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Chapter six.

❝ Si consideras que estar aquí es una tortura, ¿Qué será para ti lo que te haré? Mocoso tonto.❞

—¡Estás jodidamente loco, Chan! ¿Lo sacaste así de la nada de su hogar?

El mencionado asintió sin problema alguno y dejó al chiquillo recostado en el sofá para luego encarar al molesto chico pálido.

—Cuida como me hablas, Yugyeom. —Amenazó mirándolo fijamente con esos ojos que sembraban tanto terror en cualquiera. —Recuerda que te puedo sacar el corazón y comérmelo aquí mismo.

—¡Yah, Chan! A ti no te va el canibalismo, a Han Jisung sí. ¿Has visto sus vídeos?—El hacker intentó tranquilizar el ambiente tenso que comenzaba a hacerse presente, al parecer eso logró distraer al hombre que dejó de mirarlo de manera penetrante.

—No lo sabía. ¿Hace vídeos? Creí que sólo vendía sus porquerías por la red oscura.

Yugyeom suspiró aliviado y asintió rápidamente siguiendo el tema.

—¡Eh, sí! Vende las sustancias ilegales por la red y también hace vídeos sobre la práctica del canibalismo. —Siguió contándole con entusiasmo, casi como un ¿fan?—Hace seis días pagué por ver uno de sus vídeos y por un segundo quedé traumatizado, ¡Maldición, Park le cortó una pierna y estaba comiendo de ella así con montones de sangre!

Chan soltó una carcajada estruendosa y se acercó peligrosamente al hacker, lo tomó por la camisa del cuello para después susurrar:

—¿Estás diciéndome que te aterroriza más que yo?

—¡No, no! ¡Claro que no! ¿Cómo piensas eso?

—Bueno, ya estaba considerando bastantes maneras de lograr sembrar en ti el terror pero eres bastante aburrido. —Lo soltó de la camisa para subir las escaleras que daban al segundo piso, su voz resonó antes de perderse por completo. —Vigila a Felix. En cuanto despierte quiero que me llames.

—Pero... Chan... ¡Diablos!—Sus palabras quedaron en el aire cuando perdió al azabache de vista. —¿Qué voy a hacer si grita? No sabré como callarlo, sólo se hackear.

El sonido del PC de Yugyeom sonó por toda la sala, le dedicó una mirada al chiquillo que aún dormía. Joder, Chan se había pasado en noquearlo, estaba segurísimo de que no se había molestado en usar el cloroformo siquiera.

—¿Ahora qué?—Se preguntó a sí mismo caminando a la computadora, se sentó en la costosa silla y revisó su usuario en la red oscura. —Ah, sólo quieren una caja.

Yugyeom se colocó nuevamente de pie y alzó la voz llamando al tatuado.

—¡Hey, Chan! Ven acá.

Un malhumorado Chan bajó de las escaleras con un cigarrillo en la mano, le miró con seriedad hasta acercarse.

—¿Qué mierda quieres? Me estaba jalando la polla en paz.

—Hicieron un pedido de una caja misteriosa, ¿Qué le coloco esta vez?—Preguntó el hacker rascándose la nuca nerviosamente.

—¿Recuerdas que hace una semana le arranqué la cabeza a esa tipa que hizo mi cerveza derramar?

—¿LA CABEZA? JODER, CHAN.

—No seas un imbécil, Yugyeom. Quiero que coloques las herramientas que usé, el martillo, el cuchillo y la sierra también si hay suficiente espacio en la caja. —Ordenó exhalando el aire de la nicotina venenosa que mataba sus pulmones, lo mataba sigilosamente, por eso al hombre le gustaba consumirla.

—Joder, ¿Aún está en el sótano, verdad? Con razón olía a mierda podrida. —Se quejó el chico caminando al lugar que mencionó con sus dedos en su nariz cubriéndola para no oler nada.

—No limpies la herramienta, si hay sangre y vísceras en ellas entones déjalas. —Le dijo en voz alta para que lo oyera, caminó hacia el chiquillo para oler de nuevo su cuello. Desde que lo trajo no pudo evitar tener la obsesión de olerlo todo. —Si quieren una caja de la Deep Web, les daremos una caja demasiado buena entonces.

—¡¿EN DÓNDE ESTÁ?! ¡CARAJO!

Un furioso y angustiado Hyunjin tomó con fuerza la camisa del policía en espera de que su pequeño Felix estuviera sano, deseaba que sólo fuera un mal chiste.

—Será mejor que me sueltes mocoso. —Respondió el oficial rubio ceniza con una expresión de pocos amigos y demasiado seria, probablemente hubiera asustado a Hyunjin si no fuera porque la adrenalina y el miedo de perder a Felix estaban a flote.

—Disculpe su manera brusca, oficial. Sólo está angustiado como nosotros. —Intervino la mamá de Felix llevándose consigo al joven universitario, la casa estaba repleta de policías, incluso San y Changbin estaban ahí.

La señora Lee soltó a Hyunjin con la condición de que guardara la compostura, este asintió y se colocó a un lado de los otros compañeros de Felix.

—Dios, y-yo... aún no puedo creer que Jeongin esté muerto y que Felix... haya sido secuestrado, esto es horrible.

San miró a Changbin sin ninguna expresión en el rostro, le afectaba la muerte de Jeongin, prácticamente era su mejor amigo. Por un segundo sintió las ganas de soltar sobre la página cuando Changbin habló, lo hubiera hecho si no fuera un cobarde.

—¿Estás bien?—Cuestionó Hyunjin cuando notó el rostro de San, este asintió ocultando sus nervios.

La señora Lee caminó rápidamente con los tres chicos, parecía tener una expresión de terror, como si hubiera visto a algún fantasma.

—¿Qué sucede, señora Lee?—Habló Changbin mirándola con preocupación, ella les miró a los tres y se atrevió a hablar apenas.

—¿Han visto al policía rubio? Hyunjin, ¿Lo has visto? ¿A ese policía que casi golpeas?

Los tres chicos negaron confundidos por su actitud.

—No, ¿Por qué? Señora Lee, ¿Qué pasa?—Preguntó esta vez Hyunjin, los otros dos chicos miraban la escena sin saber que ocurría.

—Los oficiales dijeron que ese hombre rubio no era parte de el escuadrón, nadie sabe quién era.

Dos horas pasaron desde que Chan había raptado al adolescente o como el dice, recogió su compra. El chiquillo pelirrojo recién despertaba aturdido, quejidos salieron de su boquita cuando fue jalado bruscamente para ser sentado en los muslos de un hombre.

—¿Qué? ¡No, no! ¡Suélteme!—Felix intentó soltarse del agarre del azabache pero por supuesto que el contrario era más fuerte.

—Deja de patalear, Felix.

La ronca voz de Chan hizo que el cuerpo del chiquillo se estremeciera.

—¿P-Por qué me hace esto? ¿Por qué me...tortura así?

—Si consideras que estar aquí es una tortura...—Dijo Chan mientras tomaba sin ningún tipo de delicadeza la barbilla del pelirrojo. —¿Qué será para ti lo que te haré? Mocoso tonto. —Continuó hablando para después estampar con brusquedad sus labios con los de él saboreando la textura y cada detalle en su boca, sin ningún permiso adentró su lengua en la cavidad bucal del chiquillo sacándole un sonoro jadeo.

—Basta...por favor.

—Mhm, esa fue mi bienvenida para ti. Eres mi compra, mi nuevo muñequito recién salido de la juguetería.

Felix apretó sus labios con miedo y sus ojitos comenzaron a llenarse de lágrimas, Chan iba a decir algo por el llanto fastidioso pero fue interrumpido por Yugyeom que llegaba corriendo.

—¡Chan!

—¿Qué quieres, Kim? Estoy ocupado. —Expresó con frustración señalando al pequeño pelirrojo en su regazo.

—Esto es serio. Lee Minho estuvo en la casa de Felix, sabe que te lo llevaste y está buscando tu ubicación.

—A ese jodido idiota no le conviene venir por mi cabeza, ni por Felix. Su facha de empresario santo se arruinaría.

—Es que ese es el problema, Chan. —Volvió a mencionar nuevamente con preocupación, el tatuado lo miró esperando a que dijera algo más. —Lee Minho no es el que viene precisamente por nuestra cabeza ni por Felix, Han Jisung se ha aliado con él... y viene para asesinarnos, para llevárselo.

...

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