoy, arrastrando las sílabas y con voz lo bastante alta para que Harry, solo Harry lo oyera «Yo tenía una pregunta ¿por qué tanto odio?» —. Tenía que ser fácil, si Potter fue capaz… ¿A que no eres peligroso? —le dijo al hipogrifo—. ¿Lo eres, bestia asquerosa?

Sucedió lo avisado un destello de garras de acero se notó. Malfoy emitió un grito agudísimo y un instante después y Hagrid volvió a ponerle su collar a Buckbeak, que quería alcanzar a un Malfoy que yacía encogido en la hierba y con sangre en la ropa.

—¡Me muero! —gritó Malfoy, mientras cundía el pánico—. ¡Me muero, miren! ¡Me ha matado!

—No te estás muriendo —le dijo Hagrid, que se había puesto muy pálido—Que alguien me ayude, tengo que sacarlo de aquí… Lizza, por favor.—me miró rogándome.

Asentí y abri la puerta para que pasen.

—Acompáñame Lizza, necesito que me ayudes en el camino.

—Claro.—respondi.

Acompañe al extraño grupo que formamos un rubio, un hombre de huesos grandes y una pelirroja.










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—Me duelen los dedos Dios, cambié el comienzo del otro capítulo y eso.
—Una estrellita por eso y por que mi madre sacudió el moden y ando.
xd.
—Uy, por cierto comenten y voten si les gusta. Tomo nota.

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