𝗢𝗡𝖹𝖤
SeongHwa rió levemente— Desde que llegaste a la vida de San este se volvió menos idiota, inclusive tomó bien que YeoSang fuera el omega de JongHo —WooYoung frunció el ceño— No es tan complicado de entender, es como que lograste un balance en él que no tenía y nunca había intentado buscar, dejó de ser agresivo o demasiado dependiente según su estado de ánimo para ser estable completamente.
— ¿Pero eso que tiene que ver conmigo?
— Tu aroma, tu presencia, todo en ti logro que la cabeza de San diera un vuelco. —Suspiró— Quizás no lo entiendes ahora, y quizás no lo comprendas, pero conozco a San hace años y él nunca ha estado así y lo único diferente en su vida eres tú. —Se levantó de su lugar— Eres ese pequeño destello de realidad que San necesitaba en su vida. —Sonrió y se alejó de allí, haciendo que WooYoung simplemente se mantuviera con un ceño fruncido y con muchas preguntas en su cabeza.
La cabeza de WooYoung no dejaba de dar vueltas, no entendía a que se refería SeongHwa, pero quería realmente comprenderlo. Necesitaba saber a que se había referido y porqué él suponía que había causado ese cambio en San. Durante mucho tiempo él se había sentido tan solo, acomplejado y confundido que cuando llegó el momento de tener que salir de todo lo que conocía se sintió abrumado, pero ahora se sentía seguro a pesar de no conocer realmente a esas personas que convivían con él y pretendían cuidarlo. Sabía que tomar desiciones nunca había sido lo suyo ya que todos siempre habían decidido por él, pasando por alto como él se sintiera ante eso o el dolor que eso le provocaría. En situaciones como estas siempre estaban sus padres decidiendo por él, tomando precauciones y haciendo las preguntas que él no se animaba a decir, pero ahora prácticamente estaba solo a pesar de estar rodeado de esas personas.
Por alguna razón se sentía agobiado, nunca había sentido que alguien más dependiera de él, nunca nadie le había dicho o hecho sentir tan importanto como en esas palabras SeongHwa había logrado que se sintiera a pesar de no ser él quien realmente así lo sintiera. Tenía la necesidad de levantarse de su lugar y hablar con San, pero por alguna razón sus piernas no reaccionaban y continuaba sentado mirando el camino hacia el interior de la casa.
— ¿Sucede algo? —Preguntó San, mirando al menor, quien parecía ausente.
— No lo sé —San frunció el ceño.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro