twenty six
Dos horas habían pasado desde que había apagado su celular y había decidido sentarse en uno de los columpios del parque en el que aún seguía. Sus pies se arrastraban con desgano sobre el asfalto a medida que se impulsaba con ellos de adelante hacia atrás.
Mantenía la mirada perdida sobre el horizonte, sin embargo su cabeza iba al cien con las tantas cosas que tenía en mente. Todas ellas siendo soluciones desde las más viables hasta las menos posibles.
No sabía a quién debía pedir ayuda o si siquiera debería pedirla. No sabía qué decisión tomar o si al menos hubiera una en la que nadie saliera afectado. No sabía cómo debía actuar para defenderse o si siquiera debería hacerlo cuando prácticamente no había nada que defender, todo estaba gráficamente demostrado y a un solo clic de arruinarle la vida.
Sí, estaba acorralada junto a un cronómetro pisándole los talones con cada segundo que pasaba.
Lo que más le fastidiaba era el hecho de que no podía hacerle eso a Jisoo, no podía jugar con su mente y sentimientos para hacer que volviera con un idiota como Jaehyun con tal de protegerse a sí misma. Pero tampoco podía quedarse de brazos cruzados y meterse en un lío de ese tamaño.
Negó con su cabeza en un intento por alejar los pensamientos de toda la fatalidad que le esperaba si no encontraba una solución pronta, distrayéndose con los pequeños niños que jugaban a la distancia, todos corriendo y dando pequeños gritos al perseguirse unos a otros.
Vio cómo había un grupo en el que todos huían cuando uno de ellos terminaba de contar y empezaba a perseguirlos con lo que parecía ser un salta cuerda. Este se encargaba de envolver a los niños que iba atrapando y tirar de ellos con el salta cuerda en su abdomen, lo cual automáticamente los hacía perder sin poder seguir corriendo más.
Lisa se sumió observando hasta el final este juego, casi soltando una pequeña risa cuando el último niño que quedaba libre se tropezó, pero aún así pudo escaparse por un largo rato más del otro que lo perseguía.
Cuando acabó, soltó un gran suspiro y se levantó del columpio, empezando a caminar fuera del parque. Su malestar continuaba, pero en menor medida, aunque ahora solo podía pensar en aquello que la tenía preocupada.
A paso lento, se dirigió hacia su casa, llegando en cuestión de minutos mientras aún continuaba ideando algo para hacer. Seguía debatiéndose entre pedir ayuda o no, pero solo no quería empeorarlo todo con eso.
Al entrar finalmente a su habitación, decidió encender su celular de nuevo y se tumbó boca arriba sobre su cama. Las notificaciones empezaron a llegar poco a poco, pero no le interesó verlas, solamente buscaba el contacto de Doyeon para después entrar a su conversación, dándose cuenta de que ella le había escrito primero.
Hey, ¿dónde estás?
12:30 pm
Te estoy esperando en la
cafetería
12:30 pm
Lo siento por no avisar,
la enfermera me dejó ir temprano
2:18 pm
¿La enfermera?
2:21 pm
Sí, fui con ella porque me
enfermé a la última hora
2:22 pm
Pero ese no es el punto
2:22 pm
¿Puedes venir a mi casa?
2:23 pm
Claro, pásame la dirección
2:23 pm
Voy para allá en cuanto salga
de la escuela
2:24 pm
Tienes suerte de que hoy
no tenga entrenamiento
2:24 pm
Luego de enviar su dirección, Lisa dejó caer su celular a un lado sobre la cama y se quedó viendo hacia el techo por unos minutos.
No conocía a Jaehyun ni la mitad de lo que creía, por lo tanto no sabía de dónde agarrarse para buscar en él un punto débil. Caso contrario a Doyeon, quien ha sido su compañera de clase por mucho tiempo y algo podría saber.
Tenía tiempo antes de que la chica llegara, así que bajó a la cocina para buscar algo de comer, pues moría de hambre. Se preparó unos fideos instantáneos y se dirigió de nuevo a su habitación para comerlos ahí.
Todo este tiempo no había parado de pensar en lo mismo, ni siquiera intentaba ignorarlo, pues sentía que debía actuar lo más rápido posible, aún cuando Jisoo, quien era la que necesitaba saber de esto principalmente, no lo sabía.
Llevaba todas las de perder, pero nada le impediría intentar que esa poca probabilidad de librarse triunfara.
[...]
El timbre resonó por toda la casa y Lisa se levantó de su cama para bajar hacia la puerta principal, abriéndola y dejando pasar a la pelinegra que había prometido llegar.
-No puede ser, tu casa es increíble -dijo mientras miraba cada rincón con asombro al entrar-. Voy a querer venir más seguido.
-Si traes comida, bienvenida seas -bromeó la menor y ambas rieron.
Subieron juntas hacia la habitación de Lisa, en donde la misma se sentó sobre su cama mientras Doyeon se daba un paseo por todo el lugar, tocando cada cosa que le llamara la atención o agachándose para observarlas mejor.
La castaña se mordía el labio inferior con inquietud, esperando a tener la atención de la mayor para empezar a hablar. La dejó vagar por su habitación unos minutos más en los cuales recibía cumplidos y palabras de asombro por sus objetos decorativos o cosas que eran de su agrado, hasta que carraspeó suavemente consiguiendo tener la mirada contraria puesta sobre ella.
-Cierto -se dio la vuelta para caminar hasta la cama y sentarse frente a Lisa en el borde de esta-. Dime para qué soy buena.
-Hay algo -Lisa suspiró, deteniéndose y apartando la mirada.
-Hay algo... -repitió la mayor, alentándola a seguir con un asentimiento.
-Estoy metida en un problema enorme, y tiene solución, pero no es la más conveniente ni correcta -Doyeon no dijo nada, solamente se la quedó mirando expectante-. Tiene que ver con la señorita Kim, pero de cierta manera no la incluye directamente, sino a Jisoo. Pero en todo caso, la principal afectada sería yo.
-Alto ahí -extendió su palma al frente para detener a la menor-. Necesito contexto, esto parece un rompecabezas. Empieza diciéndome cuál es el problema en sí.
-Jaehyun, tu compañero de clase, y ahora exnovio de Jisoo, está intentando chantajearme con unas fotos y video muy comprometedores que tomó de la señorita Kim y yo para hacer que Jisoo vuelva con él -explicó con nerviosismo-. Me los envió hoy y me puso límite de tiempo para que yo "convenciera" a Jisoo antes de que los publicara.
Lisa sacó su celular y le mostró a Doyeon de lo que hablaba, notando cómo ponía una expresión de preocupación al ver la clara amenaza que estaba recibiendo de parte del chico.
-Evidentemente no pienso hacerle eso a Jisoo. Si terminaron es por... porque él demostró ser una horrible persona con ella. ¿Qué clase de amiga sería si intentara hacer lo que me pide pensando únicamente en mi bien? Aunque, bueno, Jisoo no es tonta ni mucho menos; jamás aceptaría volver con él ni porque bajara el mismísimo Jesucristo a pedírselo.
Doyeon no pudo disimular la pequeña carcajada que se le escapó al escuchar lo último, pero pronto se recompuso y volvió a concentrarse en la seriedad del asunto.
Ella no había visto aquello en persona, sin embargo recordaba el día en que vio a Lisa salir del salón de profesores, por lo que le fue fácil entender de qué iba todo.
Simplemente negó con su cabeza y miró a la menor con preocupación, comenzando a pensar en alguna solución para ayudarla.
-Esto es repugnante. ¿Qué le sucede? -se quejó mientras leía los últimos mensajes que aparecían en la pantalla.
-Lo sé, por eso creo que debe de haber algo suyo con lo que pueda contrarrestar su amenaza. ¿Qué sabes de él? -Lisa apartó el celular, intentando no ver ni por un segundo más aquello.
-Déjame ver... -la pelinegra hizo el ademán de pensárselo seriamente-. Es un engreído de pocas neuronas que se aprovecha del mínimo reconocimiento que tiene entre los chicos por ser trainee para saltarse clases, y que si bien no busca ser el centro de atención, siempre lo consigue, pero se oculta perfectamente tras esa fachada de chico bueno y correcto. Digamos que, en términos generales, es lo único que sé, nunca me interesé por convertirme en su amiga personal.
-Dios, ¿Qué hacía Jisoo con un tipo así? -preguntó de manera irónica al aire-. Ni siquiera para mí fue tan evidente, incluso me parecía ser buena persona.
-Me pregunto lo mismo. Pero ya que mencionas a Jisoo, ¿no has pensado en lo buena idea que sería sacarle información a ella, siendo que literalmente fue su novia, de manera sutil para no levantar sospechas?
Lisa le dio una mirada escéptica a la vez que negaba con su cabeza.
-No hay manera de ponerme a preguntar datos curiosos de su exnovio sin que sepa que tramo algo, y además, te recuerdo que no tengo mucho tiempo -Doyeon resopló, recordando ese pequeño último detalle que mencionó la castaña.
-Bien, tienes razón, pero no logro comprender por qué no quieres contárselo. Es lo mejor.
-No lo es. Lo único que voy a conseguir con eso es que Jisoo corra a reclamarle furiosamente a Jaehyun, que él se moleste aún más por esto y todo se vaya al caño cuando decida publicar esas fotos por impulso.
-Wow, bien, tiene sentido -Doyeon se pasó la mano por su frente, mirando exhausta hacia el piso de la habitación.
-¿Lo ves? Estoy perdida -expresó con derrota.
Ambas se quedaron en silencio después, cada una sumida en sus luchas mentales por encontrar una solución rápida a todo esto. Aunque, por más que quisieran, sin la información suficiente no podrían proceder a ninguna contraposición.
Lisa empezó a hacerse la idea de la infinidad de problemas que se vendrían si decidía dejarlo pasar y que aquellas fotos salieran a la luz, buscando alternativas en su mente de las cosas que cambiarían o de lo pésimamente malas que serían las consecuencias.
Estaba a un solo paso de resignarse, pero el pensamiento de lo mucho que podría arruinarle la vida a la señorita Kim se interpuso de repente, causando que se detuviera y empezara a pensar en las afecciones que esto podría tener contra ella también.
Podía estar todo lo molesta posible con la mayor, pero no era capaz de hundirla de esa manera. Iniciando porque sabía que ella no le haría eso en caso de encontrarse en su lugar, ya que, si bien la señorita Kim era una persona bastante pesada cuando se lo proponía, no era tampoco una mala persona. Y terminando en que, no podría vivir con el hecho de haber enviado a alguien a la cárcel, y mucho menos si se trataba de la mujer que altera sus hormonas.
-Insisto en que deberías hablar con Jisoo. Quizá no con la intención de preguntarle cosas de él directamente, sino algo relacionado a su ruptura.
-Creo que no estoy entendiendo -expresó con desconcierto.
-¿Has hablado con ella en los últimos días? -Lisa negó con su cabeza en respuesta-. Según tengo entendido, terminaron hace poco. Podrías preguntarle cómo se ha sentido o qué ha pasado desde que terminaron, luego puedes intentar llevar la conversación por otro rumbo para no ser tan obvia, aunque eso probablemente suceda sin que tú debas preguntar nada. ¿Ya?
-¿Y crees que eso funcione? -preguntó mientras se lo planteaba mejor en su cabeza.
-Dame tu teléfono -pidió asintiendo.
Lisa se lo extendió sin protestar y la observó teclear rápidamente, pero sin poder ver con claridad lo que hacía en él. Decidió simplemente confiar y dejó de preocuparse por unos segundos en los cuales se dedicó a esperar el resultado de lo que sea que la pelinegra estuviese haciendo.
Sinceramente, no enfrentar esto completamente sola le daba un poco de esperanza, pero aún así sentía que debía irse con mucho cuidado y pensar muy bien lo que haría.
Aproximadamente cinco minutos después sintió una suave sacudida en su brazo, llamando su atención para volverla hacia Doyeon, quien se acercó más a ella para que ambas tuvieran una vista compartida de la pantalla del celular.
-Esto te va a interesar -anunció con arrebato.
Lisa observó la conversación que la mayor estuvo teniendo con Jisoo, en la cual se hacía pasar por ella para llevar a cabo la idea que había dado hace unos minutos.
Todo empezaba con unos mensajes completamente casuales que podrían existir entre ambas chicas en un día normal, pero se sorprendió demasiado al ver lo sutil que Doyeon había logrado introducir el tema de la ruptura.
Más aún con la información tan pronta e impactante que había recibido en tan poco tiempo, lo que la dejó preguntándose cómo es que Jisoo no le había hablado de eso antes. Si bien su semana no fue la mejor, esperaba al menos un poco de contexto de lo que estaba sucediendo en la vida de su mejor amiga.
Los mensajes explicaban las atrocidades cometidas por su exnovio hace unos días, anexando varias fotografías de ello como prueba, seguido de comentarios en los cuales expresaba lo molesta que seguía por eso y lo mucho que deseaba no volver a verlo jamás.
-Esto solo me confirma que ese tipo está demasiado mal de la cabeza -declaró Doyeon con una expresión de horror al ver las imágenes.
-Y a mí solo me confirma que quiero matarlo por ser un idiota -contestó con coraje-. Digo, no literalmente, pero tampoco pienso dejar que se salga con la suya.
-Es tu día de suerte, aquí está la información que necesitabas para hundirlo. De nada -sonrió forzadamente al decir eso último y le entregó el celular en sus manos.
Lisa lo tomó, se quedó en silencio y ladeó su cabeza, entrecerrando sus ojos mientras pensaba cómo proceder ante esa nueva inquisición.
Tenía la información necesaria, ahora solo precisaba de un plan que no tumbara su esfuerzo por mantener su "relación" con la señorita Kim en secreto al tomar acción contra él.
Empezó a sentirse casi igual de desesperada que como se había sentido en aquel parque, pero ahora por razones muy diferentes. Esta vez sentía que tenía el poder suficiente para ganar el enfrentamiento, pero al mismo tiempo le agobiaba estar consciente de que si algo se le escapaba podía terminar hundiéndose con él.
-¿Alguna idea? -preguntó en dirección a la pelinegra que no había dejado de verla en todo el tiempo que se encontró analizando la situación.
-Hasta donde yo sé, la amenaza y el vandalismo son actos con consecuencias legales -respondió sugerente.
La castaña volvió a quedarse en silencio, intentando armar un plan que cumpliera los requisitos necesarios para no dejarse en evidencia accidentalmente.
Las pruebas no se quedaban para nada cortas, pues también vio cómo después de todo Jisoo había conseguido un video de las cámaras de seguridad de su casa, en el cual se observaba claramente lo que Jaehyun había hecho al auto de Rosé y se lo había enviado.
Tenía las pruebas, tenía el testimonio, tenía la rabia ardiendo en su sangre. Sin embargo, no tenía la potestad de ir y mostrar aquello a las autoridades, pues se le caería su pequeño teatro también.
Solamente quedaba la opción de devolverle el golpe con la misma estrategia para atarlo de pies y manos ante sus intenciones.
¡Eso era! Atarlo...
-¡Lo tengo, soy una genio! -exclamó con euforia mientras volvía su vista a la mayor, quien estaba con su celular de nuevo entre las manos.
-Una genio muy homosexual -comentó de lo más casual con gracia mientras leía las conversaciones que tenía Lisa con su maestra.
-¡Oye! -gritó al ver lo que se encontraba haciendo, arrebatándole su celular con rapidez-. ¿Estás loca? No leas eso.
-Lo siento, tenía que ver con mis propios ojos lo que es la señorita Kim como amante -rió fuertemente al notar la expresión avergonzada de la menor-. Pero tranquila, no alcancé a ver mucho, solo un poco más allá del mensaje que te envió hace un rato.
-¡¿Envió un mensaje hoy?! -preguntó entre emocionada y sorprendida.
Doyeon asintió mientras alzaba sus cejas de manera sugerente para molestar más a la castaña, pero solo consiguió que esta le diera un pequeño empujón a su hombro y comprobara lo que había dicho.
Lisa leyó el mensaje con apuro para después negar con su cabeza como si intentara sacar eso de su mente, apagando su celular y dejándolo caer detrás de su cuerpo sobre la cama.
-Como sea, ese no era el punto -dijo volviendo a concentrarse en lo que quería decir anteriormente-. Creo que ya sé lo que puedo hacer.
-Soy toda oídos -contestó aún con una media sonrisa por lo sucedido hace unos segundos.
-Aunque no quiera hacerlo, creo que voy a tener que decírselo a la señorita Kim, tal vez necesite su ayuda -habló más para sí misma que como respuesta a la mayor.
-¿Vas a decirme en qué piensas o...?
Su mente se iluminó como por divinidad al conectar sus ideas con ciertos recuerdos de esa tarde. Por alguna razón, la noción que tenía de su plan oscilaba entre lo enteramente descabellado y lo más lógico que podría existir.
-¡Doyeon! -la mencionada la miró con desconcierto ante su exalto-. ¿Tienes algún salta cuerdas?
-No... -respondió desorientada, ladeando su cabeza, sin saber qué tenía que ver su aleatoria pregunta-, pero tengo mi bate de béisbol.
-Hmm, me sirve.
Bien, su plan podía hacer un ligero cambio en la estrategia. De cualquier forma no alteraba su objetivo, y esperaba que tampoco el resultado.
-Habla ya o voy a pensar que te volviste loca con todo esto -dijo, aún con una mirada perturbada sobre Lisa.
-Calma, te lo explicaré luego. Ahora necesito decirle a Jaehyun que Jisoo lo verá mañana al salir de clases.
Doyeon intensificó su expresión de desconcierto al escuchar esas palabras, empezando a negar con su cabeza.
-Definitivamente te volviste loca con todo esto -afirmó.
Lisa ignoró el comentario de la pelinegra y tomó su celular nuevamente, escribiendo apresuradamente el mensaje al chico y enviándolo, para después adentrarse en el chat con la señorita Kim, a quien había dejado en visto anteriormente.
Nada podía romper el impulso que tenía de llevar a cabo el plan que apenas se estaba estructurando a la realidad, por lo que se vio en la necesidad de dejar del lado el orgullo contra su maestra y contestar a sus mensajes.
¿Te sientes mejor?
4:39 pm
Un poco, sí
4:46 pm
Gracias por preguntar :)
4:46 pm
Por cierto, ¿podría pedirle algo?
4:47 pm
Dime lo que quieres y tal
vez lo considere
4:50 pm
Es algo serio de lo que
necesito su ayuda
4:50 pm
Dime de qué se trata entonces,
señorita seria
4:51 pm
¿Necesitas que te perdone
alguna otra calificación?
4:51 pm
Ja, ja
4:52 pm
Muy graciosa 😐
4:52 pm
No, no se trata de eso
4:52 pm
Aunque si quiere hacerlo no
tendría ningún problema :)
4:53 pm
Sueñas, cariño
4:53 pm
Ya dime qué quieres
4:53 pm
Necesito llamarla para
explicárselo mejor
4:54 pm
Ya veo, sólo estás buscando
una excusa para hablar conmigo
4:54 pm
Qué tierna
4:54 pm
¿Alguna vez le han dicho
lo pretenciosa que es? 🙃
4:55 pm
No lo creo, tienes el honor
de ser la primera ;)
4:55 pm
Hablo en serio
4:55 pm
Necesito ayuda y no tengo todo el día
4:56 pm
Podemos pelear como
las personas de cinco años que
parecemos en otro momento
4:56 pm
Ja! habla por ti, a mí no me
metas en esa categoría
4:57 pm
Voy a tu casa y me explicas eso
tan serio en lo que necesitas ayuda
4:57 pm
Oh, alguien quiere verme 😏
4:58 pm
Sí, sí, lo que tú digas
4:58 pm
Llego en diez
4:58 pm
Lisa rodó sus ojos y negó con la cabeza, dejando externar una inevitable sonrisa tonta. Mientras tanto, Doyeon había dejado de esperar una explicación a todo lo que la menor había dicho anteriormente y había empezado a jugar con Leo en el suelo, quien llegó ahí en algún momento en el que se encontraba perdida en la conversación de su celular.
Los observó por unos minutos desde la cama, pensando en si era la mejor idea dejar que la señorita Kim se apareciera por su casa cuando las cosas aún no estaban en óptimos términos; concluyendo en que la situación lo ameritaba y de todas maneras ella ya estaba de camino.
Su abstracción se vio interrumpida cuando Doyeon se levantó del suelo y agitó su mano frente a ella, haciendo que su atención se volviera hacia la misma.
-Usaré tu baño y luego me iré, no quiero envejecer aquí esperando que me cuentes tu maléfico plan -dijo con gracia.
-Lo siento, juro que te lo contaré todo más tarde -respondió Lisa con lamentación.
La pelinegra asintió y se dio la vuelta para entrar a su cuarto de baño, dejándola sola con Leo en la habitación. Se bajó de la cama y estuvo a punto de sentarse en el suelo para seguir jugando con él, cuando el timbre de la casa hizo presencia en la misma.
Se alertó un poco porque la mayor seguía ahí, pero aún así alzó la voz para informarle que saldría de la habitación.
Luego de eso, tomó a su mascota entre brazos y bajó con él las escaleras hasta llegar a la puerta principal, la cual abrió con total seguridad. La señorita Kim se encontraba parada ahí, observando a la chica dándole entrada a su casa.
Como ya se había vuelto costumbre, no dudó en entrar y dirigirse hacia la sala, sentándose en uno de los sofás del medio. Lisa había dejado a Leo en su área de juegos y regresó a donde se encontraba su maestra.
-Vuelvo enseguida, no me tardo -declaró sin esperar una respuesta de su parte, solo saliendo de ahí con intención de subir nuevamente a su habitación.
Se detuvo justo al inicio de las escaleras cuando vio a Doyeon venir bajando de ellas, sintiéndose un poco nerviosa por lo que la chica se encontraría al terminar de bajar, puesto que ni siquiera había tenido tiempo de decirle que la señorita Kim llegaría.
La pelinegra no pudo disimular la expresión en su rostro al notar la presencia de la que era su maestra también, sentada en la sala de la menor mientras usaba su celular. Volteó hacia Lisa con el ceño fruncido en confusión, a lo que esta solamente hizo un ademán con sus manos, indicando que le explicaría después.
-Te llamo a la noche, ¿sí? -susurró mientras caminaba con ella hacia la puerta.
Doyeon asintió y pasó mirando por última vez a la mujer en cuestión, provocando que inevitablemente esta le devolviera la mirada al darse cuenta de que estaba ahí.
La señorita Kim tuvo casi la misma reacción que la pelinegra al ver a alguien a quien no se esperaba en casa de la menor.
Por un momento se preocupó de ser vista ahí, pero pronto se tranquilizó al suponer que si Lisa había dejado que Doyeon la viera, era porque ya lo sabía, lo cual le pareció lógico si consideraba la cercanía que últimamente estaban teniendo ambas chicas.
La observó con indiferencia desde el sofá, sin esperarse que fuese a despedirse de ella como lo hizo antes de retirarse.
-Adiós, señorita Kim -canturreó casi con malicia desde la puerta-. La veo mañana en clase.
Al escuchar eso, la mencionada respondió con una mirada impertinente en su dirección, ignorando sus palabras antes de volver su atención a la pantalla de su celular.
Lisa intentó ocultar la pequeña risa que se le escapó, volteando su rostro al lado contrario, para después darle un suave empujón a Doyeon hacia la salida.
-Deja a la gruñona en paz -bromeó en voz baja para evitar ser escuchada por la mujer-. Hablamos luego.
Doyeon rodó sus ojos y sonrió a la menor antes de caminar fuera de su casa, despidiéndose con una agitación de mano para finalmente desaparecer, dejándola sola con la señorita Kim de nuevo.
Entró a la sala en silencio, plantándose tras uno de los sofás y quedándose ahí parada con sus codos apoyados sobre el respaldo de este. La mayor guardó su celular y la miró con extrañeza al notar que ni siquiera se había sentado, pero decidió no decir nada al respecto.
-Recibí una amenaza -comenzó a decir-. Bueno, en realidad, recibimos.
La señorita Kim frunció el ceño en confusión, sin tener la mínima idea de lo que podría estar hablando la castaña. Sin embargo, no quiso interrumpirla y dejar que se explicara por sí misma.
-Jaehyun vio y guardó evidencia de algo que no debía, lo cual no solo me involucra a mí, sino a usted también -explicó intentando ocultar su nerviosismo y sacando su celular para enviarle las pruebas de lo que estaba hablando a su maestra.
Jennie, aún sin abrir la boca para decir algo, tomó su celular para ver los mensajes que le acababan de ser enviados. De principio experimentó cierto pánico al ver de qué se trataba, para después molestarse al comenzar a comprender las palabras de la menor con los mensajes reenviados del chico.
-¿Y qué piensas hacer o que hagamos? -fue capaz de decir solamente, sin saber cómo reaccionar en realidad.
-Tengo algo en mente, pero para eso necesito que cite a Jaehyun como si debiera hablar con él después de clases.
-De acuerdo... -quiso decir algo más, pero fue interrumpida por la menor.
-También necesito que no haya ningún otro profesor cerca en ese momento -dijo con seguridad-. De lo contrario podríamos meternos en más problemas.
-Está bien, intentaré encargarme de eso.
Realmente estaba perturbada con todo eso, tanto que solamente acató a las peticiones de Lisa sin siquiera preguntar razones.
Sentía una mezcla entre miedo y enojo, justamente como se había sentido la menor hace unas cuantas horas, lo cual la hizo mantenerse muy callada por los siguientes minutos.
No podía permitirse pasar por algo parecido de nuevo, porque esta vez sí sería el fin de todo y dudaba mucho de disponer una segunda oportunidad para eximirse.
Volvió a mirar a Lisa con cierta preocupación, inhalando profundamente antes de levantarse del sofá e ir hacia ella. Al colocarse de frente, buscó su mirada para conectarla con la suya y hablar.
-Promete que no te meterás en más problemas al hacer esto -Lisa negó con su cabeza, perdiéndose en los oscuros ojos contrarios-. Y sobre todo, asegúrate de que toda evidencia quede completamente eliminada.
-Se supone que eso es lo que pretendo hacer -contestó con obviedad.
-Bien -la mayor apartó su mirada, alejándose de Lisa con un suspiro-. ¿Tu nueva amiguita te ayudará también?
Lisa la miró con mordacidad, esbozando una sonrisa burlesca y cruzándose de brazos antes de contestar de la misma manera.
-Lo dice como si no fuera su alumna también, y sí, lo hará. ¿Algún problema con eso?
-Ninguno -le sonrió forzadamente-. Digo, como veo que últimamente se la pasan muy juntas, me preguntaba qué hay de Jisoo.
-Con Jisoo está todo bien, gracias por preocuparse -contestó con evidente sarcasmo-. De hecho, se la está pasando muy bien con Rosé.
-Ya lo creo -ladeó su cabeza mientras sonreía sugestivamente.
-Claro, usted debe saberlo muy bien por la gran confianza que tiene con Rosé, ¿no? -dijo, rodeando el sofá en el que estaba para sentarse en él después-. Que es tanta como para, incluso, pasar la noche con ella en su casa.
Jennie se la quedó mirando con desconfianza y se paró frente a ella, se cruzó de brazos y esbozó una ligera sonrisa frívola al notar que la menor ni siquiera le estaba viendo al decir aquello.
Se quedó sin contestar por unos segundos en los que no dejó de mirar a la chica por debajo suyo, esperando así, que la misma volteara a verla. Pero al no obtenerlo, decidió tomar ella misma su mentón y alzar su rostro para provocar que sus miradas se encontraran nuevamente.
-¿Esos son celos o reclamos? -preguntó con aires de suficiencia.
-Para su desgracia, ninguno de los dos. Solo decía... nunca me enteré qué hacía ella ahí.
-Ya veo, son reclamos.
-¡No!
-Celos entonces -dijo, sonriendo para hacer molestar más a la menor a propósito.
Lisa soltó un pequeño grito de frustración a la vez que rodaba sus ojos de la misma manera, apartando su rostro del toque de la mayor.
Jennie realmente sabía cómo evadir sus dudas mientras la hacía querer gritar exhausta al mismo tiempo.
-Ya basta, solo diga que no quiere contestar a eso y listo -espetó luego de varios segundos en silencio.
-¿Acaso hay algún interés en particular por saber eso? -indagó en un intento por continuar dándole largas.
-¿Debería tenerlo? -la mayor asintió-. Bien, pues no lo tengo. Al parecer solamente soy una entrometida con mucha curiosidad de saber qué hacían dos exnovias durmiendo juntas.
-Wow, alto ahí. Vamos a aclarar una cosa -descruzó sus brazos para extender sus palmas al frente con sus ojos abiertos en sorpresa-. Decir "exnovias durmiendo juntas" suena demasiado comprometedor y cualquiera que lo escuchara diría que hasta pudo llegar a pasar algo más, lo cual no fue así. Rosé durmió en mi habitación y yo dormí en la de huéspedes, ¿está claro?
Lisa entrecerró sus ojos y, por alguna razón, saber aquello le hizo dejar de sentir tanta quisquilla en su interior por el desarrollo de los hechos, ya que ella, junto con con Jisoo, habían llegado solas a la misma conclusión de que ambas mujeres habían dormida juntas, en la misma cama, el mismo espacio y el mismo momento.
No sabían si ese pensamiento se debía a lo fácil que era malinterpretar la situación sin un previo contexto o si su imaginación había ido demasiado lejos.
-De igual manera, ese no es el objetivo de mi pregunta. Yo solo quería saber qué hacía Rosé ahí, no si habían dormido juntas -contestó con recelo.
-Lo sé, pero quería dejar claro que las cosas que no pasaron como lo planteaste. Y en cuanto a tu pregunta, sinceramente estoy debatiéndome entre si sea correcto decírtelo o no; es por eso que no he hablado de ello contigo.
La señorita Kim se sentó al lado de Lisa en el sofá al terminar de decir lo último.
No quería parecer estar dando explicaciones de nada, pero aún así, había algo que le hacía necesitar sacar de conclusiones equivocadas a la menor.
Además de que, la respuesta a aquella pregunta tal vez no sería la más agradable a oídos de la chica.
-Muy tarde, quiero saber -determinó con una expresión neutra hacia la mujer a su lado.
Su dilema recaía entre la amistad que había formado la castaña con Rosé, la cual podría verse afectada con su respuesta, más el hecho de que gran parte de sus roces con la misma habían detonado aquella noche, por lo que le era complicado decir lo que sabía.
Sentía como si fuera a echarla de cabeza y realmente no quería cargar con esa culpa.
-Es complicado, yo-
Una mano se posó sobre la suya, acariciándola suavemente e interrumpiendo sus palabras con otras-. Por favor... -lo acompañó de una mirada suplicante para buscar algún ablandamiento de parte de la mayor.
Como acto reflejo, Jennie apartó su mano bruscamente al sentir cierta electricidad atravesando sus nervios de manera inconsciente, ganándose una mirada dudosa de parte Lisa, quien pensó que la mayor estaba actuando como si tuviera miedo de ella.
Luego de todo lo que había estado pasando en tan solo una semana, Jennie se encontraba muy reticente a volver a tener ese tipo de contacto con la menor, y en ese momento no se lo vio venir, por lo que no pudo evitar tener tal reacción.
Por el contrario, a Lisa le pareció una buena oportunidad para intentar conseguir lo que quería, viendo a su maestra así de susceptible y casi nerviosa de un momento a otro.
No se consideraba una persona vengativa, pero aquello también se veía como una gran oportunidad de cobrar sutilmente lo que la había hecho pasar ese mismo día por la mañana.
Con esto en mente, fingió no saber lo que podrían causar sus acciones y procedió a acercar su mano nuevamente, esta vez colocándola sobre una de sus piernas, empezando a acariciarla de arriba a abajo con una ligera sonrisa ladina.
Sintió a la mayor tensarse ante su toque, aunque su rostro permaneció sereno. En ningún momento se apartó o volvió a hacer algún movimiento repentino.
-Pienso que es un poco grosero de su parte dejarme con la duda, ¿no lo cree? -cuestionó con falsa inocencia en su voz.
-Lo que yo creo es que tú estás siendo demasiado insolente -tomó valor para agarrar la mano ajena y apartarla de su muslo con una mirada de advertencia.
Lisa miró con desdeño aquella acción, pero se mantuvo firme en lo que quería, así que poco le importó acortar los escasos centímetros que las separaban en el sofá. Alzó una de sus manos hacia la mayor para apartar el cabello que recaía sobre su hombro izquierdo, dejando a la vista el costado de su cuello.
Bajo la atenta mirada de su maestra, Lisa se dedicó a acariciar apenas con la punta de sus dedos aquel lugar, esperando obtener alguna reacción de su parte. Lo cual no sucedió.
-Solo para que lo sepas, no conseguirás nada haciendo esto -advirtió con seriedad-. Ni lo que quieres saber, ni mucho menos algo más.
-Eso no fue lo que me dio a entender hoy en la enfermería -susurró con vanidad, bajando las caricias hasta sus clavículas.
-Lo que pasó hoy en la enfermería fue un error, yo dejé clara mi posición la última que hablamos.
Podía intentar aparentar lo contrario por fuera, pero no podía engañarse a sí misma por dentro. Aquello estaba logrando desordenar sus ideas y nublar su juicio.
Mientras no lo pensara mucho y no se empeñara en cuestionar las intenciones de la menor, todo tenía posibilidades de resultar en el cumplimiento de sus caprichos, por lo que pensó que requería un poco más de esfuerzo.
Con agilidad, cambió su posición en el sofá, colocando sus rodillas sobre el mismo para quedar a una mayor altura que la señorita Kim, quien seguía sin mostrar alguna expresión fuera de lo neutral, solo se dedicaba a observar a la menor expectante. Ni siquiera tenía intenciones de tocarla a pesar de su cercanía.
Lisa fue quien tomó el mentón contrario esta vez, alzándolo lo suficiente como para que sus miradas chocaran inmediatamente. Se estaba aferrando a la idea de romper esa delgada línea que la separaba del decoro que mostraba su maestra en esos momentos.
-¿Está segura de que eso es lo que quiere realmente? -la mujer asintió lentamente con total seguridad en respuesta-. Pues yo lo dudo bastante.
-Ese es tu problema, no el mío.
Lisa rió con poca modestia, negando con su cabeza para demostrar que no creía en sus palabras.
-De hecho, sí lo es -se inclinó hasta la zona de su oreja, rozando por poco su nariz sobre su cabello, para después susurrar-. Porque mientras yo siga estando aquí... -dio un ligero toque sobre la sien de la mayor, refiriéndose a su mente-, usted siempre va a desear más y eso no puede negarlo.
Esta vez fue el turno de la mayor de reír al escuchar a la chica, apartándose lo poco que le era posible al encontrarse casi acorralada contra el respaldo del sofá.
-¿Te das cuenta de lo arrogante que puedes llegar a ser?
-Hmm, curiosamente eso me recuerda a alguien que tengo muy cerca de mí en este momento. ¿Será posible que lo aprendiera sin querer de ella? -cuestionó con sarcasmo.
-¿Tanto te gusto como para que ahora quieras parecerte a mí? -preguntó igualmente con un tono de gracia en su voz.
Lisa rodó sus ojos, quedándose sin más que responder para contrarrestar sus palabras, apartándose un poco de la mayor para volver a mirar su rostro.
En un rápido movimiento, colocó sus manos sobre los hombros contrarios y se desplazó con ligereza hacia las piernas de su maestra, sentándose en ellas con cuidado de no ser demasiado brusca.
Jennie no puso objeciones, solamente la observó acomodarse sobre sí mientras apartaba sus brazos para evitar tocarla, dejándolas puestas a cada lado del sofá.
Lisa notó esto, por lo que tomó las manos ajenas para colocárselas sobre sus propias caderas y sonreírle ladinamente.
Después de conseguir que las dejara quietas ahí, llevó ambas de sus manos hacia la parte trasera en la nuca de la mayor, colando sus dedos entre el cabello de la misma.
Con decisión, presionó aquella zona hacia sí misma para unir sus labios con desespero a los contrarios.
La señorita Kim apretó el agarre en las caderas de la menor en un vano intento por contener sus deseos. Pero simplemente no podía negar que aquello la estaba haciendo distraerse de la posición que antes creyó haber dejado clara con Lisa.
No era propio de su parte estar flaqueando en sus decisiones, pero cuando se trataba de unos carnosos y celestiales labios, más el peso de su cuerpo ejerciendo presión sobre su pelvis, era casi imposible no ceder ante la tentación que aquello representaba.
No engañaba a nadie, desde el principio se había entregado por completo sin resistirse lo suficiente a la tentación.
Lisa acarició su cabello desde donde aún se encontraba su mano, intentando bajar la tensión que todavía se podía sentir en el cuerpo de su maestra bajo suyo, pero solo consiguió aumentarla más.
Siguió besándola con intensidad, jugando descaradamente con la posibilidad de que aquello pasara a ser algo más que solo un contacto desesperado entre sus labios.
Y sí, esto estaba tomándolo como un pequeño experimento con el fin de conocer hasta dónde era capaz de manipular a Jennie. O si al menos podría hacerlo.
Afortunadamente, la señorita Kim era la menos indicada para caer en este tipo de juegos. Aún si hubiese tenido un momento de debilidad por la menor, su fuerza de voluntad siempre podría más.
En cuanto sintió una de las manos contrarias bajar por sobre su pecho para intentar desabrochar su blusa se apresuró a tomarla con fuerza y apartarla, alejándose de su boca también para romper con el instantáneo deleite que logró obtener a costa de su inconsciente arranque.
Tomó también las piernas de Lisa y empujó de ellas hacia adelante para indicar que no quería tenerla más sobre sí, causando que la misma se bajara con un quejido de redención.
Jennie se levantó del sofá, pasando al lado de la castaña que la miraba casi con molestia al no estar obteniendo lo que quería.
-Si tanto lo quieres saber, pregúntaselo tú misma a Rosé -dijo con severidad-. No me corresponde a mí hablar de eso, así que no lo haré, uses los métodos que uses para convencerme.
Sin esperar una respuesta, empezó a caminar hacia la puerta principal, trayendo a la dueña de la casa tras sus pasos en silencio. Abrió, dispuesta a largarse sin más, pero cuando apenas había puesto uno de sus pies fuera, la menor tomó su brazo y tiró de ella con suavidad, haciéndola retroceder solo un poco.
Se giró para encararla y pedirle que la dejara ir, sin embargo, no se esperó sentir una mano colocarse sobre su cintura para conseguir acercarla al cuerpo de la otra. Frunció el ceño en confusión de sus intenciones y sintió la calidez que emanaba de la respiración de la menor tan cerca de su rostro cuando esta pegó su frente con la suya.
-No sé por qué sigue estando tan molesta conmigo -susurró, apenas rozando sus labios con los contrarios al hacerlo-, pero eso solo provoca que yo tenga más ganas de usted.
Jennie pasó saliva con dificultad al volver a sentirse mínimamente intimidada por la menor como nunca pensó hacerlo, pero era capaz de disimularlo tan bien ante ella que apenas si lo notó.
-Bien, pues a ver cómo te va con eso -respondió en voz baja también, sintiéndose presa de las manos de Lisa todavía-. Ahora, si me permites, debo irme.
Lisa soltó una corta risa desafiante y apartó sus manos de la cintura contraria, alejándose de la mujer a la que tenía con sus niveles de autocontrol a punto de colapsar, no sin antes haber dejado un rápido beso sobre la comisura de sus labios, negándose ante el impulso de adueñarse de ellos nuevamente.
La mayor agradeció mentalmente que no insistiera más para no verse en la necesidad de doblegarse ante la castaña al no poder reprimir sus deseos por más tiempo.
Volvió a girarse sin decir alguna otra cosa y empezó a caminar hacia su auto bajo la atenta mirada de la chica a sus espaldas.
Entró al auto y lo primero que hizo fue tomar una bocanada de aire y soltarla de golpe con exasperación. Puso en marcha el vehículo y en cuestión de segundos se perdió a la vista de la menor en la lejanía de la calle.
Eso había sido difícil hasta para ella, que se consideraba alguien resistente a los intentos de manipulación de cualquiera de sus alumnos cotidianamente.
Pero se trataba de Lisa, y cuando se trataba de ella todo cambiaba mágicamente.
Antes de cerrar la puerta con tranquilidad, la castaña había observado de lado a lado la calle y las casas cercanas a la suya para asegurarse de que nadie había visto aquello que acababa de suceder entre ella y su maestra. Al parecer, así había sido.
De todas formas, pensó en la precaución que debería empezar a tener en cuanto a hacer cosas como esa en lugares en los que podría llegar a aparecer alguien en cualquier momento, pues si lo hubiese pensado antes no estaría en la situación a la que debía enfrentarse mañana.
Mañana. Pensó.
Dirigiéndose hacia su habitación, tomó su celular y marcó el número de Doyeon. Tenía pendiente una explicación del plan improvisado para salvar su pellejo.
Con la señorita Kim podía ser muy difícil obtener lo que quería, pero con ese cretino no podía fallar. No se lo iba a permitir.
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