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ᯓ 𝘁𝘄𝗲𝗹𝘃𝗲

‎ ‎ᰍ . ° 𝗆𝗂𝖺 𝗋𝖾𝗏𝖾𝖺𝗅𝗌 𝗁𝖾𝗋𝗌𝖾𝗅𝖿 . ˎˊ˗
₍ 𝗍𝗐: 𝖺𝗎𝗍𝗈𝗅𝖾𝗌𝗂𝗈𝗇𝖾𝗌 ₎
: 𓏲🐋 ๋࣭ ࣪ ˖࿐࿔ 🌊

Mia subió al coche silenciosamente. Sabía por la expresión en el rostro de su padre que estaba furioso. Ward cerró la puerta del coche de un portazo y Mia no pudo evitar asustarse cuando notó la velocidad a la que iba el coche. Era como si en cualquier momento el coche empezaría a volar.

Cuando Ward aparcó el coche en el patio de la mansión, Mia no pudo evitar dejar salir un suspiro de alivio de su boca. Pero cuando su padre giró la cabeza para verla, inconscientemente, Mia aguantó su respiración.

—Espérame en el salón —le ordenó Ward fríamente.

Mia asintió y lentamente salió del coche. De camino a su casa, sus piernas temblaban a cada paso que daba, temiendo lo que iba a pasar a continuación. Cuando Mia llegó al comedor, se dejó caer en el sofá. Odiaba la sensación del temblor en sus piernas cuando estaba ansiosa.

Estuvo diez minutos esperando a que su padre fuera al interior de la mandión. De los nervios, Mia jugaba con sus manos y con su pelo, pero cuando escuchó la puerta abriéndose, rápidamente se levantó. Por ella apareció Ward, y Mia tragó saliva cuando vio la ira incrustada en su mirada.

—¿Estás contenta? —escuchó como su padre le decía por lo bajo—. Después de todo lo que he hecho por ti... Una sola cosa que te pido y me haces esto...

Mia se mantuvo en silencio, con la mirada en sus manos. Era cierto que su padre la regañaba casi siempre, pero esta vez, el tono de su voz era diferente, como si esta vez hubiera llegado al detonante para explotar la bomba.

—Ya estoy harto de tus tonterías, Mia —siguió diciendo Ward—. ¡Mírame cuando te hablo! —exclamó y Mia subió su mirada al instante, asustada por el grito—. No me mires así, Mia. Es que siempre es igual, te da igual lo que te digo.

—No es...

—Sólo tenías que quedarte en la fiesta y fingir por una vez que nos llevamos bien —le dijo—. Pero no, siempre es lo que la señorita quiere. Pero eso se acabó, Mia, ya me he cansado.

—Papá, yo... —trató de decir Mia, pero su padre la interrumpió de nuevo.

—¡De papá nada! —exclamó su padre furioso—. Ya me he hartado de escuchar tus excusas. No hace falta que inventes otra para escaquearte de todo, así que no hace falta que empieces a inventar una para explicarme por qué te fuiste con unos Pogues. ¡Mia, unos Pogues, por Dios! ¿Cuántas veces te he dicho que son una mala influencia para ti? —le preguntó Ward—. Estoy harto de repetírtelo una y otra vez.

—Y yo estoy harta de que siempre estés diciéndome con quién debo juntarme y con quién no —replicó Mia, sorprendida de haber sido capaz de siquiera responderle a su padre—. Te pasas la vida controlándome, y estoy cansada.

Ward se quedó sin palabras. No esperaba que su hija siquiera le respondiera, pero tuvo que retomar su amenazadora postura para no mostrar debilidad.

—Siempre me ignoras, me desprecias y me humillas, pero cuando te conviene, vienes y me dices que debo fingir que nos llevamos bien. ¿Cres que de verdad voy a aceptar fingir que me llevo bien con la persona que me ha hecho ser la mierda de persona que soy? —le cuestionó Mia incrédulamente—. Estoy harta de fingir todo el día sólo para que me aceptes de una vez.

Mia tuvo que para un segundo para poder respirar. Estaba tan nerviosa que hablaba rápidamente y trabándose, pero eso no impidió que por fin le dijera a su padre cómo se sentía.

—Llevo toda mi vida dejando que me controles, que me digas cómo debo ser, sólo para que estuvieras orgulloso de mí, como lo estás de Sarah. Pero nunca funcionaba, tan sólo conseguía más desprecio por tu parte —siguió diciendo Mia, tratando de disimular todo el dolor en el pecho que sentía—. Y sí, he encontrado personas que de verdad me valoran y me quieren por cómo soy y no por cómo quieren que sea. Así que, te guste o no, estoy harta de tus mierdas y la de los Kooks.

El rostro de Ward estaba pálido y mostraba una gran sorpresa por las palabras de su hija. Quería gritarle y decirle que todo era mentira, que era una blanda y quería llamar la atención, pero eran las cuatro de la madrugada y no quería montar un espectáculo para despertar a su familia y a sus vecinos. Nunca en la vida había escuchado a Mia revelarse contra él de aquella manera, y sabía que los Pogues le habían hecho algo para volverla tan... rebelde.

—Así que ahora eres una Pogue —empezó a decir Ward mientras retomaba su compostura.

Mia puso una mueca de decepción ante su repuesta. De todo lo que le había dicho, ¿de verdad iba a hablar sobre los Pogues? ¿Iba a ignorar el hecho de que le acababa de decir que él era la primera persona en haberle destrozado la vida?

—Tal vez sí, lo soy —respondió Mia manteniendo una mirada firme.

—No sabes lo que dices, te has vuelto loca —su padre negó con su cabeza, incrédulo por el comportamiento de su hija.

—No me he vuelto loca —replicó Mia bruscamente—. Simplemente he dejado de ser esa Mia que siempre está preocupada por que su padre por fin la acepte.

—¡Ya basta, Mia! —gritó Ward acercándose a Mia amenazadoramente—. ¡Ya estoy harto de escuchar todas estas tonterías!

—Si tan sólo pudieras escucharme y dejar de lado tu ego comprenderías que... —trató de decir Mia, llena de frustración e impotencia, con ganas de gritar y llorar, pero no pudo terminar la frase porque sintió un fuerte golpe en su mejilla.

Un incómodo silencio llenó la sala en menos de un segundo. Mia se tocó delicadamente con su mano el lugar en el que su padre la había golpeado, y lo miró con lágrimas y con la boca abierta por la sorpresa.

—¡No quiero escuchar ni una palabra más! —exclamó su padre con un tono amenazador—. No quiero volver a escuchar cómo me culpas de tus desgracias. Que si soy un controlador, que te humillo, que por mi culpa ahora estás loca... Estoy harto de escuchar el mismo cuento en el que soy el villano de la historia que te obliga a fingir. ¡No me interesa nada de lo que me tengas que decir!

Ward tuvo que apoyarse en una mesa para mantenerse firme mientras Mia sentía que realmente, su padre no la iba a comprender nunca, por más que ella hiciera su mayor esfuerzo por abrir sus sentimientos.

—Siempre hago todo lo que puedo para haceros la vida fácil, os doy todo lo que deseáis para ser felices... Pero veo que eso no es suficiente para ti. ¿Qué más quieres, Mia? —le preguntó Ward con un tono cansado—. Sólo te pedí que te quedaras con nosotros durante la fiesta, ¡y ni siquiera fuiste capaz de hacer eso! ¿Qué pensarán todos ahora?

—A ti sólo te preocupa la imagen que das, pero si tan sólo...

—¡No quiero saber nada de lo que me tengas que decir! —gritó Ward pegando un puñetazo a la mesa en la que estaba apoyado—. Sí, me ha quedado claro que ahora eres una Pogue, que soy el malo para ti y que no quieres fingir más. ¿Era eso lo que me ibas a decir?

Mia no fue capaz de responder, por lo que Ward lo tomó como que estaba en lo cierto.

—Retírate a tu habitación, Mia —le ordenó su padre mientras pasaba su mano desesperadamente por su frente—. Mañana seguiremos hablando.

Mia se giró y subió lentamente las escaleras que dirigían a su habitación, pero antes de desaparecer de la vista de su padre, se giró para verlo.

—No sabes lo mucho que desearía que estuvieras muerto —susurró lo bastante alto para que su padre lo pudiera escuchar.

—No habrás... No habrás sido capaz de decirme eso... ¡Mia, ven aquí bajo y repiteme eso a la cara! —exclamó Ward indignado y sorprendido por lo que le acababa de decir su hija—. ¡Mia!

Pero Mia ya estaba en su habitación.

Escuchó los golpes que le daba su padre en la puerta, pero como Mia había cerrado la puerta con pestillo no se asustó.

Su corazón iba a mil y sentía que en algún momento se saldría disparado del pecho. Después de unos minutos, su padre dejó de golpear la puerta y Mia supuso que se había cansado de perder su tiempo en ella.

Tal vez, esta pelea no había sido nada para Ward, pero Mia estaba destrozada. Las lágrimas no dejaban de caer por su rostro y sus manos no dejaban de temblar ligeramente.

Sentía que su padre tenía razón al decir que sólo quería llamar la atención, que era diferente a todos, diferente en el mal sentido, y lo que más le dolía era que a pesar de todo, ella seguía tratando de hacer todo lo posible para orgullecerlo. Sabía que realmente quería llamar la atención, pero no en un mal sentido. Quería que alguien se diera cuenta de lo mal que se encontraba y la única forma era mostrar su dolor de una manera que llamara la atención.

Mia, anteriormente, solía calmar su dolor con autolesiones y similares, pero ya lo había dejado atrás porque comprendió que aquello no le hacía bien. ¿Pero por qué ahora lo volvía a desear? Era como si una pesadilla la estuviera consumiendo, como si la estuvieran llevando al pasado.

Mia sabía que no era la mejor opción, pero aunque dejara que el tiempo pasara, las ganas de volver a sentir aquel dolor no se iban de su cabeza.

Rápidamente, rebuscó por todos sus armarios hasta que encontró lo que en los años pasados usaba para hacerse daño. Estuvo observando el objeto detenidamente mientras su cabeza no dejaba de dar vueltas en si era una buena idea o no. Obviamente no lo era, pero la mente de Mia estaba convencida de que sí que lo era.

Así que, a continuación, Mia empezó a provocarse, más tarde, un desastre en el brazo.








𝗻𝗼𝘁𝗮 𝗱𝗲 𝗹𝗮 𝗮𝘂𝘁𝗼𝗿𝗮

𝗶 . . . las autolesiones son un tema muy grave del cual la gente debe concienciarse. yo he vivido todo lo que son las autolesiones, y sé perfectamente lo mal que se pasa.

por eso, si alguien de los que está leyendo este fic está pasando por algo similar o simplemente no se siente bien y quiere desahogarse, me puede escribir, mis dms están abiertos.

𝗶𝗶 . . . lo más importante de todo es consultar con un especialista para que os ayude, sea un psicólogo o un psiquiatra. no minimicéis vuestros problemas, todos son igual de importantes y siempre es mejor desahogarse. da igual que sean autolesiones leves o graves, nadie debería hacérselas.

𝗶𝗶𝗶 . . . si hay un problema que realmente os está haciendo daño, lo mejor es hablarlo con alguien que pueda ayudarte. callarse el dolor y guardártelo para uno mismo es de lo peor que puede alguien hacer, ya que algún día acabará estallando cuando no lo pueda controlar más.

cuídense, por favor.

ᯓ★ 𝗺𝗮𝗱𝗱𝘀𝗰𝗹𝗶𝗻𝗲

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