i like it...
Christopher siente unos labios posarse en su cuello, dejando suaves besos por toda su piel. Mira a su novia con una ceja alzada, y suelta una risa levemente grave. Iba a seguirle el juego, por supuesto, pero al ver que más personas van ingresando a su casa decide parar las cosas allí. Toma a la chica por los hombros, y tras dejar un rápido beso en sus labios, la aleja de su cuerpo para acercarse a la puerta y recibir a los invitados con una sonrisa. Todos traen alcohol, y algunos otras drogas. El rubio no le toma importancia a aquello, pues piensa que quizás eso lo haria más divertido.
Con el paso de los minutos va llegando más y más gente, hasta el punto en el que el ambiente comienza a ser sofocante por la cantidad de personas que se encuentran allí, bebiendo y bailando con la música alta. A eso de las once, la fiesta ya está en su máximo apogeo.
El pelirubio, el cual ahora se encuentra sentado en uno de los sofás junto a sus amigos más cercanos, toma la cerveza que Jisung le extiende; la comienza a beber, sintiendo su garganta quemar levemente.
— Al fin apareces, Minho— dice Changbin, poniéndose de pies y pasando su brazo izquierdo por los hombros del recién llegado. Christopher alza la mirada ante la mención de aquel nombre, y frunce su ceño. No tiene idea de quien es.— Chris, no te molesta que haya traído a mi hermanito. ¿verdad?
Christopher se encoge de hombros, termina de beberse la cerveza para después dejar la lata vacía sobre la mesita frente a ellos, donde habían aperitivos.
— Mientras más seamos, mejor.
Todos asienten de acuerdo, desviando luego la vista hacia Felix, el cual saca una cajita de su mochila gris. La sonrisa que esboza confunde a los presentes, por lo cual se apresura a aclarar.
— Traje pockys. ¿Jugamos?— agita suavemente la caja, haciendo sonar el contenido.
Los ocho chicos se miran entre ellos, sin saber qué responder, pero terminan aceptando.
— Supongo que ya saben de qué trata— dice el pelimorado, abriendo la cajita para dejarla sobre la mesa. — Vamos a hacerlo al azar, con una botella. La giramos dos veces y los que caigan deben hacerlo, ¿vale? Se supone que gana el que deje el pocky más corto.
— Claro, ya lo capto— habla Minho por primera vez, casi sonando emocionado.
Entonces los ocho se sientan en el suelo, en círculo; están algo alejados de todos los demás, por lo que les resulta cómodo estar allí, Jisung coloca una botella de plástico vacía en el medio, y la gira. Esta da vueltas por varios segundos hasta que señala a Changbin. Luego Jisung repite el proceso, y la botella señala a Jeongin. Todos sueltan una risa.
El rubio toma un palito de galleta, colocándoselo entre los labios, y Changbin se acerca para tomar el otro lado y acercarse lentamente, comiéndoselo poco a poco hasta que de pronto estuvieron demasiado cerca. En ese momento Jeongin se aparta, riendo. Sus labios apenas habían alcanzado a rozarse.
Changbin toma el pequeño palito entre su dedo índice y pulgar, mostrándoselo a los demás. Eran aproximadamente dos centímetros.
Luego de eso hubieron más rondas. Hyunjin con Christopher. Seungmin con Felix. Hyunjin con Minho. Minho con Jisung. Christopher con Changbin. Hyunjin con Seungmin. Incluso los dos hermanos, aunque por asco ni siquiera se rozaron, dejaron el pocky en casi cuatro centímetros.
Durante todo el juego, Christopher había estado mirando al castaño con disimulo. Le parece agradable, y bonito. Y en varias de esas ocasiones Minho le atrapó mirándole. Bang ni se esforzó en ocultarlo, de hecho le sonrió, provocando un pequeño sonrojo en el menor que por supuesto no pasó desapercibido para nadie.
Felix posiciona la botella en el centro y la gira. Minho alza una ceja al ver que cae en él.
— Muy bien, Minho y... — vuelve a girar la botella— Christopher.
El rubio aparta la botella y gateando se acerca al castañito, el cual se coloca el pocky entre los labios. Christopher esboza una sonrisa sin poder evitarlo.
— Chicos— dice, sin mirarlos pues toda su atención está en el chico frente a él.— No le cuenten a nadie sobre esto.
Y tras decir eso toma el otro extremo del pocky con su boca, agarrando la mandíbula contraria para irse acercando, sin ser realmente lento. Pero lo que ninguno se esperaba es que Christopher acorte la distancia entre ellos, uniendo sus labios al mismo tiempo que se tragaba el dulce. Minho no reacciona en el momento, no obstante, termina moviendo sus labios sobre los ajenos con frenesí. Ladea la cabeza para profundizar aquel beso y lleva sus manos a la nuca del mayor, ascendiendo estas a su cabello y despeinándolo en el proceso. Ambos jadean sobre la boca contraria al separarse
Se miran a los ojos, tan cerca que sus respiraciones se mezclan. La tensión es notoria entre ellos.
— Bueno, ya sabemos quiénes ganaron— dice Jisung, haciendo reír a los demás.
Los chicos pronto comienzan a hablar mientras beben alcohol, dando el juego por finalizado, y Christopher aprovecha la distracción de sus amigos para acercar sus labios al oído de Lee.
— Ven a mi habitación en veinte minutos, es la última a la derecha. Solo simula ir al baño.
Luego de decir aquello se levanta y camina con dirección a las escaleras, no sin antes mencionarles a los demás que se iría a su habitación ya que le duele la cabeza. Que volvería más tarde.
Y entonces, Minho espera impaciente a que esos veinte minutos pasen.
Nada más entrar a la habitación Minho ya está siendo acorralado contra la puerta cerrada con pestillo, mientras sus labios son atacados por los ajenos. Se besan con una desesperación increíble, como si nada más en el mundo importara. Como si todo eso fuese malditamente correcto.
Minho siente las manos de Christopher descender desde su cintura hasta su trasero, inclinándose un poco para tomarlo de los muslos, El castaño capta lo que quiere y ágilmente da un brinco para enrollar sus largas piernas en la cadera del mayor, sin dejar de besuquearse.
Los chasquidos de sus besos aumentan a medida que Christopher se aproxima a la cama, donde acuesta a Minho para proceder a besar su cuello. Y como la camisa le estorba, decide quitársela. Minho ni siquiera se niega, de hecho le ayuda en la tarea de desabrocharse el pantalón y quitarse los zapatos y medias. Christopher se quita todo lo que trae puesto, a excepción de su bóxer, y seguidamente toma los bordes del jean ajeno para bajarlo con delicadeza. El castaño jadea al verse casi totalmente expuesto frente a sus ojos. Se lo come con la mirada y a pesar de que eso le avergüence, también le excita en demasía. A Minho le gusta sentirse deseado.
Bang deja un casto beso en sus labios rojizos, pasando a su cuello para dejar más besos y mordidas suaves. Succiona la piel, a sabiendas de que le dejaría una marca notoria por unos cuantos días.
— Uhm, Chris... — suelta un suspiro entrecortado a medida que los besos húmedos van descendiendo por su pecho y abdomen. Le encanta esa sensación.
El rubio toma el elástico del bóxer y juguetea con él por unos segundos, solo para apreciar la impaciencia del chico. Ríe, bajando éste con lentitud.
— Eres tan jodidamente hermoso— menciona, maravillado por su figura. El cuerpo de Minho parece el templo en donde él se pondría de rodillas, y no precisamente para rezar.
Al quitarle su bóxer, procede a deshacerse del propio. Y en cuestión de segundos ya se encuentra muy abajo en la cama, con su boca sobre el pene del menor y con sus manos sobre sus rodillas, de modo que Minho no puede cerrar las piernas.
Comienza a mover su cabeza hacia arriba y hacia abajo, tratando de hacerle una buena mamada al castañito que se retorcía sobre las sabanas. Succiona el glande para luego meter todo lo que podía en su boca, masturbando lo que no alcanza a tomar. A Minho le tiemblan las piernas y eso a Christopher le divierte.
Saca el pene de su cavidad bucal y sin previo aviso pasa la lengua por su entrada, introduciéndola varias veces y sacándole gemidos altos al chico.
Su diestra moviéndose por toda la extensión de su miembro, y los piercings en sus labios haciendo mucho más placentero todo.
Oh, Minho nunca se había sentido tan extasiado. Se siente acalorado, necesita de una polla jodiendo su culo sin piedad.
Christopher humedece todo lo que puede aquel lugar sensible, para luego introducir un primer dígito. No lo mueve al instante, lo hace segundos después. y al ver que Minho lo disfruta mete otro. Ésta vez el chico se queja, mas no tarde en gemir.
— Christopher, oh, C-Christopher— entreabre sus labios, recibiendo el beso hambriento que el mayor comienza.
El rubio se encuentra apoyado con un brazo en la cama, sobre el menor, mientras embiste en su ano con ahora tres dedos. Minho se siente en el jodido cielo.
— Christopher, entra. Entra ya— le pide, o más bien le suplica.
— Eres un ansioso, bonito— continúa embistiendo su interior, sacándole un gemido bastante alto cuando encuentra su próstata con la punta de sus dedos. El castaño arquea la espalda, respirando aceleradamente—. ¿Lo quieres dentro, cariño? ¿Quieres que te folle con mi novia y nuestros amigos allá abajo esperándonos?
Minho no responde, se limita a asentir, con sus manos agarrando con fuerza las sabanas pues el mayor sigue jodiéndolo con los dedos.
— Respóndeme, Lee— golpea su trasero con medida fuerza, haciendo que el mencionado suelte un quejido. Pero esa nalgada por supuesto que le había gustado.
Toma aire.
— S-sí.
— ¿Sí qué?
— Sí, hyung.
El rubio sonríe, sacando los dedos de su interior para proceder a quitarse el bóxer con rapidez. No tiene condones, él no lo ve tan necesario pues sabe que está limpio y cree firmemente que Minho también lo está.
— Dios, solo hazlo. Maldita sea.
Espero que a mi novia no le importe.
Alinea su miembro en la entrada del menor y se introduce de una estocada. Minho abre su boca dejando escapar un gemido que resonó en la habitación.
— Tan estrecho...— sisea, comenzado a moverse lentamente—. Me aprietas tan bien en tu interior, M-Minho.
El ritmo de sus embestidas aumenta conforme van pasando los segundos, haciendo la cama rechinar y chocar contra la pared en un ruido seco.
— ¡Christopher! ¡A-ah! Mgh, Joder. Oh, sí. Se siente tan bien— arquea la espalda nuevamente cuando las embestidas se vuelven rápidas y profundas—. N-no pares.
La manos de Bang van a la cintura del menor y comienza a moverlo sobre su miembro, haciendo que se entierre en él una y otra vez mientras él mueve sus propias caderas. Ver su pene entrar y salir de ese agujero es magnífico. Se siente casi irreal.
— Quién lo diría. E-ese chico de apariencia inocente, que sonreía y rechazaba las bebidas alcohólicas... se encuentra ahora en mi cama. Siendo follado por mí. Necesitado de mi polla y gimiendo mi maldito nombre. Te encanta, ¿verdad?
— Sí, me encanta.
De repente Minho lo detiene e impulsándose hacia arriba, empuja al mayor para que caiga acostado sobre la cama. Christopher se sorprende, claro está, pero todo pensamiento se dispersa en el momento que Minho se coloca en su regazo. El rubio se endereza para recostarse al espaldar de la cama, atrayendo al menor hacia él para besarlo. Mientras tanto, Minho se levanta sobre sus rodillas para tomar el pene del mayor y alinearlo a su húmeda entrada, para luego dejarse caer.
Ambos gimen al mismo tiempo.
Minho se queda quieto por varios segundo, su rostro escondido en la curvatura del cuello contrario, sus ojos cerrados y su respiración agitada. Le duele un poco, pues en aquella posición lo siente aún más profundo, sin embrago, se las arregla para empezar a dar saltitos sobre su gran pene. ¿Cuánto podría medir? Minho no tiene idea, podrían ser diecisiete centímetros, o quizás diecinueve...
— ¡Mgh! C-Christopher, mmh— tira su cabeza para atrás, y Christopher aprovecha para besarlo justo allí. La piel de Minho se eriza, y sus piernas tiemblan ante el esfuerzo y el placer.
Entonces Bang lo toma de los muslos y comienza a enterrarse en su interior, sin piedad y sin descanso. El castañito solo puede gemir mientras se agarra de los hombros contrarios, arañando la piel de su espalda en ciertas ocasiones.
— ¡Christopher! Más fuerte, mgh. Más, más por favor.
El rubio acata la orden sin rechistar, jodiéndolo con fuerza y rapidez. Su pene entrando y saliendo de su culo, mientras se besan con tanta pasión y desenfreno que por un momento se olvidaron de absolutamente todo.
Y finalmente, ambos se corren al mismo tiempo. Christopher en su interior y Minho sobre su abdomen.
Y se miran por segundos que pareces horas, con sus respiraciones agitadas y sus cuerpos sudorosos. Minho es el primero en reaccionar, sacando de su interior aquel miembro que tanto le hizo disfrutar en una sola noche.
Observa sus piernas, en las cuales resbala el semen del mayor, pasando por sus muslos. Luego se miran, con sus labios hinchados y rojizos, volviendo evidente lo que estuvieron haciendo sin que nadie supiera.
Es a partir de ahí que ambos saben, muy en el fondo, que nada volverá a ser igual.
En esa salida junto a sus amigos, Christopher realmente no esperó encontrarse de nuevo con Lee Minho. Pero en realidad, está feliz por ello. De algún modo le emocionó verle llegar junto a Changbin, y no podía ocultarlo pues sin ni siquiera darse cuenta volteaba varias veces a su dirección sólo para verlo reír con los demás.
Se había integrado muy bien al grupo, aunque a su novia aún no parece agradarle.
Su novia...
A Yeonwoo la quiso, por bastante tiempo. Pero no supo en qué momento las cosas comenzaron a cambiar. Ya no le satisface besarla. Ya no le interesa salir con ella. Ya no quiere tener sexo con ella, y quizás eso se debe a una persona que desde la fiesta no logra sacarse de la mente.
¿Desde cuándo solo quería follar y probar los labios de un chico?
Es ahí donde Christopher decide acabar con todo eso. Toma la mano de la chica para alejarse de los demás, y cuando cree estar lo suficiente alejados, suspira.
— Yeonwoo, seré completamente sincero contigo— le dice, sin soltar sus manos— Ya no te quiero de esta forma.
Entonces Yeonwoo alza una ceja, y en su mirada se refleja el dolor y la decepción.
— ¿Qué? ¿Por qué?— dice, casi en un tono agresivo—. ¿Acaso hay alguien más?
Se queda callado, y la chica toma eso como una respuesta.
— Entonces sí hay alguien.
Christopher mira detrás de la chica a Minho, el cual también les observa desde la distancia, con una expresión preocupada.
— Sí, hay alguien más— responde, como si no fuese la gran cosa—. Resulta que besé a un chico, y me gusto.
Sí, bueno. Fueron más que besos, aunque ni ella ni nadie tiene que saberlo.
Le gusta Minho.
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