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𝗖𝗵𝗮𝗽𝘁𝗲𝗿 𝗧𝘄𝗲𝗻𝘁𝘆-𝗧𝗵𝗿𝗲𝗲


𝑽𝒐𝒕𝒆𝒏 𝒚 𝒄𝒐𝒎𝒆𝒏𝒕𝒆𝒏. 𝑷𝒐𝒓 𝒇𝒂𝒗𝒐𝒓, 𝒆𝒗𝒊𝒕𝒆𝒎𝒐𝒔 𝒔𝒆𝒓 𝒍𝒆𝒄𝒕𝒐𝒓𝒆𝒔 𝒇𝒂𝒏𝒕𝒂𝒔𝒎𝒂𝒔

⚝──⭒─⭑─⭒──⚝

Rose Mary le aseguró a James, que Ommy no aparecería hasta que la llamara alguno de los dos, o surgiera un imprevisto.

El confiaba en ella. Así como ella en él, en ese mismo instante.

Por eso, se entregó a los besos que repartía en su cuerpo. Rose Mary se mostraba libre frente a él, entre sus brazos. James tenía permitido admirar lo que quizás muchos habían soñado ver desde que la joven pelirroja había pisado Hogwarts.

Su rosa, desnuda. Estirando sus brazos para pasarlos alrededor de sus hombros y acariciar con sus dedos donde terminaba su cabello en su nuca.

Él también desnudo. La ropa había ido a parar a un punto ciego de la habitación que a ninguno pasó a importarle. Estaba acomodado entre sus piernas. Acariciando con sus manos los muslos flexionados de la chica.

Mientras que sus labios, ocupados entre los senos de la pelirroja, succionando vivamente uno de sus pezones. Haciéndola gemir bajo; cubriendo su boca con su mano y desviando la mirada a la ventana.

James solo tenía la mirada fija en su expresión, dejando que su cuerpo hiciera lo que quisiera con la joven. Mientras que sus ojos estaban fijos en su rostro. En sus gemidos y las veces en las que se mordía el labio.

Rose sentía su mundo girar. James solo tocaba su cuerpo desnudo de forma superficial. Rozaba sus manos por debajo de sus muslos y así mismo las elevaba a sus pechos; aplastando y masajeando a su antojo uno de estos, mientra el otro era ocupado por la boca y lengua caliente del castaño.

─James.─Gimió la pelirroja.

Él levantó la vista.

Las manos de Rose Mary recorrieron la espalda del chico; clavando delicadamente sus uñas en su piel. James se sentía en completo éxtasis. El frío que se colaba en la habitación, era nada al calor que ambos cuerpos en la cama desprendían.

─James.─ Volvió a gemir la pelirroja, causando que el de ojos mieles liberase su pecho del agarre entre sus labios.

El de lentes acomodó su cuerpo contra el de la contraria, su torso rozaba los rosados pezones de la muchacha, mientras que sus manos recorrían la tersa piel de las piernas alrededor de su cadera. Su  rostro recorrió con sus labios los pómulos de la pelirroja, hasta alcanzar su oreja. Donde su voz, grave la hizo estremecer.

─Quiero que me permitas hacerte gemir mi nombre, mi Rosa.─ La voz del chico era tersa, se deslizaba seductor en los cabales de la pelirroja.─Te lo ruego.

Al alejarse, Rose Mary notó como los ojos mieles estaban dilatados, sus pupilas robaban el color de los ojos del chico; dejando solo un aro en tonos cafés y dorados. Llamando su atención.

─Por favor, mi Rosa.─ Volvió a murmurar.

Ella asintió, llevando sus manos a las mejillas del chico y plantando sus labios sobre los de él en un beso húmedo y atropellado. Ambos gimieron cuando las piernas de la joven estrecharon más al contrario contra su cuerpo.

─James...Quiero.─ Susurró sobre sus labios, él sonrió.

Sin decir nada, la volvió a tomar de los muslos y balanceó su cadera contra ella. Haciéndola arquear su espalda levemente, mientras un pequeño gemido alto escapaba de los labios naturalmente carmín. Más que un gemido, fue un suspiro que James apreció escuchar; instándolo a seguir adelante.

Los dedos del castaño viajaron traviesos hasta los pliegues entre las piernas de la joven; aprovechando la humedad que allí se alojaba, gracias a eso, el introducir un dedo de forma indiscreta y tomar por sorpresa a la joven, había sido el mayor deleite de James.

Ella suspiró, cubriendo su boca, y él cerró los ojos mientras su dedo se deslizaba curioso por aquella cavidad húmeda y caliente al mismo tiempo, estrecha. Queriendo introducir otro dedo, así lo hizo. Causando que su hermosa acompañante se arqueara y aferrara a sus hombros, suspirando con fuerza. 

Se detuvo.

─¿Estás bien, mi Rosa?─ Preguntó. sin desplazar sus dedos en ningún instante, buscando respuesta en aquellos ojos azules dilatados. Ella asintió. ─No, dímelo. Quiero escucharte.

Sus mejillas estaban rojas, sus caderas se movían involuntariamente contra los dígitos en su interior y sus manos se aferraban con fuerza al muchacho. Sus ojos estaban dilatados y poco se apreciaba el color zafiro de estos.

Separó sus labios para hablar, pero un pequeño grito escapó de su boca, cuando logró apreciar el brillo merodeador en el chico. Buscando hacerla hablar; solo para oírla gemir.

─¿Qué dices, mi Rosa?─ Ella gimoteó, causando la sonrisa en el chico. ─Esa no es respuesta Rosie.

─James...Por favor. ─Susurró moviéndose contra sus dedos; causando que el suspirase. ─James...

Una de las manos de Rose Mary cayó de su agarre en los hombros del chico y este, con travesura la guió hasta su eje endurecido, haciendo que el tono rosa en las mejillas de la pelirroja se pusiera de un rojo furioso. Causándole vergüenza a la chica.

─Créeme mi Rosa...No eres la única ansiosa.─Murmuró. ayudándola a mover su mano por todo el eje, enseñándole como presionar la punta para hacerlo suspirar. Casi al compás del desordenado movimiento de sus dedos dentro de ella.─ Solo dime, cuando te sientas lista. Que yo cuidaré de ti.

Pasado unos minutos, Rose alejó su mano del chico, desenredando sus piernas de la cadera contraría, pero por impulso separandolas un poco más. Haciendo que el retirase sus dedos de ella, y alineara si miembro contra su entrepierna.

James se inclinó juntando su frente a la de la chica, suspirando ambos al mismo tiempo antes de fundirse en un beso lento, mientras él. Se hundía poco a poco en la joven, arrancando suspiros que morían ahogados en el beso.

Ambos se movieron en son, jadeando y gimiendo por las embestidas que tomaban fuerza y rapidez entre el choque de pieles, empañando por el sudor, las gafas del muchacho.





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Potter fue despertado casi al comenzar la mañana, gracias a Ommy, quien rápidamente le tendió su ropa y le indicaba que se apresurase. No quería dejar a Rose sola en aquella cama, pero debía marcharse. 

Se acercó a ella rodeando la cama una ves estaba vestido. depositando un suave beso en sus labios mientras acariciaba su mejilla. Ella sonrió en sueños y el correspondió inconscientemente esa sonrisa.

A James le gustaba mucho Rose Mary.  

Pero a todo esto...James no le había dicho lo de su hermano y el veneno. Aquello lo carcomía. Pero con Ommy apresurando le. Se olvidó del tema. La elfina burló de nuevo las protecciones de la casa y lo apareció en la Mansión Potter. Justo frente a la puerta del comedor, antes de desaparecer con su característico "plop".

Estaba aún cansado de las pocas horas de sueño, que al girarse y ver a su madre cruzada de brazos sentada en el extremo de la mesa donde lo observaba fijamente. Lo hizo sobresaltar.

─¿Dónde pasaste la noche?

─Mamá...Yo...¿A qué te refieres?

Euphemia Potter no podía creer que su hijo buscara zafarse con tal descaro. Le indicó que se sentara y lo observó con ojo crítico.

─James Fleamont Potter. ¿Dónde pasaste la noche?

Él suspiró, buscando las palabras justas para no enfurecer desde temprano a su madre; preguntando más bien por su padre.

─¿Papá dónde está? Normalmente desayuna contigo.─Cuestionó sin levantar la mirada.

─Hoy es veintitrés. Dime James. ¿Dónde está tú padre?

Su padre debía estar en el mausoleo familiar, visitando la tumba de su tío Charlus. Lo había olvidado. Siempre iban cada veintitrés en la mañana. Euphemia suspiró y se levantó para abrazar a su hijo ahora afligido.

─Aún es temprano, ve con él. Toma alguna flor del jardín y acompaña a tu padre. Luego hablaremos jovencito. ─él asintió, levantándose apresurado para ir corriendo al jardín de su madre y tomar un ramillete de rosas y gardenias.─ No creas que te salvaras de la conversación, ¡revisaré el tapiz familiar!

─¡Mamá! ─Ella rió, observando al joven correr en dirección a la hectárea trasera de la casa.

La mujer sonrió y observó su jardín, los lirios se habían marchitado. Pero las rosas y gardenias habían florecido hermosas de la noche a la mañana, y con cuidado se podía observar como tulipanes de todos los colores comenzaban a darle color al nuevo bosque de tonos verdes, rojos y blancos.

Euphemia quería llegar a conocer a esa rosa que tanto parecía gustarle a su hijo, incluso antes de que su vida cambiara con las estaciones, apagándose poco a poco.

─Mami Effie...─ La voz adormilada de su hijo adoptivo la sacó de su ensoñación, regresando al comedor para observarlo. ─¿Monty y Prongs están con el tío Charlus?

Ella asintió sirviendole una taza de café con leche y galletas de avena.

─Siri, estrellita...Cuéntame más de esta chica que a James parece gustarle.

Sirius tomó un sorbo de su café y asintió.

─Su nombre es Rose Mary Yaxley. A James le gusta mucho, pero su hermano...Es peligroso.

Euphemia escuchó pacientemente lo que decía Sirius, anotando mentalmente el tener que hablar con su esposo sobre esta situación. Lo más probable era que terminara metiéndose en la vida amorosa de su hijo, para proteger a aquella joven. Pudo verlo en los ojos de su hijo cuando apareció de su aventura. Lo sintió en su magia. James estaba en problemas, y ella no se quedaría quieta. Los hombres Yaxley se habían ganado una enemiga poderosa.

Fleamont podía vivir de sus pociones si quisiera, pero ella sabía como defenderse, y más si se atrevían a dañar a sus dos hijos. Ahora más, cuando querían dañar a su hijo por la influencia de una joven inocente que ahora cuidaba del corazón de su pequeño James.

Si, hablaría con su esposo al respecto.


𝑽𝒐𝒕𝒆𝒏 𝒚 𝒄𝒐𝒎𝒆𝒏𝒕𝒆𝒏. 𝑷𝒐𝒓 𝒇𝒂𝒗𝒐𝒓, 𝒆𝒗𝒊𝒕𝒆𝒎𝒐𝒔 𝒔𝒆𝒓 𝒍𝒆𝒄𝒕𝒐𝒓𝒆𝒔 𝒇𝒂𝒏𝒕𝒂𝒔𝒎𝒂𝒔

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Perdón por dejarles corto la interacción de al inicio, pero no era muy relevante.

No todavía.

En fin.

Dato curioso: Cuando James hablaba con su madre sobre Lily, los lirios de la casa eran los más hermosos que se podían ver.

Pero ahora que solo piensa en Rose Mary, las rosas tomaron posesión del lugar, y los lirios se marchitaron.

¿Qué creen que signifiquen las gardenias y tulipanes?

Nos vemos pronto.

Y gracias, porque sin ustedes, THE ROSE GARDEN, no hubiera llegado a su primer 1k de votos.

Les mando mucho amor.

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