༊ Veintiuno ༊
Todo lo malo que sentí se me fue del cuerpo en cuanto pusimos un pie sobre la arena. El viento fresco del mar levantando el cabello de YoonGi como un momento irreal materializandose frente a mi. Y su mirada… Esos ojos fijos que a pesar de todo me hacían creer que podían ver lo que fuera que estuviese allí oculto entre las olas.
Caminamos un rato por la orilla, aprovechando que todos parecían estar más interesados en reunirse en el extremo contrario de la playa, donde había más vegetación y la arena se veía más limpia. En otro tiempo, posiblemente, yo hubiera hecho lo mismo, guiado por el estereotipo aceptado de belleza, no obstante con YoonGi moviéndose por su cuenta, quien iba escuchando el mar y percibiendo lo que yo no podía, recobre dentro de mi esa sensación de calidez, la atracción por la belleza que los ojos rara vez pueden ver.
Estuvimos en silencio la mayor parte del tiempo. Los pies de YoonGi en algún momento tropezaron con algo que estaba pobremente cubierto por la Arena. Reaccione de inmediato, listo para tomarlo pero él guardó el equilibrio ágilmente y sin esperar a nada se agachó, tomando el objeto rosa entre sus manos. El se quedó ahí en cuclillas, explorando detalle por detalle para descifrar la naturaleza del objeto.
—¿Es un caracol? —me pregunto a modo de confirmación, murmure un suave "sí" y él sonrió, sin dejar de tocarlo—Está vacío.
Entonces él lo giró un poco y lo acercó a su rostro, dejándolo descansar contra su oído. Ahí estuve yo mirándolo con mi corazón latiendo muy fuerte cada vez que él sonreía, dejando que sus ojos brillaran en un destello invisible. Lo contemple quién sabe cuánto tiempo y sólo me detuve cuando la necesidad de darle un beso fue demasiado irresistible. Su suave mejilla contra mis labios era una sensación inigualable en la vida.
—¿Te gusta la playa? —le pregunté mirando al mar y de vuelta a YoonGi, él asintió con su cabeza—¿Vivirías cerca del mar?
Se quedó un poco pensativo, luego negó en un suave sacudir.
—Mhh no realmente —dijo—. Sería más bien como un lugar al cual escapar de vez en cuando, no unas vacaciones, sólo como para dar un respiro.
—¿Escaparías conmigo? —ronronee contra su pómulo.
—Por supuesto.
Los dos sonriendo tontamente mientras yo dejaba varios besos sobre su frente y su cejas, YoonGi haciendo ruiditos con su garganta. Un recuerdo cercano de la noche y luego de eso una duda que asaltó mis pensamientos.
—Oye YoonGi… —llame, deteniéndome un poquito antes de inclinarme sobre su oído—¿Debería comprar las cosas?
No alcance a escuchar la respuesta.
—¿Están saliendo? —preguntó YoungMi al pararse a unos metros de nosotros, yo dando un respingo y YoonGi dejando el caracol en la arena mientras inclinaba su rostro, muestra de que nos prestaba atención.
—¿Por qué la pregunta? —respondí al levantarme junto a YoonGi, no demasiado a la defensiva, sabiendo con seguridad que ella nos había visto unos segundos atrás.
No era como que las personas de mi entorno no supieran nada respecto a mi y tampoco es que tuviera demasiado interés en ocultarlo, más si procuraba ser discreto, pues nunca me gustó llamar demasiado la atención y mucho menos que la gente se enterara de mi vida privada.
—Lucen demasiado cercanos —nos dijo ella—. Como una linda pareja de novios, eso y que NamJoon no se te ha acercado para nada.
No parecía tener un punto válido.
—Puede ser porque él tiene novia.
—Tal vez él tiene novia porque tu tienes novio.
La sonrisa juguetona de YoungMi era tan tranquila, lo suficiente para sentir algo de confianza. Miré a YoonGi por un segundo, sonrojado y un poco nervioso. Dude bastante pensando que tal vez él no deseaba que lo dijera. Por eso decidí que él fuera quien hablara.
—¿Estamos saliendo YoonGi? —pregunté con sonrisa en el rostro.
Su bonita cara se iluminó con un brillo refulgente de emoción.
—Desde hace cinco meses.
La chica chilló dando muchos saltitos y tapándose el rostro. Dios, no conocía a una chica que no reaccionara así al enterarse de dos chicos siendo novios. Las muchachas a veces son demasiado intensas. Luego de eso nos llovió un montón de preguntas, cosa que ya veía venir yo, todas resumidas a averiguar cómo nos habíamos conocido, cuando nos dimos el primer beso, quien se le había confesado a quien, que habíamos hecho en nuestro aniversario de cien días y muchas cosas más. La verdad fue YoonGi quien respondió todo eso mientras estábamos sentados en la arena, ella y yo pintando, mientras él jugaba con la arena entre sus dedos.
Fue una mañana tranquila en la playa, que con el paso de las horas se convirtió en una tarde de tonos dorados y olas salvajes. Con gritos y carcajadas viniendo de todas direcciones. Mis compañeros tonteando y YoonGi más confiado al estar con ellos.
Sintiéndome juguetón le salpiqué el rostro a YoonGi con un poco de agua salada, de momento él pareció sorprenderse pero después de eso él también se unió a mi juego, y después de eso YoungMi y los otros tres chicos. Todos corriendo, tirándonos al agua y lanzando bolas de arena a todas partes, luciendo como seis niños de primaria.
A veces YoonGi tropezaba conmigo y otras veces yo con él, él me tiraba a la arena y yo lo arrastraba al agua. De nuevo había miradas sobre nosotros pero ya no me importó tanto, solo quería divertirme con YoonGi sin pensar absolutamente en la opinión de los demás.
Cuando el sol se puso, y después de haber disfrutado unas brochetas de pulpo a modo de refrigerio, volvimos a nuestras habitaciones, tomando una ducha antes de bajar al comedor y gozar de una bien merecida cena.
Ya en la mesa, de nuevo rodeado por un montón de gente, estaba dispuesto a leer el menú una vez más, pero me detuve en el primer renglón cuando YoonGi así me lo pidió.
—No tienes que leerlo para mí —me dijo—. Tomaré lo mismo que tú.
Dude un poco, es decir, yo quería que él comiera lo que él deseara pero su bonita expresión, tan relajada y despreocupada me hizo sentirme igual, entonces acepté sin poner objeciones. Ordené lo que me pareció más rico y diez minutos después YoonGi y yo estábamos tomando la cena entre pequeñas pláticas. Al finalizar todos, JiWoon y DoHyun se nos acercaron con gesto sospechoso igual a dos adolescentes que planean hacer una travesura.
—¿Van con nosotros a la tienda? —me dijo el más alto, JiWoon—. Tenemos un encargo.
Esa mirada y esa sonrisa torcida. Solo podía significar algo. Alcohol. Me reí a voz baja y mecí mi cabeza, divertido. Luego mire a YoonGi.
—¿Vamos? —le pregunté.
YoonGi hizo un gesto de confusión.
—¿A que? —Lindo.
—Ya verás.
Pude notar el gesto de horror que hicieron los dos chicos en esa frase pero se relajaron cuando YoonGi me respondió con gracia un "Ojalá". Ellos rieron con nosotros y nos hicieron seguirlos.
La idea era comprar unas cuantas botellas y reunirnos en la habitación de unos chicos de la clase vecina. YoungMi y YuNa estaban apuntadas y la invitación estaba extendida para YoonGi y para mí. Así que después de haber aceptado caminamos fuera del hotel. Unas cuantas cuadras abajo la tienda de conveniencia nos estaba esperando y los cuatro entramos en busca de las cosas que estaban escritas en la lista que YuNa le había dado a JiWoon.
YoonGi iba despacio a mi lado, tomándome del brazo y sosteniendo firmemente su bastón. Nos surtimos no sólo con soju y cerveza, también llevamos algunas sodas, frituras y dulces. Pagamos con el dinero que previamente habían recolectado y salimos. Fue a medio estacionamiento que chasqueé los dedos e hice que los tres se detuvieran. Les pedí que esperaran mientras me iba corriendo de vuelta a la tienda. Cuando volví con ellos ya llevaba en la mano una caja de aspirinas.
—Para la resaca. —les dije a modo de despiste.
Ellos asintieron y continuaron caminando delante de nosotros. Cuando me aseguré que estaban lo suficientemente lejos y distraídos como para notarnos me saque las cosas de los pequeños y muy ajustados bolsillos traseros de mi pantalón, metiéndolas con cuidado en las bolsas con cierre de la rompevientos negra de YoonGi.
—¿Qué es esto? —me pregunto palmando por encima de los bolsillos.
Sonreí y me acerqué a su rostro.
—Condones y lubricante. —susurre.
Una expresión de un rojo escandaloso. Tuve que aguantarme mucho para no reír. Solo bese su mejilla y lo abrace por encima de los hombros. Todos caminando tranquilamente de vuelta al hotel.
En la habitación éramos unas doce personas. Contando chistes y anécdotas graciosas, compartiendo un poco de nuestras aspiraciones ahora que estabamos por graduarnos y de las expectativas que teníamos de la vida laboral en general. Mucho dinero, poco tiempo de trabajo, cosas irreales pero que de igual modo teníamos el derecho de imaginar. YoonGi también estaba muy unido a la plática que aunque no contaba nada se reía de nuestras estupideces. Se veía tan divertido que incluso sentí pena cuando tuvimos que salir al pasillo porque su madre llamó por tercera vez en el día.
Para nuestra suerte la plática no duró mucho, unas cuantas preguntas de rutina, varios "si mamá" de YoonGi y finalmente una despedida a secas. Vi sus párpados cerrarse con fastidio mientras se recargaba de espaldas en la pared. Siempre creí que la paciencia de YoonGi para con su madre era infinita pero en ese gesto note que me equivocaba.
—¿Crees que algún día deje de ser tan protectora contigo? —me atreví a preguntar, algo temeroso de ser irrespetuoso.
—Es más fácil que el Sur y Norte se unan antes que eso.
Su semblante molesto pero a su vez cansado. Yo deseando poder ayudar.
—Podrías hablar con ella. —dije.
—¿Y decirle que no la necesito cuando todos sabemos que no es cierto?
No tenía palabras para responder o negar eso. Quería decirle que me tenía a mi pero del mismo modo ¿qué podía yo ofrecerle si de igual forma aún dependía de mis padres? Suspire y tome su mano, dejando un beso sobre el dorso. Luego sonreí malicioso.
—Vamos a embriagarnos para que se te olvide.
—Sabes que no tomó mucho —su rostro ya en ese momento más que enfadado parecía nervioso pero emocionado—. No creo que sea buena idea.
—Aún mejor, no hará falta demasiado para que te relajes —tire de él para llevarlo de vuelta a la habitación—. Yo cuidaré de ti, vamos.
Que fortuna que los juegos de naipe apenas empezaban, y los vasos eran llenados una segunda vez.
No me equivoqué cuando hice el cálculo de la cantidad máxima que podía consumir YoonGi antes de volverse un caos. Una botella de Soju más una y media de cerveza, eso era todo, las golosinas que YoungMi le dio también fueron útiles para potenciar el efecto. Así, al volver a nuestra habitación tenía a un YoonGi muy contento que no dejaba de canturrear lo mucho que yo le gustaba.
Yo también le dije que me gustaba mucho, entonado tanto como él por ayuda de la bebida. Volviéndome esclavo de sus besos y torpes abrazos.
—¿De verdad se siente bien hacerlo por atrás? —me dijo sin pena mientras tiraba de mis labios, sacándome con suma facilidad una carcajada.
—Increíble. —respondí—¿Quieres probar?
Una respuesta inimaginable.
—Si por favor.
De nuevo otra sorpresa. La mayoría de los chicos gay sino es que todos, teníamos esa preocupación de dejarnos penetrar por otros, ya fuera por la posibilidad de sentir dolor o a causa de una masculinidad frágil. Pero YoonGi era el resultado de una mezcla extraña de hombre al que no le importaba nada de eso, al menos no en ese momento. Sin embargo no me iba a quejar de ello, todo lo contrario, me puse ansioso por cumplir todos sus deseos.
Lo primero que hicimos fue quitarnos la ropa, y después de una vaga explicación hice que YoonGi se metiera conmigo a la ducha. Nos lavamos superficialmente el cabello y la piel, solo con especial énfasis entre nuestras piernas. Primero me ocupe de mí mismo entre las sonrisas de YoonGi y cuando estuve limpio seguí con él. Jabón, agua y mucha paciencia, la fórmula irremplazable para preparar el campo antes de la diversión. Solo un dedo dentro de él, ambos bajo el agua, yo a su espaldas y YoonGi sosteniéndose de la pared. Lento, suave y sin prisas.
—¿Se siente bien? —pregunté con un tono suave y seductor, acompasandome con su respiración agitada al dejar un beso sobre su hombro—¿Está rico?
Lo vi subir y bajar su cabeza en una afirmación, luego de eso su voz áspera y ahogada llenándome los sentidos.
—Delicioso.
Justo lo que esperaba darle. Pasamos unos minutos bajo el chorro de agua caliente, hasta que obtuve gemidos y jadeos. YoonGi parecía a punto de correrse así que me detuve, cerrando la ducha y llevándolo conmigo a la cama. Los dos estábamos mojados mientras nos besábamos apasionadamente, nada nos importó, solo nos dejamos caer uno contra el otro, entre nuestros brazos.
Dándome un espacio fui a por la chamarra de YoonGi, sacando el tubo de lubricante y los condones. Entre pequeños besos le pedí que abriera sus piernas, él obedeció con una sonrisa linda. Puse lubricante en mi mano y acaricié lentamente, primero un poco su erección luego entre sus nalgas.
Metí mis dedos uno por uno, procurando acariciarlo mucho, girando y metiendo lentamente. Dos dedos y él ya estaba deshecho en suspiros, goteando semen sobre su ombligo y rogando mientras decía mi nombre. Espere tanto como me fue posible hasta que el dolor de mi sexo fue insoportable.
Saque mis dedos dedos en un tenue "plop" y me metí entre sus piernas, besando su cuello y apretando sus muslos.
—Estás listo. —murmuré contra su piel, al mismo tiempo que ponía un par de almohadas debajo de sus caderas.
Tome la caja de condones y me puse uno. Un montón de lubricante en su entrada, más sobre mi miembro y otro poco en mi mano. Lo jale de las piernas, poniendo su cuerpo bien en alto y me alinee con él, metiendo la punta y empezando a masturbarlo.
—Esto te va a volver loco. —dije mirándolo desde arriba.
Empuje un poco, y él se tensó de inmediato. Me detuve y lo arrullé en un siseo. Le pedí que aguantara un poco, haciendo que respirara profundo un par de veces. Cuando estuvo relajado me hundí de a pocos hasta quedar lo suficientemente dentro. Los dos dando un suspiro de alivio y luego de eso una sesión completa de sexo, con caricias, besos y muchos gemidos incluidos.
Embestidas largas y lentas que con el tiempo pasaron a ser golpes desesperados, erráticos y cargados de necesidad.
—Vaya, lo estás tomando muy bien. —dije después de escuchar un suspiro alargado. —¿Seguro que no lo habías hecho antes? Eres muy bueno en esto.
YoonGi sonrió apretandome por los hombros mientras yo tiraba de su labio.
—Es por qué tengo un buen maestro.
—Oh si, soy muy bueno en esto. —dije y luego de eso me dispuse a devorar su boca.
YoonGi jalando de mi cabello y yo rasguñando superficialmente la piel de sus caderas. Ambos en el punto máximo de nuestra excitación, al grado que YoonGi había tomado su propia erección empezando a masturbarse, buscando con anhelo aliviarse. No iba a permitírselo, no de esa manera. Tome sus dos manos y las aprece con las mías contra el colchón, justo por encima de su cabeza.
—Quiero correrme. —chillo él en medio de mis besos.
—No necesitas la mano para eso —le respondí, sonriendo—. Yo haré que te corras.
Él se quejó, alzando sus caderas contra mi, haciendo un puchero con sus labios demostrando que estaba al borde de la desesperación. Deje un beso en su frente y me dispuse a aliviarlo. Cinco minutos de coito intenso, los dos sudando y respirando apenas.
YoonGi con un rostro de exquisito sufrimiento cuando daba contra el pequeño bulto de su interior. Lágrimas cayendo por su rostro mientras jalaba aire con mayor necesidad. No faltaba mucho.
—Eso es YoonGi —le dije cuando lo sentí apretarse alrededor de mi miembro—. Estás cerca, muy cerca, mi amor.
También me sentí cerca del orgasmo así que acelere tanto como necesite hasta venirme dentro de él. Fue fantástico y mientras disfrutaba de mi placer di dos embestidas más, justo lo suficiente. YoonGi se corrió lentamente, tendido y exhausto debajo mio. Con sus labios entreabiertos y gimiendo sensualmente. Un listón blanco extendiéndose a lo largo de su pecho entre pequeños espasmos que sacudían su cuerpo. Un orgasmo hermoso.
Me saqué el condón, anudandolo antes de dejarlo caer, me recosté a su lado y lo besé largo y lentamente por un buen rato. Hice pequeños círculos sobre su semen y limpié la última gota de su orificio para llevármela a la boca. Sabía tan bien que lo hice que se probara a sí mismo, cosa que le dio algo de vergüenza pero que al final reconoció también le gustaba.
Saboreamos su rico esperma entre nuestros besos hasta ponernos duros de nuevo. Entonces le mostré a YoonGi cómo ponerse un condón.
Y después de haberle enseñado tanto dejé que YoonGi se pusiera en práctica conmigo. Descubrí que él con su increíble entrepierna era capaz de hacerme venir con apenas un par de suaves embestidas.
No me esperaban cierto? 😎😆 Ya se vienen mis vacaciones de invierno y espero poder terminar esta adaptación.
Empieza la recta final de esta historia. Gozenla. 🌺🌸
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Cr. a MinMin YoonJi.
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