Lucy colocó otra taza de limonada sobre la mesa y luego se sentó frente a él. Esperaba que su mamá o su papá no le gritaran por tomarse un breve descanso en medio de su turno. Ben continuó comiendo su comida, sin darse cuenta de que Lucy lo miraba con expresión aburrida. Ella suspiró fuertemente, tratando de llamar su atención, pero él solo prestó atención a su comida.

Una vez más, suspiró más fuerte. Ben agarró su servilleta y se secó la boca. 

—¿Qué?—el preguntó.

—Nada—Lucy juguetonamente puso los ojos en blanco—Bueno, está bien, te lo diré. Mi hermano quiere saber sobre tu trabajo en Marvel. Quiere saber qué va a pasar y todo ese jazz. Le dije que no puedes decírmelo, pero me prometió una vacaciones pagadas si se lo digo.

—¿Tu hermano? ¿Cuál?

—El mayor, Daniel. Un dolor en el trasero, pero al menos no tengo que lidiar con él—respondió Lucy.

—Ah, Daniel. Bueno, lamento decírtelo, pero realmente no sé nada. Edward no me ha dicho nada más que mi personaje y algunos detalles menores, pero se supone que debemos leer nuestra primera guion pronto—dijo Ben—Y no puedo decirte nada. Perdón por arruinar tus planes de vacaciones.

Lucy gimió.—Mierda, tenía muchas ganas de ir a México a visitar a mis abuelos. ¡Mira lo que hiciste Ben! ¡Mis abuelos nunca verán a su nieta en el corto plazo!

—Oh Dios, no seas tan dramática—la voz de su mamá interrumpió a los dos amigos—Ben, ¿te gustaría más comida? Acabo de hacer unos tamales.

Ben negó con la cabeza.—Estoy bien. Gracias, señora Rodríguez. De hecho, tengo que irme pronto.

—Qué vergüenza, al menos llévate un poco...

—¡Mamá! ¡Para!

Ben se rió entre dientes ante la interacción entre madre e hija. Sacó su billetera, a pesar de que la mamá de Lucy le dijo que estaba bien. Le dio a Lucy su tarjeta. Mientras ella imprimía el recibo, Ben sacó su teléfono y vio que tenía un mensaje de Edward.

Edward

Cambio de planes, la cena será dentro de tres días. ¿Crees que tu amiga Lucy puede dejarnos hacer una reserva de última hora en el restaurante de su familia? El otro restaurante me canceló. 

Ben observó a Lucy regresar a su mesa con su tarjeta y su recibo. 

—¿Crees que tu mamá nos dejará cenar aquí en tres días?

Lucía asintió.—Oh, sí, a mamá le encanta cuando entran tus compañeros de trabajo. Dice que piden todo del menú.

—Genial, te enviaré un mensaje de texto con los detalles. Perdón otra vez por lo de las vacaciones—se levantó de su silla, tomó la tarjeta de manos de Lucy y la guardó nuevamente en su billetera.

—Sí, sí. Supongo que eso significa que algún día me llevarás de vacaciones. Espera, si alguna vez te casas, ¡Voy a arruinar tu luna de miel!—Lucy sonrió.

—¿Si? Probablemente me casaré antes que tú—bromeó—Si te casas, traeré a mi esposa y me estrellaré en tu luna de miel.

—Entonces es un trato. Iremos de luna de miel el uno del otro.