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ᰍ . ° 𝗍𝗁𝖾 𝖻𝗋𝖾𝖺𝖼𝗄𝗎𝗉 .ᐟ ˎˊ˗
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"Un gran hombre dijo una vez que si naces pobre, no es culpa tuya. Pero que si mueres pobre, eso es cosa tuya. Al final, fue mi miedo a volver atrás, a perder todo lo que tengo, el que hizo que olvidara lo que soy. Lo que quería ser".
El comedor de la mansión de los Cameron estaba en completo silencio, salvo por el leve zumbido de la tablet en la que el video se reproducía. Mia observaba el vídeo atentamente, apoyando su barbilla sobre su mano.
"Maté a Big John Routledge. Asesiné a la sheriff Peterkin. Disparé a Gavin Barnstead".
Mia se estremeció ante la declaración de su padre. Las lágrimas se deslizaron por sus mejillas mientras sentía cómo una mezcla de rabia e impotencia la consumía por dentro. Su pecho subía y bajaba rápidamente mientras intentaba contener el torbellino de emociones que amenazaba con desbordarse.
"No puedo hacer nada para aliviar el dolor que he causado. Muchos dirán que he tomado la vía fácil. Pero me voy de este mundo con el dolor de saber que dejo atrás a mi familia rota por la pena, rota por mis pecados. No espero que me perdonéis por abandonaros así. Solo quiero que entendáis que no puedo seguir arruinándoos la vida. Tenía que parar".
Mia apartó la mirada, incapaz de seguir viendo el rostro de su padre en la pantalla. Sus palabras la golpeaban como cuchillos.
"Dejo a toda mi familia con mi herencia repartida a partes iguales y os dejo un amor más profundo de lo que podría expresar. Cuidaos mucho".
Finalmente la pantalla se apagó.
El aire en la sala se volvió pesado. Wheezie salió corriendo del comedor, llorando desconsolada. Rafe tomó una copa de vino y salió a la terraza en silencio mientras Sarah sollozaba. Pero Mia permaneció inmóvil con sus ojos estaban clavados en la tablet.
De repente, en un impulso lleno de frustración, golpeó la tablet con fuerza, haciéndola caer al suelo.
Las lágrimas seguían cayendo de sus ojos mientras se levantaba bruscamente, sin decir una palabra. Salió del salón y se dirigió al porche. Allí estaba su bicicleta, tirada sobre el césped. Pero antes de que pudiera montarse, una voz la detuvo.
—¡Mia! —le llamó Rafe desde la entrada—. ¡Espera, Mia!
Mia apretó su mandíbula y lanzó la bicicleta contra el suelo con fuerza. Cuando Rafe se acercó, ella lo empujó con fuerza hacia atrás.
—¡Ni se te ocurra volver a acercarte a mi! —le gritó Mia mientras se apartaba de él.
—No puedes ignorarme para siempre —respondió Rafe, levantando sus manos en un gesto defensivo.
—¿Cuando vas a entender que eres la última persona con la que quiero hablar? —le espetó Mia.
—Sé que me odias, pero papá querría que habláramos —le dijo Rafe.
—Intentaste matarme.
Rafe se llevó las manos a su cabeza con desesperación. Mia, al verlo, volvió a subirse a su bicicleta, decidida a marcharse de su casa, pero Rafe volvió a insistirle en que se detuviera, haciendo que Mia accediera a escucharlo.
—Papá ya no está —murmuró Rafe con lentitud—. Ahora solo quedamos tú, Wheezie, Sarah y yo.
—¿Qué pretendes decirme, Rafe? —le preguntó Mia.
—Ya sé que lo que hice estuvo mal, ¿vale? —admitió Rafe mientras daba un paso hacia delante —. Pero tienes que entender que solo quería proteger a papá. Todo lo que hice fue para ayudarle.
—¿Ayudarle? ¿Cómo, matando? ¿Encubriendo todo lo que hizo? —se rió Mia sarcásticamente.
—Ya has visto el video —volvió a enfrentarla Rafe después de unos segundos—. Decía que nos apoyáramos como una familia. Era su deseo antes de morir, y te prometo que haré lo que esté en mis manos para cumplirlo.
Se formó un silencio en el que Mia bajó la mirada al suelo, sintiendo un nudo formarse en su pecho.
—No puedo cambiar el pasado, pero yo si puedo cambiar —le dijo Rafe en un murmullo.
Sin esperar una respuesta, Rafe se dio la vuelta y regresó a la mansión, dejando a Mia sola en el porche. Ella se quedó allí, inmóvil, intentando procesar sus palabras. ¿Debía creerlo?
Finalmente, volvió a subirse en su bicicleta y comenzó a pedalear hacia su destino, el muelle del Chateau. Necesitaba ver a alguien que pudiera ayudarla a pensar con claridad, más concretamente a JJ.
Cuando llegó, lo vio sentado en el borde del muelle, lanzando piedras al agua. Su corazón dio un vuelco, pero no dejó que el nerviosismo la detuviera. Bajó de la bicicleta y se acercó lentamente, jugando con las mangas de su camiseta.
JJ levantó la cabeza al escuchar sus pasos y sonrió levemente.
—Hey —saludó.
—Hola —respondió Mia, con una voz suave.
Mia se sentó a su lado en silencio, dejando que sus pies tocaran el agua. El contacto frío le dio un pequeño respiro. JJ la observó por unos segundos, fijándose en sus pronunciadas y rojas ojeras, su rostro demacrado y su expresión de agotamiento.
—Siento esta cara, pero no es mi mejor día —le dijo Mia al notar la mirada examinadora de JJ.
—Puedes contar conmigo para lo que necesites, MJ, lo sabes, ¿verdad? —le dijo JJ mientras acariciaba la palma de la mano de Mia—. Siento que tuvieras que ver aquello.
Mia suspiró mientras rodeaba sus piernas con sus brazos y apoyaba su cabeza sobre sus rodillas.
—Es que han pasado demasiadas cosas, y no sé si puedo soportarlo todo —empezó a decirle Mia en un susurro.
JJ se tensó ante el susurro de Mia. Ese tono de voz... Lo había escuchado antes, ese tono que precedía a algo que dolería.
—¿A qué te refieres? —le preguntó JJ frunciendo el ceño.
Mia permaneció en silencio por un momento, fijando su mirada en el agua como si estuviera buscando las palabras adecuadas. Finalmente, Mia tomó aire, cerrando los ojos por un momento para armarse de valor.
—Creo que... no puedo seguir con esto —dijo finalmente, dejando caer la bomba.
—¿Con esto? —repitió JJ confuso—. ¿Qué quieres decir?
—No tiene nada que ver contigo —continuó ella rápidamente—. Es por mí. Mi vida es un caos, JJ. No sé ni quién soy en este momento. Todo lo que ha pasado con mi padre, con Rafe, con mi familia... Me siento atrapada en un agujero del que no puedo salir.
JJ la miró fijamente, tratando de buscar su mirada con sus ojos azules, pero Mia la seguía evitando.
—Eso no tiene sentido —le dijo JJ, negando con su cabeza—. No tienes que hacerlo sola. Estoy aquí contigo. Siempre lo he estado.
Mia sacudió la cabeza, girándose para enfrentarlo. Sus ojos estaban llenos de lágrimas que amenazaban con salir de ellos en cualquier momento.
—Eso es precisamente lo que me asusta, JJ —respondió Mia con la voz quebrada—. No quiero arrastrarte conmigo. No quiero ser una carga para ti.
JJ dejó escapar un suspiro exasperado, pasando una mano por su cabello rubio.
—¿Una carga? —repitió JJ con incredulidad—. ¿Cómo puedes pensar eso? Mia, ¿sabes cuántas veces he sentido que soy yo el que arruina todo? Que soy yo el problema. Pero tú... tú eres la única persona que me ha hecho sentir que no soy un completo desastre.
Mia apartó la mirada, incapaz de enfrentarse al dolor que veía reflejado en sus ojos.
—No quiero que llegue el día en el que me odies, JJ —susurró Mia mientras se limpiaba una de las lágrimas que se escaparon de sus ojos—. En el que te arrepientas de haber estado conmigo porque no puedo darte lo que mereces.
JJ negó con la cabeza y apretó sus puños sobre sus rodillas.
—Eso no va a pasar —le dijo—. ¿Por qué no puedes confiar en mí?
Mia dejó escapar un suspiro tembloroso mientras abrazaba sus piernas con fuerza.
—No es que no confíe en ti —le dijo Mia—. Es que no confío en mí misma. No sé cómo quererme, y si no puedo hacer eso, ¿cómo voy a quererte como mereces?
JJ se inclinó hacia ella, agarrando sus manos con delicadeza mientras sus ojos buscaban los de Mia con desesperación.
—Mia, todos estamos un poco rotos —le dijo JJ con suavidad—. Pero eso no significa que no podamos ser felices juntos. Yo no quiero que seas perfecta, Mia. Solo quiero que seas tú.
Mia soltó un sollozo, apretando las manos de JJ con fuerza.
—No puedo —le dijo Mia finalmente con la voz quebrada—. Lo siento tanto, JJ, pero no puedo.
JJ la miró fijamente con un rostro desesperado.
—Por favor, no hagas esto, MJ.
Mia se puso de pie, limpiándose las lágrimas con las mangas de su sudadera.
—Es lo mejor —le dijo, aunque su voz carecía de convicción.
—¿Para quién? —preguntó JJ, poniéndose de pie también—. Porque para mí, esto no es lo mejor.
Mia lo miró, con su corazón desgarrándose ante la angustia en su rostro, pero sabía que no podía quedarse. No después de todo lo que había pasado, no cuando apenas podía mantener su propia cabeza a flote.
—Por favor, JJ... No hagas esto más difícil.
Sin esperar respuesta, Mia se giró y comenzó a caminar hacia su bicicleta.
—Mia... —la llamó JJ, pero ella no se detuvo.
Subió a su bicicleta, y aunque sus piernas temblaban, comenzó a pedalear. El viento secaba las lágrimas de su rostro mientras se alejaba, pero el nudo en su garganta no hacía más que apretarse.
Le dolía dejar a JJ atrás, pero sabía que era lo mejor. Si ella no era capaz de sostener todo lo que estaba pasando en su vida, no quería llevarse a JJ por delante. No quería darle esa vida. JJ merecía más, y eso era algo que Mia no le podía dar.
Desde el muelle, JJ la observó desaparecer en la distancia, dejando sus manos temblando de frustración y dolor. No podía evitar sentirse impotente, incapaz de salvarla de sí misma.
Mia no sabía adónde iba, pero en ese momento, solo quería escapar de su dolor, de sus problemas.
ᯓ★ 𝗺𝗮𝗱𝗱𝘀𝗰𝗹𝗶𝗻𝗲
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