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-Julieta, ¿Tienes un minuto?- Preguntó Bruno, llevando los últimos trastes sucios al lavabo. La cena ya había terminado y fue la oportunidad de el menor para hablar con su hermana.

Ella se giró y asintió, brindándole una sonrisa a su hermano.

-¿Necesitas algo?- Ahora fue Bruno quien asintió -¿En qué puedo ayudarte?-

El más bajo de los trillizos Madrigal inhaló profundo y comenzó a hablar, explicándole a Julieta sobre las visiones que había tenido en los últimos días y la mujer protagonista de las mismas. Su hermana se limitaba a escucharlo pacientemente.

Al concluir su relato Bruno miró a Julieta con esperanza.

-Ya que tú pasas mucho tiempo en el pueblo pensé que podrías ayudarme a encontrarla- Explicó -Conoces a casi todos en el Encanto, y quizá con tu ayuda, pueda saber de quien se trata y que tiene que ver conmigo.-

-Puedes contar con ello- Habló la adulta -Pero podría tomar algo de tiempo, ¿Cómo dices que es ella?- Preguntó, intentando pensar en una persona que se pareciese a quien Bruno describía. Una mujer de su edad, quizá, de cabello apenas ondulado, mirada decaida y vestimenta parecida a la suya, sin saber exactamente los colores de esta.

Julieta se cruzó de brazos al escucharlo de nuevo, negando con brevedad después.

-No recuerdo a nadie con esa descripción- Confesó -Pero si es muy importante haré lo posible por encontrarla-

-Gracias, Julieta.-

Después de su conversación Bruno regresó a su habitación para descansar. Ahora que sabía que podía contar con una de sus hermanas quizá al fin podría dormir bien.

Mientras tanto, del otro lado del pueblo del Encanto, dos hombres y una mujer observaban una vivienda recién construida, estaba un poco más apartada de las otras casas del pueblo, pero se veía muy rústica y refinada.

-Es una casa muy grande- Habló el hombre mayor hacia el más joven -Agradécele mucho a tu madre de mi parte, Marianito.-.

-Ya sabe que no es nada, tío- Contestó Mariano -Mamá quiere que estén cómodos en el Encanto, esta casa es para eso mismo.- Rió.

El hombre mayor tomó del hombro a su esposa mientras le sonreía al joven Guzmán.

-Pues muchas gracias de nuevo, Mariano- Su voz se notó un poco fastidiada -Empezaremos a instalarnos inmediatamente, así que, si nos permites...-

El menor pareció entender y se marchó, dejando solos a la pareja de casados.

-Es un pueblo muy bonito- Habló en un tono debil la mujer -Pero, ¿Estás seguro de esto, Carlos? No se encuentra mucho trabajo en pueblos pequeños.-

Él la tomó del brazo con brusquedad haciendo a su mujer contener un quejido de dolor.

-No seas malagradecida mujer- Dijo enojado -Esta casa fue un regalo, y claro que nos vamos a quedar- La sacudió y ella reprimió un sollozo -Así que te quiero calladita, así te ves más bonita, ¿Estamos?.-

Ella asintió para evitar más maltratos antes de ser soltada por su marido para empezar a desempacar y acomodarse en su nuevo hogar. Mientras acomodaba sus pertenencias en el interior de la casa, la mujer rezaba por algo que la sacara del infierno al lado de su esposo.
Sin saber que eso ocurriría pronto.

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Editado:
06/02/2022

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