𝗘𝘀𝗽𝗲𝗰𝗶𝗮𝗹 𝗜
𝐇𝐚𝐫𝐫𝐲 𝐜𝐨𝐧𝐨𝐜𝐞 𝐚 𝐀𝐧𝐭𝐡𝐨𝐧𝐲 𝐘𝐚𝐱𝐥𝐞𝐲
Octubre 17 de 1993
Era el tercer año de Harry Potter en Hogwarts. Había estado dando un pequeño paseo junto a Severus Snape. Quién aparte de ser su profesor de pociones, también era un tío para él.
¿Y cómo no? Si sus hermanos menores adoraban al hombre y él también.
En lo personal.
Harry amaba a todos sus tíos.
Sirius era su padrino, y era muy divertido pasar tiempo con él. ¡Le había regalado una saeta de fuego!
Peter podía ser el padrino de Monty, pero siempre le tenía dulces e historias divertidas para cuando iba de visita.
Remus actualmente era su profesor de DCAO y tomaba el té con él siempre que podía, era su enlace más cercano a sus padres mientras estaba en Hogwarts, y gracias a él. Las cartas y noticias llegaban más rápido.
Aunque eso significara tener a Hedwig enojada.
Regulus, era el tío más interesante, siempre cuidaba de Eddgy y su elfo preparaba una galletas deliciosas -no le digan a Ommy que dijo eso- pero tenía una gran apreciación hacía él, desde que quedó seleccionado como buscador de la casa de Slytherin. Lo situaba en su alto estandarte, como su tutor en el deporte.
Harry tenía entendido que su padre era hijo único. Que sus abuelos habían batallado para tenerlo a él, y después de un tiempo. No pudieron tener más hijos, lo que causó que su padre creciera siendo un poco mimado, pero después conoció a sus amigos y tuvo una vida acompañada con ellos.
Su madre por otro lado, nunca hablaba de su familia.
A favor de su tío Regulus y de Sirius, se había echo amigo de Draco Malfoy, Neville estaba en Hufflepuff y también era su amigo más cercano, así como dos Gryffindor raros que no se apartaban de él.
Con Draco, era un poco diferente. Ya que Draco era hijo único y tenía un poco más presente las vías antiguas de la magia. -Él también había estudiado eso, pero le daba pereza recordarlo ahora-. Un día en la biblioteca, habían encontrado viejos ejemplares del profeta. Lo que llamó su curiosidad.
─¡Potter! ¡Ven rápido! ─lo llamó el rubio.
Corrió hacía él, teniendo cuidado de que la señora Pince no lo descubriera.
─¿Qué pasa?
─¡Mira! Creo que encontré la razón del por qué tu madre no habla de su familia. ─observaron el profeta, y allí Harry lo entendió.
Lord Yaxley acusado de Mortifago y atentar contra la vida de su hija.
Su madre había ocultado bien aquella historia. Por eso, aunque la curiosidad le azotaba la cabeza, no preguntó nada más.
Severus Snape ya sabía cuándo al pequeño león vestido de serpiente le pasaba algo, sobre todo cuando estaban en sus paseos de rutina en búsqueda del otro león vestido de águila. Había notado que Harry tenía la vista pérdida en un punto del camino, y estaba más callado de lo habitual. Normalmente siempre tenía dudas sobre alguna clase, y él buscaba responderlas de forma inmediata para que así siguiera con sus buenas notas.
Era un excelente estudiante. ¿Por qué perder esa buena racha con un Potter?
─¿Te pasa algo? ─le cuestionó cuando llegaron a la fuente que estaba situada en todo el medio del jardín interior del castillo. ─Hoy te han comido la lengua al parecer.
─No es eso. ─suspiró el chico de trece años. ─Yo... Tío Severus, ¿Qué sabes de la familia de mi mamá?
Severus suspiró.
Había hablado con Rose y le había advertido que un día, su retoño preguntaría por su familia.
Pero ella se había negado a decir algo, mucho menos cuando perdió todo contacto con su hermano.
Tomaron asiento en el borde de la fuente, con Harry suspirando de forma frustrada.
A lo lejos, observó cómo Lupin iba caminando con el segundo de la camada Potter, quién agitaba sus manos y hacía relucir su ingenio debajo de esa túnica escolar de color azúl.
Porque claro.
Potter mayor en Slytherin
Y el segundo en Ravenclaw, aún quedaban cuatro más a la espera. Minerva se estaba volviendo loca de solo pensar en ver pronto ese apellido en la lista de admisión.
Volvió su vista a su sobrino honorario y le revolvió el cabello con diversión. Mayormente a sabiendas que el chico odiaba que le hicieran eso.
─Tu madre, no tuvo la mejor vida al lado de su familia. Imagino, que si preguntas, es porque tú curiosidad tiene una base muy sólida.
Harry asintió.
─Draco encontró un viejo ejemplar del profeta, decía algo de Lord Yaxley. ─Severus rodó los ojos, su segundo ahijado, siempre amaba meter las narices donde no le convenía. Igual que su padre. ─Entonces, quedé con miles de preguntas. ¿Por qué? ¿Realmente era tan malo? Allí decía que... Le acusaban de envenenar a su hija. ¿Mi madre?
Severus respiró con fuerza, asintiendo a su última pregunta. Los ojos del chico se volvieron tristes, de solo pensar que su madre había sufrido tanto.
─Cuándo estudiábamos, tu madre había quedado embarazada muy joven. Culpa a tu padre por calenturiento. ─Harry levantó la cabeza asombrado, ese era un dato que desconocía. ─Tu abuelo, su padre. Desde muy pequeña, la envenena con pequeñas dosis de belladona en su té. Lo que causó que estuviera enferma durante mucho tiempo. Creo que, quedó embarazada en diciembre. Pero no contó que tu abuelo, obligara al hermano de tu madre, a seguir dosificando su té. Lo que causó una grave reacción.
─Ella...─dudó el chico en hablar, recibiendo un asentimiento de su tío.
─Lamentablemente, tuvo una pérdida a causa del veneno que le daban. Cuándo su hermano se enteró de lo que había echo, y de paso. Creer que en ese entonces el prometido de tu madre, era el responsable de su estado. Comenzó a alejarse. Tomó el camino de los mortifagos y fue ordenado a espiar a Dumbledore. ─Harry escuchaba con atención. Snape quien llevaba el cabello recogido, miró hacía el cielo, recordando aquella junta donde se había dictado la profecía. ─Logré hacer que se fuera del círculo, pero sé que si aún vive, debe estar arrepintiendose de haber puesto a su hermana en peligro tantas veces.
─¿C-Como se llamaba?
─Anthony Yaxley. Si. Igual que tu hermano, Rose le puso así para poder recordarlo. Eran muy unidos y las decisiones de él, y tu abuelo. Solo causaron dolor en la vida de tu madre. ─Severus volvió la vista hacía el menor y le sonrió ligeramente.─ ¿Satisfecho? Porque Lupin se está acercando y tu hermano parece a nada de explotar con algo que contar.
Ambos volvieron la vista hacía los recién llegados, Fleamont saltó a los brazos de su hermano y tío. Comenzando su diatriba sobre un debate que venía discutiendo con Remus. El ahora profesor de defensa, se sentó al lado de Severus, escuchando tranquilamente como los dos Slytherin batallaban contra el testarudo ravenclaw que buscaba tener la razón.
Por la noche, Harry no podía dormir. Para nada.
Daba vueltas en su cama, y algo en su interior le privaba el sueño. Draco hacía un rato le había lanzado una almohada, al escucharlo suspirar varias veces con fuerza. Pidiéndole en amenazas que se durmiera de una vez.
Se levantó con cuidado y fue hasta su baúl, sacando de su interior la capa de invisibilidad que le había regalado su padre el primer año en Hogwarts. Salió con cuidado de la sala común y comenzó a recorrer los pasillos hasta la entrada del castillo. ¿Hacía donde iba? Fácil. La choza de los gritos.
Era su lugar para estar en paz, y podía caminar por Hogsmeade sin que nadie le dijera nada. Podría haber tomado el otro pasadizo, pero este le resultaba fascinante. Tenía algo que lo llamaba a pasear por allí y siempre que podía, se aventuraba a aquel sitio.
Esa noche, fue diferente. Se sorprendió de sobremanera al subir las escaleras del sótano de la casa hasta el primer piso, notando luces y la chimenea encendida.
¿Se habría metido alguien?
¿Debía pedir ayuda?
¿Estaría en peligro?
Su cuerpo temblaba bajo la protección de la capa, per aún así. No dió marcha atrás. Descubrió su cuerpo poco a poco, y sostuvo con fuerza la tela entre sus mano. Caminando despacio par ano alertar a quien estuviera allí esa noche.
Pudo notar un pequeño marco de fotos en el viejo sofá frente a la chimenea, se acercó a observarlo y descubrió que era una foto que su padre adoraba presumir en casa.
Eran él y su madre, justo el día de su nacimiento.
¿Qué hacía allí?
Fue a tomar la foto, pero el ruido de la puerta de la entrada lo hizo sobresaltar, dejando caer el marco al suelo y que el cristal se quebrase en miles de pedacitos.
“Salazar, estoy frito.” pensó con temor, girando su cuerpo hacía los pasos que se iban acercando presurosos. “Muy frito, Euphie se encargará de poner en mi tumba. Aquí yace Harry Potter. Murió por metiche, Tony se quedará con mi habitación y Tulip con mi herencia. Monty se reirá de mis desgracias y Eddgy olvidará quién soy.”
─¿Quién anda allí? ─era la voz de un hombre. Y Harry no podía estar más asustado. ─¡¿Quién eres?!
El hombre lo observó fijamente, tenía el ceño fruncido y el cabello peinado hacía atrás, castaño rojizo, como su hermano Fleamont. Tenía los ojos azules iguales a los de su madre. Vestía un traje de tres piezas negro, excepto que no llevaba el chaleco interno, lo que dejaba ver una camisa de mangas largas, color blanco. En su cuello. El escudo de los Yaxley se alzaba con honor.
Harry abrió los ojos sorprendido a más no poder. Ese hombre. Debía ser el hermano de su madre. Aunque se día desconcertado y furioso.
─¿Quién eres muchacho? ¿Qué haces aquí? Deberías estar en Hogwarts. ─habló el hombre, acercándose a él para recoger la foto y los cristales. Reparandolo al instante con un encantamiento. ─¿Y bien? ¿Te comió la lengua el ratón?
─¡N-No señor! Disculpe por el desastre... Solo, me escabullia a Hogsmeade y ví luces aquí.
El hombre asintió, desviando su mirada a la puerta que daba al sótano.
─Claro, el pasadizo del sauce boxeador. No te preocupes por eso, no siempre vengo por aquí. ─suspiró, volviendo su vista hacía él. ─sigo esperando tu nombre.
─¡Si! Lo siento, soy Harry. Harry Potter. ─Sonrió ligeramente, si el hombre frente a él, era su tío. Harry estaba feliz de al menos poder hacerle unas cuantas preguntas.
─Harry Potter... Debí suponerlo, eres un calco exacto de tu padre. Aunque...Esos ojos. Son muy conocidos para mí. ─Harry asintió.
─Dicen que tengo los ojos de mi madre, sí.
─Desde luego, solo mi hermana tiene esos ojos tan azules como lo tuyos. ─La sonrisa en el adolescente se ensanchó más, estaba frente a su tío por sangre, el actual Lord Yaxley. ─ Mi nombre es Anthony Yaxley. Intuyo, que soy tu tío.
El adolescente asintió, y siguió al mayor cuando le ofreció caminar por el pueblo, retomando su objetivo principal. Estaba feliz, por qué a pesar de todo, y lo que su tío Severus le había contado. Al menos Harry podía escuchar la historia desde el punto de vista de alguien más cercano. Conocer más de su madre y lo que llevó realmente a que todo ocurriera de dicha forma.
Es más, estaba mucho más curioso de hacerle tantas preguntas, y solo esperaba verlo de nuevo, cuando tuviera que volver al castillo para que no se dieran cuenta.
Lo que nunca sabría en realidad, era que el mismo Severus Snape había contactado a Anthony Yaxley, para que se diera la oportunidad de conocer a su sobrino.
Pero ese era un pequeño detalle, que ambos debían reservarse.
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