ᯓ 𝗳𝗶𝗳𝘁𝗲𝗲𝗻
ᰍ . ° 𝖺 𝗌𝗇𝖺𝗄𝖾 𝗂𝗇 𝗍𝗁𝖾 𝖼𝗁𝖺𝗍𝖾𝖺𝗎 .ᐟ ˎˊ˗
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A la mañana siguiente, John B convocó una reunión de Pogues urgente. Les pidió a todo el grupo que asistieran, por lo que Mia, cansada y desanimada, tuvo que hacer su mejor esfuerzo para levantarse de la cama.
Rápidamente, se vistió con unos shorts y un jersey y se peinó. Normalmente, Mia solía tardar bastante tiempo debido a todo los minutos que dedicaba a elegir la ropa, peinarse, maquillarse, etc, pero estuvo tanto tiempo en la cama luchando contra el sueño que ahora sólo tenía diez minutos para llegar al Chateau.
Una vez se puso sus convers, bajó al salón rezando mentalmente por no encontrarse con nadie de su familia. Sin embargo, Mia caso dejó escapar un grito ahogado de su boca cuando al abrir la puerta para salir a la calle, se topó de frente con su padre. Ward, que dibujó una mueca de sorpresa en su rostro al verla, fue rápidamente sustituida por una de alivio.
—Mia —Ward trató de colocar su mano sobre el hombro de Mia, pero ella se alejó rápidamente—. Mia, sólo quiero hablar.
Mia lo ignoró por completo, y apartándolo de su camino, salió de su casa corriendo. De todos los miembros de su familia, su padre era la última persona a la que quería ver en aquellos momentos.
Mia no pudo evitar llegar al Chateau desanimada, y JJ fue el primero en notarlo cuando la vio desde el porche soltando con desgana su bici sobre el césped. Aún así, Mia se esforzó en mostrarles una pequeña sonrisa a todos.
—Hola, Mia —le saludó Kie, que recibió una sonrisa por parte de Mia.
Una vez saludó a Pope también con el saludo Pogue, se sentó en uno de los sofás que habían en el porche. John B aún no había llegado, por lo que para matar el tiempo, Mia empezó a jugar con los extremos de las mangas de su jersey.
Los Pogues se miraron extrañados por la tristeza que desprendía Mia en aquellos momentos. Ninguno de los tres querían entrometerse en su vida y hacerla sentir incómoda, pero JJ sabía que Mia siempre se sentía mejor después de desahogarse con él, por lo que se acercó a ella después de indicarles con la mirada a Pope y Kie que él se encargaría de animarla. No fue necesario que Mia girara su cabeza para ver quién se había sentado a su lado. Sabía que JJ estaba preocupado por ella y quería ayudarla.
—Hola, Mia —le sonrió JJ mientras se acomodaba en el sofá.
—Hola, JJ —trató de sonreírle Mia, pero la sonrisa fue reemplazada por un bostezo. Mia no pudo evitar sonrojarse al ver a JJ riéndose por lo bajo—. Oye, no tiene gracia —le recriminó ella, pero JJ le acabó contagiando la risa.
—¿Has dormido bien? —le preguntó JJ con burla.
—Más o menos —le respondió Mia—. Estamos tan cerca del oro... Me pone tan nerviosa que me quita el sueño.
JJ no pudo evitar sonreír. Realmente, desde el descubrimiento del día anterior, JJ tampoco podía pegar ojo por las noches. Pero entonces recordó que se había sentado a su lado para ayudarle en el problema que estaba teniendo en aquellos momentos, por lo que, susurrándole de una forma en la que nadie más pudiera escuchar, JJ le habló.
—¿Seguro que estás bien? Puedes confiar en mí.
—Sí, tranquilo —le contestó Mia, imitando el susurro de JJ—. Problemas con mi padre, pero no es nada del otro mundo.
Antes de que JJ pudiera responder, la llegada de John B les interrumpió. Pero lo que les extrañó fue que no parecía venir sólo. Detrás de él, venía la princesa Kook, Sarah Cameron. Mia no pudo evitar pellizcarse el brazo para comprobar que estaba soñando, pero para su desgracia, no era un sueño. Sarah Cameron estaba allí realmente.
Mia no pudo evitar mirarla perpleja. ¿Sarah Cameron se acababa de presentar con John B delante de ella y Kie? Después de todo, parecía que a Sarah Cameron sólo le importaba causar más dolor.
—De ninguna puta manera —espetó Kiara con incredulidad nada más la vio entrando—. ¿La has traído aquí? ¿Es que ahora está metida? —le preguntó Kiara a John B, a punto de estallar por la ira.
John B buscó ayuda con la mirada a sus amigos. Mia apartó la mirada de él, claro estaba que iba a apoyar a Kiara en esto. Pope apartó también su mirada de John B y empezó a mirar hacia otro lado, haciéndose el loco. No le convenía ir contra Kiara. Como último recurso, John B miró a JJ.
—No me mires así —le dijo JJ—. A mí sólo me importa que su parte salga de la tuya.
John B rodó los ojos, y le agradeció con su mirada la buena ayuda que le había dado.
—Yo no recuerdo haber votado nada —añadió Kiara molesta mientras John B la miraba nerviosamente—. Esto es algo nuestro, es de los Pogues.
A pesar de que Kiara lo estuviera mirando de una manera persistente para que le respondiera, John B no sabía qué palabras emplear para responderle.
—Tengo que decir que me siento un poco incómodo con todo esto —comentó Pope, atreviéndose a hablar.
—¡Gracias! —le agradeció Kiara.
—¿Cuándo no estás incómodo? —le preguntó John B, poniéndose a la defensiva.
—He venido muy cómodo con JJ en la moto —le contestó Pope.
—Es verdad, venía muy relajado —le dio la razón JJ.
—Sí, todos estábamos muy cómodos hasta que la trajiste —intervino Mia por primera vez, y esta vez, Sarah se metió en su contra.
—No hables de mí como si no estuviera, Mia —le dijo Sarah con una clara molestia.
—¡Pues vete! —exclamó Mia, harta de que la única vez que Sarah se había metido fuera para llevarle la contraria a ella—. ¡Nadie te obliga a quedarte!
—Te lo dije —Sarah se giró para ver a John B.
—¿Qué le dijiste exactamente? ¿Que eres una mentirosa? —le cuestionó Kiara con un evidente sarcasmo.
—No, que eres una zorra que habla mierda —le contestó Sarah.
—¿Ah, si?
—Por casualidad, ¿no habrás contado nada de lo que me hiciste a mí? ¿O incluso a Kie? —le preguntó Mia, interrumpiendo la pelea entre Sarah y Kie—. Porque si les contaras todo, estaría segura de que John B no te metería en esto.
Los Pogues quedaron extrañados, ninguno de los tres chicos sabían a qué se referían con todo aquello, porque realmente, ninguna de las dos chicas les habían contando lo que les había pasado con Sarah. Todos sabían que las dos chicas odiaban a muerte a la Kook, pero nadie sabía el motivo.
—¿Cuándo te he hecho algo a ti? —le dijo Sarah a la defensiva, haciendo que la sangre de Mia empezara a ardir.
—Oh, así que ahora no recuerdas nada —se rio Mia, incapaz de creer lo que acababa de escuchar.
Mia no le prestó mucha atención a la respuesta de Sarah porque detrás de ella, JJ y Pope estaban apostando sobre quién iba a ganar aquella pelea. A pesar de que ambos apostaban por Kiara y Mia, ella no pudo evitar rodar sus ojos molesta. Mia tuvo que darles una mirada fulminante para que ambos dejaran de hacer el tonto en un momento tan serio como aquel. Al ver su cara de enfado, ambos prefirieron dejar las apuestas por su propio bien.
—¡Callaos todos! —exclamó John B, haciendo que todos guardaran silencio—. Kie, Mia, sois mis amigas —les dijo, y miró a Sarah—. Y Sarah, tú... eres mi...
—Dilo —le animó Sarah, como si lo estuviera retando a que lo dijera.
—Eres mi novia —se atrevió a decir John B.
Mia abrió sus ojos por la sorpresa. ¿Ahora era su novia? Mia tuvo que aguantarse las ganas de salir del Chateau corriendo. Pero qué iba a hacer, Sarah no iba a cambiar nunca, lo tenía asumido. Cada cosa buena que tenía Mia en su vida siempre era arrebatada por Sarah, y la historia se estaba volviendo a repetir de nuevo. Pero lo que más le dolió fue que, una persona a la que consideraba amigo estaba saliendo con una de las personas que más daño le había hecho.
—Así que ahora es tu novia —le soltó Kiara con ira—. ¿Y todo eso de que sólo la estabas utilizando para ganar información? Pillar el mapa y pasar de ella —le cuestionó Kiara, haciendo que John B abriera sus ojos por sorpresa cuando Sarah se giró a verlo—. Nos mentiste, tío. Me mentiste.
—¿Dijiste que me estabas usando? —le cuestionó Sarah.
—No —negó John B.
—Sí, lo dijiste —le objetaron todos los presentes.
—El amor surgió sin más ¿vale? —les dijo John B, y Mia no pudo evitar rodar sus ojos. No estaba de humor para enfrentar a ninguno de los dos en aquel momento. Sarah y John B se estaban comportando como unos auténticos idiotas.
—Voy a vomitar —murmuró Kiara.
—No me lo esperaba, simplemente ocurrió —les dijo John B a Kiara y Mia, que juzgaban cada palabra que salía por su boca—. No voy a negarlo, ¿vale? —le dijo ahora a Sarah, que le sonrió.
Todos quedaron en un silencio que fue interrumpido por uno de los absurdos comentarios de JJ y Pope.
—Que cursi eres, tío —se rieron JJ y Pope, pero a nadie más en la sala rio.
Mia decidió que ya había tenido suficiente, y si nadie iba a decirle cómo era Sarah en realidad, al menos iba a hacerlo ella.
—Déjate de tonterías, John B —le cortó Mia, haciendo que las risas de los chicos cesaran—. No sabes cómo es Sarah, una serpiente que escupe veneno por las espaldas. No sabes qué fue lo que le hizo ni a Kie ni a mí , y tampoco lo que dijo de vosotros dos días antes de estar contigo —todos la miraban expectantes, pero entonces, Mia dijo algo que sorprendió a John B—. Si ella se queda en esto, yo me voy.
—Mia, no pienso hacer esto —se negó John B.
—Vas a tener que decidir, John B —le avisó Kiara—. Mira, esto me interesa mucho, ¿nosotras o ella?
—Las tres —respondió John B sin pensarlo dos veces.
¿En serio no iba a elegir a sus amigas por una Kook que ni siquiera conoce? Ni Kiara ni Mia fueron capaces de decir nada más, aquello fue suficiente para ver las prioridades de John B. La tensión iba creciendo, y nadie era capaz de cortarla diciendo algo. Kiara decidió que lo mejor sería irse, por lo que salió del Chateau para ir al muelle.
Mia no tardó mucho en imitar a Kiara, pero en vez de ir al muelle, prefirió ir a la orilla de la playa a la que siempre iba cuando se sentía mal. Sabía que el mar era el único lugar que le podía calmar, que le daba paz. Pero antes de marcharse, no pudo evitar darle una mirada llena de rencor y tristeza a Sarah, quien no pudo evitar sentirse mal en el fondo.
En cuanto se sentó sobre la arena, no pudo evitar dejar que las lágrimas que antes amenazaban en salir de sus ojos lo hicieran. Sin embargo, cuando sintió que alguien se había sentado a su lado, rápidamente se limpió las lágrimas. No le gustaba mostrarse débil ante los demás.
—Hola —le saludó JJ, mostrándole uña pequeña sonrisa.
—Hola —le saludó Mia sin levantar la vista para verle. Sentía que si lo miraba a los ojos, acabaría rompiéndose frente a él—. ¿Cómo me has encontrado? —Mia se atrevió a preguntarle, confundida porque casi nadie en la isla sabía de la existencia de aquella pequeña playa.
—Lo he supuesto —le respondió JJ, observando a Mia con uña pequeña admiración. A pesar de que no era un buen momento, no podía evitar pensar en que cada vez aquella chica lo estaba volviendo más loco por ella—. Es un buen lugar para relajarse.
Mia lo miró con una sonrisa mientras apoyaba su cabeza sobre sus rodillas.
—Lo es —murmuró.
Ambos quedaron en silencio, escuchando tranquilamente el sonido del mar. JJ quería preguntarle cómo estaba respecto a todo lo que estaba pasando con John B, pero le daba miedo por si ella no quería hablar del tema. No quería ponerla bajo presión.
—¿Cómo te sientes? —se atrevió a preguntarle JJ, nervioso por la respuesta de la chica.
—Sinceramente, no lo sé —le respondió Mia—. Es que no entiendo a John B. ¿Por qué va a echar a perder dos amistades por una Kook que habla mal de él? Me siento estúpida por creer que cuando por fin tenía algo bueno en mi vida iba a durar.
—Si te soy sincero, John B es un idiota —le comentó JJ—. Yo si tendría claro a quién elegir. Además, ¿quién más va a hacer idioteces a mi lado si te vas?
Mia no pudo evitar sonreír. No sabía como lo hacía, pero JJ siempre encontraba las palabras perfectas para hacerla sentir mejor.
—¿Alguna vez has sentido como que nadie te comprende? —le preguntó Mia, rompiendo el silencio, haciendo que JJ se girara para verla—. Como que sólo tú eres capaz de entender lo que te pasa, y que, a pesar de que intentes explicárselo a otras personas, nadie consigue entenderte.
—Siempre —respondió JJ.
—Bienvenido al club —le dijo Mia con una triste sonrisa.
JJ no pudo evitar sonreírle. Aunque no estuvieran en sus mejores momentos, estar los dos juntos era suficiente para estar bien.
Pero algo estaba atormentando a JJ y era que, aunque sabía que entre Mia y Sarah había pasado algo, Mia nunca les llegó a decir qué fue lo que les pasó. Pero la mirada curiosa de JJ era tan obvia que Mia se dio cuenta.
—Quieres saber qué pasó entre Sarah y yo, ¿verdad? —JJ trató de negar con su cabeza, pero Mia sabía que estaba mintiendo—. JJ, se te nota en la cara —rio ella.
—Vale, tengo curiosidad —acabó admitiendo JJ—. Pero no tienes que contármelo si no quieres. Si no se lo has contado a nadie hasta ahora no quiero obligarte.
—No seas tonto, ya sabes casi todos los problemas que tengo —le dijo Mia—. Además, escuchar a los demás se te da bien.
JJ sonrió ante aquello mientras Mia agarraba aire para empezar a narrarle toda la historia.
—Supongo que la historia comienza cuando mi padre empezó a dejarme de lado —comenzó a explicar Mia—. Quiero decir, primero estamos súper bien, y de un día para otro, mi padre empezó a distanciarse de mí. Aquí es donde entra Sarah, la que ahora se había convertido en la favorita de mi padre. Vale, no es culpa suya, lo sé, pero el hecho de verlos a los dos juntos tan unidos me dolía, especialmente porque lo hacían en frente de mis narices. Literalmente estaba en el salón tranquila y se sentaban a mi lado. No me molestaba su presencia, si no el hecho de que empezaban a reírse a mi lado y no me incluían, me daban la espalda. Parecía que lo hacían adrede.
JJ notó el dolor en la mirada de Mia, por lo que le dio la mano para transmitirle tranquilidad y que pudiera seguir con calma.
—Pero aquello no me molestó ni la mitad de lo que hizo más tarde —siguió diciendo Mia—. ¿Recuerdas cuando te dije que empezaron a surgir rumores sobre mí? Bien, fue la princesita Kook la culpable de todo —le indicó Mia.
JJ se sorprendió al escuchar aquello. Había escuchado todos los rumores sobre ella, pero nunca llegó a pensar que la culpable sería su propia hermana.
—Todos en mi casa sabían que estaba pasando por un mal momento, y entiendo que estuvieran preocupados. Bueno, quiero pensar que lo estaban —murmuró Mia—. El caso, es que, pensando que podía ser una buena manera de estar mejor, le conté una pequeña parte de mi malestar a Sarah. Fui una idiota por pensar que me ayudaría, porque fue la causante de que mi salud empeorase.
Mia tuvo que detenerse un instante para calmarse. Recordar detalladamente todo su pasado le inquietaba, sobretodo porque era la primera vez que se estaba sincerando.
—Al día siguiente, había instituto —continuó narrando Mia—. No tengo demasiados amigos, por lo que estaba acostumbrada a no recibir atención de nadie, siempre pasaba desapercibida ante todos. Pues ese día no, y esa fue la señal de que algo iba mal. Aquel día, todos me miraban de reojo cuando pasaba por su lado. Al principio no entendía nada, pero en la hora del recreo, escuché a uno de los amigos de mi hermana diciendo una de las cosas que le había contado a Sarah la noche anterior.
JJ apretó delicadamente la mano de Mia para indicarle que no estaba obligada a contarle todo. Lo último que quería JJ era que Mia se sintiera presionada por él a contarle todo. Pero a Mia no le importaba eso porque desahogarse con JJ le estaba haciendo sentir mejor.
—Me quedé un poco confundida —le expresó Mia—. Quería pensar que Sarah no le había contado nada a nadie y que tan sólo eran rumores, pero para mi mala suerte, estaba equivocada. Y aquello fue la causa por la que empecé a empeorar, sobretodo porque la gente ya no quería juntarse conmigo. Desde aquel momento, no he vuelto a hablar con Sarah, y me duele que no recuerde lo que me hizo, porque puede que para ella sea una tontería, pero aquello me llevó a estar peor.
Mia apoyó de nuevo su cabeza sobre sus rodillas mientras soltaba un suspiro. Al haberse desahogado se había quitado un gran peso de encima.
—Sabes que no hay nada malo en ti, ¿no? —le dijo JJ, aunque Mia dudó—. Piensen lo que piensen, no creo que haya algo extraño en ti. Quiero decir, todos somos personas y tenemos etapas malas y buenas en nuestra vida. Sería extraño que una persona no hubiera pasado malos momentos en toda su vida.
Mia asintió. A pesar de que estaba de acuerdo con JJ, seguía creyendo que realmente había algo en ella que no cuadraba.
—Con esto quiero que entiendas que no eres un bicho raro como dicen —le trató de convencer JJ—. Y ojalá te pudieras ver como te veo yo, porque así comprenderías que no eres todo lo malo que dices ser.
Mia quedó sorprendida ante las palabras de JJ, pensando que las decía tan solo para hacerla sentir mejor. Pero JJ no lo dijo para reconfortar, que también, lo dijo porque realmente pensaba que Mia era muchísimo más que lo que ella decía.
—Sé que Sarah te ha hecho mucho daño durante todos estos años, pero ahora que John B quiere hacer la búsqueda del tesoro con ella, creo que lo mejor sería que hablarais las cosas —le propuso JJ.
Mia al principio dudó sobre la idea de JJ, pero en el fondo sabía que hablar las cosas entre las dos tal vez podía hacer que su relación como hermanas mejorase.
—No creo que el rencor sea el mejor sentimiento, sobretodo cuando seguramente ahora en adelante te toque pasar tiempo con esa persona —le siguió diciendo JJ—. Puedo hablar con John B para que te dé un poco de tiempo, y así, cuando creas que sea el momento, le pidas todas las explicaciones que necesitas a Sarah.
Mia aceptó después de pensárselo dos veces. Tal vez Sarah podía haber cambiado y no había sido capaz de notarlo debido al odio y rencor que le tenía.
Como siempre, Mia le agradeció con un abrazo a JJ por una vez más haber gastado su tiempo en esucharla.
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A pesar de que eran las dos de la mañana, Mia era incapaz de conseguir dormir. Toda la situación la ponía de los nervios, por lo que decidió salir a la piscina de la mansión para tomar un poco el aire. Mia se llevó con ella su cuaderno de dibujo con lápices. Dibujar era una forma que tenía de relajarse.
Mientras dibujaba, no podía evitar pensar sobre todo lo que le estaba pasando. No era capaz de creer que después de haber hablado mal de los Pogues, Sarah ahora quería ser una de ellos. La hipocresía de su hermana le enfurecía. Además de que llevaba años teniendo la sensación de que Sarah quería todo lo que Mia tenía, y hacía lo que fuera por arrebatárselo. Y pudo comprobar que su teoría era cierta en el momento en el que John B la introdujo en el grupo.
Pero sus pensamientos fueron interrumpidos cuando, de repente, sintió una presencia sentándose a su lado. Mia no tuvo que girar su cabeza para ver quién era.
—No sabía que dibujabas tan bien —le dijo Sarah sorprendida, observando el papel pintado.
Mia paró la canción que estaba escuchando y la miró con desagrado, como si su presencia la molestara.
—Ve al grano, Sarah —le pidió seriamente.
—Quería pedirte perdón por todo lo que te dije el otro día —empezó a decir Sarah mientras Mia escuchaba atentamente—. Supongo que tenías razón cuando me dijiste que era una hipócrita. Sé que Topper empezó la pelea pero era mi novio y sentía que debía defenderlo... Con esto no digo que Topper no sea culpable.
Mia asintió mientras analizaba palabra por palabra. Y aunque entendía que Sarah sólo estaba defendiendo a Topper, no le parecía justo. Sin embargo, tenía curiosidad por lo que iba a decirle Sarah, por lo que le dejó continuar.
—Después de todo lo que pasó ayer, me di cuenta de que fui una estúpida contigo —admitió Sarah—. Y lo siento si te hice sentir como una mierda cuando viniste a mí en busca de ayuda. No sabía cómo reaccionar cuando me dijiste todo aquello, así que le pedí consejo a Topper y a Kelce. Supongo que Kelce empezó a difundir lo que le dije y más cosas sobre ti que se inventó.
En aquel momento, Mia abrió su boca sorprendida. Así que todo este tiempo había estado odiando a Sarah por algo que no había hecho ella. Se sentía como una idiota. Aunque no le pareció justo que le dijera todo a Topper y Kelce, podía entender que lo hizo con una buena intención.
—La verdad es que estuve pensando estos últimos días y me he dado cuenta de todo —murmuró Sarah con lástima—. Me sabe tan mal no haberle dado importancia a tus sentimientos y haberme centrado en mi durante todo este tiempo...
Sabía que seguir el consejo de JJ iba a ser la mejor opción, pero aún no estaba preparada para olvidar todos sus problemas con Sarah, necesitaba más tiempo. Sin embargo, quería hacer las cosas fáciles para John B, después de todo, estaban siguiendo pistas para encontrar a su padre, y no quería ser egoísta.
—Eso no cambia nada, Sarah —murmuró Mia, aún algo resentida.
—Sí, lo sé —asintió Sarah comprensiva—. Pero quiero cambiar eso, Mia, quiero mejorar nuestra relación como hermanas.
—Bueno, supongo que para volver a tener confianza necesitaremos algo de tiempo —comentó Mia en voz baja.
—Seguramente, pero para empezar a caernos mejor, necesitaba disculparme contigo por todo lo que te he hecho —le dijo Sarah y por primera vez, Mia podía afirmar que no mentía—. Quiero empezar a pasar más tiempo contigo y lograr que confies en mi de nuevo. De verdad quiero empezar a conocerte mejor, Mia.
—En el fondo, me alegro de estar solucionado las cosas contigo, es un alivio —le sonrió Mia, y Sarah no pudo evitar devolverle la sonrisa.
—Y respecto a papá, no puedo evitar que...
—Que te de más atención, sí lo sé —acabó la frase Mia—. Sé que no es culpa tuya, pero siempre me sentía celosa y me arrepiento de haberte tratado mal por algo que no era culpa tuya.
Sarah soltó un suspiro de alivio cuando escuchó la respuesta de Mia.
—Papá ha hecho más que ignorarme durante toda mi infancia, pero creo que necesitaré más tiempo para contarte esta historia —le dijo Mia, y Sarah asintió conforme.
—Tómate todo el tiempo que necesites —le sonrió—. Creo que ya estamos en paz, ¿no?
—Lo estamos —le sonrió Mia.
Realmente, se dio cuenta de que los consejos de JJ no eran tan malos como parecían. Gracias a él, Mia estaba siendo capaz de alejar el rencor y el odio de ella para hablar con Sarah, cosa que la estaba haciendo sentirse mucho más feliz y en paz consigo misma.
—Respecto a John B, no me importa que estés saliendo con él —le aclaró Mia, provocando que una sonrisa iluminara el rostro de Sarah—. Lo que me molestaba era pensar que los Pogues era lo único que no tenías mío y querías arrebatármelo. Pero ahora lo pienso y suena algo estúpido.
—Un poco —rió Sarah—. Pero a pesar de todo, nunca sería capaz de hacerte eso, Mia.
—Lo sé —le dijo Mia sonriendo—. Y siento mucho haber estado tan cegada por el rencor y haberte juzgado todo este tiempo erróneamente. Porque te juro que llego a saber que fue Kelce el que difundió los rumores sobre mi y no tú y nunca habría pasado todo esto.
Ambas quedaron en silencio durante un tiempo. Las dos echaban de menos compartir tiempo juntas mientras charlaban de sus problemas o de sus vidas como hacían años atrás. Y aunque aún no tuvieran la mayor confianza del mundo, era agradable hablar de sus sentimientos juntas.
—¿Te puedo hacer una pregunta? —interrumpió el silencio Sarah.
—Dispara —respondió Mia haciendo un gesto de pistola con sus manos.
—Me vas a matar cuando te pregunte esto, pero es que las dudas me están matando —empezó a decir Sarah mostrando una sonrisa burlona— ¿te gusta JJ? —Mia en aquel momento mostró una mueca de sorpresa, y podía jurar haberse vuelto tanto pálida y roja a la vez—. Me he estado fijando un poco y...
—No, no, ¿JJ? Que va —Mia respondió tan rápido que era casi imposible entenderla.
—Voy a hacer como que te creo —se burló Sarah mientras Mia le daba un golpecitos en el hombro—. ¡Vamos, Mia, las señales son tan obvias! Todos sabemos que nunca has desobedecido a papá, pero el otro día, JJ te pidió que fueras a una reunión importante y ¡bum! Desobedeces a papá.
—¡Pero eso era importante! —contraatacó Mia.
Realmente, Sarah no iba tan desencaminada con su argumento, pero su ego le iba a impedir reconocerlo.
—John B nos necesitaba a todos —trató de excusarse Mia—. Tenía una noticia que darnos, a parte de tu entrada en los Pogues.
Sarah rio al ver lo nerviosa que estaba Mia. A pesar de que ella le dijera que no tenía gracia y que JJ era su amigo, Sarah no le creyó. De hecho, Mia confirmó sus sospechas.
—Creo que no será tan difícil llevarnos bien —le dijo Sarah, y Mia no pudo evitar sonreírle conforme.
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