── 🪷 ⋆ ࣪ 3O ֶָ֢֪
"Cuando vi su sonrisa, lo supe. Era la sonrisa que quería ver siempre al despertar durante el resto de mi vida."
[Mario Benedetti]
Nunca había sido lo suficientemente ambicioso, sus padres solían decirlo muy seguido. Siempre fue una persona que no necesitaba mucho para ser feliz, lo que poco a poco lo convirtió en un conformista sin remedio. Minho había aprendido a soportar cosas hasta límites que hacían sangrar su orgullo, cosas que muchas personas no soportarían y que en ese entonces habían dolido demasiado, pero en estos justos momentos, Minho sentía que todo había valido la pena.
El cuerpo de Christopher se cierne sobre el suyo, apoyado en sus brazos para evitar aplastar al Omega. Los ojos de Minho van al pecho desnudo del Alfa, donde un anillo cuelga de una cadena plateada y el reconocimiento ilumina su rostro. Es su alianza, Minho la reconocería donde fuera y verla en el Alfa provoca miles de sensaciones bonitas en su pecho.
"Mi amor..." Christopher lo llama, con la voz baja y dichas palabras envuelven al Omega en una nube rosa. Falta una hora para la medianoche y sabe que no pueden despedir de mejor forma su quinto aniversario.
Minho abre a sus piernas y recibe al Alfa en su interior, la sensación de plenitud lo rebasa a medida que el miembro se abre paso en él, estirando la carne y sus manos acarician la espalda firme de Christopher, presionando con fuerza hacia abajo para atraerlo a un beso. Todo el peso del Alfa cae sobre él y Minho gime bajito cuando es apresado entre el pelinegro y el colchón.
El Alfa embiste en él con suavidad, en un movimiento casi perezoso que le saca un largo gemido de satisfacción a los dos. El pelinegro sale del interior del Omega para luego hundirse en él, una y otra vez, dejándose envolver por la sensación de placer que poco a poco los convierte a ambos en un desastre tembloroso. Minho tiene sus pupilas dilatadas y la respiración errática, su aliento cálido se mezcla con el de Christopher cuando el Alfa se acerca a presionar sus frentes juntas, con sus ojos brillantes en destellos que imponen la presencia de sus lobos, mirándose en una silenciosa complicidad.
Christopher le hizo una promesa a Minho y a su Omega, e iba a cumplirla esa noche, en ese momento, en esa cama. Con sus aromas mezclándose y sus miradas unidas, quiere hacer al Omega suyo, no solo en nombre y en ley, lo quiere suyo en alma y esencia.
Sostiene las caderas de Minho con sus manos, apresándolas en un fuerte agarre y al cabo de los minutos sus movimientos se tornan erráticos, Christopher no cree que vaya a durar mucho y menos el Omega debajo de él, quien se retuerce en gemidos y se aprieta deliciosamente alrededor de su pene. Una de las manos de Minho va a su pecho, sus dedos enrollándose alrededor de la cadena que oscila con cada embestida.
Bajo él, Minho tiembla, corriéndose con un ahogado gemido y las cejas de Christopher se fruncen inevitablemente cuando en medio de su éxtasis, el Omega rompe la cadena alrededor de su cuello. El anillo y la cadena caen sobre el pecho sudado y caliente del peligris, enviando una sensación fría a su cuerpo que le provoca un ligero estremecimiento y es instinto, puro instinto lo que hace a Minho exponer su cuello al Alfa cuando este se corre y anuda en su interior.
Los colmillos de Christopher pican en sus encías ante la imagen que le regala su Omega y por unos segundos siente su conciencia mezclarse con la de su lobo, ambos presentes en el momento en el que hunde sus colmillos en el cuello de Minho. Y es una sensación indescriptible, el cómo puede sentir todo lo que su Omega siente en esos momentos, todo el placer arremolinado en su bajo vientre, la felicidad, el miedo, el alivio, la expectación, todo se mezcla y explota como fuegos artificiales en su pecho.
Sus miradas se encuentran y están demasiado abrumados como para decir algo, por lo que se limitan a sentir todos esos nuevos sentimientos que afloran en sus pechos. Ninguno sabe dónde empieza la felicidad de uno y dónde termina la del otro, todo se une y entremezcla para crear algo único. Los dos son uno ahora y Minho siente que desborda euforia en esos momentos en los que el Alfa de acerca a besarlo suavecito, separándose para ver al Omega cuando un sabor salado se mezcla con sus salivas.
Unas lágrimas traicioneras escapan de los ojos de Christopher, corriendo por sus mejillas y muriendo entre sus labios. Minho se ríe totalmente feliz, limpiando los rastros húmedos con manos temblorosas porque sabe, siente... que Christopher no está llorando de tristeza.
Toma el anillo sobre su pecho, deslizándolo fuera de la cadena y el Alfa hace pucheros hacia él cuando lo coloca nuevamente en sus falanges. Justo donde debe estar, siempre.
Christopher los gira, apoyando su espalda en la cama y dejando que el Omega se siente sobre él mientras esperan que el nudo baje con la mayor comodidad posible. Minho sonríe hacia él, con los ojos brillantes y la mirada de Christopher va al cuello del Omega, donde una marca roja y con un poco de sangre descansa. Su pecho se infla en orgullo por ser él quien dejó esa marca allí, y en felicidad porque es Bang Minho quien porta dicha marca.
Se incorpora, quedando en una extraña versión de la posición de loto, que le saca un gemido a ambos cuando el movimiento crea un roce entre su nudo y las paredes del Omega, enviando otra descarga de semen a su interior. Sostiene el cuerpo del Omega, cuyos muslos están a cada lado de la cadera de Christopher, con el torso inclinado hacia adelante y pronto la lengua caliente del Alfa hace contacto con la zona sensible de su cuello. Christopher lame la marca que él mismo hizo unos minutos atrás y Minho sabe que sus acciones son mero instinto, pero no puede evitar sonrojarse como un adolescente.
"Hueles muy bien, Omega." Christopher le dijo, con voz ronca. Su rostro hundido en el cuello de Minho, fascinado al percibir como sus aromas se mezclan en el sitio donde se encuentra la marca y su lobo gruñe feliz al saber que aunque bañen al Omega miles de veces, seguirá oliendo a él. Solo a él. "Hueles a mí. Me gustaba tu aroma, pero ahora es simplemente..." Christopher aspira sobre su cuello y Minho gime bajito cuando deja un beso sobre su cuello. "Es exquisito."
"Mi Alfa."
Minho sonríe hasta que sus mejillas duelen, rodeando con sus brazos los hombros del Alfa, donde se acerca a dejar un beso. Luego otro en sus cabellos rebeldes, en su frente sudada, en los pómulos, en la punta redondeada de su nariz y por último en sus labios, tomándose el tiempo de explorar con la lengua el interior de la boca del Alfa, sus dedos envueltos en el cabello negro y mojado.
Permanecen así por varios minutos, en los que Minho recibe todo tipo de mimos por parte del Alfa, con su corazón latiendo tranquilo a la par que busca acostumbrarse a la nueva conexión que los une.
"Vamos a tomar un baño, ¿bien?" Christopher le pide una vez que su nudo baja y Minho asiente, incorporándose con algo de dificultad y pronto el semen viscoso corre entre sus muslos. Escucha un gruñido salir de la garganta del Alfa y Minho le apunta con un dedo una vez que pone los pies fuera de la cama.
"Nada de dedos dentro." Le advierte y Christopher sonríe ladino, saliendo de entre el nido de sábanas para mostrarse frente a él, siendo todo un desastre precioso después del sexo, al que Minho quiere rezarle de rodillas.
"Pero tienes que sacar el semen dentro de ti, bebé." El Alfa refuta y las mejillas del Omega se encienden cuando, ignorando totalmente su advertencia, Christopher se acerca a él, agarrando su cintura para murmurarle al oído. "Pero igual si no quieres mis dedos, puedo sacarlo con mi boca, ¿qué dices?" El rojo explota en el rostro de Minho ante la sugerencia.
"¡Christopher Bang no seas cochino!" El Omega dice en un chillido y Christopher se ríe ronco al verlo caminar con algo de dificultad hacia el baño.
Camina con lentitud, siguiendo los pasos de Minho hasta el lugar que promete un relajante baño de agua caliente y cuando llega, observa la mirada del Omega cautivada por su propio reflejo en el espejo del baño.
Se acerca a él, colocándose detrás y apoyando su barbilla en el hombro del Omega. La mano de Minho está tocando la marca en su cuello, sus ojos lucen vidriosos y hay un bonito sonrojo bañando sus pómulos de rosado. Christopher deja un beso en su sien, abrazando su cuerpo desde la espalda y Minho sorbe su nariz, mirando al pelinegro a través del espejo.
"Es bonita." Es todo lo que dice, mas Christopher sabe que se refiere a la marca en su cuello. "Es demasiado bonita. Gracias, Alfa." Christopher deja un beso en su cabello, alejándolo del espejo para atraerlo al interior de la ducha.
Minho se deja ser, demasiado abrumado por el hecho de que ahora tiene un lazo con su Alfa, que lo une a él, que los hace uno, que provoca un dolor sordo ante la más mínima idea de separarse. Por fin ha obtenido todo por lo que ha esperado y Bang Minho no lo dejará ir tan fácil.
Toman una ducha juntos, Minho quiere que bañarse juntos se vuelva una tradición porque adora sentir las manos de Christopher recorriendo su cuerpo en caricias cargadas de adoración, el agua caliente adormeciendo sus sentidos y apagando cualquier tipo de tensión, por lo que cuando regresan a la cama, el sueño se apodera pronto de él.
Christopher ha quitado las sábanas sucias de sudor y fluidos, realmente le avergüenza hasta los huesos que alguien del personal del hotel vea lo que hizo con su Alfa, quien lo atrae a su cuerpo, rodeando con una mano posesiva su cadera y Minho esconde el rostro en su pecho, suspirando en felicidad al tener al Alfa durmiendo a su lado después de cuatro horribles semanas que lo convirtieron en ojeras caminantes. No quiere volver a experimentar algo así de nuevo.
Un Cristopher somnoliento deseándole buenas noches es lo último que escucha antes de rendirse a Morfeo, descansando entre los brazos de la persona para la que Minho cree que puso un pie en este mundo.
A diferencia de las últimas cuatro semanas, ambos logran conciliar el sueño varias horas seguidas sin despertar a mitad de noche con el pecho cargado en aflicción. Y cuando Christopher despierta sabe que no ha dormido más de ocho horas, pero su cuerpo está completamente descansado y relajado como si hubiera dormido toda una semana.
A su lado, la razón dormita con los cabellos grises alborotados, su cabeza descansando en el brazo extendido de Christopher y con una de sus manos en un fuerte agarre sobre la camisa de pijamas que tomó prestada para dormir.
Christopher sonríe, quitando la cabeza del Omega de encima de su brazo para dejarla sobre la almohada.
Sus ojos vagan por la expresión tranquila de Minho mientras duerme, Christopher se encargará desde hoy de llenar nuevamente esas mejillas hundidas de su Omega y va a lograr que el rostro de Minho recupere ese brillo que tenía antes. Es consciente de que forma parte de las razones que han roto al Omega en pequeñas piezas, mas Christopher va a juntarlas todas y las adorará, amará cada pedazo.
"Buenos días." La voz de Minho lo trae de regreso y Christopher mira sus ojitos pequeños por el sueño, su expresión adormilada y sus labios rosas sonreírle. El Omega se remueve en el lugar, buscando acercarse y entonces toda la atención del Alfa va a la marca en Minho. Su marca.
"Buenos días, mi amor." Abraza a Minho, quien se aferra a su pecho, casi acostándose sobre él y Christopher se ríe cuando los cabellos despeinados de su Omega provocan cosquillas en su nariz. "¿Cuándo quieres regresar a casa? Tu regalo de aniversario te está esperando allí." Minho alza la mirada hacia el Alfa, luciendo curioso. "Lo guardé en el cajón que solía tener los papeles del divorcio, estaba con llave porque no quería que lo vieras."
"¿Qué es?" Pregunta curioso y su Alfa se niega a decirle algo sobre su regalo.
"Es una sopresa." Christopher responde, acercándose a besar los pucheros que Minho hace.
"Como sea un collar como los que le regalas a tu abuela, vas a ver Christopher Bang." El Omega le advierte y Christopher ríe, incapaz de tomar en serio la amenaza cuando se le es dicha por una pequeña masita adorable que quiere morder toda.
Christopher confía ciegamente en que su Omega nunca le haría daño, no a propósito, por lo que es capaz de entregar su corazón en bandeja de plata con los ojos cerrados. Y justo eso hizo.
"Min..." Lo llama y toda la atención del Omega se vuelca en él. "Te amo." Le dice y la sonrisa que Minho le da tras escucharlo es jodidamente preciosa.
"Yo también te amo, Christopher." Y en esos momentos, con las manos y la mirada del Alfa sobre su cuerpo, Minho cree que no puede llegar a ser más feliz.
O eso cree, mas pronto un pensamiento llega rápido a su mente y no puede evitar sonreír al percatarse de algo que había estado ignorando hasta el momento. Christopher lo mira confundido, riendo al ver a Minho hacerlo y recibe gustoso el beso que su Omega se acerca a darle. La mirada que su Alfa transmite su curiosidad y Minho solo se encoge de hombros, sumergiéndose en las atenciones que recibe.
"Te lo diré en unas semanas, mi amor." Minho se ríe de su expresión disconforme, besando varias veces sus labios. "Lo prometo."
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro