
01. El comienzo
❝El comienzo❞
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SELENA MCCALL:
Habían muchas cosas por las cuales podía sentirme avergonzada en la vida, pero ¿pasar la noche en casa junto con mi hermano? no era en lo absoluto una de esas.
Una taza de café y una película de terror era todo lo que necesitaba para descansar luego del día tan largo que había tenido. Trabajar y estudiar definitivamente no era tan fácil como había pensado, sin olvidar la parte en que tenía que ayudar a mi madre en casa también. Sabía que se trataba de un sacrificio; que tarde o temprano nos daría una recompensa; estaba dispuesta a sufrir al principio, solo para seguir manteniendo a mi hermano en la comodidad y a mi madre sin preocupaciones. Aunque, bueno, tampoco podía quejarme ya que Scott no era en lo absoluto el típico adolescente holgazán. Él ayudaba bastante y sabía que no estaba siendo obligado, todo lo que hacía, lo hacía porque realmente quería. Aunque, claro, yo trataba de hacer el mayor esfuerzo para que Scott no tuviera que angustiarse por no poder hacer más.
En conclusión, esa era mi vida: cuidar de mi hermano.
Incliné mi cabeza a un lado logrando que, al estirarse ligeramente, mi cuello se relajara un poco.
Luego de preparar algunas palomitas y ponerme ropa cómoda, subí las escaleras para dirigirme al cuarto de mi hermano. Iba a invitarlo a disfrutar de nuestra última noche juntos, antes de que comenzara la escuela nuevamente.
Me detuve en la puerta y me apoyé bajo el umbral. Estaba consciente de que a Scott no le gustaba que yo entrara sin su permiso, sabía que no tenía nada que esconder; no pasaba nada interesante en su vida, pero quería hacerse el misterioso de vez de en cuando. Para ser sincera, esa parecía la idea de Stiles para que no los viera como lo que eran: unos perdedores, sino como chicos que eran interesantes y que no les gustaba juntarse con otras personas.
Pero en definitiva, yo sabía que no tenían amigos más allá de ellos dos y, tal vez, me consideraban una amiga más después de todo.
Sonreí en cuanto vi a Scott salir del baño, para luego tomar su palo de Lacrosse que estaba reposando encima de su cama y sentarse ahí mismo.
—¿Aún sigues con la idea de cambiar todo en tu vida este año? —pregunté.
Él levantó la mirada sorprendido porque no me había notado, luego asintió.
—Sí, empezaré con el lacrosse. —Comenzó a tejerle nudos—. Creo que eso abrirá nuevas puertas en mi vida.
Caminé hasta su cama y me senté junto a él. Solté un suspiro mientras mis ojos seguían la forma en la que sus dedos se movían mientras tejía. Me sorprendió lo concentrado que estaba en ello.
—Me parece bien —opiné—, tal vez alguna chica se interese en tí.
Él se giró a verme y yo golpee mi frente fingiendo olvidar algo.
—O chicos, da igual.
Scott soltó una pequeña risa y negó con la cabeza mientras seguía con los nudos.
—Deberías hacer lo mismo —aconsejó—. Este año tienes que conocer a más personas, expandir tu grupo de amigos. Eres una persona agradable, Sele, no creo que le caigas mal a alguien para serte sincero.
—Creí que yo te caía mal. —Lo miré de reojo junto con una sonrisa ladina.
—Como hermana mayor debes caerme mal, es una obligación. —Tambien sonrió con la mirada pérdida en la tela de su palo—. Pero si no fuéramos hermanos estoy seguro de que nos llevaríamos bien.
—Tengo bastantes conocidos.
—Sí, de la universidad, ni siquiera los has visto.
—Algo es algo —murmuré, recordando la razón de por qué no podía estar con ellos.
Estaba a punto de invitarlo a bajar y ver películas, pero mis palabras se estancaron en mi garganta cuando un ruido en el techo nos alertó a ambos. Me puse de pie con un salto y caminé rápidamente hasta la ventana del cuarto para observar fuera de la casa, pero no noté nada raro. Salí de la habitación en busca de Scott cuando lo escuché salir corriendo.
Cuando bajé las escaleras y vi la puerta delantera abierta, corrí hacia ahí de inmediato. Scott estaba mirando a su alrededor, mientras yo me apresuraba a tomar el bate junto a la puerta.
De pronto, cuando estaba por decirle que nos metiéramos dentro, alguien apareció colgado del techo. Por puro instinto estiré mi mano hecha un puño hacia el objetivo hasta sentir una nariz moverse entre mis dedos.
Retiré la mano y observé, al tipo colgado, horrorizada.
—¡Stiles! —pronuncié molesta—. ¡Pude matarte! ¿Lo sabes? Menos mal te golpee con la mano y no con el bate.
—Ahora lo sé —dijo él mientras se acariciaba el rostro. —. Para ser del mismo porte que yo, eres fuerte; me gustan las chicas fuertes. —Movió sus cejas.
—Yo no me subestimo como tú. —Caminé hasta quedar frente a él—. Y deja esos comentarios de lado si no quieres que te hunda más la nariz.
Scott se secó el sudor de la frente por estar tan preocupado. Aunque era más probable que sea Stiles a que fuera un hombre violador o asesino, este pueblo carecía de delincuencia y, para ser del todo honesta, me gustaba esa tranquilidad. Fue una de las pocas razones que encontré positivas cuando tuve que quedarme a estudiar aquí por falta de dinero.
—Escuchen, sé que es tarde, pero tienen que oír esto —comenzó Stiles entusiasmado—: mi papá salió hace veinte minutos, llamaron a cada oficial del departamento de Beacon, incluso a la policía estatal.
—¿Para qué? —pregunté.
—Encontraron un cuerpo en el bosque; loco, ¿no?
—¿Un cadáver? —Scott abrió sus ojos enormemente sin poder creerlo.
—Y aquí se acabó la paz —murmuré volteando mis ojos.
Stiles se bajó del techo de un salto y me sorprendió que no se quebrará ningún hueso. No había un ser humano más frágil que él —en todos los sentidos—.
—No, un cuerpo de agua —dijo Stiles con su usual sarcasmo—. Sí, idiota, un cadáver.
Stiles se enderezó y se subió al pórtico junto a nosotros. Se notaba la emoción en su rostro, lo cual me hizo sonreír, porque, a pesar de que era una forma extraña de matar el rato—rogaba que no fuera literal—, era genial que tuvieran algo con que entretenerse.
—¿Fue asesinado? —preguntó Scott.
—Nadie sabe aún. —Stiles se encogió de hombros metiendo sus manos a los bolsillos de su pantalón—. Solo saben que es una mujer alrededor de los treinta años.
—¿La encontraron?
—Es la mejor parte —se emocionó—. Solo hallaron la mitad.
—¿Esa es tu definición de «mejor parte»? —cuestioné en cuanto dejó de hablar.
Sentí la mirada de ambos encima mío. Los observé y los dos cargaban una sonrisa de niños buenos.
—¿Acaso quieren que los lleve al bosque dónde muy seguramente hay alguien capaz de asesinar, un cuerpo y, encima, con una noche tan fría que cualquiera podría agarrar un resfriado? —pregunté dando pasos hacia atrás.
Stiles fue el que asintió emocionado mientras que Scott comenzaba a perder las esperanzas.
—Dejen busco un abrigo —dije entrando a la casa.
NARRADOR:
Al ver el letrero que decía: «Reserva de Beacon Hills», Stiles detuvo el Jeep enfrente. Selena notó la cadena que evitaba el paso de los habitantes y de cualquier persona que quisiera entrar en general.
Scott se bajó del auto justo después que su hermana. Ambos compartieron una mirada que indicaba que no estaban muy seguros de arriesgarse en el bosque, mucho menos cuando Selena se detuvo y leyó lo que decía el pequeño letrero de abajo: «prohibida su entrada al anochecer». Es decir, a Selena le encantaba romper las reglas, siempre y cuando su hermano no estuviera involucrado. Apenas podía recordarlo, pero de niña amaba escaparse de su casa al anochecer y perderse por horas en el bosque. No recordaba bien la razón, pero siempre caía en la misma excusa: el bosque era tranquilo, su casa no.
—Comienzo a dudar de esto —admitió Selena, volteando a ver a Stiles con una mirada dubitativa—. Digo, me gusta pasar el tiempo con ustedes y distraerme, pero, ¿no les parece raro que haya un cuerpo en este pueblo?
—Exacto. —Stiles se inclinó hacia ella con una sonrisa—. Ustedes se quejan muy seguido de que en este pueblo nunca sucede nada, es hora de arriesgarse por un bien mayor.
—¿"Bien mayor"? —preguntó Scott.
—Aventura, amigo. —Stiles pasó por el lado de ambos mostrándose emocionado—. La aventura es un bien mayor.
Ambos hermanos McCall se miraron y optaron por seguir las travesuras de su amigo. Scott no pensaba dejar solo a su mejor amigo y Selena no podía arriesgarse a que ambos murieran de hipotermia o de inutilidad. Le encantaba torturarlos con que no sobrevivirían nunca sin ella, aunque Selena fuera consciente de que siempre pudieron solos.
—Bueno, pues, espero que esta "aventura" no nos cueste la vida —murmuró Selena caminando junto a su hermano.
—Estaba tratando de dormir bien para la práctica de mañana —comentó Scott, siguiendo los pasos de Stiles.
El chico volteó a verlo con una ligera diversión en su rostro, sin dejar de caminar.
—¿Sabes? Estar en la banca no requiere de mucho esfuerzo, en especial, si ni siquiera te consideran suplente del suplente —bromeó Stiles alumbrando con su linterna hacia adelante.
—Es cierto, pero este año jugaré. Seré titular —respondió Scott.
—Ese es el espíritu. Todos deberíamos tener sueños aunque no sean demasiado realistas —habló Stiles con sarcasmo.
Selena se adelantó de su hermano y le dió un pequeño golpe a Stiles para que se callara.
—Deja de molestar los patéticos sueños de mi hermano —dijo ella tomando la delantera.
Stiles se acarició la cabeza mientras que Scott lo observaba con una sonrisa divertida. Amaba demasiado cuando su hermana lo defendía con bromas. Sabía muchas cosas sobre ella, pero una que le encantaba era que Selena podía defenderse en cualquier tipo de situación sin sentirse herida. Para él era envidiable, por eso la respetaba y admiraba muchísimo.
Scott llevó sus manos a los bolsillos de su sudadera y dejó escapar el aire de sus pulmones. Comenzaba a sentir frío, pero lo disimulaba porque sabía que si su hermana se daba cuenta, los obligaría a regresar a casa para que ninguno se enfermara. Realmente era como una mamá en el cuerpo de una chica de diecinueve.
—Solo por curiosidad —comenzó Scott— ¿qué parte del cuerpo buscamos?
—La mitad, pues —intentó bromear Selena, pero ninguno se rió—. Amargados —murmuró mirando al frente de nuevo teniendo cuidado con cada pisada.
—No pensé en eso —dijo Stiles.
—¿Y si el asesino sigue por aquí? —siguió cuestionando Scott.
—Es lo que dije yo. —Selena miró a Scott, al darse cuenta de que no prestaba atención a nada de lo que decía.
—Tampoco pensé en eso —murmuró Stiles, alzando sus cejas.
Selena se detuvo cuando vió la colina enfrente de ellos: era pequeña y ligeramente montañosa, pero pensó en su hermano con asma y enseguida le lanzó el inhalador con su típica sonrisa de: tienes suerte de tenerme.
Stiles comenzó a escalarlo apoyando sus manos en el suelo y fue seguido por ambos hermanos, aunque el menor se tardara más.
—Es reconfortante saber que planeaste todo con tu usual atención al detalle —habló Scott con sarcasmo intentando no agitarse demasiado. Se detuvo para apoyarse en un árbol y se llevó el inhalador a la boca—. Tal vez, el que tiene asma debería llevar la linterna.
Al llegar hasta arriba, Stiles tomó a Selena de la cintura y la obligó a tirarse al suelo junto a él. Scott, quien estaba detrás de ellos, miró a su amigo con una ceja levantada mientras se lanzaba al suelo también. Cuando se acomodó junto a él, Stiles lo vió y enseguida quitó su mano de la cintura de Selena. Aunque ella ni siquiera le había prestado atención, estaba concentrada en la policía que estaba a unos metros frente a ellos.
Todo pudo seguir tranquilo para los tres, si se hubiesen quedado escondidos ahí, pero, Stiles, decidió ponerse de pie y salir corriendo mientras les decía que lo siguieran.
Con ayuda de Scott, Selena se puso de pie y comenzaron a seguir a su amigo mientras ambos le decían que se detuviera. Scott se llevó otra vez el inhalador a su boca tratando de mantener el equilibrio y la respiración regular.
Ambos hermanos corrían tomados de las manos, hasta que escucharon un perro ladrar. Ellos se separaron y se escondieron detrás de los árboles al escuchar la voz del sheriff, el padre de Stiles.
—Alto, alto, este pequeño delincuente me pertenece —habló el hombre.
—Papá, ¿cómo estás? —Stiles trató de quitarse el agua y el lodo de la ropa.
—¿Siempre escuchas mis llamadas telefónicas?
—No... No las aburridas —confesó entre dientes.
El sheriff no tardó en preguntar por Scott: su pareja de las travesuras. Alumbró en todas las direcciones para intentar encontrarlo, pero el chico se quedó quieto en su lugar mientras le hacía señas a su hermana para que también se quedara junto a él. Ambos ocultos en la oscuridad del bosque.
El hombre se dió por vencido y una vez que se llevó a Stiles del lugar, ambos soltaron un suspiro de alivio. Selena no quería que Stiles la cubriera en lo absoluto, pero si daba la cara era muy probable que las cosas no salieran tan bien para ella. No podía arriesgarse demasiado, y en un pueblo tan pequeño necesitaba mantener su reputación, donde la gente no supiera que la habían encontrado con un menor de edad en el bosque, en medio de la noche. Podía sonar tonto, pero en lugares pequeños, la gente tiende a pensar lo peor.
Scott se acercó a Selena.
—Es mejor irnos de aquí —sugirió ella—. Está comenzando a llover.
Scott asintió mientras la seguía hacia la salida. Selena exhaló con frustración cuando se dió cuenta de que no tenían como irse.
—No tenemos auto.
—Nos hará bien caminar —Scott intentó relajar el estrés de su hermana.
—No en medio del bosque, de noche y con lluvia —masculló molesta. Selena vió la forma en la que Scott bajaba la mirada—. Lo siento, no quise hablar así, es solo que estoy bastante estresada con muchas cosas y creí que esto me distraería.
—No te disculpes —intentó calmarla con una caricia en su espalda—. Entiendo por lo que estás pasando.
—Lo sé —susurró Selena.
Ambos se dieron una mirada extrañada cuando escucharon el ruido de una rama quebrarse. Luego de segundos sin repetirse, decidieron no prestarle atención. El bosque era conocido por tener su dosis de sonidos misteriosos y sabían que en ocasiones podía tratarse simplemente de animales salvajes que habitaban en la zona. Sin embargo, algo en ese segundo sonido en particular hizo que ambos se detuvieran de inmediato.
Mientras Scott agitaba su inhalador, tratando de controlar su asma que se había desencadenado por la caminata intensa, Selena decidió observar a su alrededor con mayor atención. Había algo inusual en aquellos árboles y en los sonidos apenas audibles que llegaban a sus oídos.
Fue en ese preciso momento que, sin previo aviso, un grupo de venados surgió bruscamente, pasando por encima de ellos como si fueran meros espectadores en su camino. La sorpresa y la confusión se reflejaron en la mirada de ambos, sin embargo, Selena percibió algo más.
Instintivamente, sus ojos se dirigieron hacia detrás de su hermano y su mirada se transformó en horror absoluto. Sin pensarlo dos veces, se arrastró rápidamente hasta Scott y lo quitó de su posición, logrando que él pudiera ver el cuerpo sin vida de una chica tirada a pocos metros de ellos.
—¡Mierda! —exclamó Scott, deslizándose y cayendo rápidamente por la colina, cubierto de lodo mientras descendía.
La preocupación invadió a Selena cuando vio a su hermano desaparecer en la oscuridad del bosque. Pronunciando su nombre con angustia, intentó alcanzarlo lo más rápido posible. Pero antes de que pudiera siquiera dar un paso, un lobo de aspecto monstruoso se acercó bruscamente a su hermano y, sin darle tiempo de reaccionar, se abalanzó sobre él y lo mordió.
Selena se quedó helada.
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