
OO6︰El verdadero problema。
Heejin fruncía cada vez más el ceño al no obtener una respuesta de las otras chicas. Eso no le gustaba para nada. Todas sus alarmas empezaron a sonar; ya había cedido la comodidad de su casa por obligación de su psicóloga, pero no quería perder su segundo hogar ahora. La pequeña sacudió la cabeza y trato de tranquilizarse.
— ¿Qué... qué hacen aquí? —les preguntó un poco nerviosa.
— ¡Miren esto! —Taeyong se había levantado de su puesto y se acercaba al grupo—. ¡Gran P nuevamente dejando a chicas con la boca abierta —festejó, caminando hacia Heejin—. No te cansas de hacerlo, ¿cierto? —le dijo, riendo junto a la pequeña para luego aprovechar de abrazarla.
Todo para Hyunjin era algo absolutamente nuevo. En un abrir y cerrar de ojos, pasó de estar aterrada por una aguja clavándose en su cuerpo a estar intrigada por cada tatuaje en el cuerpo de la pequeña. Para nada consideraba atractiva semejante cantidad de dibujos en la piel de una hermosa persona; de hecho, solía cruzar de calle cuando alguien así se le acercaba, pero en Heejin era otra cosa. Claro que el abrazo entre Heejin y el chico logró hacer que Hyunjin no pudiera distinguir los dibujos, y empezó a preguntarse, entonces, por qué la pequeña se alejaba de ella mientras que las otras personas podían abrazarla; no lo entendía.
En el momento en que varias preguntas iban a salir de su boca, la chica que había estado esperando en los sillones la interrumpió.
—Heejin —con una voz sensual y con un vaivén digno de admirar, la mujer se acercaba a la pequeña cual depredador a su presa. El vestido apretado y; si le preguntan a Hyunjin, de estilo ramera, que usaba, nada dejaba libre a la imaginación—. Qué lindo verte de nuevo —dejó un beso en la mejilla de la baja, logrando que la misma agachara su cabeza con vergüenza.
Hyunjin quiso sacarle de un cachetazo la sonrisa de estúpida que puso ante la chica y restregarle con un trapo la mejilla hasta que se le saliera la pintura labial que la otra mujer le había dejado.
—Ya te estaba extrañando —seguían los elogios.
La rabia de Hyunjin aumentaba a niveles inesperados. Un abrazo de un chico era pasable, pero un beso de una descarada mujer ya era mucho. ¿Por qué todo el mundo tenía derecho a tocarla si a ella se lo negaba?
Aún avergonzada, Heejin alzó los ojos hacia la chica.
— ¿Estás lista? —preguntó de forma profesional—. ¿Te preparaste como te lo pedí? —al parecer el tatuaje de la mujer requería ciertas cosas de alguna determinada manera.
—Por supuesto —la mujer giró, dándole la espalda a la pequeña—. ¿Esto está bien? —para nada lenta, la mujer tomó el final de su vestido y lo levantó para dejar ver una reveladora tanga. Difícilmente se veía una tirita de estampado de leopardo.
Hyunjin sintió a Jinsoul murmurar un "Dios mío" en español y no pudo evitar rodar los ojos. Un silbido que provino de Taeyong hizo que los volviera a rodar por segunda vez consecutiva y además hizo que la mujer que aún tenía levantado el vestido sonriera sin pudor. Sin embargo, la cara de Heejin, que era el destino de la mirada de Hyunjin, estaba totalmente inmutable. Miraba el trasero de la chica como Picasso debió haber mirado sus lienzos. Para la pequeña ese pedazo de piel era su hoja en blanco.
—Perfecto —concluyó Heejin—. Dahyun —miró a la jovencita—, ¿puedes acompañar a Camila a mi oficina? En unos minutos estaré ahí. Ve preparando todo, por favor —pidió con amabilidad para después volver hacia la mujer ahora vestida—. Ya iré contigo —le dijo.
La mujer le sonrió y se acercó aún más a ella.
—No te demores —susurró para nada suave y dio media vuelta para seguir a Dahyun, para que ambas desaparecieran por la puerta que estaba en la pared del fondo.
— ¡Gran P vuelve a anotar! —gritó Soyeon para hacer reír a Taeyong también, Heejin estaba cada vez más colorada.
— ¡Gran P el imparable! ¡Gran P conquistará el mundo! —gritaba Taeyong con tono de emperador.
Hyunjin se estaba cansando. ¿Dónde estaba el carácter de su amiga cuando lo necesitaba?
— ¿Tú eres...? —interrumpida por segunda vez.
— ¡HEEJIN, HOLA! —Jungeun aparecía por la puerta del negocio con los ojos rojos y alguna que otra lágrima que había quedado rezagada en su rostro. Era seguida de cerca por Jimin.
En cuanto la pequeña escucho su nombre y vio aparecer a Jungeun, lo primero que hizo fue dar unos pasos lejos de la puerta. Cuando se sintió segura, se enfocó en la chica que tenía enfrente y, agitando su mano al aire, saludó tímidamente.
—Hola.
— ¿QUÉ HACES AQUÍ? ¿TAMBIÉN VIENES A HACERTE UN TATUAJE CON LAPIN? —preguntó emocionada, pero desde su lugar. Al parecer, Hyunjin no era la única que había estado reflexionando sobre Jungeun.
—Ustedes... ustedes... vienen a... a... a ¿conmigo? —se tocó su pecho—. Vienen a... —miró a Jungeun, luego a Hyunjin y a Jinsoul, que aún seguían muy juntas, de vuelta a Jungeun y ahí se tildó. Hyunjin pudo ver como los gestos de Heejin aparecían de nuevo: torcía su cabeza, se enfocaba en Jungeun y abría su boca—. ¿Estuviste llorando? —esa pregunta la pelirroja no la vio venir.
Tampoco Jimin vio venir el cuerpo de Heejin contra él. En dos segundos, la pequeña lo tenía acorralado contra la pared y agarrado del cuello de su remera.
— ¿QUÉ LE HICISTE? ¿POR QUÉ LA HICISTE LLORAR? NO TIENES QUE HACER LLORAR A UNA MUJER.
El pobre chico movía sus flacas piernitas en busca de liberación.
Taeyong y Jungeun fueron los más rápidos en reaccionar e inmediatamente se pusieron tras de Heejin para calmarla.
—Heejin. Heejin, hey... él no me hizo nada. Él es mi mejor amigo —las palabras de Jungeun salían muy rápido de su boca. El color que Jimin estaba agarrando no le gustaba para nada—. Heejin, cálmate —volvió a pedir, mirando a Hyunjin y Jinsoul de reojo pues se habían quedado tildadas ante la reacción de la pequeña—. Jimin solo me estaba aconsejando por un mal de amores, él no me hizo nada —insistía—. Yo lloraba por... por —la bailarina alcanzó a girar su cabeza y se encontró con la mirada de Jinsoul, quién rápidamente la corrió por la vergüenza—. Lloraba por otra cosa —agregó.
Hyunjin no pudo evitar querer arrojar a Jinsoul con Heejin. Después de todo, hace rato se merece una buena paliza, pero ella no funcionaba así.
—Heejin, para. Él no tiene nada que ver —Jungeun insistía.
— ¿No te hizo llorar? —preguntó la pequeña, estaba más relajada pero aún con el chico entre sus manos.
Jungeun respondió agitando su cabeza y Heejin soltó a Jimin, quien respiró hondo y drásticamente.
—Lo siento mucho —se disculpó la pequeña con el chico y se alejó varios pasos por la presencia de Jungeun.
—Hola, soy Taeyong —saludó el chico a la bailarina.
Jungeun desplegó una larga sonrisa.
—Soy Jungeun pero puedes llamarme Kim Lip, vivo con Heejin —se presentó—. Las tres vivimos con ella –—señaló a sus otras dos amigas, quienes aún estaban en estado catatónico. De hecho, ahora Jinsoul miraba con furia a Taeyong, y Hyunjin solo le prestaba atención a la pequeña.
Heejin se había quedado unos pasos atrás mirando a Jimin recuperarse del susto, hasta que un abrazo del chico a su lado la despabiló.
— ¡Hey, Gran P! Qué bien guardado te lo tenías —la felicitó, revolviendo su cabello—. Vives con 3 chicas, una de las cuales es la más hermosa que he conocido —miró a Jungeun —. Las querías todas para ti, ¿cierto? —preguntó en tono de broma.
— ¿Quién es Gran P? —la curiosidad de Jungeun se metía antes de que Jinsoul pudiera saltarle a la yugular al chico.
—Pues Lapin —contestó Taeyong—. ¿Acaso no sabes de su enorme p...?
— ¡LAPIN, YA ESTÁ TODO LISTO! —Dahyun hacía acto de presencia nuevamente—. Camila pregunta por ti —le informó a la pequeña cuando llegó a su lado.
Heejin asintió y dio media vuelta, empezando a caminar hacia su oficina.
— ¡JEON! —Hyunjin la frenó y Heejin volvió a girar está vez hacía donde estaban Hyunjin y Jinsoul. Se frenó, torció su cabeza y se enfocó en Hyunjin.
La pelirroja caminó hacia ella decidida a no frenar, pero cuando empezó a ver como Heejin retrocedía entonces se frenó. Quería seguir, quería aprisionarla contra cualquier pared y obligarla a que la tocase, pero la cara de desesperación de la otra chica y el recuerdo de los temblores que sintió ese mismo día cuando Heejin estaba entre sus brazos se lo impedía.
—Queremos un tatuaje. Por eso estamos aquí —explicó—. Y nos dijeron que un tal Lapin era el mejor, ahora resulta que ese Lapin eres tú, pero eso no cambia nada, así que... ¿a qué hora de hoy nos puedes atender? —preguntó, suponiendo que tenían ciertos beneficios a su favor.
Heejin abrió su boca sin decir nada, miraba a Hyunjin como tratando de descifrarla, entonces caminó hasta el mostrador y se enfocó en la computadora. Hyunjin sonrió victoriosa y giró para buscar a Jinsoul, nada encontró porque la pelinegra estaba muy ocupada asesinando con su mirada a Taeyong y a Jungeun pues charlaban animadamente en el mismo lugar donde se habían conocido.
—Tienen una cita dentro de dos meses —dijo Heejin muy segura con su vista fija en el mostrador.
—Sí, eso era antes —contestó Hyunjin, frustrada—. No, no, no y no —cuando Heejin giró para mirarla, se anticipó a lo que venía—. No me tuerzas la cabeza, ni me mires como conejo perdido, ni abras esa boca sin que salgan palabras. Te lo prohíbo —la frenó—. Dime algo concreto, dime algo que me va a gustar escuchar, no quiero más vueltas —afirmó, golpeando su pie contra el piso.
¿Cómo podía ser que hace una semana había logrado que le bajaran el monto del alquiler de su oficina con tan solo una mirada y llevaba horas en este local sin poder conseguir un condenado tatuaje?
Si no fuera por la situación, la cara de Heejin hubiera sido motivo para que Hyunjin largara una carcajada. De hecho, la pelirroja se estaba matando de la risa por dentro, se quería comer a besos a la ternura que tenía a más o menos unos siete pasos. La pequeña estaba luchando con todo su ser para hacer lo que Hyunjin le había pedido, mantenía su cabeza derecha con tanta fuerza que la pelirroja pudo ver que se ponía colorada. Con su mano derecha rascaba la parte de atrás de su cuello mientras miraba a cualquier lado menos a Hyunjin. Para completarla, tenía los labios tan apretados que se habían puesto blancos.
—Dios —murmuró Hyunjin, quería ver cuánto era capaz de aguantar, pero no podía dejar que sufriera ninguna consecuencia—. Jeon —la llamó de nuevo—, ya no lo tienes prohibido. Puedes hacer todas tus cositas —le dijo.
Inmediatamente, como si fuera algún mecanismo, el cuerpo de Heejin se relajó. Buscó la mirada de la pelirroja y volvió a hacer todo su ritual, pero está vez había agregado algo; una sonrisa. Sonrisa que terminó de dañar todas las medidas de seguridad que Hyunjin tenía dentro de ella. La pelirroja le sonrió cómplice de tal manera que ambas quedaron sonriéndose como bobas.
— ¿Mejor? —preguntó Hyunjin.
Heejin agitó su cabeza positivamente.
—Bueno, ahora quiero una respuesta —esto hizo que la boca de Heejin volviera a su pose normal, entreabierta mientras miraba a Hyunjin.
—Tienen una cita en dos meses —le dijo nuevamente.
Hyunjin suspiró hondo, evidentemente sus habilidades no funcionaban con Heejin.
—Pero, rari, somos tus amigas —ninguna de ellas dos se había percatado de que Jinsoul ya estaba de vuelta en la conversación—. Se supone que tienes que querernos y darnos atención especial —la pelinegra ya hacía uso y abuso de sus contactos—. Soy yo, tu Jindori, tu compañerita de habitación —le guiñó un ojo.
La pequeña miró a Jinsoul con su típica pose y solo se limitó a encogerse de hombros.
—Pon nuestros nombres en la otra lista —Hyunjin rememoró lo que Jinsoul había averiguado en la computadora.
— ¡Sí! En la lista RIP, esa que tiene gente que en mi vida voy a querer conocer —insistió la pelinegra —. Debe ser gente como ella: "personas raras e idiotas" —esto último se lo susurro a la pelirroja.
Heejin agitó su cabeza rápidamente, exasperando a las otras dos.
—Esa lista es para otra cosa —dijo.
— ¿Qué significa RIP? ¿Para quién es esa lista? ¿Por qué no podemos estar? —la empresaria no se iba a quedar con la versión de Jinsoul.
Heejin se enfocó en Hyunjin y volvió a analizar su mirada, tratando de deducir el grado de confiabilidad de la pelirroja.
—Personas realmente importantes —soltó como si nada.
Jinsoul bufó una risa como si Heejin le estuviera tomando el pelo. Hyunjin, en cambio, no quitó la vista de la pequeña, pequeña que ante la inspección de la otra, agachó su cabeza y empezó a jugar con sus manos.
— ¿Es una broma cierto? —preguntó Jinsoul—. ¿Acaso quieres que te muestre mi cuenta bancaria? ¿Quieres ver mi declaración jurada o que te traiga las escrituras de mis propiedades? —si eso no era importante entonces la pelinegra no entendía qué—. Si crees que eso no es importante entonces tienes un problema —sentenció muy segura de sí misma.
Esto último hizo que Heejin alzara su cabeza de inmediato e hiciera todo su ritual hacia Jinsoul.
—Yo creo que tú tienes el problema —le dijo.
Jinsoul volvió a soltar una risa .—No sabes ver lo que es verdaderamente importante —agregó Heejin—. Y tal vez otros ya lo vean. —los ojos de la tatuadora se desviaron hacia otro lugar e hicieron que Jinsoul y Hyunjin giraran sus cabezas para encontrarse con Taeyong y Jungeun intercambiando números de teléfono.
La cara de la pelinegra era totalmente opuesta a la mueca divertida de Hyunjin. Jinsoul apretó los dientes y volvió a enfrentar a Heejin.
—No sabes con quién... —Heejin no estaba—. ¿A dónde se fue la rarita? —no tuvo que preguntar mucho porque con seguir la línea de visión de Hyunjin, fue a parar al trasero de la pequeña que caminaba hacia su oficina. Antes de que pudiera hablar, la pelirroja soltó su voz.
— ¡JEON! —Heejin se dio vuelta a mitad de camino—. En dos meses, entonces —le dijo Hyunjin, sonriendo.
Heejin, que ya había adoptado su posición, sonrió con ella y asintió entusiasmada.
— ¡HEEJIN! —la mujer que había estado esperando a la pequeña salía de la oficina solamente con una remera muy corta y su tanga de leopardo—. ¿Falta mucho para que vengas? —le preguntó, haciendo un puchero.
Heejin no respondió, solo caminó hasta su oficina haciendo que la mujer entangada volviera a entrar.
— ¡JEON! —Hyunjin la volvía a buscar y, sin dudarlo, caminó rápidamente hasta ella. Cuando vio que Heejin empezó a tener su habitual cara de desesperada, frenó su intento de huida—. Quédate quieta —le ordenó suavemente—, Por favor —agregó a unos pasos de ella para no sonar tan en modo sargento.
Nerviosa, la pequeña se quedó en su lugar, no le gustaba para nada tener a la pelirroja cerca.
— ¿Qué... que... que...? —antes de poder formular cualquier pregunta, sintió algo húmedo en su mejilla. Con su dedo pulgar, Hyunjin le estaba limpiando el lápiz labial que le había dejado la entangada en su mejilla.
Hyunjin la sintió temblar, pero no desistió los movimientos. Cuando terminó, le dejó suavemente un beso en el mismo lugar.
—Este color te queda mejor —le dijo para luego despedirse—. Adiós.
La pelirroja se alejó, dejando a Heejin agitando su mano en forma de despedida.
— ¿Qué demonios, Jinnie? —Jinsoul enfrentó a su amiga—. ¿Qué carajo fue ese "dos meses, entonces"? —le hizo burla.
—Cállate, Jinsoul —el buen humor que le había sacado la sonrisa de la pequeña se arruinó con la entangada, no podía permitir que esa marca siguiera en el rostro de la chica—. Y vámonos, entre Jimin que todavía sigue hiperventilando y Kim Lip que está a punto de tener sexo con el chico aquel es mejor que—
— ¡NOS VAMOS! —rápidamente la pelinegra se apresuró en buscar a Jungeun —. NIÑA, MUEVE TU PEQUEÑO TRASERO —le grito a Jimin.
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¡Hola!
Como habrán visto, al final no intercambie los personajes de Jungeun y Jinsoul, por que me di cuenta que a este punto sería muy drástico y confuso para algunxs lectorxs, y también para mi.
Así que no me maten, plis :((
Bye.
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