capítulo dos ;; maybe
La rubia exhibía con orgullo su enorme trofeo frente a sus dos amigos, Genzo y Kaltz, acariciando suavemente el oro de arriba hacia abajo para intensificar su brillo. En la otra mano sostenía su bota dorada, símbolo de su título como máxima goleadora de la temporada. Una sonrisa de satisfacción iluminaba sus labios, reflejando el orgullo por su logro.
—Soy la mejor delantera de Europa, y nadie me quitará mi puesto —soltó dejando clara su confianza.
Genzo y Kaltz solo se miraron, reacción que la misma Helene no esperaba o bueno, ella buscaba la felicitación que no obtuvo de sus padres; quienes actualmente se encontraban pasando por un mal momento por culpa del fútbol, entonces la alemana entendía y mejor elegía no mencionar el tema en su casa —aunque ese mismo tema les haya afectado tanto a ella como a Karl—.
—Envidiosos —murmuró, ella cerro sus brazos, casi como si estuviera abrazando sus trofeos. Frunció el ceño y giró la cabeza, evitando mirarlos.
—No te enojes, Kurōn —dijo Genzo, acercándose con una sonrisa y quitándole su gorra a Helene, quien solo lo miro mal—. Felicidades, pero Kaltz y yo tenemos otras opiniones.
—Me vale —replicó Helene, con un tono cortante que no lograba ocultar del todo el leve temblor de su voz.
Temblor que fue notado por sus dos acompañantes.
—No es nada malo, Hely —habló rápido Kaltz—. Genzo y yo creemos que te iría mejor si te unes al equipo masculino, es solo eso.
Helene tenía una razón para rechazar todo eso, y simplemente era que quería triunfar ella en el femenino, mientras Karl lo hacía para el masculino... quizá después de eso ya podría cambiar de parecer, pues el fútbol mixto para ella no le generaba ningún interés —por ahora—, ademas tenía miedo de salir lastimada. Helene era algo delgada y si bien tenía ciertas fuerza ella sabía que no podía compararse a la de un hombre, esas eran sus razones y claro admiraba completamente a cada chica que decidía unirse a ese nuevo fútbol.
Admiraba a Takako quien fue la primera que conoció con ese nuevo sistema, había visto la fuerza y garra con la que la japo-alemana atacaba y cubría el arco. Después se encontraba Himari Wakabayashi, quien vivía en Italia y era la hermanita de Genzo, él cual se expresaba con orgullo de ella, se unía también de los Wakabayashi, Beniko, la galesa que radicaba en Francia, con ellas dos el portero japonés aprovechaba para presumir a su "familia de talentos"... aunque en su lista incluía a alguien mas; Shõri Akimoto, y vaya que la forma en que se expresaba de ella era como la de un perfecto enamorado, para él Akimoto era la mejor jugadora de todas, y por ultimo se encontraban mas chicas de Japón demostrando su valía e incluso Helene tenía constancia que Italia y Países Bajos tenían a sus chicas, cada una creando su propia leyenda para su país, enseñando que el fútbol no es solo para hombres y las chicas también pueden dar un buen espectáculo.
—No, no, yo quiero triunfar en el femenil. Es otra forma de enseñarles que las mujeres también pueden.
—Pero el hype está en otro terreno —contesto Genzo, ella solo se encogió de hombros—. Tu te lo pierdes entonces.
Helene frunció el ceño al ver como el portero traía su gorra sobre puesta encima de la de él, ella rápido volteo a ver a Kaltz señalando con su cabeza a Genzo y su gorra, el mediocampista solo se encogió de hombros.
—Kaltz, quítasela... te voy a acusar con Karl.
—Ni esta, él esta entrenando con Takako —soltó Genzo, como si esa simple información lo hiciera sentirse intocable.
—Kaltz —volvió a llamarlo.
—No lo alcanzo, Hely.
Y ese simple comentario hizo que tanto Helene como Genzo lo voltearan a ver, quizá Kaltz era mas pequeño que ambos, la rubia bajo la mirada avergonzada y el pelinegro sonrío de lado y simplemente le dejo a ella su gorra de nuevo en la cabeza.
🇩🇪
Helene y Takako se encontraban juntas, como solían hacerlo, en el campo de entrenamiento. El aire fresco de la tarde acompañaba el ritmo constante de sus prácticas, mientras la pelota se deslizaba entre sus pies y el eco de los golpes resonaba en el espacio vacío. Takako estaba bajo el arco, su postura firme, con sus ojos concentrados en el balón. Helene, por su parte, se preparaba para su próximo disparo, frunciendo el ceño con frustración.
Nunca había logrado anotar contra Takako. Esa realidad pesaba sobre ella. Sabía que su hermano lo había conseguido antes, incluso él mismo le había anotado a Genzo, quien según era el mejor. Por otro lado por más que Helene intentara, Takako parecía invencible, como si pudiera leer sus intenciones incluso antes de que el balón saliera de sus pies. Y así lo era.
La europea colocó el balón cuidadosamente en el césped. Miró a Takako, quien mantenía una expresión inmutable, con su cabello azul oscuro brillando bajo el sol, con una mirada llena de calma y confianza.
Helene respiró hondo y comenzó su carrera hacia el balón. Sus pasos eran precisos, calculados. Su pie impactó el esférico con fuerza, enviándolo directo hacia el ángulo superior izquierdo. Parecía un disparo perfecto, era lo que siempre hacia en su equipo femenino.
Sin embargo, Takako reaccionó como un rayo. Se lanzó hacia la esquina, extendiendo su cuerpo al máximo. Sus dedos tocaron el balón, desviándolo lo suficiente como para que golpeara el poste y saliera. Helene se detuvo en seco, las manos en la cabeza. Había estado tan cerca. Otra vez, tan cerca.
Takako se levantó rápidamente, con una leve sonrisa en sus labios
—Buen intento, Hely —dijo con un tono calmado.
—¡Esto es imposible! —exclamó Helene, frustrada—. ¿Cómo lo haces? ¡Es como si supieras exactamente a dónde voy a disparar!
Takako se encogió de hombros mientras recuperaba el balón—. No es magia, solo práctica. Y... te conozco, Hely. Tienes un patrón.
—¿Un patrón? ¿Qué patrón?
—Siempre miras hacia donde planeas disparar. Es sutil, pero lo haces. Quizá deberías trabajar en eso —Takako sonrió, lanzándole el balón suavemente.
—¿Lo notaste? —le dijo con algo de sorpresa, pues ella miraba por escasos un segundos hacia donde iba a disparar, incluso era poco perceptible ello—. Takako eres increíble.
Después de varios minutos de entrenamiento, el sol comenzaba a descender en el horizonte, tiñendo el cielo con tonos cálidos. Helene y Takako se sentaron en el césped, dejando que el cansancio se asentara en sus cuerpos.
Takako se estiró, recostándose sobre el césped y apoyando las manos tras su cabeza. Miraba al cielo con una expresión relajada, casi despreocupada. Helene, en cambio, estaba sentada con las piernas cruzadas.
—Takako —la llamo finalmente Helene, rompiendo el silencio, su voz denotaba un gran toque de seriedad—. Quítale el lugar al engreído egocéntrico agrandado de Genzo.
Takako solo pudo soltar una carcajada, Helene a veces salía con sus cosas. Pues la rubia siempre estaba para criticar a su kopie, aunque claro lo hacía con cariño, así como Genzo solía hacerlo con ella, las únicas veces que se ponían serios era cuando hablaban de fútbol y como deseaban ver a la menor en el equipo masculino de Hamburgo.
—No se como te cae bien, estoy segura que de más pequeño caía peor —dijo ella, aunque por su tono sonaba más a una pregunta–. Se hizo un poco humilde solo porque está en un país que no conoce.
—Déjame decirte que el egocéntrico hasta novia tiene.
Y eso dejo sin palabras a Helene, aunque le sorprendía más que nada por la personalidad del portero, porque ella no lo negaría, Genzo de que es físicamente guapo lo es. La misma rubia una vez le había dicho a su hermano que de no haber sido por la forma en que conoció al japonés y su personalidad tan alzada a ella si le hubiera gustado.
Irónicamente Helene Schneider y Genzo Wakabayashi compartían la misma forma de ser.
Aunque si Helene se ponía a recordar —cosa que no hizo— el mismo Genzo con comentarios sutiles le había dado algunas pistas.
—¿Quién tomó ese reto? —pregunto ella usando cierto tono burlesco mezclado con duda. Ella ya se encontraba picada en la conversación.
—Shõri Akimoto —Takako se sentó observando a Helene con una sonrisa—. La Sakkāenjeru.
La boca de Helene se abrió creando una perfecta "o", y cuando una imagen mental se le paseo por su mente asintió levemente.
—Shõri, debió haber sido complicado... Desde cargar con su sueño del fútbol, hasta iniciar con Genzo.
Por lo general Takako era quien más contaba sobre Shõri, con Genzo eran datos muy por encima respecto a temas más personales, pero con la peliazul si se tenían cierta confianza, sumada a la admiración y respeto que se tenían mutuamente.
—¿Shõri es buena en el fútbol? —continuo la rubia.
—Es la mejor delantera.
Y tras escuchar ello Helene empezó a desear conocer a la franco-japonesa y enfrentarse a ella, sin embargo, sabía que si quería ello debía unirse ya sea a un equipo masculino o a la selección masculina de su país, cosas que veía muy lejana, pues eso iba en contra de todo lo que siempre había dicho y contradecirse no formaba parte de ella. Aunque lo impulsiva se mantenía a flote sobre si misma
hallooo.
nuestra helene ya esta queriendo entrar al futbol mixto, eh🙈. pero primero será campeona de todoo lo femenil.
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