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Christopher Bang tiene una rutina.
Todos los días se levanta diez minutos antes de que su alarma suene. Observa el cuerpo de Minho a su lado, durmiendo plácidamente con los labios entreabiertos y los mechones castaños desparramados en la almohada. Luego se ejercita por una hora, y toma una ducha para arreglarse y bajar a desayunar.
Una vez abajo recibe los buenos días por parte del Omega, quien intenta mantener una conversación que Christopher ignora la mayor parte del tiempo.
Toma su desayuno en silencio con las atenciones del castaño sobre él antes de que Christopher se levante y camine hacia la puerta con Minho deseándole que tenga un buen día.
Sin embargo, hoy era diferente. Su rutina no se repetía. Christopher se levantó diez minutos antes de que su alarma sonara, la desactivó y al girarse vio el lado de la cama que le pertenecía a Minho vacío. Arrugó sus cejas, extrañado. Durante los años que había convivido con Minho se percató con facilidad que el Omega no era muy mañanero.
El resto de su rutina permaneció igual. Se ejercitó, tomó una ducha y se arregló.
Cuando bajó hasta la cocina vio a Minho sentado en la mesa, con su pijama aún puesto, el cabello castaño revuelto, una taza de café en su mano y los ojos fijos en la pantalla de su portátil. Sus cejas se arrugaban cada cierto tiempo y el Alfa parpadeó, con la atención en el concentrado Omega que no se había percatado de su presencia.
Christopher se sintió extraño.
Se sentó frente al Omega, desayunando en silencio mientras lo miraba. Esto era nuevo, pensó Christopher mientras tomaba un poco de jugo. Abrió la boca, las palabras costándole salir de entre sus labios.
"Buenos días." Le dijo y los ojos sorprendidos del Omega se posaron en él. Era la primera vez que Christopher era quien daba los "Buenos días", y el Alfa se preguntó si la mueca de sorpresa de Minho se debía a ello o a que verdaderamente no se había percatado de su presencia.
"Buenos días." Le respondió con una sonrisita antes de volver la vista al portátil. " ¿Vas a venir a cenar?" Minho le preguntó y Christopher se lo pensó un momento, antes de negar luego. Se sorprendió cuando el Omega solo asintió, sin preguntarle por qué como habitualmente hacía.
Un resoplido por parte del castaño lo sacó de su mar de pensamientos para escucharlo murmurar entre dientes.
"¡Agh! La verdad no sé de qué sirve haber pagado tanto por esta casa si el wifi no sirve." Se quejó, presionando repetidas veces una tecla en el portátil.
"¿Qué estás haciendo allí?" Le preguntó curioso y es que vamos, sus mañanas siempre se han basado en la presencia de Minho abrumándolo en atenciones y ahora actuaba como si el Alfa no estuviera presente. Le hacía ilusión saber qué era lo que tenía tan entretenido al Omega.
Minho llevó la vista de la pantalla hasta Christopher, quien lo miraba con una ceja alzada en curiosidad. Apretó los labios, sintiéndose un poco abrumado por la atención del Alfa.
"Quiero inscribirme a unas clases de yoga." Le dijo y el Alfa permaneció en silencio, escuchándolo. "Estoy en la página oficial del lugar pero no me permite inscribirme." Se quejó, volviendo a presionar repetidas veces la tecla. " ¿Ves? El Internet no sirve."
"¿Me dejas intentarlo?" Le pidió permiso, pero ya estaba apartando el plato de su desayuno a una de las esquinas para recibir el portátil. El Omega asintió, empujándolo hacia Christopher y lo vio teclear con concentración.
Minho aprovechó para observar el precioso perfil del Alfa. ¿Por qué Christopher Bang tenía que ser tan hermoso? Eso no era sano para el corazón de Minho.
"Así que, ¿yoga?" El pelinegro le dijo, llamando su atención y Minho hizo un sonidito afirmativo en respuesta.
"Tengo mucho tiempo libre y quiero emplearlo en algo." Le contó, atento a la reacción del Alfa. Como siempre, Minho no obtuvo nada de su parte.
"Lo mejor será que empieces con clases para principiantes. Hay en varios horarios, ¿prefieres la mañana o la tarde?" Escuchó al Omega responder que por la mañana y nuevamente alzó una ceja hacia él porque de nuevo, Minho no era una persona mañanera. "Listo." El Alfa dijo, regresándole el portátil y los ojos del Omega brillaron felices. "Aún tienes que coordinar tus clases y para eso tienes que ir al lugar. La página solo era para inscribirte." Minho asintió conforme.
"Gracias." Le dijo feliz, levantándose con el portátil y corriendo hacia las escaleras del segundo piso. Christopher parpadeó sorprendido al verse solo en el lugar.
Se levantó de la silla cuando terminó de desayunar, llevando lo que había utilizado para dejarlo en la cocina mientras caminaba en busca de sus cosas antes de irse a la oficina. El sonido de pasos rápidos bajando las escaleras llamó su atención y vio al Omega casi correr hacia él con los cabellos castaños alborotados y el pijama un poco desacomodado.
Lo sostuvo cuando el cuerpo del Omega chocó contra el suyo, ambos tambaleándose en el lugar. Las manos de Minho fueron a sus mejillas y Christopher se relajó al sentir la tibieza de la piel sobre sus pómulos antes de que Minho utilizara un poco de su fuerza para atraerlo hacia su rostro.
Al igual que la noche anterior, los labios del Omega chocaron contra los suyos, esta vez en un contacto más suave y menos desesperado.
Christopher vio al Omega cerrar los ojos mientras lo besaba y él mantuvo los suyos abiertos, observando su expresión feliz y relajada.
"Que tengas un buen día." Le dijo y nuevamente Christopher lo vio correr escaleras arriba, luciendo emocionado. Parpadeó, apretando los labios para borrar la sensación previa en ellos. Su mañana cada vez se ponía más y más rara.
Salió de la casa, sus pasos llevándolo rápido hasta el auto. Se detuvo antes de entrar, resultándole extraño el no ver al Omega en la puerta despidiéndose de él con la mano y una sonrisa en el rostro.
Sacudió la cabeza, alejando el inútil pensamiento. Minho tenía una personalidad ambivalente, esa nueva faceta no tenía por qué significar algo.
El camino hacia su oficina fue ameno, restaurando de nuevo su rutina en la que caminaba con zancadas largas por los pasillos de la empresa y a su paso las personas se inclinaban en respeto. Le dio los "Buenos días" a su secretario cuando este lo saludó con esa personalidad brillante que lo caracterizaba.
Si Christopher hubiera bebido la noche anterior estaba seguro de que la presencia de Lee Felix le causaría una resaca.
Se dejó caer en el asiento, sus ojos vagando por la oficina. Estaba cansado, no sabía de qué, pero lo estaba.
"Señor Bang, ¿puedo pasar?" La voz suave y melodiosa de Felix preguntó y Christopher dejó ir un "adelante" que sonó más como un gruñido. A su secretario ni pareció importarle puesto que la sonrisa en su rostro se mantuvo amplia hasta que se detuvo a unos pasos del escritorio de Christopher. "Me gustaría hablar de algo importante con usted, si tiene tiempo." Añadió bajito.
"Dime que sucede." Le preguntó, sin hacerle mucho caso mientras rebuscaba en los papeles sobre su escritorio. Observó de reojo a Leer Felix dudar, con la expresión tensa. El chico abrió la boca y luego la cerró, apretándola. Christopher pensó que no hablaría hasta que lo escuchó casi gritar.
"Estoy esperando un bebé." Le dijo, en una oración rápida y sin aire. Christopher alzó una ceja, no viendo como aquello le concernía a él de manera directa. Él era consciente en dónde metía su pene y las nalgas de su secretario nunca habían sido una opción.
"¿Y eso qué tiene que ver conmigo?" Dijo dudoso y Felix comenzó a jugar con sus manos pequeñas.
"Nada, señor Bang. Yo la verdad, quería hablar con usted respecto a eso por otro motivo." Murmuró y Christopher quitó su vista de los papeles para llevarla a su secretario. Lee Felix tembló en el lugar bajo la mirada de su jefe. No entendía como ese mocoso cinco años menor que él le resultaba tan imponente. "Bien, es que en algún punto de la gestación tendré que dejar de trabajar porque el bebé no me lo permitirá y me estaba preguntando si cuando eso suceda...debería entregarle antes mi renuncia." Christopher alzó una ceja.
"¿Me estás preguntando con rodeos si voy a despedirte porque estás encinta?" Christopher dijo y los ojos del Omega se abrieron amplios, revelando de qué se trataba exactamente de eso. Christopher chasqueó la lengua, volviendo la vista a su trabajo. "Sabes que detesto que me interrumpan cuando trabajo, Felix. Más si es para tonterías, que no se vuelva repetir." Lo regañó y el Omega apretó los labios.
"Lo siento..."
"Tienes que avisarme con antelación." Le dijo y el Omega lo miró confundido. "Deberás encontrar a alguien que sea lo suficientemente competente como para hacer tu trabajo para cuando no estés, sin que interfiera en el mío." El Alfa pelinegro dijo y Felix sabía que tenía que empezar a recoger sus pertenencias del escritorio. "Cuando te sientas listo para volver, regresa." Christopher dijo, sorprendiéndolo. "Tu puesto estará esperando por ti." Los ojos de Lix brillaron.
"¡Eso es...!" Jadeó contento. "¡Muchas gracias, señor Bang! ¡No se arrepentirá!" Exclamó eufórico, no importándole cuando el Alfa le pidió que se largara silenciosamente con un gesto de su mano. Hizo una reverencia amplia, conteniéndose de dar pequeños saltos de alegría mientras caminaba hacia la salida.
La voz de su jefe llamándolo de repente hizo que se detuviera. Felix se giró temeroso hacia él, sus ojos fijos en la expresión tranquila del Alfa mientras revisaba algo en su portátil. Escuchó un bajo "Felicidades por el cachorro" y sus ojos se iluminaron, dejando ir un eufórico "Gracias" antes de retirarse y salir con el corazón palpitándole en el pecho.
Nunca lo creyó posible pero había sobrevivido a Christopher Bang.
En cuanto salió de la oficina, la atención de sus compañeros de trabajo lo abrumó. Se acercaron a él, con miles preguntas y amenazas al señor Bang en caso de que se hubiera comportado con el Omega gestante como el ogro en el que se convertía en cada mañana.
"¿Qué te dijo?" Una de sus compañeras de trabajo insistió y él sonrió amplio.
"Me dijo que debía encontrar a alguien que me sustituyera cuando no pudiera venir a trabajar, pero que regresara cuando pudiera, que el trabajo seguiría siendo mío." Les contó y chillidos felices se extendieron por el lugar.
Felix colocó un dedo en su labio en señal de silencio mientras apuntaba con la otra mano hacia la puerta de la oficina. Todos sonrieron cómplices y Felix bajó la vista a su vientre aún plano, acariciándolo con su mano.
Todo estaría bien...
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hoy vi el one kid's room de han y amo tanto que aclarara (lo algo evidente al menos para mí) su cambio tan bueno, se lo veía más abierto y sobre todo feliz que me sentí alguien afortunada de haber estado junto a él, y los otros chicos también, viéndolo y teniéndole el respeto más grande adorando su música, me puse sensible, yo no sé qué va a pasar cuando salga el de chan, no voy a soportar (su okr anterior es mi favorito igualmente)
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