Capítulo 1
El nacimiento de la hija del mar
Año 115 c. D después de la conquista.
El matrimonio Targaryen-Strong-Velaryon, se encontraban en Driftmark, la razón de eso, es que Rhaenyra estaba en su última luna de gestación y por insistencia de Lord Corlys qué el Heredero de su Heredero tendría que nacer ahí, en Driftmark.
El matrimonio no se opuso en verdad, Driftmark es una isla sagrada, ya que los Velaryon han estado tan cerca del mar que otro hombre, además pensaban que eso era bueno para el bebé, teniendo en cuenta el linaje que lleva en su sangre.
Laenor se encontraba entrando junto a Harwin en la playa, unos metros de distancia estaba Rhaenyra sentada debajo de una carpa, mientras hablaba animadamente con su tía-suegra Rhaenys.
—¿Ya han pensado nombres? — preguntó la Reina qué nunca fue, a la Heredera.
Rhaenyra se quedo un momento en silencio, en verdad ellos no lo habían discutiendo mucho eso, ya que pensaron en dejar eso a Poseidón, pero como su tía no sabía sobre el Dios tuvo que improvisar.
—Bueno, si es niño pensamos en dos nombres, uno es Baelon en honor a mi difunto abuelo y hermano, dos Aemon en honor a tu padre y el abuelo de Laenor — comenzó a contar la de ojos lilas.
Rhaenys se sintió con movida ante eso, quiso llorar, pero se aguanto las ganas de hacerlo.
—¿Y si es niña? — preguntó de nuevo Rhaenys después de unos segundos de silencio.
—Aún no lo sabemos — respondió mientras dejaba su copa de jugó en la mesita — Pensé en Aemma, pero no creo que sea lo correcto — dijo un poco insegura, para ella los nombres tienen gran significado, sobre todo aquellos que tienen un pasado doloroso e injusto.
La Targaryen mayor se quedo en silencio, sabía lo que Rhaenyra le acaba de decir, y no la culpaba, la muerte de Aemma fue algo tan injusto, todo por un hijo varón, que lamentablemente murió horas después, pero ella no pensaba que el bebé murió en formas naturales, pero como siempre decidió callar.
Una risa infantil sacó a las mujeres de sus pensamientos, alzaron la mirada y vieron a Jacaerys sentado sobre una manta debajo de la misma carpa, mientras jugaba con su dragón, el pequeño Vermax.
Las Targaryen sonrieron dulcemente ante eso, era muy tierno de ver, ver como el pequeño dragón volaba al rededor de su jinete mientras que el pequeño reía.
—¿Como se ha sentido Jacaerys con respecto a su nuevo hermano o hermana? — Rhaenys pregunta mientras toma de su copa de vino.
—Muy bien — respondió un vez que termino de comer su adorado pastel de limón, ese era su mayor antojo en todo el embarazo — jamás se separa de mi, siempre esta abrazando mi vientre con mucho cariño, también le da besos mientras repite, "nita, nita" — contó la mamá dragón con una sonrisa dulce en sus labios.
Antes de Rhaenys pudiera decir algo, dos fuertes rígidos de dragón se escucharon por todo Driftmark, las miradas fueron al cielo, donde un enorme dragón verde y otro rojo de cuello largo se vieron volando hacia ellos.
Laena y Daemon arribaron a Driftmark, ellos habían prometido a Rhaenyra estar de nuevo con ella cuando diera a luz, tal y como lo hicieron con el nacimiento de Jacaerys.
Laena y Daemon descendieron de sus dragones, Vhagar y Caraxes, respectivamente, con la gracia y destreza que solo los Targaryen poseían. Laena, con su cabello plateado ondeando al viento, se acercó rápidamente a Rhaenyra, abrazándola con fuerza.
—¡Rhaenyra! —exclamó Laena con una sonrisa radiante—. No podía esperar más para verte. ¿Cómo te sientes?
Rhaenyra devolvió el abrazo con igual entusiasmo, sintiendo el calor y el apoyo de su amiga y cuñada.
—Estoy bien, Laena. Solo un poco ansiosa por la llegada del bebé —respondió Rhaenyra, acariciando su vientre con ternura.
Daemon, por su parte, se acercó a Harwin y Laenor, intercambiando saludos y bromas. Aunque su relación con Harwin era compleja, ambos compartían un respeto mutuo por su lealtad a Rhaenyra.
—Espero que estés listo para ser padre otra vez, Laenor —dijo Daemon con una sonrisa traviesa—. Los niños Targaryen siempre traen consigo un poco de caos.
Laenor rió, asintiendo con la cabeza.
—Siempre estoy listo para el caos, Daemon. Es parte de ser un Velaryon —respondió con orgullo.
Mientras tanto, Rhaenys observaba la escena con una mezcla de nostalgia y alegría. Ver a su familia reunida en Driftmark le traía recuerdos de tiempos más simples, antes de las intrigas y las luchas por el poder.
—Es bueno tener a todos aquí —dijo Rhaenys, levantando su copa en un brindis—. Por la familia y por el futuro que estamos construyendo juntos.
Todos levantaron sus copas, compartiendo un momento de unidad y esperanza. Aunque sabían que los desafíos aún estaban por venir, en ese instante, en la sagrada isla de Driftmark, se sentían invencibles.
La tarde continuó con risas y conversaciones animadas, mientras los dragones descansaban cerca, vigilando a sus jinetes con ojos atentos. La llegada del nuevo heredero estaba cerca, y con él, la promesa de un nuevo capítulo en la historia de los Targaryen, Strong y Velaryon.
🐙
El matrimonio triple se encontraba cenando junto al resto. Rhaenyra verifica a qué Jacaerys comiera todo mientras Leonor dialogaba con Daemon y su padre. Harwin escuchaba a la princesa Rhaenys y Laena.
El ambiente era cálido, el viento del mar se colaba en el comedor por las ventanas, pero ese cálido ambiente se rompió cuando una tormenta se escuchaba a la lejanía, raramente eso comenzó a sincronizar con los quejidos de dolor que comenzó a soltar Rhaenyra.
Leonor y Harwin rápida socorrieron a su esposa, mientras Laena tomaba en brazos a su sobrino quien estaba asustado.
ㅡ Rápido hay que llevarla a sus aposentos.- Rhaenys ordenó hacia su hijo y ser Harwin, quienes salieron corriendo con rhaenyra en brazos.
Daemon observo por el ventanal como el tiempo empeoraba y sabía que, nacería un dragón o dragona fuerte.
La Tormenta comenzó a sonar más fuerte, se podía escuchar como las olas del mar chocaban salvaje contra las piedras, todo a medida que la princesa Heredera gritaba.
Leonor y Harwin fueron sacados de los aposentos, ambos aterrados por el bienestar de su esposa e hijo o hija.
Rápidamente Leonor envío una oración hacia Poseidón y los Dioses valyrios para que su esposa e hijo|a estén bien
En la habitación de Rhaenyra, ella se encontraba en camisón la cual se lo puso con ayuda de sus doncellas, su cuerpo dolía como el infierno mismo, ella comenzó a rezar a todos los dioses que le venían en la cabeza.
Después de un momento fue acostada en la cama, la partera le dijo que podía comenzar a pujar, cosa que hizo.
Los gritos de Rhaenyra eran acompañados por la fuerte tormenta de afuera, el viento salvaje y las olas qué sonaban furiosas mientras chocaban contra las piedras.
Rhaenyra, entre gritos y jadeos, llamó a sus esposos con la poca fuerza que le quedaba.
—¡Leonor! ¡Harwin!— gritó, su voz apenas audible entre el rugido de la tormenta.
Ambos hombres entraron corriendo a la habitación, sus rostros llenos de preocupación y miedo.
—Llévenme al mar— pidió Rhaenyra, su mirada fija en ellos. —Siento que el agua me ayudará a dar a luz.
Leonor y Harwin intercambiaron miradas, dudando por un momento, pero la determinación en los ojos de Rhaenyra los convenció. Con cuidado, la levantaron y la llevaron hacia la playa, sin importar los gritos del resto. Mientras se acercaban a su destino luchaban contra el viento y la lluvia que azotaban con furia.
Al llegar a la orilla, Rhaenyra sintió el agua fría envolver sus pies, y un extraño alivio recorrió su cuerpo. Se adentraron un poco más, hasta que el agua le llegaba a la cintura. Allí, Rhaenyra comenzó a pujar de nuevo, sus gritos mezclándose con el estruendo de las olas.
Leonor y Harwin cruzaron miradas temerosas y sin dudarlo, rezaron a los dioses nuevamente.
De repente, un remolino se formó en el mar de allí, una figura imponente emergió. Era Poseidón con su tridente en mano y una mirada serena.
—No temas, Rhaenyra— dijo Poseidón con voz profunda y calmada. —Estoy aquí para ayudarte.
La princesa sonrió con cansancio, estaba agradecida de que el estuviera presente.
Con un gesto de su tridente, el agua alrededor de Rhaenyra se iluminó, y una sensación de paz la envolvió. Con la ayuda del dios, el parto se volvió menos doloroso, de pronto, un llanto fuerte y claro se escuchó por encima de la tormenta.
Rhaenyra miró a su hija recién nacida, una niña de piel morena, cabello blanco como la nieve y ojos verdosos que brillaban con intensidad. Poseidón sonrió emocionado y, con un toque suave en la frente de la bebé, dijo:
—La llamarás Nerea, en honor al mar que la vio nacer.
Leonor y Harwin, respiraron con calma, estaban tan emocionados como aliviados de ver bien a sus dos mujeres. Rápidamente se abrazaron junto a Rhaenyra y su hija, agradeciendo en silencio al dios del mar por su intervención. La tormenta comenzó a amainar, y el mar, que había sido testigo del nacimiento, se calmó, reflejando la serenidad que ahora sentía la familia.
ㅡ Muchas gracias Ser Poseidón.- Leonor sonrió ampliamente.- ahora tenemos una hija, una hija del mar.
Poseidón asintió mirando enamorado a su hija quién dormía sobre el pecho de su madre.
ㅡ Trataré de estar presente siempre que pueda.- dijo.- Será cuidada junto a sus hermanos.
Harwin miro sorprendido al Dios, quién le acaba de informar sobre futuros embarazos.
ㅡ Se lo agradezco mi rey.- Rhaenyra le sonreía conmovida.- Nerea crecerá siendo amada y respetada, como hija del mar.
Poseidón asintió acariciando a su bebé, guardo en su memoria cada gesto de ella.
ㅡ Eres mi princesa, mi estrella del mar, mi sagrado tesoro.- murmuró.- te veré pronto hija mía.
1648 palabras.
Espero y les guste mucho.
¡Jacaerys es tan tierno!!.
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