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𝗖𝗵𝗮𝗽𝘁𝗲𝗿 𝗦𝗲𝘃𝗲𝗻𝘁𝗲𝗲𝗻 🦌

𝑽𝒐𝒕𝒆𝒏 𝒚 𝒄𝒐𝒎𝒆𝒏𝒕𝒆𝒏. 𝑷𝒐𝒓 𝒇𝒂𝒗𝒐𝒓, 𝒆𝒗𝒊𝒕𝒆𝒎𝒐𝒔 𝒔𝒆𝒓 𝒍𝒆𝒄𝒕𝒐𝒓𝒆𝒔 𝒇𝒂𝒏𝒕𝒂𝒔𝒎𝒂𝒔

⚝──⭒─⭑─⭒──⚝

Los Potter, tenían en su posesión más preciada; tres aves mensajeras. Una lechuza y dos búhos. El búho real de su padre. También conocido como Ellio. Llamado así. James no sabe por qué. Pero esa ave de pico ganchudo que encantaba morder al heredero Potter, siempre lo observaba feo cuando en su pata llevaba malas noticias. 

Fleamont Potter no era de regañar a su hijo, a no ser más que estrictamente necesario o James la haya cagado en feo. Pero Ellio parecía representar todo sentimiento de rabia que su padre podría albergar y no mostrar al público. 

James se solía quejar del ave, y cuando lo hacía; Ellio estiraba sus plumas y abría e pico a la defensiva; haciendo que se ganara un "Es un búho James, sabe que estás haciendo mal. Es tu consciencia ahora." James odiaba a esa consciencia. 

Su madre contaba con una lechuza muy hermosa y esponjosa, de plumas blancas y rojas en sus puntas. Nombrada Zaphir. Era muy apegada a Lady Potter y era quien normalmente le llevaba las galletas y dulces a James, de parte de su madre. 

Por otro lado, estaban Comet y Foot. Foot era el búho negro que sus padres le habían dado a Sirius cando se había mudado con ellos y había perdido toda forma de comunicarse. James lo había nombrado Foot, porque si Sirius era "Pads" , el búho sería su complemento. Comet, era un pequeño búho, de plumas grises y algo rojizas, era hijo de Ellio y Zaphir. James y él eran inseparables, sus grandes ojos amarillos siempre veían al castaño con interés y cuando estaba cerca, sin volar; le gustaba dar pasitos o saltos alrededor del joven, para jugar y llamar su atención. 

Estando en su habitación, James se dió cuenta que el borrón volador que llamaba Comet, se acercaba volando hacía su ventana, sacudiendo una de sus patitas. Llevaba una carta para su dueño. El chico corrió a abrir la ventana, dejándolo pasar. Abrazándolo contra su pecho mientras le quitaba la carta y le daba unas golosinas. 

James tenía una fuerte conexión a su pequeño y esponjoso búho. Esperaba que algún día, al menos eso heredara un hijo suyo (deseando que por fin alguien dominara el cabello Potter en cambio) ese afán y amor por los animales que el tenía. 

—¡Comet! ¿Quién te amarró esta carta a la pata? — El búho lo observó y extendió su pata; James quien apoyaba un dedo contra sus labios y observaba al animal, asintió.— Entonces, ¿te agarraron la pata y dijeron que vinieras conmigo? 

Comet extendió sus alas y dio una vuelta sobre su eje, ululando. 

James asintió, revolviendo suavemente las plumas de la cabeza de la pequeña ave. haciéndolo ulular a gusto. 

—Ciertamente, son unos abusivos. ¿Cómo te van a tratar así? Veamos de quien es. Así arreglamos cuentas. Eh precioso. ¿Te parece? —Sentándose en su cama, abrió e sobre, sacando un trozo de pergamino con un olor familiar. Rosas y vainilla. James ya sabía de quien se trataba. —Olvídalo Comet. Papá arreglará cuentas con tu futura mamá. 

El ave inclinó su cabeza observando a su dueño confundido. Sinceramente, el búho era muy cariñoso con todos, pero aquella pelirroja a la cuál había visto a su dueño perseguir desde que habían llegado a Hogwarts, le caía mal. Es más es la única que muerde con rabia y disgusto. 

James casi leyendo la expresión de su compañero cuando volaba en su escoba, negó rápidamenre con un dedo. 

—No, adivina. Me alejé de esa que no te agrada, hay una pelirroja; que huele como las flores de mamá Euphie. Ya sabes, como esas que te gusta romper cuando te lanzas en picado.—El ave ululó con interés y el chico asintió. —Si todo me sale bien querido compañero. Ella será tu mami y seguro tendrá una hermosa compañera para ti. ¿Te interesa el trato?

Cualquiera que viera a James Potter hablar de esa forma con su ave y sostener su patita para cerrar los tratos; dirían que estaba loco. Pero era su ave, su vida y él sabía lo que estaba haciendo. 

James depositó al ave en su almohada mientras comenzaba a leer la carta. Algo en él le decía que saldría esa noche. Por ello sonreía a gusto y sentía su corazón martillar de los nervios. 

La caligrafía pulcra y decorada de Rose Mary Yaxley le dio la bienvenida a su vista. En un reglón corto de tres lineas. Su firma y un pequeño dibujo de rosa a un costado. 

"Si no es molestia para el premio anual, saltarse las normas esta noche y acompañarme a un paseo nocturno cerca del séptimo piso. Escuché a Peeves decir algo de una sala secreta y trolles bailando Ballet."

R.M.Y

—¡Comet, estás a cargo cuida la tarea de papá!—El pequeño búho levantó un poco su cabeza para observar a su dueño salir casi corriendo de la habitación, sin los zapatos puestos; dejando a la vista sus calcetas de snitches doradas.

El Potter bajó rápidamente las escaleras; al no llevar zapatos, sus pasos no se escuchaban por la sala común y tal parecía que su compañera se había ido a dormir hace ya un rato. O estaría en sus rondas. No sabía. Estaba más apurado en llegar a dónde había sido citado. Su capa y mapa los tenían Peter esa noche, así que rezaba a la suerte Potter para que estuviera de su lado. 

Las palabras, "saltarse las reglas", "habitación secreta" y la firma de quien le había enviado la carta, fue lo que lo movieron a salir de la torre y caminar con sigilo por los corredores, hasta llegar al pasillo del séptimo piso, donde estaba aquel tapiz de los trolles bailando ballet. Su varita iluminaba u poco el lugar, con el pequeño y tenue encantamiento de lumos. 

Las antorchas del corredor iluminaban un muro gigante que se alzaba frente a él. 

—¿Por qué me habrá citado aquí? —Murmuró un poco alto, mirando fijamente el muro sin entender. 

—Creo haber mencionado, algo sobre Peeves y habitación secreta. ¿O no confías en mí, Potter? —Girándose hacía donde la sedosa voz provenía. James sonrió. 

Rose Mary estaba cruzada de brazos apoyada en una columna algo oscura; pero sus ojos azules eran iluminados por las antorchas que de forma tenue, avisaban que había alguien allí. 

Acercándose a él, señaló el muro con una sonrisa. 

—Piensa en algo, camina tres frente al muro y descubrirás la magia. 

Él de lentes la miró confundido, pero no alegó nada; hizo lo pedido; pensando en la sala privada del invernadero que estaba en su casa.  Podía imaginarlo perfectamente; los bancos de mármol alrededor de una mesa del mismo material. con las flores más hermosas de su madre rodeando el lugar, dando un lugar de privacidad pero buena vista a una fuente en medio de unos setos de margaritas.

Al caminar tres veces, de reojo notó como comenzaba a aparecer una puerta en el muro que estaba en blanco, cuando había llegado. Sorprendido, dejo que la chica empujara la puerta y lo instara a pasar. 

Dentro estaba lo que había pensado, el lugar privado de su madre. También conocido como el escondite secreto de Jamie (cuando estaba en casa y tenía tres años). La chica sonrió por la decoración y tomó su mano; tirando de él para sentarse en uno de los bancos. 

—¿Qué lugar es este, Rose?

—Es raro que los merodeadores no la hubieran encontrado antes. —Él hizo una mueca de confusión y ella sonrió.—Bienvenido a la Sala de Menesteres. 

Casi saltando en su lugar, el de lentes abrió los ojos a más no poder. 

¡Habían estado buscando esa sala desde hace años! 

—Me estas jodiendo que es la sala que todo lo puede.— Ella negó. —¡Llevo buscando esto desde el tercer año! ¡Los chicos estarán sorprendidos!

Ella se puso de pie y tocó su hombro para llamar su atención, ya que estaba más concentrado en ver toda la maravilla de sala. Al encontrarse con la mirada del chico ella volvió a sonreír. 

—Quiero los créditos del descubrimiento. —El asintió. Llevando sus manos a la cintura de la joven con algo de timidez. —Ahora, sé que te estarás preguntando, por que te cite aquí...Si llevo días ignorándote. 

James asintió, sintiendo como ella acariciaba sus hombros levemente y llevaba sus manos a su nuca, acariciando los cabellos que allí le hacían dar escalofríos. La cercanía entre ambos, hacía que su respiración fuera más pesada. Pero quería respuestas. 

—¿Por qué Rose? ¿Es porque Padfoot arruinó las salidas? —Ella negó.— ¿Entonces?

—Con Anthony, tengo un pequeño problema. James —Ella estaba dispuesta a decirle todo lo que su hermano la obligaría a hacer.—Es complicado, pero tiene que ver contigo. 

Ella se mordió el labio, James notó la acción y la relacionó a que la chica tenía mucho pesar en contarle. Debía ser algo muy serio. Pero verla de esa forma lo preocupaba. Claro que quería saber; pero si ella no estaba lista para decirle algo de esa magnitud, no la obligaría. 

Por ende, llevó una de sus manos a la barbilla de la joven y le sonrió dulcemente. 

—Rose; no hace falta que me digas nada ahora. Si te sientes presionada.—Ella negó abriendo la boca para hablar. 

—James, en serio. Quiero decirte. —El acarició su mejilla con su mano y negó. 

—¿Y sabes que quiero yo? Besarte. Llevo queriéndolo desde la primera cita; y sonará muy atrevido de mi parte. Pero eso haré.

Azul y almendra, dos colores bastante curiosos si los combinabas, se enfrentaban uno a otro hasta que James estampó sus labios contra los de la pelirroja, tirando de su cintura gracias al agarre que mantenía en esta, y sostenía su rostro con cuidado con su otra mano. No hizo ningún otro movimiento, gracias a que ella no reaccionaba. 

Creyendo que se había pasado, sintió un ligero tirón de sus cabellos en la nuca y el movimiento de labios de la joven. 

Le estaba correspondiendo el beso. Cerró sus ojos y se dejó llevar por el dulce movimiento. 

«Sus labios definitivamente saben a fresas.» Pensó el Potter, confirmando lo que había creído el primer día cuando la conoció.

𝑽𝒐𝒕𝒆𝒏 𝒚 𝒄𝒐𝒎𝒆𝒏𝒕𝒆𝒏. 𝑷𝒐𝒓 𝒇𝒂𝒗𝒐𝒓, 𝒆𝒗𝒊𝒕𝒆𝒎𝒐𝒔 𝒔𝒆𝒓 𝒍𝒆𝒄𝒕𝒐𝒓𝒆𝒔 𝒇𝒂𝒏𝒕𝒂𝒔𝒎𝒂𝒔

⚝──⭒─⭑─⭒──⚝


En mi playlist comenzó a sonar Under the Influence y salió esto.

¡HABEMOS BESO!

Tan lindos.

Rose quería contarle lo que trama Anthony contra James.

Pero el James no se deja. Ayno.

¿Qué pasará próximamente?

Véanlo pronto.

Estaré actualizando mi otras dos historias mientras esperan el nuevo capítulo. O si quieren, lean de nuevo el beso. Que bonito que es.

[Próximo capítulo 09-10-23]

Julliet Hope ☀️

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