➛ ⌈10⌋ 'Kate Argent'
❝KATE ARGENT❞
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DEREK HALE:
Recordaba verla de todas las formas y, en cada una, encontrarla como lo más bello que mis ojos eran capaces de percibir.
Pero no poder estar con ella mientras la veía crecer me generaba un ardor insoportable en el centro de mi pecho; una angustia enervante que me impedía avanzar por mi propio camino.
Solía encontrármela por los pasillos de la preparatoria..., y muchas veces no era por casualidad.
La mayor parte del tiempo me apoyaba de lado en cualquiera de los casilleros para que, cuando pasara junto a mí, no notara mi existencia. Pocos se habían enterado de nuestra relación más allá de la amistad, así que no se hacían demasiadas preguntas al respecto. Lena siempre había vivido en las sombras dentro de la escuela, y aunque al inicio me resultaba triste e injusto, tuve que agradecerlo una vez acabó todo. Nadie se acercaba a ella para enterarse de lo que había ocurrido y saber por qué, como amigos, nos habíamos distanciado; aunque, cuando lo intentaban, yo estaba ahí para intervenir. Y bueno, Peter también hacía parte del trabajo. No siempre estaba de acuerdo con sus métodos y muy poco hablé con él luego de aquella noche; pero, ninguno se atrevía a volver a acercarse a Lena luego de tener una "charla" con él.
Sin embargo, eran las pocas oportunidades en las que pasaba junto a ella y podía percibir su aroma a flores de jardín lo que lograba aliviarme. Esos segundos eran suficientes para calmar un miedo que convivía conmigo cada vez que no estaba a su lado: el temor de que pudiera pasarle algo, cualquier cosa, y que yo no estuviera ahí para evitarlo. La mayoría de las noches era incapaz de pegar un ojo, sin importar qué tan extenuante había sido el día. Y si dormía, no era por demasiado tiempo; despertaba agitado y sudado por completo, con el pálpito de que algo malo podía haber ocurrido. Esas eran las noches en que no resistía ir a su casa y escabullirme para asegurarme de que estuviera ahí, descansando y segura.
Pero una de esas pocas noches, Melissa me descubrió.
—Quiero verla, por favor —le supliqué. Mis ojos estaban cubiertos por una gruesa capa de lágrimas, pero no estaba seguro de que Melissa pudiera notarlo debido a la fuerte lluvia a nuestro alrededor. Si lo hizo o no, ella me miró con lástima de igual forma—. Solo quiero saber si se encuentra bien.
—Lo está y lo estará, Derek —me aseguró con una sonrisa imperceptible.
—Melissa —pronuncié con un hilo de voz. Mi corazón apretaba contra mi pecho porque era consciente de que no cambiaría de opinión sin importar lo que dijera—, Lena, ella era mi mejor amiga también. No puedo dejar de preocuparme por ella, por lo que pueda pasarle. Le prometí mucho más que esto. Se supone que tenía que darle mucho más.
Sin darme cuenta, acabé arrodillado en el pórtico. Melissa cerró sus ojos y los mantuvo así durante unos segundos que me resultaron una eternidad. Cuando finalmente los abrió, la decepción me golpeó fuertemente en el pecho al ver cómo meneaba su cabeza con conmiseración.
Estaba destruido. Ya no había retorno para lo que había provocado mi capricho por un futuro que jamás hubiera sido posible. Sin importar cuánto meditara la situación, el culpable siempre llevaba mi nombre. Peter lo había sugerido, pero yo había dado la última palabra; fui yo quien decidió por la vida de Lena.
—Sabes que no puedo hacerlo, Derek, lo siento demasiado, no sabes cuánto —oír su voz suave y quebrada me hizo darme cuenta de que no solo yo lo estaba sufriendo, y lejos de hacerme sentir acompañado y comprendido, el remordimiento formó un nudo tenso en mi estómago—. Por mucho que quisiera, se lo prometí a tu madre también. No solo nos preocupa Lena, cariño.
—¡Yo no importo aquí! —grité sin pensar—. No es mi vida la que podría correr peligro.
Melissa dejó escapar el aire de sus pulmones, y luego, finalmente, susurró:
—Lo siento mucho.
Esa conversación fue lo único que se repitió en mi cabeza durante toda la noche..., al menos hasta que ella se cruzó en mi camino.
Kate Argent fue otra mala decisión.
[...]
—¿Pero ella está bien, cierto? —preguntó Lena del otro lado del teléfono. A pesar de mi insistencia y la de su madre, ella quiso presentarse a trabajar a la mañana siguiente. Lena dijo que quería seguir con normalidad su rutina diaria, al menos hasta que tuviera el coraje de contarle a su hermano sobre el embarazo. No iba presionarla, así que estuve de acuerdo con eso. De todos modos, tampoco me entusiasmaba la idea de que Scott se enterara—. No debe ser fácil para ella. Bueno, no la conozco, pero ya sabes..., yo también te creí muerto.
Aparté la mirada del enorme ventanal y me giré hasta donde estaba Cora. Ella se encontraba ejercitándose en una de las barras sin intenciones de emitir un solo ruido. Ni siquiera amagaba con voltear a verme, entendía su molestia conmigo, y sabía que su enojo aumentaría una vez la pusiera al día con lo de Lena.
Cora no la conoció directamente; la había visto de lejos, escuchado sobre ella, pero no recordaba haberlas visto cruzando palabras o algo similar. Mi hermana era pequeña cuando todo ocurrió; sin embargo, conocía parte de nuestra historia, sobretodo, parte de mis errores.
—Créeme, tal vez ella lo habría querido así.
Escuché a Lena suspirar.
—No digas eso... —Resopló luego de que se escucharan las campanillas de la puerta al abrirse—. Debo colgar ahora, tengo que atender.
—Está bien, me dices para ir a buscarte una vez termines —dije—. Nos vemos, cariño.
—¡Ay! Es la primera vez...
—Nos vemos —la interrumpí antes de colgar.
Dejé el teléfono en la mesa y me acerqué hasta Cora. Aún detrás de ella, pude escuchar claramente su respiración profunda y pesada. Aunque parte de eso podía deberse al esfuerzo físico, era evidente que también reflejaba su enojo hacia mí.
Cuando noté que sus brazos comenzaron a temblar al bajar de la barra, negué con la cabeza.
—Aún no te recompones, detente —intervine.
Volteó a verme mientras sacudía sus manos.
—Me cansé de esperar —dijo, acomodándose en el suelo para comenzar a hacer flexiones de brazos.
—Entonces siéntate —le sugerí con simpleza.
—¿Me vas a ayudar a encontrarlos? —preguntó.
Evité suspirar y voltear los ojos en ese instante. ¿Qué pensaba? ¿Acaso creía que podía ir detrás de una manada de alfas y detenerlos luego de hacer un par de flexiones? De solo darme cuenta de que Scott pensaba exactamente igual, tuve dolor de cabeza. También fui un adolescente, y también tuve momentos en los que creí que podía cambiar las reglas, pero debo llevarme créditos extras por nunca haber pensado que, genuinamente, podía enfrentarme a una manada de alfas. Ni siquiera me entraban ganas de contradecir a mi madre.
Me acerqué más a Cora y enganché mi pie en su muñeca para que cayera al suelo luego de que flexionara sus brazos. Me di la vuelta con los brazos cruzados y di un par de pasos al tiempo en que ella se ponía de pie. Apenas me voltee, detuve su puño que iba directo a mi rostro. Luego lanzó otro y otro, hasta que se dio cuenta de que yo no pensaba atacarla y solo estaba defendiéndome.
—¡Vamos, Derek, pelea! —gritó enfurecida. Arrancó sus manos de mi agarre y se alejó—. ¿Regresé para esto? No puedo creer que estuve seis meses encerrada en una bóveda por ti. Todos esos rumores que escuché: un alfa poderoso, un alfa iniciando un grupo. —Volvió a mirarme—. ¿Sabes cuánto tiempo esperé para escuchar eso? ¿Acaso tienes idea de cómo me sentí cuando descubrí que estabas vivo?
Bajé la mirada.
—Siento decepcionarte.
Cora meneo la cabeza y soltó una risa sin mísera gracia.
—Y no solo eso, resulta que ahora estás con Lena —al oírla mencionar su nombre, clavé mis ojos en ella—. Con la única chica del planeta de la que te tenías que mantener alejado.
—¿Cómo sabes qué estoy con ella? No te lo he dicho —cuestioné.
—Casi le arranco el cuello en la bóveda, y saber que estaba ahí contigo es suficiente —dijo—. Además, acabas de confirmármelo.
Corrí la mirada cuando ya no pude seguir soportando el brillo de desilusión en sus ojos.
—Es complicado —susurré.
Volvió a reír sin diversión.
—Ya veo, sí, me lo imagino —murmuró.
—No es fácil, Cora —alcé un poco la voz sin darme cuenta—. La amo, siempre lo hice. Ahora podría estar con ella sin que nada malo le ocurra, ¿no puedo ser feliz yo también?
—¡Eres tan egoísta, Derek! —Me apuntó con el dedo—. Siempre lo has sido, ¡por dios! ¿Es que acaso no te das cuenta de que solo es una ilusión? Tú y Lena, no es posible, y lo sabes. A menos que ella recuerde su vida con normalidad, siempre estará esa grieta en su memoria que les impida ser estables. No importa si ella no lo recuerda, tú vivirás toda la vida sabiendo que hubo y pudo haber más.
Caminé hasta ella y la miré con enojo. La diferencia de altura la intimidó unos segundos, pero solo se notó en sus ojos, no en la posición de su cuerpo.
—Todo lo que hice, fue por su bien —dije—. Lo sufrí cada segundo, pero por años me resistí a regresar por ella porque sabía que, desde el segundo en que lo hiciera, nadie nunca me alejaría de su lado nuevamente.
—Y aún así decidiste acostarte con esa Argent —soltó de repente. Sabía que estaba molesta, pero no creí que llegaría a ese punto.
El lugar quedó sumido en un silencio sepulcral inmediatamente mientras yo me mantenía inerte. Noté el arrepentimiento instantáneo en la forma en que el semblante de Cora se ablandó y sus hombros se hundieron. Tuve que tomarme unos segundos para lograr calmar los latidos desenfrenados de mi corazón y regulación la respiración. No estaba enojado, más bien me sentía herido porque Cora tenía razón.
—Es cierto, ese error no solo me afectó a mí y fui egoísta —admití sintiéndome vulnerable. Me pasé las manos por el rostro y suspiré—. Kate era lo único que no me recordaba a Lena.
Cuando Cora estuvo a punto de hablar, la alarma del loft comenzó a sonar robándose la atención de ambos.
—¿Qué significa eso? —inquirió Cora, desconcertada.
—Problemas.
NARRADOR:
Simon, el chico rubio que trabajaba junto a Selena en la cafetería, se plantó frente a ella y la escaneó con la mirada un par de segundo. La chica alzó una ceja curiosa al ver qué Simon se acariciaba la barbilla mientras parecía estar sacando un par de conclusiones en su mente. Cuando Selena se llevó a la boca un enorme pedazo de tostada con trozos de zanahoria y crema sin azúcar, Simón chasqueó los dedos y la señaló, mostrándose seguro de lo que creía.
—¿Estás embarazada, cierto? —inquirió con emoción.
Selena se le quedó viendo con todo el cuerpo congelado, menos su boca, que seguía masticando como si no hubiese probado un solo bocadillo desde hacía días. Cuando terminó de tragar la comida de su boca, Selena carraspeó con cuidado. Dejó la tostada encima del pequeño plato y lo apoyó encima de la mesada.
—¿Qué te hace pensar eso? —quiso saber ella. Se pasó las manos por la boca, se las sacudió y limpió en el delantal rojo antes de cruzarse de brazos.
Simon se encogió de hombros.
—Mi hermana se embarazó hace como dos año, sé cómo actúan las embarazadas —comentó—. Además, eres demasiado obvia al comerte como un exquisito platillo aquella tostada vomitiva.
—¡Oye! —se quejó Selena, lanzándole una ligera palmada en el hombro—. Lo he inventado yo y está muy rico.
—Sí, lo inventaste cuando tenías cinco de seguro. Con el paladar de una embarazada, todo sabe "rico" —bromeó, dándose la vuelta para tomar la carta del menú—. Por cierto, me olvidé de decirte que tu hermano estuvo llamándote. Cómo no le contestas con tu teléfono personal, supongo que estás evadiendo darle una noticia. —La miró de reojo.
Selena dejó caer sus brazos a los costados de su cuerpo mientras tomaba una profunda respiración.
—¿Cómo le dices a tu pequeño hermano, al que por cierto cuidaste toda tu vida, qué estás esperando un hijo? —preguntó al aire—. Enloquecerá, estoy segurísima de eso.
Simón se dio la vuelta y abrió sus brazos con una enorme sonrisa que adornaba su rostro. El chico agitó sus manos como si Selena no lo hubiese notado.
—Como me lo dijo mi hermana —dijo—. Ella es la mayor, yo soy el menor, no fue demasiado complicado. Tienes que ser directa; antes de que él termine de procesarlo, tú ya habrás salido del cuarto, simple.
—¿Así te lo contó tu hermana? —preguntó Selena sorprendida.
—Bueno, no es como si quisieras contarle como se hacen los bebés, ¿verdad? —Se acercó a ella y la tomó por los hombros—. Solo tú conoces a tu hermano, sabrás cómo decírselo. Pero trata de no tardar demasiado, es peor cuando uno mismo se entera.
Simon rodeó el mostrador para apresurarse a atender a una mujer; mientras, Selena sopesaba las palabras de él con cuidado, llegando a la conclusión de que tenía razón. Pero si no quería morir de ansiedad durante la noche, debía contárselo ese mismo día sin pensárselo demasiado.
Tomó su teléfono y trató de llamarlo, pero no contestó. Decidió dejarle un mensaje de voz al segundo intento.
—Hola, Scotty. Iré a casa más tarde, necesito hablar contigo sobre algo, ¿bien? No te preocupes, no es nada malo... para mí.
[...]
DEREK HALE:
Me encontraba arrodillado, con las manos apoyadas en el suelo, luego de que Kali me atravesara con una tubería que había arrancado de mi pared, perforando mi espalda hasta que la otra extremidad salió por mi abdomen.
—Perdón, Derek, por esto —dijo Deucalion, sentado en una silla frente a mí—. Le pedí a Kali ser gentil, pero...
—Estoy siendo gentil —aseguró, antes de girar la tubería de golpe.
Cerré los ojos un instante luego de gemir de dolor, pero no le di demasiada importancia, solo podía escuchar los latidos apresurado de Cora.
—A ella, déjala —pedí con un hilo de voz.
Deucalion le hizo una seña a Ennis para que soltara el cuello de Cora. En cuanto lo hizo, ella corrió con intenciones de acercarse a mí, pero haciendo un esfuerzo inhumano me voltee hacia ella y negué con la cabeza.
—No —susurré.
Debí haberme visto muy débil, porque se detuvo sin protestar. Bajé la cabeza cuando no pude seguir sosteniendo si mirada aterrorizada.
—¿Ves? No somos irracionales —dijo Deucalion con calma.
Apreté mis manos contra el suelo, sintiéndome frustrado por lo vulnerable que me encontraba frente a ellos.
—¿Quieres matarme? —pregunté finalmente, y solo entonces, experimenté una aflicción repentina mucho más fuerte que el dolor al darme cuenta de algo. De solo pensar que podría dejar a Lena sola en todo eso en contra de mi voluntad, una angustia molesta dentro del pecho me llenó por completo hasta darme la impresión de que me estaba ahogando.
Escupí más sangre.
—No, ¿crees que soy tan aburrido? —al escucharlo, un alivio recorrió todo mi cuerpo rápidamente—. No me compares con los sociopatas como tu tío. Soy un hombre con mucha más visión que un simple asesinato. Es más... —Deucalion se quitó las gafas que siempre llevaba puestas—, yo vine a enseñarte que tanta visión puede tener un ciego.
[...]
Me había quedado observando aquel vaso con alcohol durante casi media hora. Mis ojos ceñidos de dolor estuvieron a punto de desbordar un par de lágrimas. Al mismo tiempo, no era capaz de dejar la ira a un lado, sabiendo que por mucho que lo quisiera, ningún trago me generaría lo que tanto buscaba: olvidarme de Lena, al menos solo por aquella noche.
Podía sentir la mirada que me echaba de a ratos el bartender desde que me había servido la bebida. Tal vez se preguntaba por qué no me la había tomado aún, incluso yo mismo me lo pregunté, al menos para aparentar que provocaba algún efecto en mí; sin embargo, las palmas de mis manos se encontraban pegadas encima de la barra y mis ganas de hacerlo se iban disminuyendo con correr de los minutos.
Noté de reojo que alguien tomó asiento junto a mí, pero no le presté demasiada atención. Mis ojos siguieron clavados en la bebida durante un par de segundos, hasta que una mano pasó enfre de mi vista y me arrebató el vaso. Enojado, voltee a ver a al que lo había hecho y me encontré con una chica rubia que aparentaba más edad que la mía.
—¿Por qué lo hiciste? —inquirí con molestia.
Ella curvó sus labios hacia arriba.
—No pensé que tuvieras intenciones de tomarlo. —Dejó el vaso nuevamente en la barra—. Llevas mirándolo desde hace media hora.
—Y al parecer tú llevas mirándome a mí hace media hora —contraataqué, tomando el vaso y dándole un largo trago sin pensarlo. Tal como esperaba, no provocó nada más que ligeras cosquillas en mi garganta. Me terminé la bebida en cuestión de segundos con la mirada de ella encima mío.
—Wow, jamás vi a un niño tomar de esa forma —murmuró, aunque alcancé a escucharla.
—No soy un niño —contradije en voz baja.
Ella se giró hacia mí y me miró con los ojos entrecerrados, como si se hubiese dado cuenta de algo.
Cuando extendió su mano hacia mí, no quise negarme, así que se la tomé y la agitamos ligeramente en forma de saludo.
—Soy Kate —se presentó.
—Derek. Derek Hale.
Ensanchó su sonrisa lo que provocó una enorme confusión en mí. ¿Qué era lo que le provocaba tanta diversión?
[...]
Una gota de sangre goteó de mi boca.
El pedazo de tubería se giraba con facilidad, mientras un charco de sangre se acumulaba debajo de mí. La lucha por respirar mantenía tensas cada una de mis extremidades.
Deucalion se arrodilló ante mí y me tiró del cabello con brutalidad, levantando mi cabeza hasta él. No podía verme, pero con sus dedos recorrió cada rincón de mi rostro antes de soltarme nuevamente.
—Cierto, Kali, es igual a su madre —afirmó con algo de asombro.
Se levantó y caminó hacia la mesa que estaba a nuestro lado.
—Llegarás a conocerme, Derek —dijo—, tal como ella lo dijo.
—Te conozco —logré articular con esfuerzo—. Sé lo que eres: un demente.
Él se giró en mi dirección, y pude ver la irritación que mis palabras habían causado en él.
—¿Conocerme? —masculló—. Nunca has visto a alguien como yo en tu vida. Soy el alfa de los alfas. El máximo depredador entre los depredadores. ¡Soy la muerte, destructor de mundos! ¡Soy el demonio en forma de lobo!
Kali arrancó el fragmento de tubería que me atravesaba la espalda y lo lanzó a un lado, dejándome sin que nada pudiera sostenerme.
—Odio cuando esto sucede —dijo Deucalion, antes de dirigirse hacia su manada.
Caí al suelo de costado, completamente debilitado, y Cora corrió hacia mí de inmediato.
Antes de que Deucalion, Ennis y Kali se alejaran, Ennis susurró algo que detuvo a Deucalion en seco. Se dio la vuelta y me sonrió con una expresión inquietante.
—Por cierto —dijo—, felicidades, Derek. Sin embargo, es una lástima que teniendo tanto potencial para brillar, Lena se reduzca a una simple chispa por tu capricho.
⌈❜#...NOTA...#❛⌋
Holiiis!
😽💛
Solo para decirles...
Kate Argent existe:
Yo:
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