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𝟬𝟰 𝘉𝘖𝘠 𝘞𝘐𝘛𝘏 𝘖𝘕𝘌 𝘌𝘠𝘌

an. ، boy with one eye⸺four ⎰chapter . by cardkgan𓆩﹙𝚠𝚛𝚒𝚝𝚝𝚎𝚗 𝚋𝚢 ┈ 𝚝𝚒𝚗𝚊 𓏲﹚


🪽💮 |

La luna se alzaba alta en el cielo, su luz plateada bañando las olas del mar y las torres de Marcaderiva. El funeral de Lady Laena Velaryon estaba llegando a su fin, pero aún quedaban invitados en la terraza, susurrando en pequeños grupos. La brisa nocturna traía consigo el aroma del mar y el eco distante de las olas rompiendo contra los acantilados.

Daella se encontraba junto a su hermano Aemond, ambos observando con una mezcla de vergüenza y cansancio cómo Aegon, completamente borracho, yacía en las escaleras de la terraza. Su capa estaba desordenada, y su rostro, enrojecido por el vino, mostraba una expresión perdida. Antes de que pudieran reaccionar, su abuelo, Sir Otto Hightower, apareció de las sombras, su rostro una máscara de severidad. Con brusquedad, levantó a Aegon de las escaleras, tomándolo de su capa y arrastrándolo sin miramientos.

⸻Es hora de que ambos estén en la cama ⸻Ordenó Otto, su voz firme y autoritaria.

Daella asintió, sus ojos reflejando una mezcla de obediencia y resignación.⸻En un instante, abuelo.

Ser Otto no respondió, llevando a Aegon tambaleante a lo largo del pasillo. El silencio volvió a caer sobre la terraza, roto solo por el susurro del viento y el murmullo distante de los invitados. Daella miró a Aemond, sus ojos encontrándose en una breve pero intensa comunicación silenciosa. Ambos entendían la pesada carga que llevaban sobre sus hombros, el peso de sus responsabilidades.

⸻¿Vienes?

⸻ Enseguida, ve tranquila.

⸻Buenas noches, Aemond⸻Dijo Daella suavemente, su voz apenas un susurro en la noche.

Aemond asintió, su mirada seria y penetrante, pero permitiendose dibujar una ligera sonrisa en sus labios, solo por su hermana.⸻ Buenas noches, Daella.

Se despidieron con un breve gesto de cabeza, y Daella se giró, comenzando su camino hacia la habitación que le habían asignado en el vasto castillo de Driftmark. Mientras caminaba por los fríos pasillos de piedra, su mente vagaba entre los recuerdos del día y las preocupaciones del futuro. Las antorchas parpadeaban en sus soportes, proyectando sombras danzantes en las paredes, acompañando sus pensamientos sombríos.

La joven no podía evitar reflexionar sobre la fragilidad de la vida, evidenciada por la reciente muerte de Lady Laena. A pesar de la solemnidad del día, su mente también regresaba una y otra vez a la imagen de Jacaerys. Había algo en su presencia que la atraía de manera inexplicable, un magnetismo que no podía ignorar.

Al llegar a su habitación, Daella cerró la puerta tras de sí, dejándose caer en la cama con un suspiro. Se quedó mirando el techo, escuchando el lejano murmullo del mar. Su mente seguía vagando, entrelazando pensamientos y emociones en un tapiz complejo. Sabía que el futuro era incierto y que los desafíos apenas comenzaban. Pero en ese momento, en la quietud de la noche, se permitió un breve respiro, un momento de paz antes de enfrentar lo que vendría.

La brisa marina seguía acariciando las murallas de Driftmark cuando Daella finalmente cayó en un sueño intranquilo. El cansancio del día y la marea de emociones parecían arrastrarla hacia un abismo de sueños perturbadores. No supo cuánto tiempo había pasado cuando se despertó de repente, sus ojos abriéndose en la penumbra de la habitación.

Miró a su alrededor, la luz tenue de una antorcha en el pasillo se filtraba por la puerta entreabierta, proyectando sombras en las paredes de piedra. Volteó la cabeza hacia la cama adyacente donde su hermana Helaena dormía profundamente, envuelta en la tranquilidad de sus propios sueños. La visión debería haberle proporcionado consuelo, pero una inquietud creciente se asentaba en el pecho de Daella, una sensación que no podía ignorar.

Con cuidado, se deslizó fuera de la cama, sus pies descalzos encontrando el suelo frío. Llevaba una simple túnica de dormir de lino blanco, ceñida suavemente a su figura, y su cabello suelto caía en ondas sobre sus hombros, brillando como plata en la tenue luz. Sus movimientos eran silenciosos, casi etéreos, mientras se acercaba a la puerta.

El pasillo de Driftmark era un laberinto de oscuridad, solo algunas antorchas parpadeaban en sus soportes, luchando contra la negrura que dominaba el castillo durante la noche. Cada paso que daba resonaba en el silencio, el eco de sus pisadas parecía amplificarse en el vasto vacío de los corredores. Había algo ominoso en el aire, una tensión que erizaba su piel.

A medida que avanzaba, la incomodidad crecía. El castillo, con sus paredes de piedra negra y sus altos techos, siempre había tenido un aire de solemnidad, pero en la oscuridad de la noche, se sentía casi opresivo. La luz de las antorchas apenas lograba disipar las sombras, creando formas danzantes que parecían seguirla mientras caminaba.

Daella no estaba segura de hacia dónde se dirigía. Era como si una fuerza invisible la empujara hacia adelante, guiada por una intuición que no podía explicar. El aire se volvía más pesado con cada paso, y la sensación de que algo estaba a punto de suceder se intensificaba.

Al girar en una esquina, escuchó voces bajas, un murmullo que cortaba el silencio de la noche. Se detuvo, su corazón latiendo con fuerza en su pecho, y se acercó con cautela a la fuente del sonido.

⸻Estoy segura, primo.

⸻Alguien se robo a Vaghar.

Daella contuvo la respiración, reconociendo las voces de Baela y Rhaena. ¿Quién podría haber robado a Vhagar? La inquietud en su corazon era palpable, y Daella, movida por una mezcla de curiosidad y preocupación, decidió seguirlos a distancia, al notar la compañía de sus sobrinos a un lado de ellas, cada uno con su pijama adecuado.

El cuarteto se dirigían hacia un túnel oscuro y estrecho que daba salida al exterior del castillo. Daella los siguió con pasos ligeros y cuidadosos, asegurándose de no ser detectada. El túnel olía a sal y humedad, y el eco de sus pasos resonaba en las paredes de piedra.

Daella se detuvo al borde de la entrada del túnel, observando cómo los principes corrían hacia una figura en la distancia. La luz de las antorchas reveló que en el centro del tumulto estaba Aemond.

El ambiente estaba cargado de tensión. Daella avanzó un poco más, tratando de captar mejor lo que estaba ocurriendo. Aemond, de pie con una postura desafiante, estaba rodeado por Jacaerys, Lucerys, Baela y Rhaena. Las palabras que intercambiaban eran tensas y acaloradas.

⸻Tu madre murió.

⸻¡No tenias derecho!

Las palabras cargadas y desafiantes de su hermano mayor la hacía dudar de aquellas secuencias, ¿En que momento su hermano se atrevió a decir aquellas cosas? Siempre fue alguien acorde al respeto y a los modales de la realeza, casi tanto como ella y su hermana. El único que desequilibraba era el mayor de todos, Aegon, demostrando desde siempre lo poco que le importaba las enseñanzas de su madre.

⸻Vhagar tiene un nuevo jinete ahora, y soy yo.⸻Expresó Aemond, rodeado de superioridad.

⸻Es mía ¡La reclamo!

⸻Debiste haberla reclamado, tal vez tus primos puedan encontrar un cerdo en la cual volar.⸻Siguió respondiendo el platinado, sin ninguno notar la presencia de Daella.⸻ Te quedaría bien.

Una Rhaena llena de enojo, se acercó con agresividad inesperada hacia el príncipe tomándolo de los hombros, pero este siendo más fuerte la tiro hacia un lado, sin esperar el golpe de Baela, una golpiza que lo tiro al suelo también, pero inmediatamente se levantó y le correspondió con el mismo golpe, paralizando a la princesa espectadora en su lugar.

⸻¡Ataquenme otra vez y se las daré a mi dragon!

El pecho de Daella subía y bajaba ante la adrenalina que la escena le provocaba, a la vez que una parálisis, sin poder moverse de lugar, sin poder reaccionar ante la violencia que estaba viendo.

Sus sobrinos no se quedaron en su lugar, y atacaron a su hermano a la vez. Este nuevamente se pudo defender, golpeandole la nariz al pequeño Lucerys, y bajo la oscuridad, Daella pudo observar como la sangre bajaba hacia sus labios.
Jacaerys, en un arranque de furia, empujó a Aemond con fuerza, tirándolo al suelo y dejándolo indefenso. Fue entonces cuando Jacaerys, junto a sus primas y su hermano pequeño, comenzaron a golpearlo sin piedad.

La escena bastó para que Daella saliera de su trance. Con una decisión inesperada, corrió hacia ellos, sus manos temblando pero su corazón firme. Se lanzó al centro de la pelea, apartando a Jacaerys primero con un empujón decidido.

⸻¡Deténganse! ¡Basta!

Baela y Rhaena, sorprendidas por la intervención de su prima, vacilaron un momento. Daella aprovechó su desconcierto para apartarlas de Aemond, quien yacía en el suelo, intentando protegerse como podía.

⸻¡Es suficiente!⸻ gritó Daella, interponiéndose entre Aemond y los otros⸻. ¡Esto no resolverá nada!

Baela, llena de furia, arremetió contra Daella, golpeándola en el brazo. Daella, sin experiencia en peleas, reaccionó instintivamente, arañando el rostro de Baela. La piel se rompió bajo sus uñas, y la sangre brotó en finas líneas.

El golpe sorprendió a Baela haciendola gritar, pero no la detuvo. Ambas comenzaron a forcejear mientras Lucerys y Jacaerys seguían atacando a Aemond. Rhaena se unió a la pelea, intentando apartar a Daella de su hermana.

Daella, atrapada en el tumulto, sentía cada golpe y empujón. Aunque no tenía la experiencia de sus primas, la desesperación y el miedo le daban una fuerza inesperada. Peleó con uñas y dientes, tratando de proteger a Aemond.

En medio del caos, Jacaerys y Daella se encontraron cara a cara. Él, con el rostro tenso y los ojos llenos de rabia, levantó una mano impulsivamente, pero se detuvo al ver el miedo en sus ojos. Por un instante, ambos quedaron inmóviles, el tiempo pareciendo detenerse a su alrededor.

⸻Daella...⸻ murmuró Jacaerys, su voz quebrada por la confusión y el conflicto interno.

Daella aprovechó ese momento de vacilación y lo empujó con fuerza, haciéndolo retroceder varios pasos. Sin embargo, no tenía intención de lastimarlo, y eso quedó claro en su mirada, llena de desesperación y súplica.

Jacaerys se quedó estético, inmóvil desde el suelo, viendo cómo Daella se dirigía nuevamente hacia Aemond, intentando protegerlo. La escena era un torbellino de emociones, un reflejo de la tragedia que estaba por desatarse en sus vidas.

Aemond esta vez sostenía del cuello a un Lucerys ensangrentado, con su otra mano sujetando una roca. Reflejando sus intenciones, Daella abrió los ojos con terror al comprender la gravedad de la situación.

⸻¡Aemond, detente!

⸻¡Ellos morirán gritando en llamas como lo hizo su padre!⸻Respondió el Targaryen, cegado de furia.⸻ Bastardos.

La pequeña Daella negó con la cabeza, aborreciendo las palabras venenosas de su hermano. Ignoraba el ardor en su propio cuello, fruto de uno de los rasguños recibidos, aunque los cortes en el rostro de Baela, la hacían saber que ella estaba en peor estado, producto de las largas uñas delicadas que Daella solía cuidarse.

⸻¡Mi padre está vivo!

Aemond bajo la piedra sonriendo con gracia hacia Jacaerys.⸻ El no lo sabe ¿Verdad? Lord Strong.

El filo de una cuchilla alertó aún más a Daella, observó hacia atrás en busca del portador, encontradose a su sobrino sujetando la pequeña navaja con seguridad, sus ojos puestos en Aemond con ira.

⸻¡Jacaerys! ⸻Llamo Baela con miedo.

Aemond empujó con brusquedad a Lucerys hacia su hermano, este lo esquivo concentrado en su objetivo, lanzándose con rapidez hacia su tío, sin embargó este también lo empujó, tirandolo nuevamente al suelo junto a su hermano menor.

Aemond alzo nuevamente la piedra, por encima de Jacaerys, amenazando en golpearlo en cualquier momento.

⸻¡Aemond bajala!

Una aterrada Daella quiso llamar la atención de su hermano nuevamente, pero este mantenía una sonrisa en su rostro ignorandola, sin esperar la arena lanzada en su rostro.

Y el corte que proporciono el pequeño Lucerys en su rostro, el acero encontró su objetivo, y un grito desgarrador escapó de la boca de Aemond mientras la hoja se hundía.

La escena se tornó caótica. Aemond cayó al suelo, la piedra se desplomó de sus manos, y el grito de agonía reverberó en las paredes del túnel. Daella se quedó paralizada, su mente incapaz de procesar la brutalidad que acababa de presenciar. La visión de Aemond, tirado en el suelo con el rostro en un estado lamentable, la sacudió profundamente.

⸻¡Aemond!⸻ Exclamó Daella, avanzando con rapidez hacia él, intentando ofrecer algún tipo de consuelo. Sus manos desesperadas se tornaron de un color rojo cuando tocaron el ensangrentado rostro de su hermano en busca de evaluar la herida. Aemond estaba boca abajo, sujetando su ojo izquierdo, haciendola incapaz de ver a su hermana el resultado del enfrentamiento.

⸻¡Detenganse de inmediato!

La guardia real había sido notificada ante el llamativo conflicto, Ser Harrold Westerling se acercó rápidamente a la escena más atrapante, la princesa yacía en el suelo envuelta de desesperación al querer ayudar a su hermano, y el príncipe gritaba con dolor, hasta el punto de revelar al caballero lo que había pasado.

Daella ahogo un grito de horror que reflejo en su rostro, al notar como nisiquiera podía ver bien el interior del ojo de su hermano, haciendola dudar si aún seguía allí.

⸻Por los dioses...⸻Murmuro Harrold, sorprendido, sin apartar la vista del ensangrentado Aemond, tomó a Daella de los hombros.⸻ ¡Tomen a los príncipes y saquenlos de aquí!

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⸻Va a sanar ¿No es cierto, Maestre?

La atmósfera en el castillo de Driftmark era pesada y opresiva. La penumbra de la noche apenas era ahuyentada por las parpadeantes antorchas, cuyas llamas lanzaban sombras danzantes sobre los rostros tensos de aquellos reunidos en la gran sala. El maestre, con su semblante grave y concentrado, trabajaba incansablemente sobre la delicada carne de Aemond Targaryen, el joven príncipe que yacía retorcido en dolor sobre la silla de piedra.

La voz de Alicent Hightower, quebrada y llena de angustia, resonó en el aire, mientras se mantenía junto a su hijo, sus ojos verdes llenos de desesperación.

El maestre, con movimientos meticulosos, terminaba de coser la herida con hilo y aguja, una tarea dolorosa que el niño soportaba con una valentía forzada, aferrándose con fuerza a la mano de su hermana menor, quien se mantenía estoica pero firme a su lado.

⸻La piel sanará, Majestad, pero...⸻El Maestre tragó saliva, dudando antes de continuar⸻ Ha perdido el ojo.

Un silencio mortal cayó sobre la sala, roto solo por el sollozo ahogado de Alicent. Daella, permanecía sumida en un mutismo sepulcral, paralizada en su lugar, incapaz de mirar a su alrededor, solo tenia fija su mirada en su mano entrelazada con la de Aemond, manos principalmente que fueron limpiadas de la tinta roja que las había decorado, pero Daella aun seguía sintiendo la expansión de estas. El sonido de una bofetada resonó en el salón, seguido del llanto ahogado de Aegon, quien se frotaba la mejilla, mientras su madre lo increpaba con furia.

El estruendo de puertas abiertas interrumpió la tensa escena. Rhaenys y Corlys Velaryon irrumpieron en la sala, sus rostros marcados por la preocupación al ver a sus nietas, Baela y Rhaena. Baela tenía rasguños en su rostro, pero antes de que pudieran preguntar, Rhaenyra Targaryen irrumpió también en la sala, sus ojos buscando frenéticamente a sus hijos.

⸻Déjame ver esa herida⸻Exigió Rhaenyra, inspeccionando la nariz de su hijo Lucerys antes de volver su atención a Jacaerys, quien estaba a su lado con una expresión de rabia contenida⸻¿Quién hizo esto?

⸻¡Ellos me atacaron!⸻Anticipo Aemond, señalando a sus primos.

⸻¡No es cierto!

⸻¡Él tomó a Vhagar!

⸻¡Mentiroso!

La sala se llenó de voces alzadas, acusaciones y defensas que se mezclaban en una cacofonía ensordecedora. La tensión era palpable, como una cuerda a punto de romperse. Daella, desde al lado de su madre, observó la presencia del príncipe canalla, quien permanecía en silencio, sus brazos cruzados y una sonrisa cínica dibujada en sus labios. Para ella, parecía que toda la situación le divertía, un espectáculo grotesco.

⸻¡Suficiente! ⸻La voz del rey Viserys se alzó, primero débil pero ganando fuerza⸻. ¡Silencio! ⸻Gritó, su rostro enrojecido por la furia.

La autoridad en su voz logró lo imposible, silenciar a la multitud. El rey avanzó lentamente, apoyándose en su bastón, su mirada recorriendo los rostros de los presentes, llenos de rabia, dolor y confusión. Su voz tembló al hablar, pero cada palabra era un mandato.

Rhaenyra se acercó a Jacaerys y le apretó el hombro, intentando calmar la furia en los ojos de su hijo. Alicent, por su parte, mantenía a Aemond cerca, acariciando su cabello, sus lágrimas cayendo silenciosas.

Daella observaba todo con una mezcla de miedo y tristeza. La noche que había comenzado con la tragedia de la muerte de Lady Laena, ahora se había convertido en un enfrentamiento familiar que dejaría cicatrices profundas. Mientras las discusiones continuaban, Daella no pudo evitar pensar en las palabras de su hermana Helaena, intentando buscar aún más sentido en estas; Sí no debía haber estado allí ¿Qué hubiera cambiado?

El futuro de la Casa del Dragón pendía de un hilo, y el destino de cada uno de sus miembros estaba más entrelazado y amenazado que nunca.

⸻Aemond, quiero la verdad de lo que paso.

Viserys demando, avanzando con paso decidido, apoyandose en su bastón en busca de respuestas, su rostro estaba marcado por una mezcla de preocupación y severidad.

⸻¿Qué más hay que oír? Tu hijo fue mutilado⸻Interrumpió Alicent, su tono era un filo de acero.⸻ ¡Su hijo es el responsable!

⸻Fue un accidente.⸻Replicó Rhaenyra, su voz firme pero contenida.

⸻¿Accidente?⸻Alicent escupió la palabra con desdén.⸻ El principe Lucerys trajo una navaja a una emboscada y pensaba matar a mi hijo.

La tensión en la sala era palpable. Rhaenyra no pudo contener su enojo, y sus palabras salieron con una intensidad renovada.

⸻¡Son mis hijos los que fueron atacados! Y obligados a defenderse.

Daella se atrevió a que sus ojos vagaran en busca de alguien más, aún inmóvil en su lugar. Sus ojos se encontraron con los de Jacaerys. Él la observaba con una mirada que reflejaba un torbellino de emociones, pero su atención se centraba en la mano de Daella, que aún estaba entrelazada con la de su hermano Aemond. Su rostro mostraba una mueca de disgusto, incapaz de ocultar la molestia que sentía al ver esa escena.

⸻Sé mencionaron insultos repugnantes contra ellos.

⸻¿Qué insultos?

Un silencio pesado reinó por unos momentos, cada segundo tensando más el ambiente. Hasta que Rhaenyra lo rompió, su voz cargada de dolor y rabia.

⸻La legitimidad del nacimiento fue puesta en duda.

⸻El nos llamó bastardos.⸻Sé atrevió a hablar Jacaerys, su voz apenas un susurro mientras luchaba por apartar la vista de Aemond y Daella.

El rey Viserys cerró los ojos por un momento, inhalando profundamente. La carga de su linaje y las disputas internas de su familia pesaban sobre sus hombros como una losa. Al abrir los ojos, su mirada se dirigió primero a Aemond, luego a Alicent, y finalmente a Rhaenyra y sus hijos.

⸻El principe Aemond, debe ser cuestionado para saber de donde escuchó esas calumnias.

Alicent sollozo.⸻¿Por un insulto? Mi hijo perdió un ojo.

El rey se acercó nuevamente hacia sus hijos, en ese proceso de dedicarse a preguntarle a Aemond, pudo observar la línea roja que brillaba en el cuello de su pequeña hija, pero optó en no hacerlo notar para que el escándalo no sea aún mayor.

⸻Aemond, hijo, dímelo ¿Donde escuchaste estas mentiras?

⸻Broma de niños, no fue nada.⸻Intento tapar Alicent.

⸻Aemond, te hice una pregunta.⸻Insistió Viserys.

Daella pudo sentir el apretón de mano nuevamente que Aemond le proporcionó, esta vez no por dolor, sino por la presión de tener todos los ojos encima, esperando su respuesta. Ambos niños viajaron sus ojos hacia su madre, la principal responsable de aquellos dichos.

Alicent Hightower se había dedicado a la crianza de sus hijos, haciendo que las niñas tuvieran sus prácticas con la septa día a día, educándolas con modales y enseñanzas para que fueran las figuras del reino. Aunque esto último era más que nada dedicado a su primera hija, Daella, la cautivadora de su belleza. Y aunque Aegon se le había escapado de las manos, principalmente al ser su heredero, dejó todo en él, al igual que con Aemond, al menos al principio. Pero por otro lado, su boca se iba de más cuando se trataba de los hijos de su anterior amiga, haciendo lo posible por inculcarles la verdadera legitimidad de los príncipes.

⸻Aemond, tu rey demanda una respuesta.

⸻Esto es inútil, ¡Mira como dejaron a tu niña también!⸻Escupió la reina, señalando desde atrás a su hija platinada.

⸻Mis hijos son incapaces de tocar a la princesa Daella.⸻Aseguró Rhaenyra, aún tomando de los hombros a sus hijos.

⸻No este tan segura de ello, princesa.⸻El tono sarcástico vibró en su voz, haciendo que el recuerdo de haber visto a Daella y a Jacaerys juntos, reinara en su mente, aún poniéndola en alerta.

⸻Dime, hijo.

El silencio permaneció una vez más, todos espectadores de las futuras palabras del príncipe, quien miró una vez más a su madre con seriedad, siendo notorio para su padre, que también se dedico a buscar a quien miraba, encontrándose con la de Alicent. Un suspiro salió de sus labios, siendo consciente de lo que su esposa pensaba sobre sus nietos.

⸻Fue Aegon.

Viserys se incorporo hacia el mayor de sus hijos con Alicent, con notorio enojo en su rostro, se impulso hacia el, sin notar cómo el rostro de Aegon demostraba asombro por la respuesta de su hermano.

⸻¿Yo?⸻Su tono salió como un susurro.

⸻Tu, hijo.⸻Solo bastó unos pasos más resonando su bastón para posicionarse a su lado.⸻ ¿Donde escuchaste estas calumnias?

Sin embargo, Aegon no respondió. Si bien él era uno de los que se dedicaba a esparcir mediante bromas aquella legitimidad, su madre era la principal instigadora.

⸻¡Aegon!

El grito del rey movió tanto a Aegon como a Daella de su lugar, la Targaryen nunca antes había podido ver a su padre de esa manera, y aunque era intimidante, sabía que el estaba poniendo todo su esfuerzo para ser escuchado.

⸻¡Dime la verdad!

⸻Lo sabemos...padre.⸻La voz de Aegon salió casi como un susurro, siendo intimidado por el momento.⸻Todos lo saben.

Daella trago saliva en su lugar ante las palabras de su hermano, si bien ella era consciente de la verdad, y tenía en cuenta las reglas del reino, no era quien para burlarse de aquello o dedicarse a molestar a sus sobrinos, o quien sea que era llamado bastardo. Internamente, era de las cosas que menos le importaban.

⸻Solo miralos...

Solo el ruido del fuego era el que resonaba, la mayoría había escuchado las palabras del príncipe, causando una incertidumbre en el ambiente que no permitió que sus bocas se abran para hablar, no antes que el rey.

⸻Estas disputas interminables ¡Deben acabar, por todos!⸻El bastón estrono contra el suelo, demostrando la furia en Viserys⸻ ¡Somos familia!

La menor de los Targaryen observó a su hermana desde unos metros de distancia, pero Daella al estar sometida en la concentración de las palabras de su padre, no pudo ser consciente de la búsqueda de la mirada de Helaena.

⸻Ahora pidan disculpas y demuestren buena voluntad al otro.

Los ojos llamativos de Alicent, estaban aguados de las lágrimas que amenazaban con salir. Todo en ella le resultaba injusto.

⸻Su padre, su abuelo, y su rey ¡Lo demanda!

El rey Viserys, cansado del asunto, cansado de los gritos sueltos de su garganta, daba paso a retirarse, pasando por un lado de su esposa, sin notar cómo, a altas horas de la noche, esta seguía con su vestimenta del día.

⸻Eso no será suficiente.⸻La voz de Alicent se alzó, temblorosa.

Viserys detuvo su paso, se giró hacia su esposa, permitiéndose escucharla.

⸻Aemond ha sido dañado permanentemente, mi rey, la buena voluntad no va a curarlo.

⸻No, lo sé, Alicent, pero no puedo hacer que recupere el ojo.

⸻Por qué fue arrancado.

⸻¿Qué quieres que haga?

⸻Hay una deuda, que debe ser pagada...Con el ojo de uno de sus hijos.

Los murmullos reinaron en la sala ante las palabras de la reina, el pequeño Lucerys se aferro a su madre, temiendo ante lo demandado.

⸻Mi querida esposa...

⸻El es tu hijo, Viserys, ¡Tu sangre! ⸻Sollozo Alicent.

Viserys se acercó hacia su esposa, queriendo detener sus intenciones.

⸻No dejes que tu enojo, sea el que guíe tu juicio.

Daella, viendo la intensidad de la situación, sintió un torbellino de emociones. La lucha por el poder y la legitimidad había convertido a su familia en enemigos. La mirada de su padre, cansado y abatido, la llenaba de tristeza. Pensó en la fragilidad de los lazos familiares y en cómo el odio y la desconfianza estaban desintegrando la unidad de la Casa del Dragón. Aunque era joven, entendía que la ambición y la venganza no eran el camino para fortalecer su legado.

⸻Sí el rey no busca justicia, la reina lo hará.⸻Firme demando Alicent.⸻ Sir Criston, traigame el ojo de Lucerys Velaryon.

Daella miró con terror hacia su alrededor, una niña al igual que sus hermanos y sobrinos, siendo espectadores de una disputa familiar, una muy grande.

⸻Que elija con cuál quedarse, un privilegio que no se le otorgó a mi hijo.

⸻No van a hacer tal cosa.⸻Temblerosa, pero firme, sonó la voz de la princesa Rhaenyra.

⸻No se mueva Sir Crist...

⸻¡Esta declarado a mi!⸻ Interrumpió Alicent, a su rey.

Viserys, sorprendido por la revelación de su esposa, se acercó nuevamente a ella.

⸻Alicent, este asunto está terminado.

La Hightower negó en su lugar, sin embargo, ninguna palabra pudo salir de su boca nuevamente, no bajo la mirada del rey.

⸻Cualquiera cuya lengua cuestione el nacimiento de los hijos de la princesa Rhaenyra, le será cortada.

⸻Gracias padre.

Cuando parecía que las palabras del rey eran el fin del acontecimiento, Alicent, en un arrebato de furia, tomó la daga de Viserys y, decidida, avanzó hacia donde estaba Rhaenyra con sus hijos, tomando por sopresa a todos. Daella, viendo la intensidad de la situación, soltó la mano de Aemond y corrió hacia su padre.

⸻¡Padre! ⸻Gritó Daella, aterrorizada.

Viserys la puso detrás suyo, protegiéndola ante el movimiento de la gente que estaba en la sala.

Alicent avanzó con la daga en alto, su mirada fija en Rhaenyra. Los guardias y la familia se movieron rápidamente para detenerla, pero la reina estaba decidida.

La heredera al trono, en un intento de proteger a sus hijos, detuvo las intenciones de Alicent, tomándola de los brazos y forcejeando con ella, mientras el filo de la daga brillaba bajo la luz del fuego que las rodeaba.

⸻¡Alicent déjala!

⸻¿Donde está el deber? ¿Dónde está el sacrificio?⸻Vociferó Alicent, sus lágrimas furiosas cayendo por su rostro. Ambas mujeres imponían fuerza sobre la otra, siendo el centro de atención de todos.⸻Aplastados por tu pie una y otra vez.

⸻Baja la daga, Alicent ⸻Demandó Otto Hightower desde un rincón, su voz llena de autoridad.

Pero Alicent, en su estado de desesperación, no cedió.

⸻Y ahora le quitas el ojo a mi hijo, lastimas a mi hija, ¿Hasta de eso crees tener derecho?

⸻Es agotador ¿No es así?⸻Finalmente respondió Rhaenyra, su rostro endurecido mientras mirabaja fijamente a Alicent.⸻Esconderte detrás del manto de tu honradez.

El forcejeo entre ambas mujeres se intensificó, y la sala entera quedó en silencio, expectante ante el desenlace de aquel enfrentamiento. Daella, temblorosa y aferrada a su padre, sintió la protección de Viserys a su alrededor, pero también la carga de una familia al borde de la fractura.

⸻Ahora te ven por quien eres de verdad.

Nadie esperaba el movimiento de la reina, donde impuso su fuerza ante las palabras de su vieja amiga, el desdén con la daga se hizo oír en la sala, y ambas se separaron bruscamente. El aire se llenó de un silencio cargado de horror cuando todos notaron la sangre que caía del brazo de Rhaenyra.

La daga cayó de la mano de Alicent, que se quedó estática, sorprendida y aterrada por su propio impulso. Su mirada se llenó de arrepentimiento y confusión mientras observaba la herida que había infligido.

Daella, observando la escena con los ojos muy abiertos, sintió la urgencia del momento y se aferró a su padre con más fuerza, buscando en él un refugio frente al caos que se desarrollaba a su alrededor. Aemond, quien se había acercado cauteloso a su lado, se mantenía erguido con una presencia imponente. Su frialdad y el distanciamiento en su mirada le resultaban inquietantes; la seguridad y firmeza que emanaba contrastaban con la tensión palpable en la sala. Daella sintió cómo todo había cambiado de manera irreversible.

⸻No te lamentes por mi, madre, fue un intercambio justo.

Sus palabras resonaron con una seguridad inquietante. La frialdad en su voz era una mezcla de dolor y resignación, un reflejo de la transformación que había experimentado. Daella observó a su madre, cuya desesperación y furia se encontraban en contraste con la determinación y la calma de Aemond. La diferencia en sus posturas le pareció abismal.

⸻Tal vez perdí un ojo, pero gané un dragón.

Daella sintió un escalofrío al escuchar esas palabras. La visión de Aemond, con su rostro parcialmente cubierto por la sombra de la pérdida y el conflicto, le parecía a la vez distante y desconcertante. El sacrificio y el sufrimiento de su hermano parecían haber transformado la dinámica familiar de una manera que ella apenas podía comprender.

Mientras el tumulto en la sala comenzaba a calmarse, y la realidad de la situación se asentaba en el aire, Daella se preguntó si algún día podrían reparar los lazos desgarrados por la traición y la rivalidad. A pesar de la angustia y la confusión, sentía el peso de la responsabilidad que venía con ser parte de esta familia marcada por el conflicto. El dolor y el odio entre sus seres queridos no solo la afectaban a ella, sino que la hacían cuestionar la posibilidad de una verdadera reconciliación.

El tiempo parecía haberse detenido en esa sala, y Daella se encontró inmersa en un mar de incertidumbre. Mientras el silencio se asentaba y los gritos se apagaban lentamente, se dio cuenta de que el verdadero desafío no solo residía en sanar las heridas físicas, sino en superar el profundo abismo emocional que había abierto entre ellos. La fortaleza y la unidad de su familia estaban ahora en juego, y el futuro de la Casa del Dragón parecía más incierto que nunca.

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LITERAL ESTE CAP TIENE MAS DE 5MIL PALABRAS.😭

¿Qué les va pareciendo todo?
me encantaría
leer sus opiniones.
¿Muy rápido todo o va bien?¿Capítulos largos o cortos? ¿Cómo les cae Daella?¿Sacaron ciertas conclusiones que aún son un misterio?

tengo esas y miles dudas más, todo esto lo hago con amor y por que me inspiró cada vez más para la historia de Daella, sus opiniones sirven mucho por que claramente quiero escribir algo que les guste y disfruten leer.

puedo dar por finalizado, la introducción de la infancia de daellita, ahora se viene lo bueno.♡

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