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Scape plan

، ⌕ ' plan de escape.

Otro día más sin Avery, pronto se cumplirían cuatro días de la desaparición de Avery, se habían armado pequeños grupos de búsqueda conformados por personas que creían fielmente en la inocencia de Avery y que estaban dispuestos a encontrarla para que ella volviera casa.

Era martes por la tarde, Mason llegó temprano del trabajo, apenas cerró la puerta de la casa, lo primero que hizo fue tirarse en el sofá y cerrar los ojos, Mason no sabía dónde estaba su cabeza, estaba perdido, igual que su hija.

Mason no tenía la cara para hablar con James y pedirle disculpas por haberlo de esa manera la noche anterior, había varias razones, una de ellas, es que Mason a veces solía ser muy orgulloso, hasta con las personas que más quería.

Mason llamó a sus padres para contarles lo que había sucedido con Avery, ellos aseguraron que estarían allá en menos de dos días. Mason les aseguró que no era necesario, por más que quisiera un abrazo de su madre, no sabría cómo llevar la situación con mas personas a su alrededor.

Mason exhaló exhausto y se enderezó en el sofá, estiro sus manos hasta la mesa de café frente a él y tomo varios papeles que habían ahí, algunos eran los carteles de desaparecida que le faltaban por repartir, otros eran facturas de la luz y el agua, y entre todos ellos, había algo particular.

Mason tomó aquel sobre que llamó su total atención, dejó los demás de vuelta a donde estaban. Mason reconoció la caligrafía de su hija en el sobre, relamió sus labios y abrió el sobre sacando del interior de este una carta.

Con nervios de lo que pudiera encontrar y con la curiosidad a mil, Mason comenzó a leer la carta para sí.

Querida Gabe,

No sé por dónde empezar, quizás por la parte donde creo que este cuerpo físico ya no me pertenece. Ya no se qué hacer, ya no sé cuánto más voy a poder esconderme en el baño para vomitar la comida que mi padre hace, como, pero sin apetito alguno.

Necesito ir a otro lado, ya mis libros no me sirven como una realidad alterna y la música ya no es suficiente droga para mí, tengo que buscar algo más.

Todos en el pueblo me miran mal, me hablan mal y me dejan mensajes horribles en mi casillero todas las mañanas, siempre terminó botando los papeles a la basura pero, ¿sabes? No es lo mismo. Me hago la que no me importa, pero sí que me importa.

Así que lo he decidido, escaparé, escaparé lejos de este pueblo sin que nadie sepa nada de mí.

Extrañaré mucho a mi padre, a Blake, incluso a Griffin y a Bruce aunque ya no estén aquí.

Dejaré todo atrás.

Necesito morir y reencarnar en otro lado, lejos, muy lejos.

Te comentaré más sobre mi plan en otra carta.

Atte. Avery.

Mason terminó de leer esa carta, por sus mejillas corrían lágrimas silenciosas. Había estado siendo tan mal padre que no se había dado cuenta de esos detalles, no se había dado cuenta a tiempo de que su hija estaba mal.

Mason dejó la carta sobre la mesa de café, tapo su rostro con sus manos y comenzó a llorar como si de un niño pequeño se tratara. Toda la sala comenzó a inundarse de sollozos y lamentos, Mason había sido un mal padre, eso le decía su cabeza, todo lo que había sucedido era su culpa.

Avery miraba a la nada en silencio, su mirada se había apagado, sus ojos ya no tenían ese brillo, era como si estuviera muerta en vida. Avery divagaba en silencio, y el único sonido que se percibía en la habitación era su respiración.

Le habían arrebatado la inocencia, ya no tenía nada más que un vacío en el estomago y muchas nauseas, ya no era Avery, ya no quedaba nada de ella. Pronto el teléfono comenzaría a sonar de nuevo, pero desde que había empezado a contestar llamadas, toda su vida se había ido por la borda.

—Jódete —Avery siguió mirando hacia la pared, pero el teléfono no dejaría de sonar por eso —no voy a responder, vete a la mierda —Avery escupió sus palabras con rabia, pero el teléfono no se detuvo —carajo.

Avery se levanto del colchón y con esto el teléfono con cierto fastidio.

— ¿Que mierda quieres? —No le respondieron — ¿Aunque sea te sabes tú puto nombre?

— ¿Qué clase pregunta tan estúpida es esa? — Avery le sacó el dedo del medio al teléfono — ¿Tú tienes idea de quién eres?

—Para tu información, si lo sé —Avery sonrió con sorna —me llamó Avery Beckmann.

—Un placer conocerte Avery Beckmann —Avery se extrañó un poco por el cambio de humor pero decidió ignorarlo —bienvenido a la pesadilla que va a acabar con tu patética vida.

—Auch, gracias por eso —Avery rodó los ojos.

—No hablo contigo mocosa —Avery abrió su boca ofendida.

—No me digas mocosa, seguro tu eres un pulgoso que no se baña —Vance al otro lado del teléfono comenzaba a perder los estribos.

— ¡No soy un pulgoso! Además, no es como que puedas cumplir con las normas de higiene cuando estás muerto, genio.

—Si quieres buscar excusas para justificar tu mal olor, piensa en algo mejor.

Vance estaba a punto de decir algo más, pero alguien detrás de él acaricio el dorso de su mano calmándole un poco, Vance suspiro y volvió a hablar por el teléfono.

—Como sea —el rubio ya sonaba más calmado — ¿Ubicas la pared que esta frente al retrete en el baño?

—Si, sé de qué me hablas —Avery asintió con la cabeza y fijo su vista en la ventana, quizás era de mediodía, no estaba segura.

—Bien, cuando yo estuve ahí rompí la pared, al otro lado hay el congelador de una bodega —Avery siguió escuchando la historia del rubio en silencio —tienes que romper la pared y empujar la puerta del congelador para que se abra.

Avery no respondió, ¿cómo rompería una pared ella sola?

—Unos centímetros más arriba de del enchufe tienes que empezar a romper.

—Gracias.

— ¿Gracias por qué?

—Por ayudarme.

—Escúchame bien mocosa, esto no lo hago por ti —Vance sonaba un tanto enojado —lo hago para joderlo a él, se llevó a gente inocente que no merecía nada.

Avery asintió, a su cabeza la primera imagen que vino fue Griffin, su hermanito merecía haber salido de ahí.

—Cuando me encontró rompiendo esa pared, se tomó su tiempo conmigo —Vance apretó sus puños —asegúrate de escapar lo antes posible.

—Adiós pulgoso.

—Adiós, mocosa —Vance colgó la llamada y Avery no esperó nada para ponerse manos a la obra.

Avery fue hasta el baño y justo donde Vance le había dicho trazo una línea imaginaria donde empezaría a romper, era el problema era que solo con sus manos no podría. Avery dio vueltas por todo el lugar intentando buscar algo que le ayudara, al volver al baño, la tapa del tanque del retrete pareció buena opción.

El único problema es que la tapa era de porcelana, Avery no sabía que tanto aguantaría, pero no perdía nada con intentar. Avery sujetó el objeto con fuerza en sus manos, era algo pesado, y ahora que estaba débil por la mala alimentación y pocas horas sueño, sentía que sus brazos se romperían en cualquier momento.

Contó hasta tres antes de empezar a golpear la pared, pequeños trozos de porcelana cayeron al suelo lastimando un poco sus piernas, pero realmente los cortes era lo de menos. Avery comenzó con golpes pausados, pero al ver que no estaba haciendo el gran daño, la impotencia se apodero de ella y empezó a golpear con rabia.

Los golpes fueron tan fuertes que la tapa del retrete terminó por romperse en las manos de Avery, causándole cortes en las palmas de sus manos, Avery gimoteo del dolor al ver la cantidad de sangre que brotaba de ella.

Avery tenía que cubrir esas heridas con algo, así que otro por romper parte de su camiseta y uso aquellos trozos de tela como venda, le costó al principio, pero soporto el dolor con orgullo y termino por ajustar bien sus vendas improvisadas.

Avery volvió a la habitación, tiro de su cabello hacia atrás y no se contuvo más para hacer lo que quería hacer desde hace mucho, gritar.

Avery grito con todas sus fuerzas, sacando de ella toda la rabia que tenía dentro, ¿por qué ningún de sus planes había funcionado? Parecía que no importaba cuanto más lo intentara, jamás se iría de ahí, Avery se acerco a la pared más cerca y empezó a patearla, a golpearla con sus manos mal heridas.

Avery dejó de descargar su rabia contra los muros de la habitación cuando el teléfono comenzó a sonar de nuevo, ¿qué nunca se cansaban de llamar? Avery contestó el teléfono de mala gana y se apoyo en la pared.

—Hola Ave —Avery apretó un poco sus labios, ya sabía con quien estaba hablando y eso no le gustaba.

—Hola... ¿Sabes cómo te llamas?

—Es curioso —la voz de Bruce sonaba tranquila —se supone que los muertos lo sabemos todo pero, supongo que saber tu nombre son detalles insignificantes.

—Así que... los muertos lo saben todo eh —Avery rió sin gana —a ver, dime, ¿voy a morir? —Bruce no respondió.

—No lo sé —Avery pasó uno de los mechones de su cabello detrás de su oreja, esa respuesta dejaba mucho que desear.

—No quiero morir, Bruce —la voz de Avery estaba a punto de quebrarse —no estoy lista.

—Creo qué, según mi experiencia —el tono de voz que usaba Bruce era uno muy calmado, como si incluso estar muerto no fuera una gran preocupación —nunca estás listo para morir, ya sabes es como... un efecto colateral de vivir.

— ¿Y según tu experiencia, crees que escape de aquí? —Avery de seguro lloraría en cualquier momento, pero sentía que ya no le quedaban lágrimas para derramar.

—Eso depende ti —Bruce hizo una breve pausa —y de que tantas ganas tengas de aferrarte a la vida.

— ¿Duele? —Avery movió un poco la cabeza — ¿Morir duele?

Bruce al otro lado del teléfono sonrió un poco, y aunque sabía que Avery no le podía ver, negó con cabeza para luego responderle.

—Es como, dormir por un largo rato y ya luego despiertas otra vez.

Avery asintió y cerró los ojos pensando, ¿qué deparaba el futuro para ella?

—Hay una baldosa suelta en el suelo, quítala y empieza a escarbar lo más que puedas —Bruce apoyo su cabeza en el hombro de alguien más —yo no tuve el suficiente tiempo de hacer un túnel al otro lado de la calle.

— ¿Y yo si tendré tiempo?

—Todo depende de ti, y de que tanto quieras vivir.

—Gracias, Bruce.

—Hasta luego, Ave.

La llamada finalizó, Avery dejó el teléfono en su lugar y se fue a buscar esa baldosa suelta que Bruce le había mencionado.

—Odio a ese sujeto.

—Si tuviera mi bate aquí, lo golpearía respetuosamente en la cabeza —Bruce empezó a caminar lejos del lugar seguido por Vance.

—Creo que ese bate es sin duda tu mejor amigo —Vance bromeó un poco siguiéndole el paso al chico de ojos rasgados —ahora que lo pienso la única relación estable que he tenido en mi vida ha sido con esa máquina de pinball —Vance se entristeció un poco al recordar que llevaba mucho tiempo sin ver a su chica.

Avery pasó un largo rato escarbando, pero llegó un punto en el que sus brazos le pidieron para, toda su ropa estaba llena de tierra y su cabeza comenzaba a darle vueltas, no había comido nada en varias horas, ni siquiera había bebida algo de agua.

Avery salió del agujero que había hecho en el suelo y se fue a sentar en el colchón todo sucio, Avery cerró los ojos y suspiro, estaba cansada en todos los sentidos posibles. Avery metió una de sus manos en su bolsillo, topándose ahí con una especie de papel.

Avery sacó de su bolsillo una carta, pero no cualquier carta, era la carta de su madre. Haciendo algo de memoria, recordó que la había metido en su bolsillo antes de haber salido de casa la última vez, en otro bolsillo encontró un lápiz pequeño, y entonces se le ocurrió una idea.

Por la parte trasera de la carta comenzó a escribir ciertas cosas que quería decir, no se tardo mucho en hacerlo. Al terminar, metió la carta bajo el colchón esperando que ese hombre no la encontrara jamás.

Avery miro sus manos, llenas de sangre y tierra, apretó sus labios y por fin tomo una decisión.

Iba a matar al raptor, se había cansado de ser una marioneta en su estúpido juego.

© URGFRONNIE

ya estamos más cerca del final, agárrense esos pantalones que se vienen cositas.

hoy subo tres capítulos, y mañana el capítulo final + el epilogo y rezo para que todo salga bien.

los amo tanto, gracias por estarme acompañando en este viaje que ya está llegando a su fin, es que lloro.

los amo mucho eh.

xoxo, Alex.

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