━Capítulo Uno
❝ MI PIEDAD PREVALEZCA
SOBRE MI IRA ❞
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〘 ✰.༄☼︎ 𝐂𝐚𝐩𝐢𝐭𝐮𝐥𝐨 𝟎𝟏☼︎༄.✰ 〙
–— desconocido —–
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ALREDOR DE VARIAS SEMANAS PASARON DESDE EL ENCUENTRO CON LOS SALVADORES y el grupo de Rick se preparaba para dar el golpe final, obviamente aún siendo ayudados por Hilltop y El Reino. Las tres comunidades ahora estaban más unidas que nunca dispuestas a ganar.
Aquella mañana Rick salió en busca de combustible y como era de esperarse su hijo mayor fue con él y también cierta rubia, quien insistía que necesitaba un par de cosas para ella y los acompañó. Solo que ambos iban en autos diferentes.
—Woah, my love, my darling —
cantaba Rylie removiendose en el asiento fingiendo que su puño era un microfono —. I've hungered for your touch. A long, lonely time...
Carl la miraba de reojo pues no
podía apartar támpoco la mirada
de la carretera, pero eso no evitó que soltará una risilla con diversión.
Este tipo de momentos sucedían rara vez o cada vez que no estaban disparando alguna arma contra Los Salvadores.
Con disimuló bajó un poco el volumen del estéreo cosa que hizó a la rubia fruncir el ceño.
—Ey, subele a mi canción.
—And time goes by so slowly. And time can do so much —interrumpió Carl de la nada cantando el verso que seguía para después señalarla con su dedo y volver la vista al frente —. Are you still mine?
I need your love.
La ojiazul sonrió alegremente y se
sintió como si estuviese dedicandole una canción en su propio concierto privado.
—I need your love —cantaron o más bien gritaron al únisono ambos —. God speed your love to me.
—Ves, nada te costaba dejar tu amargura por un rato —comentó Rylie con una sonrisa y Carl simplemente rodó los ojos con diversión.
—Pues ya me aburrí de solo ir conduciendo y solo escucharte cantar.
—Pudiste dejarme conducir a mi...
—¿Y morir? No gracias —comentó
Carl haciendo un gesto asustado a lo que Rylie le miró con indignación —. Tanto sobrevivir para morir en un choque.
—¿¡Disculpa!? Soy tan buena conductora como cualquiera —soltó la rubia con aires de grandeza mirando molesta a su novio al volante —. Solo que no me dejas ir al volante para no humillarte.
Y en eso Carl comenzó a ir como loco, cosa que hizó fruncir el ceño a la chica imaginando que quizás se estaba riendo de ella.
—¿De que te ries, tonto?
—Nada, solo recorde nuestra primera vez —comentó Carl de la nada haciendo que Rylie se girará a otra parte con las mejillas enrrojecidas de la vergüenza
—. No insinuo nada, pero la camioneta tiene espacio de sobra atrás...
—¡Cochino, eres un puerco! —exclamó Rylie lanzandole una bolsa de tela a la cara antes de bajar de la camioneta ya estacionada —. Alejate de mi.
Carl volvió a reir para después bajar
de la camioneta y tomar a la rubia de la cintura aprisionandola contra el vehículo y su cuerpo.
—No, dejamé —exclamó Rylie con diversión al sentir los labios del ojiazul en su cuello e intentó apartarse —. Me haces cosquillas. Carl, vinimos por combustible, ¿recuerdas? Tu papá no tarda en llegar y...
—Sí, ya recorde —soltó Carl antes de darle un último beso en los labios y ella sonriente le pusó el sombrero de sheriff.
—Listo, vaquero. Andando.
Ambos se acercaron a la parte trasera de la camioneta para así tomar la garrafa de combustible y comenzar a caminar con sutileza por entre los automóviles.
Finalmente llegaron a lo que parecía ser una gasolinera vacía.
Rylie notó el montón de cosas en el cesped, ropa vieja y empolvada, juguetes incluso y claramente no pasaron por desapercibido los cadáveres en el interior de varios vehículos varados que por supuesto olían a muerto.
Rylie se disponía a husmear en el interior de la estación de servicio cercana con la esperanza de encontrar algunos productos de higiene femenina aún buenos cuando escuchó un grito que la hizó desenfundar su espada.
—¡Hola!
Del susto a Carl se le resbaló la garrafa al suelo y sacó su pistola apuntando en todas direcciones en busca de la voz.
—Estoy bien, bueno no lo estoy —informó el desconocido sin dejarse
ver, cosa que los preocupó más —.
Me dispararon y me arrojaron un microondas encima. Así que voy a decir algo que solía decir mi mamá y cruzaré los dedos. Todo lo bueno que tengas daselo al viajero.
Con cuidado la pareja avanzó sin bajar sus armas buscando de dónde venía esa voz.
—Mi mamá decía que ayudar a los viajeros, a la gente sin hogar es todo en la vida. Seguro que han visto cosas, que han pasado por cosas que no confían en la gente. Lo entiendo, yo támpoco confió. También he pasado por cosas...
Carl se agachó a revisar debajo de un auto mientras Rylie vigilaba a todos lados algo preocupada.
—Mi mamá también solía decir que mi piedad prevalezca sobre mi ira. Bueno, no lo inventó mi mamá, de echo esa frase es del Corán. No debí haberlo dicho. Ni siquiera los conozco, pero hace días que no comó. Puede que ni siquiera sean reales.
Y entonces Carl se levantó del suelo y salió corriendo con la rubia detrás de él.
—¡Manos arriba!
Un hombre algo desalineado apareció en su campo de visión, al verlos se asustó.
—Escuchen, me voy, ¿si? Tranquilos, solo... yo solo buscaba un poco de comida.
Y antes de que alguno pudiese decir algo al hombre se escucharon disparos que terminaron ahuyentando al desconocido de lo asustado que estaba.
Pronto apareció Rick dando los últimos tiros. Rápidamente los menores se acercaron al ex sheriff, aunque por el rostro de Carl alguien estaba molesto.
—Debíamos encontrarnos en la intersección —mencionó Rick a su hijo notando pronto su mirada de disgusto por lo sucedido —. No le estaba apuntando solo quería espantarlo.
—Dijo que solo...
—Ya oí lo que dijo o casi todo —interrumpió Rick acercandose al ojiazul tratando de sonar razonable —. Tal vez era uno de ellos.
—¿Un espía?
—No le apunte a él —respondió Rick
en voz baja guardando su arma en el bolsillo —. Sino es un Salvador ojála sobreviva.
Carl solo se alejó dirigiendose a la estación de combustible cercana dejando a Rick frente a Rylie, quien se encogió de hombros sin saber que decir. Usualmente ella siempre sabía como hacer entrar a Carl en razón, pero esa vez no fue la excepción.
—Con eso no basta, papá.
—¿Con qué?
—Con desearlo.
De pronto el sonido de un gruñido los hizó alertarse y justo cuando Rylie se disponía a ir por él Rick la detuvó al instante haciendole un gesto para que
se fuera. La rubia lo dejó y comenzó a caminar en dirección a su chico que
iba unos metros más adelante por la carretera completamente desolada.
—Ey, ey, ¿qué significa eso? —cuestionó Rick a su hijo alcanzando a ambos.
—Lo que dices ojála que sobreviva, eso no basta. Te importó un carajo eso es...
—Carl.
—Si te importará harías algo más —respondió el ojiazul con furia sin detenerse —. No solo desearlo, no solo desearlo. A eso me refería.
Rylie, quien iba a un lado de Carl se concentró en seguir avandando apesar se la incómoda conversación y la tensión entre padre e hijo.
Esto me trae viejos recuerdos.
—Habrá vida después de la batalla.
—No para todos —respondió Rick.
—Bueno si, pero para ti. Sobreviviras
—continuó diciendo Carl a su padre mientras avanzaban por la carretera
—. ¿Por qué hacemos esto? ¿Por qué estamos combatiendolos? ¿Para que
no sea como ellos quieren con todos trabajando para ellos, viviendo para ellos? Peleamos para que todos trabajemos juntos por algo más que solo matar a otras personas.
—¿Crees que estaremos allá afuera recogiendo frambuesas con Negan?
—Si hace falta sí, es más que solo desearlo. ¿Qué? ¿Los mataremos a todos, papá? —soltó Carl incredulo al solo recibir silencio del mayor —. Buscar una forma de avanzar, eso es díficil. Eso es algo más. Así es como debe ser.
Rick no dijo nada y tan solo siguieron avanzando, aunque en el fondo quizás las palabras de su hijo mayor hicieron eco y de alguna manera lograron hacer a Rylie ver más de una venganza pues a veces la violencia no lo era todo.
——— ✮✧☾✧✮ ———
El día había llegado, el grupo iría a la palea y esta sería la vencida después
de mucho. Estaban listos, preparados, tenían armas de sobra y gente dispuesta a dar su vida por un futuro mejor en el que no fuesen esclavos de un dictador y despiadado asesino como Negan Smith.
Rylie solo observaba todo a su alrededor y a las personas preparando diversas cosas que necesitarían para la batalla. Una semana había pasado desde la última vez que salieron de los muros y ya era hora de ponerle fin al terror.
Vigilaba a Judith, quien coloreaba tranquilamente el pavimento con gises de diversos colores antes de darle un besito en la frente y digirise a la entrada de Alexandria dónde seguro estaba Rick alistandose para irse de la comunidad.
Por más que Rylie insistió en que
quería pelear junto al resto, Rick le dió un enorme sermón del porqué no la iba a dejar ir al igual que a Rowan. Sermón que terminó haciendo llorar a los tres y con ello los hermanos Everson descubieron una faceta más vulnerable del hombre. Él en serio no quería que nada malo les pasará y con ese sermón lo dejó más que claro.
En serio los amaba como si fuesen sus hijos.
Ambos terminaron desistiendo de su idea de ir y pues Carl también tuvó una charla con Rick en la que su padre le prohibió ir. Ahora su única prioridad sería proteger a Alexandria en caso de que Los Salvadores atacaran.
Rowan estaba en Hilltop junto a Enid, cuidando que nada malo llegase a pasarle a Enid o a Maggie al igual que al resto de la comunidad y Rylie claro que estaba enterada de ello.
Justamente encontró a Rick, Michonne
y Carl. El hombre se separó de Carl y
se acercó a la rubia envolviendola en
un calido abrazo, uno que desde hace mucho tiempo no se habían dado.
Rick significaba mucho para Rylie. Sin
él no estaría dónde ahora estaba, sin él no hubiese escapado de ese desolado barrio aquel día. Le debía mucho y lo quería mucho. Rick en algún punto de todo esto llegó a ser visto por la rubia como esa figura paterna que había perdido en el trayecto de su vida.
—Oh, mi dulce niña, cuanto has
crecido —musitó Rick apenas tuvó a
la adolescente entre sus brazos y eso solo la hizó querer llorar —. Tranquila, ganaremos. Eso lo sé.
—Cuidate mucho, Rick —pidió Rylie
con la voz quebrada y algunos indicios de lágrimas al separarse de el mayor —. Alexandria te necesita de regreso y todos nosotros también. Necesitamos al pilar.
—Estaré bien, volveré con ustedes y vigila a los torbellinos de la casa. Si, lo digo por Judith y Carl —comentó Rick acariciando una de sus mejillas cariñosamente mirando a cierto chico a su lado —. Estarán bien sin mi.
Rylie asintió sintiendo como Carl la atraía a su pecho y ella se aferró con sutileza a su torso viendo como Rick se acercaba al automóvil.
—Hoy se terminará.
Después de eso, Rick subió al auto y vieron como salía de Alexandria con varios autos y camionetas cubiertas por laminas oxidadas como protección.
—Se que querías ir con él —mencionó Carl de repente llamando la atención de Michonne —. También yo.
—Me duele todo, pero les ayudaré a proteger este lugar —respondió ella mirando los autos irse del lugar.
—¿Ayudarnos?
—Claro, este es su show —comentó Michonne con firmeza sacandole una risa incredula al castaño —. Okey, ya verán, niños.
—Michonne, no somos niños...
—No importa, siguen siendo mis niños apesar de que tengan dieciseis o cuarenta años —respondió la mujer remolviendo el cabello de la rubia y eso le sacó una sonrisa divertida.
——— ✮✧☾✧✮ ———
Ya había oscurecido y hasta el momento todo parecía ir bien en Alexandria.
Rylie con ayuda de Michonne preparó
la cena y fue un momento sumamente especial que le trajó un recuerdo a la rubia de cuando era más niña y solía ayudarle a su madre cuando llegaba cansada de su trabajo como enfermera o esas veces que cocinaba con su abuela y preparaban galletas o algún postre.
Aunque Rick y Rowan faltaban en aquella mesa, los cuatro cenaron muy agusto, pero claramente se notaba su preocupación por ambos.
Michonne se hizó cargo de Judith, pues la niña estaba algo inquieta esa noche y la pareja fue a prepararse para dormir.
Después de todo lo sucedido esas semanas dormir se convertía en una acción algo complicada para ambos, pero de algún modo encontraban la manera de poder descansar.
Carl se mantenía pensativo apoyando sus brazos por detrás de su cabeza y unos minutos más tarde Rylie apareció completamente limpia llevando una camisa del ojiazul semiabierta con unos shorts que cubría dicha camisa de lo larga que le quedaba la prenda.
—Volví —canturreó Rylie sentandose a un lado del chico para después tomar un cepillo y desenrredar su cabello rubio —. Ey, dí algo. ¿Por qué tan callado?
—Solo pensaba.
—¿En qué exactamente?
—En el chico que vimos en la gasolinera hace rato —comenzó a decirle Carl acomodandose mejor en la almohada —. Es decir, no se veía como alguien malo. ¿En serio crees que podría ser espía?
—No tenía pinta de uno, sino de alguien que en serio quería ayuda.
—Tenía pensado quizás ir y...
—Alto, te recuerdo que tu papá nos
dió una orden y esa es quedarnos aquí a proteger Alexandria —interrumpió Rylie al ojiazul girandose para mirarlo con seriedad —. No podemos irnos y dejar todo así como así. ¿Qué tal si mientras no estamos nos invaden y...
—Calma, hay gente para proteger este lugar —respondió Carl mientras Rylie se acercaba a él con algunas vendas —. Y quizás no sea una mala persona.
—Carl, uno nunca sabe las intenciones de las personas —comentó Rylie bastante seria retirando el vendaje de su ojo con sumo cuidado —. No digo que él sea una mala persona, pero no sabemos de que sea capaz. A lo largo de toda esta travesia usualmente las personas solo se aprovechan de nuestra ingenuidad para hacernos daño y bien sabes eso.
—¿Y si resulta ser alguien con buen corazón como nosotros?
—Lo siento, amor, pero yo no me fio tanto de ese tipo —contestó Rylie algo preocupada terminando de cambiar el vendaje del chico —. No quiero que nos arriesguemos por un desconocido ni que pongamos en riesgo a nuestra gente.
—Ry, en un momento tú fuiste una desconocida y papá se arriesgó por ti.
—Carl, era una niña indefensa...
—Él también es un tipo indefenso —interrumpió el chico ganandose una mirada algo molesta de la rubia —. Solo dale una oportunidad. Ir a verlo y traerlo a la comunidad tal vez.
—¿Traerlo? ¿Estás loco?
—¿Y si resulta ser alguien bueno con alguna habilidad que nos ayude en la comunidad? —comentó Carl mientras se incorporaba para verla mejor y la tomó de las manos —. Todos tenemos derecho a vivir, Ry. Y si no es quien creo pues me encargaré de eliminarlo yo mismo. Solo tienes que confiar en mi, amor.
Rylie hizó una mueca sin saber que
decir y guardó los utensilios médicos
en el kit de emergencia para después ponerlo en la mesita de noche.
—Confio en ti, pero en él no y no quiero que algo te pase.
—Ey, nada me va a pasar...
—¿Cómo estás tan seguro de eso?
—No lo sé, no se que vaya a pasar ahora ni en unos días —respondió Carl en voz baja acariciando las mejillas de la chica y ella cerró los ojos ante su toque —. Voy a mantenerme con vida, mantendre a todos con vida incluyendote a ti, pero no me pidas que no me arriesgue porque bien sabes que ahora nadie está a salvo. Debemos sobrevivir, eso es lo que hacemos.
—Carl, no quiero perderte —susurró Rylie con voz temblorosa apartando el rostro —. Tengo un mal presentimiento sobre todo esto de ayudarlo.
—Dios, Ry, no llores que me vas a hacer llorar a mi también —pidió el ojiazul envolviendola entre sus brazos, acción que la terminó rompiendo —. No tengas miedo, no vas a perderme. Te prometí una vida juntos, ¿recuerdas? ¿Acaso te he fallado alguna vez, rubia gruñona?
La rubia negó con una sonrisa débil limpiando algunas lágrimas rebeldes que amenazaban con salir de más y Carl tomó el cepillo que ella antes traía para comenzar a cepillar con delicadeza su larga cabellera rubia.
—¿Ya te mencione que esa camisa se te ve genial, eh?
—Suerte que se la robe a mi novio porque es cómoda para dormir —respondió Rylie con una suave risilla sintiendo los dedos de Carl trenzando
su cabellera —. Solo espero él no se moleste por dejarlo sin ropa. Uy, eso sono mal.
Carl soltó una carcajada y pronto se dió cuenta de su error e intento controlar sus ganas de reír.
—Tranquila, él no se enterará —comentó Carl siguiendole el juego mientras acomodaba la trenza —. ¿Y
qué te pareció mi humilde trenzita?
—Pues se ve bien, ¿desde cuando sabes hacer trenzas?
—Digamos que un día se me ocurrió experimentar con Judith y aunque al principio le gustó al final se quitó los moños y todo.
—Wow, el vaquero nos salía estilista también —mencionó Rylie jugando
con su trenza mientras los miraba espectante —. ¿Algo más que quieras contarme?
—Pues tengo una novia bonita.
—Eso todo el mundo lo sabe, cielito
—respondió ella con egocentricismo agitando su cabello amarrado —. Aunque gracias por subirme el ego.
Carl rodó los ojos ante su comentario y se levantó rápidamente cosa que hizó a la rubia fruncir el ceño confusa.
Estaba por reclamarle hasta que las palabras quedaron atascadas en su garganta al ver estrellas formando constelaciones proyectadas en el techo de la vacía habitación de Carl como si tuviese su propio observatorio.
—¿De dónde sacaste eso?
—Digamos que explorando encontré
eso y creí que te gustaría —explicó Carl con tranquilidad regresando a la improvisada cama —. Estaba cansado de verte triste algunas veces por cualquier cosa así que lo encontre y pense en dartelo porque se que te encanta todo lo relacionado con la astronomía y las constelaciones.
—¿Gustarme? Lo ame —exclamó Rylie con una enorme sonrisa abalanzandose sobre él para abrazarlo y llenarle el rostro de besos —. Es hermoso y tú... tú eres el novio soñado de las chicas.
Carl le correspondió la sonrisa con
un notable sonrojo en sus mejillas y la atrajó hacia él para abrazarla. Luego de una pequeña conversación ambos chicos se quedaron dormidos abrazos.
——— ✮✧☾✧✮ ———
Costó mucho, pero con esfuerzo y una sección de besos matutinos Carl logró convencer a Rylie de salir de vuelta a la gasolinera para encontrarse con aquel desconocido de hace unas semanas.
El castaño se encontraba preocupado por el desconocido y aunque Rylie no dejaba de insistir que podría tratarse de un mániatico fingiendo ser bueno, el de mirada azulada sabía que no era así.
Algo muy dentro de él le decía que debía ayudarlo sin importar qué.
La última vez que lo vió se veía realmente mal y no dudaba en que pudiese haber muerto o algo aunque
no desistió con eso de ir.
Así que por la mañana que intentaba salir a escondidas de su novia cierta rubia lo encontró queriendo dejarla como si nada en la colchoneta y después de una pequeña pelea de pareja por culpa de aquel hombre que terminó en reconcilión de besos ambos decidieron que irían en busca de ese desconocido.
Con cuidado salieron de Alexandria intentando no ser vistos pues si los llegaban a ver tendrían la regañada de su vida y no querían nada de eso.
Carl llevaba una mochila con algo
de agua y varios sandwiches de atún
que esperaba le gustaran al hombre de la gasolinera, sandwiches que Rylie preparó para no sentirse tan poco empatica.
Habían ido a pie por el bosque para no ser detectados si se llevaban un auto o si Los Salvadores los veían en un vehículo.
Estuvieron charlando un poco para matar el aburrimiento hasta que por fin llegaron a la destrozada gasolinera.
Estuvieron explorando por los autos y demás e incluso por la tienda de servicio cercana, pero era obvio que no estaba por ninguna parte.
—Pues no parece estar aquí —
comentó Rylie guardando en su mochila algunas cosas que encontró en la tienda, entre ellas una cámara digital en buen estado —. Es obvio que huyó o quizás... murió, deberíamos volver. Michonne podría enojarse o...
—No, se que debe estar cerca —
insistió Carl mirando en todas las direcciones posibles antes de tomar la mano de Rylie —. Solo sigueme, tengo una idea de dónde podría estar.
La rubia rodó los ojos y no tuvó más opción que dejarse guiar por su novio por los alrededores de la gasolinera.
—¿Y qué si lo encontramos?
—Pues le dejaremos en claro que no somos personas peligrosas y que nuestra intención no es asustarlo, solo ayudar —explicó Carl caminando por el bosque en busca del desconocido sin éxito —. Tenía pensado que si resulta ser una buena persona podría ir con nosotros a nuestra comunidad y quizás ayudar en algo que nos haga falta allá, pero por el momento sería conveniente esconderlo. Aún no sabemos como reaccionaría papá.
—Quizás te desherede o algo así.
—Pues el sombrero de sheriff me
lo heredó hace años y con eso me conformo —respondió Carl con una sonrisa sincera sujetando su sombrero.
No lo encontraron y támpoco hayaron pistas de dónde fue así que sin más le dejaron las provisiones escondidas en un tronco hueco de un árbol con la esperanza de que las encontrará si aún seguía con vida y seguía cerca de ahí.
Con su misión fallida ambos tuvieron que regresar a casa tal como vinieron a pie.
Rylie iba entretenida con la cámara que encontró tomandole fotos a todo lo que se le hiciera lindo ya fuesen animales, plantas, al cielo y disimuladamente a Carl dustraido. Hasta el momento sus fotos preferidas de Carl eran de perfil.
—¿Estás fotografiandome y sin consultarme primero?
Rylie balbuceó al oír el tono de voz de su novio. Parecía enojado o quizás molesto hasta que se acercó a ella y le arrebató la cámara para revisar sus fotos no se vieran feas.
—Hablando muy en serio, Ry, que guapo soy.
—¿Y apenas te das cuenta de eso? —comentó Rylie seguido de una risa suave recibiendo una mirada extraña del ojiazul —. Tardaste mucho, pero me alegra que ahora lo reconozcas, vaquero.
—Ahora es mi turno fotografiar.
—¡Carl, no! —exclamó Rylie con diversión intentando quitarle la cámara sin éxito mientras lo perseguía —. ¡Vas a llenarme el almacenamiento!
—Solo dejáme tener mi momento artistico, amor.
Y Rylie asintió con cansancio viendo a
su novio detenerse a medio camino tal como lo hizó ella para fotografiar todo lo que le pareciera lindo e incluso a ella.
——— ✮✧☾✧✮ ———
Rylie veía embelesada a la pequeña Grimes de dos años colorear en unas hojas de papel a su antojo. Hace mucho que no pasaba tiempo con ella puesto que la mayor parte del tiempo pasaban yendo de un lugar o otro o peleando contra los bandos enemigos, pero aún así amaba darle de su tiempo a la niña.
—Cada vez está más grande —
señaló Carl tomando asiento en una
silla junto a la rubia observando a su hermana sentada en el suelo.
—Pareciera que fue ayer cuando la cargue por primera vez, un bebesita roja y arrugadita, muy llorona por cierto —comentó Rylie sin apartar la vista de la niña mientras tomaba la mano de su novio con suavidad —. Le prometí a Lori que cuidaría de su familia y es lo que he echo hasta ahora.
Carl asintió algo conmovido por sus palabras antes de que cierta rubiecita dejará sus gises tirados en el piso de madera del porche para correr hasta Rylie con una hoja rayada.
—Mami, mi dibujo —exclamó Judith enseñandole la hoja y sonrió dejando ver sus dientitos miníatura.
—Jude, está muy bonito —respondió Rylie tomando el dibujo para verlo mejor —. ¿Quién es esta?
—Mami —informó la menor señalando el dibujo y pronto al resto de personajes bastante concentrada —. Cal, papá y Mich.
—Ey, soy verde —exclamó Carl señalando a un personaje que era él verde en la hoja —. Y pelón.
—¡Cal pelón!
Rylie no pudó evitar reír por lo que
dijo Judith mientras la menor sonreía timidamente y estrujaba las mejillas de Carl repitiendo en voz baja que estaba pelón y verde y el chico lo negaba.
—Jude, ¿me dibujas una casita?
—¿Casita?
—Sí, casita.
—¡Sí! ¡Casita para mami!
Y la menor se sentó de nuevo en el suelo de madera concentrada en dibujar una casita para su mami.
—¿La oiste? Soy verde —comentó Carl con incredulidad y una sonrisa divertida señalando a la niña —. Y encima pelón. Judith tiene algo contra mi.
—Rayos, creí que le agradabas —
soltó Rylie antes de encogerse de hombros recibiendo una mirada
molesta de su pareja —. A veces se
me olvida que yo soy su favorita.
—Presumida —musitó Carl dejando circulos sobre la palma de la mano de su novia, mirando atento a la niña —. Eres excelente con Jude. Yo me preguntaba si tú en un futuro no sé... ¿quisieras... ya sabes... t-tener hijos?
—Si se presenta la oportunidad, sí —respondió la rubia sonriendo un poco
—. Mi madre solía decir que un hijo siempre será un bendición. Espero que nuestros hijos también lo sean. Aunque por el momento estamos bien así.
Carl asintió con un ligero sonrojo en las mejillas al escuchar nuestros hijos y no pudó evitar sonreír disimuladamente.
—¡Casita!
Rylie volvió su atención a la menor al verla venir con su dibujo en alto y claras intenciones de mostrarselo.
—¡Mami, mira!
—Aw, esta casita esta super linda —comentó Rylie observando los garabatos con una sonrisa enorme —. Es púrpura esta casa. ¿Te gusta el púrpura, Jude?
La menor asintió con timidez.
—Pues es un color bonito, como tú —mencionó la rubia dandole un toquecito en la nariz con cariño antes de ponerse de pie —. ¿Quién quiere dar un paseo?
Rápidamente Judith se pusó de pie sujetandose suplicante de la pierna de la adolescente.
—¡Yo, yo, porfis!
—Ya la oíste, Carl —exclamó Rylie dandole una sonrisa a ambos hermanos —. Andando.
Carl no tuvó más opción que tomar
a la niña y la subió a su espalda, Judith no podía estar más alegre de que su hermano mayor la llevará a caballito.
—¡Cal, andando!
—Lo que ordene la mini Grimes.
—Yo mini.
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