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━Capítulo Dos





❝ TIENES QUE HONRAR A
TUS PADRES ❞












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〘 ✰.༄☼︎ 𝐂𝐚𝐩𝐢𝐭𝐮𝐥𝐨 𝟎𝟐☼︎༄.✰ 〙
–— Siddiq —–

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LA BATALLA ESTABA A NADA DE GANARSE O AL MENOS ESO ERA LO QUE RICK les aseguraba a su grupo por medio de cartas. Con cada día que pasaba iban ganando más terreno a su favor y derrivando más puestos así como venciendo a más Salvadores.

Aunque Jesús tomó una decisión arrisgada que podría traerle problemas y es que se le ocurrió traer a varios de Los Salvadores presos hasta Hilltop e imaginaba que podrían ser de ayuda en dicha comunidad o al menos redimirse tomando otro bando en dicha guerra.

Ahora era Maggie la que debía tomar
la decisión final de que hacer con ellos.

Por otro lado Alexandria seguía siendo un lugar sin ataques hasta el momento apesar de ya haber transcurrido un par de días desde la partida de Rick.

Carl y Rylie hacían un excelente trabajo como líderes. Constantemente estaban vigilando a los alrededores o viendo que necesitan ya fuesen armas, medicina o comida. Aunque por lo visto todo iba de maravilla, eso si, la vigilancia estaba a todas horas.

En el tiempo que no estaban asignando tareas a la comunidad o vigilando en los muros se tomaban la molestia de pasar un buen rato conviviendo con Judith o bien simplemente pasando los minutos como una pareja.

Ese día la pareja había echo un plan perfecto para ir en busca del hombre de la gasolineria. Rylie insistía que no era buena idea, pero Carl no dejaba de decir que quizás esta vez tendrían más suerte pues la última vez que le llevaron algo de comida dicha comida desapareció.

Después de supervisar que todo marchará bien en la comunidad dejaron a Tara encargada de cuidar a la mini Grimes en lo que ellos salían.

Claramente salieron a escondidas de los muros, como otras veces para no ser detectados aunque la única que podía llamarles la atención en esos días estaba bastante distancia y entendía aquella terrible angustia de Michonne por saber que Rick estaba afuera peligrando.

—Ya quiero regresar, tengo un mal presentimiento —comentó Rylie con suplica por tercera vez pisando hojas secas en el trayecto por el bosque —. Bien podríamos estar sanos y salvos en Alexandria jugando con mi Jude, pero no. Aquí estamos vagando como dos locos por el bosque peligrando.

—Ry, calmate. Nada va a pasarnos —respondió Carl con una sonrisa dandole una rápida mirada antes de volver su atención al lugar —. Además, al menos ahora sabemos que está cerca y vivo.

—¿Y si nos mata? ¿No has pensado
en que podría ser un desquiciado? —cuestionó la rubia aún desconfiada pateando una piedrecilla haciendolo rodar los ojos —. Tú solo ves lo bueno
de las personas, pero no piensas en las  consecuencias.

—Giselle, ya habíamos hablado de
esto —mencionó Carl en voz baja mirando atento a su alrededor —. Dijiste que ibas a acompañarme y no volverías a juzgar mis acciones. Además, prometí que si el hombre resultaba ser un loco como tu piensas lo eliminaría yo mismo.

—Pero...

Antes de que la rubia pudiese completar la frase, Carl que iba unos metros más adelante le hizó una seña para que guardará silencio.

Rylie frunció el ceño dispuesta a reclamar la interrumpción hasta que vió una bolsa colgando de la copa de un árbol y a un caminante atravesado por un afilado pico de madera en el suelo tratando de alcanzar la bolsa.

Carl observó la escena minuciosamente mientras Rylie se mostraba preocupada pues ella ya quería irse del lugar.

Justo en ese momento apareció el hombre de aquella vez y sin ningun tipo de remordimiento clavó su cuchillo directamente a la cabeza del zombie.

—Hola —saludó Carl acercandose lentamente al desconocido con sus manos en alto sosteniendo la bolsa de comida mientras Rylie avanzaba detras de él asustada —. Fue mi papá. Solo disparó por advertencia, no te apuntó a ti. Soy Carl y ella es Rylie, mi novia.

Rylie, escondida detrás de Carl hizó su mayor esfuerzo por sonreirle al hombre apesar del malestar en su estómago. Esa sensación de que algo malo sucedería en cualquier momento.

El hombre solo miraba a todos lados a la espera de algo malo sin descuidar el frente. Sostenía con firmeza un cuchillo apuntando a ambos adolescentes.

—Siddiq.

—Comida y agua —informó el ojiazul avanzando un poco más mostrandole la bolsa con dichos alimentos.

—¿Por qué?

—Por lo que me contaste que decía tu mamá sobre ayudar a otros —respondió Carl mirando al desconocido con algo de amabilidad —. Mi mamá me decía que hay que hacer lo correcto. A veces cuesta saber que es, pero otras veces no.

El hombre permaneció unos segundos en silencio y Carl rápidamente arrojó la bolsa a los pies de él a la espera de que los tomará. No pasó mucho antes de que el desconocido se abalanzará al suelo por la bolsa y bebiera desesperado de la botella de agua con desesperación.

Rylie no pudó evitar sonreir al ver al pobre hombre beber su agua y sintió algo de pena por él. No había comido en días y quizás estaba herido.

Entonces pensó en que ella también
fue una desconocida sin hogar al que ir en un tiempo ni familia más que su hermano hasta que conoció a Morgan y Rick. Solía creer en las buenas personas hasta que sucedió todo lo que pasó a lo largo de los años pasados y ahora sabía que apesar de todo existían personas buenas y sencillas, eran escasas, pero las había aún.

—Que bueno que te encontramos —mencionó Carl viendolo con una amable sonrisa.

—¿Estuvieron buscandome?

—Sí, buscamos esas sardinas y esas cosas para ti. Rylie y yo vivimos en una comunidad —comtinuó diciendole el castaño para después avanzar a él con lentitud —. Te voy a hacer unas preguntas y quiero que me digas la verdad, ¿okey?

—Okey.

—¿Cuántos caminantes mataste? Se que cueata llevar la cuenta...

—Doscientos treinta y siete.

—¿En serio? —preguntaron ambos adolescentes al únisono incredulos de su respuesta.

Siddiq se giró a ver al caminante muerto insertado en el pico de madera a su lado.

—Uno más uno menos.

—¿Cuantas personas mataste?

—A una.

—¿Por qué?

—Los muertos intentaron matarlo,
pero no lo hicieron —musitó Siddiq en respuesta recibiendo un asentimiento por parte del chico.

—Veo que les pones trampas —mencionó Rylie llamando la atención del hombre mientras señalaba los picos a un par de metros de él —. ¿Así mataste a tantos?

—Solamente una parte —respondió Siddiq mirando a la rubia con una mini sonrisa amistosa —. Mi mamá creía o esperaba que al matarlos liberaría sus almas, ¿no? Tal vez tenía razón.

—¿Hacer esto no te dificulta las cosas mientras intentas sobrevivir? —preguntó Carl.

—No lo sé, pero tienes que honrar a tus padres, ¿verdad?

—Si honrara a mi papá no estaría hablando contigo —señaló Carl con una pequeña sonrisa algo incredulo de sus palabras —. Ni tampoco te llevaría a nuestra comunidad.

Finalmente los tres comenzaron a caminar por el bosque de vuelta a Alexandria mientras lo hacía Carl se enfocaba en idear un plan o crear una excusa para poder lograr que Siddiq se quedará en su comunidad.

En su trayecto de regreso se detuvieron al ver a tres caminantes devorando un venado muerto a un par de metros. Rylie le hizó una seña a Carl para seguir con su camino, pero no logró convencerlo y no tuvó más opción que seguir su plan.

—Okey, por tu mamá —mencionó
Carl antes de incorporarse con su cuchillo en mano dirigiendose a ellos.

Rylie desenfundó su espada y Siddiq sacó su cuchillo. Los tres avanzaron con cuidado a los caminantes esperando no hacer tanto ruido, pero en crujir de las hojas secas los alertó al instante.

Los caminantes dejaron de hacer lo que hacían y se incorporaron yendo directo hacia ellos.

Siddiq se apresuró a matar a uno mientras Rylie a su lado encajó la hoja limpia de su espada en el cráneo de otro más acabandolo al instante. Carl también se encargó de uno más.

Sin embargo, más caminantes no tardaron en aparecer de entre los alrededores del bosque y la cosa se terminó complicandose.

—¡Vayanse, no tienen que hacer esto! —exclamó Siddiq a ambos chicos al mismo tiempo que forcejeaba con uno.

Carl corrió a ayudarlo, pero en eso
un caminante se abalanzó sobre él derribandolo sobre el cuerpo muerto
del venado forcejeando en el suelo para que no lo alcanzará a morder.

—¡Carl!

Mientras tanto Rylie hacía lo que podía con dos caminantes viniendo hacia ella, eran más contra ella. Sin embargo, sacó fuerzas de dónde pudó y cortó la cabeza de uno para después empujar al otro y clavar su espada en su cráneo.

Justo en ese momento notó que Carl luchaba contra dos caminantes más y como si no tuviese suficientes empujó a uno para forcejear contra el otro y como pudó segundos despues disparó.

Rylie sintió que el aire le faltaba de pronto y todo parecía ir en cámara lenta. Sin pensarlo demasiado se abalanzó sobre el caminante que Carl empujó anteriormente apartandolo de su abdomen pues lo vió peligrosamente cerca de él y temió lo peor.

No lo dudó ni un segundo y sintiendo una sensación de odio clavó repetidas veces la hoja sucia de su espada en el cráneo mientras sentía que sus ojos se nublaban de lágrimas y no se detuvó hasta que no quedó ni su cráneo.

—Ry, detente —pidió Carl en voz baja tratando de apartarla de encima del caminante muerto —. Está muerto.

Rylie se levantó como pudó del cuerpo putrefacto para abrazar al chico de la nada con fuerza comenzando a sollozar en el proceso. Carl solo la abrazó.

—¿Estás bien? ¿Esa cosa no te mordió o algo? Necesito saberlo ahora —cuestionó Rylie con desesperación separandose de su abrazo para examinarlo pues tenía sangre en la camisa, pero solo recibió silencio —. Maldita sea, Carl Grimes. Carl, por favor. Respondeme.

—Ry, cielo, estoy bien —informó
el ojiazul con calma apartando con delicadeza las manos de ella.

—¿Seguro? No me mientas...

—No estoy mintiendo, es verdad —respondió Carl con una sonrisa tranquilizadora atrayendola para un abrazo que la hizó querer llorar —. Tranquila, estoy bien. Nada malo va a pasarme, lo prometo.

—¿Ambos están bien?

—Sí, lo estámos —contestó Carl a
Siddiq sobando los hombros de su novia para tratar de tranquilizarla.

—No hacia falta —mencionó Siddiq
en voz baja viendo a los caminantes muertos y luego a los chicos —. Carl, Rylie...

—Ahora soy responsable de ti así funciona —comentó Carl con cansancio aún abrazando a la rubia.

—No quiero causar problemas, tu papá no quería saber nada conmigo.

—Lo sé, pero... a veces los hijos tienen que buscar la forma de guiar a los padres.

Carl dejó un suave beso en la coronilla de su novia para después susurrarle
algo y ponerse de vuelta en marcha a su hogar con Siddiq detrás de ellos.

Fue una maldita locura todo eso.





























——— ✮✧☾✧✮ ———

































Rylie no podía quitarse esa sensación
de que algo andaba mal desde que llegaron del bosque. Así que apenas llegaron a Alexandria dejaron a Siddiq en las alcantarillas libres de caminantes y limpias con algo de agua, comida e incluso le armaron una cama bastante improvisada con un catre para así luego desayunar junto a él amistosamente.

Después ambos regresaron a su casa, esperando encontrar una buena excusa para decirle a Rick sobre Siddiq cuando volviera de la guerra.

Apesar de que Carl fue el de la idea, Rylie insistía en que regañaban a uno tendrían que hacerlo con ella también pues no lo iba a dejar solo con dicho asunto.

Apenas estuvieron en la casa, Carl fue
al baño a asearse, pero Rylie no se quedó con ese estoy bien que Carl dijo hace unas horas y se adentró al cuarto de baño para revisar que todo estuviese en orden con el castaño.

Carl comenzó a desvertirse frente al espejo mientras Rylie observaba atenta desde el marco de la puerta. Primero quitó la camisa llena de sangre y la dejó caer al suelo para después quitarse su sombrero y dejarlo en el lavabo.

Finalmente quitó la última prenda que era una camisa de manga larga gris dejando ver su abdomen plano y pálido para después girarse hacia la rubia. En dónde creyó que habría algun rastro de alguna mordida o rasgiño no había nada. Carl estaba bien.

—¿Ves? Te lo dije, estoy bien —comentó Carl acercandose a Rylie para envolverla en su pecho desnudo antes de dejar un beso en su frente —. Deberías confiar un poco más en mi, ¿no crees?

—Hemos pasado por tantas cosas que me es díficil confiar, Carl —respondió Rylie con los ojos algo llorosos alzando su mirada para verlo mejor —. Idiota,
en serio creí que te había mordido. Por poco y te pierdo.

—Y no lo hiciste, me salvaste.

—Solo porque llegue a tiempo sino ese caminante...

—Calma, estoy bien y eso es lo que importa —susurró Carl con calma mirandola a los ojos mientras quitaba algunos indicios de lágrimas —. Perdón por traerte tantos sustos y problemas. No se ni como sigues conmigo.

—Ni yo, supongo que es porque en verdad te amo.

Carl sonrió para después inclinarse hacia el rostro de la rubia y besar sus labios con cuidado, pero ansioso de sentir que la volvía a tener con él y la chica no tardó en corresponder a su beso enrredando sus manos en el largo cabello castaño del chico Grimes.

Rylie no tardó en sentir que el aire le faltaba y se separó lentamente tan solo para ver la pupila dilatada de Carl. Los dos se encontraban tan cerca que sus respiraciones eran una sola. Un ligero sonrojo se podía apreciar en sus rostros.

—¿No ibas a bañarte?

—Eso puede esperar.

Y justo después de decir aquello el muchacho tomó a la rubia como pudó
y la sentó en el lavabo al mismo tiempo que volvían a comenzar un intenso
beso acompañado de fogosas caricias.

Rylie no saciaba, sentía que en cualquier momento Carl desapareceria, pero el ojiazul ahora estaba más presente que nunca y el calor de sus manos sobre su ropa recalcaba su presencia.

El fue descendiendo hasta el cuello
de la jóven dejando un par de besos que terminaron haciendo a Rylie soltar algunos suspiros ante el tacto de sus labios sobre dicha zona y con cuidado sin alertarla del todo fue quitando la camisa chica y pronto su blusa dejando a la vista un sostén negro de encaje.

Se miraron unos segundos antes del que la rubia desabrochará la prenda con rápidez y no pasó mucho antes de que el ojiazul comenzará a tocar a su antojo sacandole suspiros de placer a la rubia.

—¿D-Dónde está... J-Jude?

—Con Tara.

—¿Y Michonne?

—Seguro vigilando.

Rylie asintió sintiendo una presión nada molesta en su abdomen bajo y tragó saliva al sentir las manos de Carl vagar despreocupadamente por su pecho acariciando con sus manos y pronto la tenía echa un manojo de suspiros.

Todo se desmoró al sentir una de sus manos acariciar en encima de la ropa cierta parte de la rubia mientras daba caricias en el pecho de la jóven.

Con necesidad la chica enrredó sus piernas sobre el torso del castaño y pronto en medio de un beso llegaron
a la cama, ahí Carl depositó a Rylie con delicadeza pocisionandose sobre ella
con cuidado de no aplastarla.

Carl fue desabrochando el pantalón
de Rylie con cuidado hasta quitarselo
y él pronto hizó lo mismo con el suyo para lanzarlos a algún rincón de la habitación sin mucho cuidado.

Fue entonces que una desesperada Rylie lo atrajó para un nuevo beso igual de intenso que los otros que Carl no tardó en continuar mientras se encargaba de quitar la última prenda de ella y la suya como pudiese.

—Ry, me tienes loco y creo que de cualquier manera se nota —musitó Carl en voz ronca sobre los labios de la chica mirandola directo a los ojos —. Voy a... ¿estás lista? Ry...

—Sí, solo... busca en los cajones antes de ya sabes que.

Carl asintió y encontró lo que buscaba antes de romper el sobre plateado y sin mucho preambulo procedió a hacer lo debido y como era debido hacerlo.

Rylie no pudó evitar soltar un gemido
al sentir adentrarse a su interior y solo pudó sostenerse de su espalda palida con fuerza. No era la primera vez que tenían relaciones, ya iban varias veces, pero cada vez se sentía diferente.

Entonces unos segundos después todo parecía ir bien. Solo se escuchaban sus respiraciones agitadas y suspiros de placer de la menor de los Everson, quien se aferraba a la espalda de su novio.

—C-Carl...

No podían estar más alucionados
el uno con el otro. Solo eran dos jovenes explorandose y descubriendo lo que usualmente señalarían como prohibido. Dos jóvenes enamorados que en un punto sintieron demasiado en ese instante y todo eso explotó llevandolos al extasis, uno del que solo ellos dos eran conocedores.

Ambos se quedaron un rato en la cama disfrutando de un momento tan intimo para ellos hasta que decidieron tomar una rápida ducha que terminó siendo un completo caos pues en algún momento sintieron que morirían de tanto jabón que usaron en la bañera. Con suerte el jabón no terminó asfixiandolos.

Y sin saber como luego de cambiarse se quedaron dormidos por completo. Carl tenía a Rylie a un lado de él justo cara a cara y la rubia dormía placidamente al mismo tiempo que mantenía una de sus manos en el pecho del Grimes. Carl solo la abrazaba por la espalda con fuerza.

Solo eran dos chicos aprendiendo a amar de la manera más sana posible.






























































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Rylie fue abriendo sus ojos poco a poco notando los rayos anaranjados y tenues del atardecer. No tardó en sentir un muy suave toque en su pierna que no dejaba de molestar hasta que se despertó por completo notando la ausencia de cierto ojiazul a su lado.

¿Dónde se metió?

Cuál no fue su sorpresa al encontrar
a la menor de los Grimes de pie a un lado de la cama con sus ojitos llorosos mirandola espectante.

—Aw, ¿qué paso Jude?

La menor hizó un gesto con su cabezita antes de que Rylie se acercará a ella y la alzará para así sentarla en la cama junto a ella.

—Jugar.

—¿Quieres jugar?

—Sí.

—Bien, jugaremos, ¿a qué quieres jugar?

—Escondidas, mami.

—Bien, juguemos, pero antes hay
que buscar a Carl —respondió Rylie haciendo sonreir a la menor mientras se ponía sus zapatos para alzarla en brazos después —. Vámos por tu hermano.

Ambas chicas anduvieron vagando por Alexandria hasta que lo encontraron en los muros vigilando el perímetro junto a Tobin.

—¡Carl!

El castaño se giró hacia atrás pues estaba de espaldas y sonrió al ver a sus chicas abajo. Judith le mandaba besos en el aire desde los brazos de Rylie y eso solo lo hizó soltar una risilla. Guardó la carta de Michonne en su bolsillo y se despidió el hombre a su lado para así bajar de los muros.

Rápidamente se acercó a la chicas recibiendo con un beso fugaz en los labios a la rubia antes de que Judith exigiera también un beso en su mejilla que Carl le dió cariñosamente.

—Estuvimos buscandote desde hace rato —anunció Rylie con el ceño fruncido mirandolo fijamente —. Me desperte y no estabas.

—Perdón, viné a ayudar con la vigilancia —respondió Carl señalando los muros detrás de él —. Papá aún no ha regresado y si no lo hace quizás tendramos que salir a buscarlo. Además, no podemos descuidar nuestro trabajo.

Rylie asintió conciente de que tenían una misión y era defender Alexandria a como diera lugar.

—Aquí una pequeñita quiere jugar con nosotros por lo visto —comentó Rylie señalando con la cabeza a la niña entre sus brazos —. ¿A qué quieres jugar, Jude?

—Escondidas.

—Se me ocurré una mejor idea —interrumpió el castaño con una sonrisa dejando un toquecito en la nariz de la niña que la hizó arrugar dicha parte
—. ¿Por qué mejor no pintamos? En la cochera ví hace tiempo botes de pintura. A papá no le importará si manchamos el porche. ¿Qué dices, Jude? ¿Pintamos?

—¡Sí, pintura!

—Ry, cielo, ¿podrías traer tu cámara?
—preguntó Carl tomando a Judith en brazos con cuidado —. Creo que hay que tomar muchas fotos, ¿cierto, Jude?

—Muchas fotos, mamá.

Rylie sonrió con ternura al ver a la menor dejar un beso en la mejilla de su hermano mientras se aferraba a él como si no quisiera separarse del ojiazul.

—Ahora si que empieze la diversión.

Minutos más tarde los tres se encontraban en el suelo de madera
del porche completamente llenos de pintura azul. Con sus manos llenas de pintura dejaron sus marcas sobre el suelo, Carl y Rylie a los lados y la mini manita de Judith en medio de ambas.

El mayor de los Grimes sonrió a su hermana antes de chicar los cinco.

—Bueno, esta será nuestra marca personal —comentó Rylie viendo con orgullo las manos pintadas antes de girarse hacia Carl y sonreir divertida —. Espero y Rick no se moleste. Solo le dabamos a la casa un nuevo toque.

Judith no podía estar más facinada con la pintura tanto que no dejaba de repetir que aquello era arte.

Después Rylie sacó su cámara y comenzó a fotografiar sus manos pintadas en el suelo para después tomarse fotografías con los Grimes y aunque todas fueron hermosas hubó una que Rylie amo.

En aquella foto aparecían solo Carl y Judith, sonriendo a la cámara mientras el mayor sostenía a la menor en brazos al mismo tiempo que Judith se aferraba a su hermano y aunque en un principio no se veía muy sonriente Rylie hizó muecas con tal de hacerla sonreir para la foto.

La mejor foto de todas, pensó Rylie mientras observaba como Carl veía dicha fotografía embelesado.

—Es hermosa, gracias.

—¿Escondidas?

—Sí, Jude, escondidas.

Fue así como Rylie terminó buscando
a los hermanos Grimes por Alexandria y lo que en un principio fue divertido se volvió tedioso al no encontrarlos por ningun lugar.

—¡Bien, me rindo ya pueden...

La rubia se interrumpió a si misma al ver a Judith y Carl cerca de los cultivos arrodillados en la tierra. Al acercarse un poco más notó que ambos plantaban.

—Conque ahí estaban —comentó
Rylie acercandose a su novio con las manos en sus caderas aparentemente enojada —. Los busque por todos lados como una tonta.

Carl soltó una risa masculina antes de posicionar sus manos en ambos lados de la cadera de la jóven y besar sus labios con ternura para calmarla.

—Perdón, pero alguien aquí se entretuvó con unos bichitos en el suelo —respondió Carl jugando con un rebelde mechón rubio dandole una fugaz mirada a su hermanita —. Y después se le ocurrió plantar arbolitos para que el caracol tuviese una casita.

—Y encima sin mi plantaban, ofendida me siento ahora.

Carl rió antes de tomarla de la mano y ambos se encaminaron a dónde estaba la menor de los Grimes.

Judith hacía un pozo en la tierra con un pala de juguete, pero no tardó en dejar tirada la dichosa pala para ir a abrazar a Rylie.

—Ayuda, mami.

Rylie acarició la cabellera rubia de la menor y se acercó a su pozo para así entre ambas cavar y poder plantar la semillita que Judith traía consigo. Carl
se les sumó y pronto los tres ya estaban aplanando la tierra, después Judith empezó a regar la semilla plantada con ayuda de una regadera de jardín.

En ese momento escucharon el sonido de un auto y se percataron de que Michonne saldría así que solamente le hicieron un gesto de despedida con la mano para volver a lo suyo.

—Esta semillita crecera muy pronto.

—¿Cómo yo? —preguntó Judith alzando la mirada a Rylie con inocencia haciendo sonreir a ambos adolescentes.

—Sí. Como tú, Jude —respondió
Carl sonriente dejando un beso en la coronilla de su cabeza.




Hellou, vvs. Aparecio la más desaparecida, no se cuanto me fui, pero regrese con capítulos nuevos y nuevas ideas para el fic que seguro les encantaran <3

¡JA, en tu cara vida! Alch, jamás mataría a Carlitos sería como matar a mi Rylie en carne viva. Además, tienen que vivir pq Carl le prometió que se casarían más adelante y él no rompe promesas en este fic y se nos vienen cositas con estos dos 👀

Hablando muy en serio Carl
no merecía morir en la serie, era
el futuro. Ahora solo me estoy reeplanteando como darle su protagonisto y pues lo que seguira
pq vive claro veré como lo integro a la versión de la serie, pero de que vive vive el condenado 😍

Sorry por el smut a veces solo
sucede JAJAJJA y quien soy yo para negarselos. Carl y Rylie como papás amooo.

Recuerden dejar todo su amor y preparense pq este es solo una parte del maratón que traigo, muak <3








































































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