Aquel día...

ㅡ Buenas tardes ㅡle sonrió, aquella vezㅡ ¿Estás solo?

ㅡ Sí, vine a tomar un café por mi cuenta ㅡsuspiróㅡ ¿Sabes, Robin?; tengo una amiga porrista a la que eliminaron hoy.

ㅡ Lo sé, ¿Nazz, cierto? ㅡel de gorro asintióㅡ No te sientas mal, Doble D, ¿quieres que hablemos de otra cosa?

ㅡ Creo que me vendría bien hablar un poco... ㅡsuspiró, aferrándose a la taza de café.

ㅡ ¿Molesta si me siento?

ㅡ No, está bien.

ㅡ Bueno... Gracias ㅡmurmuróㅡ Conseguí ésto, pero no me gustó ㅡdijo, dejando un libro sobre la mesaㅡ Puedes quedarte con él, si quieres.

Leyó el título, "La Chica Danesa"; si Robin le dijera que lo compró, se le reiría en la cara. Ha tratado, por años, desde los diez, intentar encontrar aquel libro de...

ㅡ ¡David Ebershoff! ㅡgritó, sorprendido.

...Sí, ése mismo.

ㅡ ¡He intentado conseguir éste libro por años!, ¿de dónde lo sacaste? ㅡlo miró, de arriba hasta abajo, tocando los bordes de las letras y el borde de las hojas.

Pudo haberse cortado con el filo de las hojas algo amarillas, pero no le importaba.

ㅡ Lo saqué de la biblioteca de mi madre. No le importó, en lo absoluto, cuando le dije que era una porquería y que quería darlo a algún lugar ㅡse encogió de hombros, mientras le pedía una soda a la camareraㅡ Dijo que lo diera, con otro par de libros, a una casa de empeño o a la biblioteca de la ciudad, pero sentí que tal vez estarías interesado tú en él...

ㅡ ¿Qué te hizo sentir éso? ㅡsonrió de lado, con un leve sonrojo en las mejillas.

ㅡ Bueno, aquella vez en Matesfield, cuando Kevin intervino entre nosotros, pude ver en tu bolso "Yo soy Simón" y supuse que éste te gustaría también.

Aclaremos diferencias. Mientras el rostro de Doble D se frunce en confusión y una sonrisa incómoda, puede pensar que la única diferencia entre "Yo soy Simón" y "La Chica Danesa"; es que el primer libro habla de un adolescente gay, y el segundo de un hombre con una famosisíma esposa pintora que, al faltarle su "musa", le pide a su esposo que se ponga medias de red, unos tacones, y un vestido para moldear la figura y los pliegues de la falda; entonces, el esposo ㅡde nombre Einarㅡ, sufre una especie de revelación... Y, bueno, creo que ya pueden imaginarse el final.

ㅡ Ah-haha... Sí... ㅡdijo, algo incómodo y apenado.

ㅡ Verás, no me interesa que seas gay, es más; te admiro. No muchos chicos como tú pueden ir soltando su sexualidad sin importarles qué pase después... Pero, Kevin, uh... ㅡdijo, mirando a un lado.

ㅡ ¿Kevin?, ¿qué pasa con Kevin? ㅡpreguntó, con el ceño fruncido.

ㅡ Heh, bueno... No está en mi decírtelo, pero... ㅡse acercó un poco, susurrándoleㅡ Odia a los gays tanto cómo ama el fútbol americano.

No sólo el corazón de Doble D se rompió, sino que todas sus esperanzas también. Mientras volvía a incorporarse en su asiento, aferrándose nuevamente a su taza de café.

ㅡ É-Éso es... Éso n-no es cierto ㅡfrunció el ceño, mirándoleㅡ ¿O sí?

ㅡ Pff, ¿por qué no le preguntas?; después de todo... ¿No eres su amigo?

Aquello terminó de romper el último pequeño pedacito de corazón que escondía en lo más profundo de su pecho. Volvió a mirar el libro y le agradeció, Robin se despidió con las manos metidas en sus bolsillos, yéndose despacio.

Sí, sin dudas las cosas no volverían a ser iguales...