━Capítulo Cuatro
❝ NINGÚN CAMINANTE ME VA A ARREBATAR A MI FAMILIA ❞
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〘 ✰.༄☼︎ 𝐂𝐚𝐩𝐢𝐭𝐮𝐥𝐨 𝟎𝟒☼︎༄.✰ 〙
–— masacre —–
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HABÍA TANTOS CAMINANTES FUERA DE LA CASA DE LOS ANDERSON QUE EN algún punto los muebles con los que el grupo bloqueaba puertas y ventanas no fueron suficientemente resistentes para detener a un montón de zombies.
—Son demasiados a la vez —
exclamó Gabriel peleando para seguir presionando el sofá contra la puerta.
Ahora todos hacían un esfuerzo descomunal para evitar que pasaran, pero poco a poco se veían cansados.
—¡Todo el mundo arriba, ya! —ordenó Michonne sacando su espada para ir por unos caminantes que entraban.
Rápidamente Rylie desenfundó su espada y acabó con unos pocos antes de que Carl la tomará de la muñeca para así obligarla a subir a la planta alta.
Mientras tanto Rick y Michonne se encargaban de bloquear las escaleras con el sofá y el resto del grupo los veían desde el pasillo con sus armas en mano.
—Yo le daré a este —indicó Rick a Michonne señalando a un caminante cercano al sofá —. Tú al que está detrás. Vamos a necesitar dos.
Segundos más tarde Rylie vió como Rick subía las escaleras con el caminante muerto a rastras.
—Quedense —ordenó el hombre a los adolescentes apenas estuvó arriba para después ir a la habitación cercana —. Si ven a alguien metiendose avisenme.
Los chicos asintieron y pronto Rylie dejó su puesto de vigilancia al oír la voz de Rick exaltada en la habitación de lado.
—Necesito sabanas, suficientes para todos.
—¿Sabanas para qué?
—Iremos hasta la armeria.
—¿Cómo?
—Los vamos a destripar —informó
Rick con tranquilidad a la mujer sacando de su bolsillo una navaja —. Nos cubriremos con sus entrañas para tapar nuestro olor y que piensen que somos como ellos.
Jessie y Ron solo lo miraron como si se hubiera vuelto loco.
—Ya he echo esto antes y Rylie se los puede confirmar —respondió Rick con seguridad señalando a la chica, quien simplemente asintió —. Esten calmados, no llamen la atención y podremos pasar.
—Están adentro, hacen ruido y vendran más —comentó Michonne al hombre para después clavar su arma en el pecho del caminante.
Pronto ambos adultos empezaron a sacar porquería y demás de los dos caminantes así que Rylie no quisó ver nada de eso para no vomitar y salió de la habitación para vigilar con Carl.
Minutos más tarde Rylie hacía una mueca de asco al sentir como Michonne le embarraba sangre de caminante y algunas viserás en la sabana blanca.
Recordaba la primera vez que salió
de Atlanta. Si bien no tuvó que ser ella
la que se llenó de sangre de caminante recordaba a Rick y Glenn hacerlo.
—Hora de moverse —comentó Rick a Jessie entregandole algunos restos del caminante para embarrarse.
Sin embargo, justo unos minutos después apareció el pequeño Sam y al ver a su madre cubierta de sangre se preocupó demasiado. Fue así como madre e hijo tuvieron una pequeña charla motivacional sobre que debían ser valientes y salir de aquella casa mientras el resto seguía llenando sus sabanas con sangre y demás.
—Debemos irnos —informó Michonne aceecandose un poco a los barandales de las escaleras para ver mejor.
No tardó en llegar Rick junto a Gabriel para observar de igual manera el perímetro allá abajo.
—Ry, ve por Judith —pidió Rick dirigiendo su atención a ella y la rubia asintió —. Se que contigo estará más tranquila y no llorará.
La Everson simplemente asintió de nueva cuenta antes de dirigirse a la habitación de Sam Anderson por la bebé y al volver con ella entre Carl y Jessie le ayudaron a alzar la sabana para que así Judith estuviese bajo estas y no se viera.
Aunque sinceramente llevar la espada en la espalda ya era algo incómodo hizó todo lo posible por sostener a Judith con una mano pues Carl tomó su otra mano para darle ánimos.
Y así fue como en fila salieron poco a poco todos por entre el sofá hasta la sala inundada de caminantes. Primero Rick, seguido de Carl, quien llevaba a Rylie de la mano y después el resto.
La rubia podía sentir los gruñidos de los caminantes practicamente a nada de su oreja, pero aún así se mantuvó serena.
Saldremos de esta locura, pensó de manera tranquilizadora avanzando a paso lento por entre los caminantes sin soltar su agarre de Carl.
Finalmente lograron salir del interior
de la casa y se quedaron atónitos al
ver el desastre que eran las calles de Alexandria en este punto. Esto ya era algo que sobrepasaba los limítes.
Sin embargo, todos se tomaron de las manos y avanzaron por las escaleras del porche hasta llegar a las calles con un montón de caminantes a su alfededor que no los atacaban porque hasta ahora el olor a muertos los camuflajeaba.
Rick iba dirigiendo al grupo y tomaba
de la mano a su hijo, quien a su vez tenía a Rylie tomada de la mano y ella tenía a Jessie seguida de sus hijos y el resto.
Cualquiera hubiera salido corriendo, pero en este caso debían ser cuidadosos para no alertar a los muertos.
Rylie iba detrás de Carl sosteniendo con fuerza a Judith, la llevaba pegada a su pecho suavemente para tranquilizarla en caso de que empezará a ponerse algo inquieta. Sin embargo, eso no sucedió.
De repente sin saber como llegaron justo al lago dónde se detuvieron.
Carl se acercó a Rylie y vigiló el perimetro mientras la chica revisaba que Judith estuviese bien. La tela no era muy gruesa asó que le entraba aire.
—Bien, plan nuevo. No nos bastan con algunas pistolas —informó Rick mirando a los lados con preocupación —. Hay demasiados caminantes dispersos. No iremos a la armeria. Necesitamos los vehículos en la cantera. Manejamos todos, tenemos que rodearlos. Nos vamos y volvemos.
—Okey, pero con Judith y devuelta a la cantera será...
Rick se giró en dirección a cierta
rubia, quien bajaba cuidadosamente la tela luego de asegurarse que la niña estuviera bien.
—Yo la llevaré —propusó Gabriel directamente al líder —. Estará a salvo en mi iglesia hasta que desvien a los caminantes.
—¿Puedes hacerlo? —preguntó Rylie visiblemente alarmada.
—Se supone que sí, debería. Lo haré.
Rylie titubeó un poco. Si bien no quería dejar a Judith tenía que hacer pues era la única manera de ponerla a salvo y le confiaba a Gabriel su tesoro más valioso.
Con ayuda de Carl, Rylie descubrió a Judith dandole un besito en la cabeza de despedida antes de pasarsela a Gabriel con mucho cuidado.
El rostro de la menor demostraba cuán asustada estaba, pero no lloró y eso era algo que agradecían al cielo. Pronto el padre Gabriel la cubrió con sus sabanas sosteniendola firmemente.
—Por lo que más quieras cuidala bien, ¿sí?
—Así sera Rylie.
—Lleva a Sam —pidió Jessie al padre acercando a su hijo.
—No.
—Si, estarás más seguro.
—No voy a dejarte.
—Sam...
—Mamá no —exclamó el niño con firmeza mirandola a los ojos un poco preocupado —. Yo puedo hacerlo.
—Sam...
—Puedo acompañarlos, por favor... por favor... Ya, vámos.
Jessie no dijo nada más su silencio se interpretó como una señal de que el menor podía ir con ella y el resto.
—Voy a mantenerla a salvo —prometió Gabriel a Rick refieriendose a su hija.
—Gracias.
El padre sonrió un poco para después salir caminando hacia la iglesia con la niña debajo de las mantas blancas a la vez que intentaba no alarmar a Jude.
Rylie sintió una sensación como de nervios inundar su estómago al ver a Gabriel sumergirse en ese océano de caminantes como si fuese uno más.
Le preocupaba que llegase a pasarle algo a su Judith y ella no estuviese ahí para salvarla.
—Lo va a lograr, lo sé —musitó Carl acercandose a ella para tomarla de la mano y dibujar circulos imaginarios en su palma —. Estaran bien.
—Ojála así sea, Carl. Ojála.
Momentos después volvieron a
retomar la cadena que tenían solo que está vez Sam iba agarrado de la mano
de Carl, después Jessie seguida de los tres adolescentes y Michonne.
Rylie le tendió su mano a Ron para
que la tomará y él claramente lo hizó, aunque no se veía tan feliz sino más bien cansado y decaído. De cualquier manera todos avanzaron.
Tenían mucho que avanzar.
——— ✮✧☾✧✮ ———
Con cuidado Glenn, Rowan y Enid entraron a Alexandria por los muros. Vieron que Maggie estaba atrapada en una torre de vigilancia rodeada por una gran cantidad de caminantes y fueron directo al lugar más cercano: la Iglesia. Una vez estuvieron dentro Glenn aseguró la puerta con candado.
—Quizás no vieron algo al revisar este lugar —informó el coreano caminando entre las filas —. Depende si fue la gente de Aiden o la de Heath la que revisó. Revisen las biblias quizás guardaron algo dentro.
Ambos chicos acataron las ordenes del mayor al pie de la letra y se acercaron a revisar el interior de las biblias.
—¿Es en serio?
—Tenemos diez balas, acá hay gente atrincherada —anunció Glenn revisando los baules y demás objetos con tapa —.
Y la gente esconde las pistolas y municiones.
—Quizás podríamos buscar algo para hacer un incendio —propusó Rowan al mismo tiempo que revisaba las bancas con desesperación —. Pronto va a oscurecer. Podríamos distraerlos.
Por otro lado Enid había dejado su busqueda de lado para enfocarse en un versículo biblíco tallado en la madera justo arriba de la entrada de la iglesia.
"La fe sin las obras está muerta"
Santiago 2:26
—Necesitamos sabanas, cuerdas, toallas, lo que Maggie pueda necesitar para bajar por el otro lado.
Rowan asintió para comenzar a buscar en cajones cercanos a las bancas, pero Glenn se detuvó al ver a Enid parada a mitad del pasillo.
—¿Enid?
—Cuando quise escaparme tú dijiste "Así perdemos a las personas incluso después de que mueren" —musitó Enid sin poder girarse a verlo sumida en sus recuerdos —. ¿Qué rayos quisiste decir?
Sí, cuando Enid vió los muros derribados y la cantidad enorme de caminantes que entraban a Alexandria quisó huir pues no sentía que estaba lista para cometer una locura como entrar.
Quería rendirse, pero rendirse no era algo que ambos hombres quisieran.
No si tenían alguien por quien luchar.
Y Glenn por supuesto le dio un pequeño recordatorio o sermón del porque aún no debían hacerlo.
—La gente que amas te formó como persona. Siguen siendo parte de ti —respondió Glenn con tranquilidad en un tono sentimental —. Si dejas de ser tu esa parte suya que sigue en tu interior desaparece.
Rowan dejó a un lado lo que hacía
para concentrarse en el discurso motivacional de Glenn que de algún modo logró tocarle el corazón tal como Enid, quien se giró a mirar al coreano.
—¿Y quienes son para ti?
Papá, mamá, Rylie, Rick, Morgan, Daryl...
—Mis padres, un hombre llamado Dale, el padre de Maggie, Hershel —respondió Glenn acercandose un poco a la chica —. Un hombre llamado Tyreese, una mujer llamada Andrea. ¿Cuál es tu gente?
—Mis padres...
—Entonces siguen acá porque tú sigues acá —musitó el coreano antes de darle una palmadita y hacerle una seña al rubio —. Tú quedate acá.
—¿Qué?
Rowan tomó su arma y se acercó a Glenn al igual que hizó Enid, quien no solo se veía confundida sino que también parecía molesta.
—Quería que volvieras.
—Yo puedo sola —exclamó Enid siguiendolo unos pasos atrás algo molesta —. Dijiste que querías ayuda.
—No, no quería que te rindieras con este lugar —respondió Glenn deteniendose para encararla —. Con esta gente, que tuvieras miedo.
—Tenías razón. Ahora estoy acá y yo
voy a salir y los voy a ayudar —declaró Enid remarcando sus palabras con firmeza —. Tienen que sacarla de esa plataforma. Está herida. Hay que ayudarla a pasar la muralla. Puedo treparme por la puerta y ustedes los distraen. Lo haremos juntos e igualmente los voy a seguir.
Rowan le dió una mirada rápida al coreano en busca de una respuesta, pero el mayor se quedo en silencio.
—Ustedes sigan buscando el arma de la biblia, yo prepararé algo para que baje.
—Okey.
Siguiendo el plan de la castaña, ambos chicos pusieron manos a la obra y no se rindieron con la busqueda de armas por los distintos rincones de la iglesia.
Por otro lado Enid tomaba tantas telas como fuera posible hasta que encontró algo en unos de los cajones cercanos que podría ser su boleto de salvación.
—¡Oigan! —exclamó Enid llamando su atención mientras les enseñaba una caja con una pistola dentro —. Glenn tenías razón.
El coreano se acercó a la chica para tomar la caja con el arma mientras tanto Enid ya se alistaba para salir.
—Vámos por Maggie.
—Esto podría ser peligroso, Enid —anunció Rowan con preocupación a la vez que ella se giraba a verlo —. ¿Por qué no te quedas aquí segura?
—Buen intento, cínico, pero no me quedaré aquí como tonta esperando —respondió la mencionada mirandolo con los ojos entrecerrados antes de hacerles una seña —. Vámos. Es ahora o nunca.
Rowan rodó los ojos antes de ponerse en marcha detrás de la castaña al igual que hizó Glenn.
—¿Por qué eres tan terca, Enid?
La chica solo sonrió sin que el rubio la viera. Amaba hacerlo rabiar.
——— ✮✧☾✧✮ ———
La nochr finalmente había caido y el grupo aún se movía por entre el mar de muertos con la esperanza de salir de ahí pronto, pero cada vez se hacía más y más imposible salir de las calles.
Rylie se sujetaba fuerte de Carl y Ron de la mano de ella a su vez. La chica aún seguía algo preocupada por Judith y se mantenía firme creyendo que Gabriel la mantendría a salvo hasta que toda esta mierda terminará por fin.
Todo parecía ir bien ya que aunque pasaran por su lado ningún caminante los había atacado o percado de que no eran como ellos hasta que paso lo peor: Sam Anderson se soltó de repente.
Aquello aumento la preocupación de cierta rubia.
—Sam, Sam, vámos —insistió Jessie deteniendose frente al niño para mirarlo a los ojos —. Cariño. Sam...
Sin embargo, Sam no se movía y solo sollozaba asustado mientras el resto
del grupo detenido le daba palabras de ánimo para que continuara.
—Sam, puedes lograrlo —musitó Ron mirando a su hermano —. Sam, mira a mamá.
—Puedes hacerlo, cariño —susurró la mujer al menor antes de ponerse algo seria —. Sam, cariño tienes que venir conmigo.
—Sam...
—Debes venir con nosotros.
—Eso quiero.
Rylie miraba asustada la escena y después se giraba observando el perímetro. Si Sam empezaba a llorar más fuerte los caminantes vendrían por ellos y eso empeoraria todo.
Y justo en ese momento un caminante se acercó a Sam de la nada mordiendolo justo en el cuello y después otros más.
Jessie soltó un grito asustada al ver a su hijo ser devorado por caminantes frente a sus ojos. Estaba desconsolada.
Rick no tardó en llamarla en voz baja
al igual que Ron para que avanzará
pues los caminantes parecían haberse percatado de su presencia.
—Ven con nosotros —pidió Carl en voz baja a la mujer mirando preocupado en todas direcciones —. Debemos irnos...
De repente unos caminantes
se abalanzaron sobre la mujer devorandola y Rick como Ron comenzaron a lagrimear.
—¡Papá! —exclamó Carl asustado al ver que la mano de la mujer lo retenía con fuerza —. ¡Papá!
Rick pareció salir de su trance y armandose de valor tomó su hacha cortando la mano de Jessie y pronto
Carl cayó al suelo soltando su arma.
Rylie se tambaleó un poco y se soltó de Ron para así ayudar al ojiazul a ponerse de pie. Ambos miraron a Rick antes de girarse lentamente para el frente al oír el sonido de una arma cargandose.
—Tú —musitó Ron con su pistola en
alto señalando primero a Rick y justo después a Carl —. Y tú.
En un instante la katana de Michonne atravesó el pecho de Ron Anderson y el impacto hizó que el chico, quien tenía su dedo en el gatillo tirará de este.
El cuerpo de Ron cayó al suelo inerte y los caminantes se abalanzaron sobre el chico para devorarlo.
La menor de los Everson tuvó que reprimir un sollozo al ver como los caminantes lo devoraban. En menos de cinco minutos la familia Anderson se había reducido a simplemente nada.
—Ry...
La chica giró su vista hacia Carl y
sintió que se le iba el aliento al ver al chico con un ojo sangrando. Apenas terminó de pronunciar su nombre cayó al suelo justo frente a sus ojos y la rubia cayó de rodillas soltando un grito.
—¡Carl!
El hombre la obligó a ponerse de pie como pudó y sacando fuerza de quien sabe dónde tomó a su hijo mayor en brazos como una vez lo hizó con Rylie para salir corriendo entre los zombies en dirección a la enfermeria.
La chica aún con los ojos llenos de lágrimas sacó su espada de la funda y se acercó a Michonne acabando con los caminantes que se les atravesaban para así despejarle el camino a Rick.
No, no puedo perderlo. No, él no...
Aún con todo ese desorden afuera lograron llegar a la enfermeria. Denise fue quien les abrió y Rick fue el primero en pasar con el malherido Carl en brazos seguido de Rylie y Michonne.
—Es una herida de bala.
—De pistola —agregó Michonne bastante alarmada al entrar —. Estaba cerca.
Rápidamente Rick dejó al chico en una camilla cercana. Al instante la rubia se acercó con preocupación soltando un sollozo realmente asustada para después tomar la mano del castaño con fuerza.
Estaba tan en su mundo que ni siquiera escuchó las indicaciones de Denise a sus compañeros. Sentía que le empezaba a faltar el aire y ganas de llorar y gritar a la vez. No quería perder a Carl. Odiaría que algún día la vida se lo arrebatará y no quería que ese día fuese hoy.
—Salvalo, por favor hazlo —musitó
Rylie en medio del ruido sintiendo como Michonne la apartaba para quitarle la sabana —. No puedo perderlo...
De repente se escuchó laa puerta abrirse era Rick que salía con solo su hacha en mano.
—¿Qué estás haciendo? —cuestionó Michonne al verlo salir de la casa con tanta tranquilidad —. ¡Rick!
Rylie notó la ausencia de Rick, pero no se separó de Carl.
—Necesita mi ayuda.
—Necesita una sutura más —informó Denise encargandose de la improvisada operación.
—¡Pero está afuera!
—Es su hijo. Dame un segundo.
—Está solo contra todos —comentó Aaron mirando con preocupación por la ventana —. Debemos ayudarlo.
Los chicos se pusieron de acuerdo mientras tanto Denise se encargaba de suturar la zona herida en el rostro del Grimes.
Rylie talló con brusqueza las lágrimas que amenazaban con salir con la manga de su chaqueta antes de inclinarse un poco y dejar apenas un roce de labios con los del inconciente chico.
—Te pondras bien, mi amor.
Y después de eso salió de la habitación con su espada en mano y una sensación de furia creciendo en su pecho.
A lo largo de su trayecto en este apocalipsis había perdido a muchos. Sus padres, sus amigos y conocidos. Muchas muertes que procesar y sinceramente estaba arta de ver morir a los que quería tal como su hermano.
No estaba lista para ver partir a Carl, aquel chico que con solo una mirada curiosa se robó su corazón.
Al salir lo primero que hizó fue lanzarse contra el primer caminante que vió con una coléra descomunal partiendo justo a la mitad al caminante y sus viseras solo cayeron a sus pies.
Después siguió con uno más que se le atravesó y uno tras otro.
Su mente solo podía reproducir escenas de momentos con Carl y eso solo abría más la herida.
Me prometiste una vida a tu lado, Carl...
Cegada por el odio de la perdida y el sinfin de sentimientos encontrados se encargó de acuchillar a tantos zombies como se le acercaran; todos fueron decapitados y aplastados por ella.
De pronto varios miembros del grupo principal aparecieron para ayudar a terminar con tantos caminantes como fuese posible ya fuese con cuchillos o bien con sus armas.
Rylie se sobresaltó un poco al oír sonidos de disparos a los lejos y se percató de que se trataba de Glenn, quien parecía estar acompañado por Enid y Rowan.
En otros casos hubiera sonreido o
algo parecido, pero estaba demasiado concentrada en acabar con cada caminante que se le acercara que por cierto por cada zombie que decapitaba parecía que cuadriplicaba.
Pronto Alexandria se sumió en fuego o al menos el lago pues de alguna manera lograron un plan para atraer a gran parte de los caminantes a dicho sitio y se veía realmente como algo descomunal.
Fue así como codo con codo todos los sobrevivientes dieron lo mejor de si mismos en una tremenda masacre en la que solo un bando saldría victorioso.
En algún punto Rylie dejó de sentir
que era ella quien daba los golpes a los caminantes y que solo lo hacía por mero instinto de supervivencia. Cortaba ya fuese directo a la cabeza o a alguna parte como los brazos para después dar el corte acertado o si la tomaban por la espalda ponía en práctica los dotes que no sabía que tenía en cuanto a pelea cuerpo a cuerpo se refería.
Ningún caminante me va a arrebatar a mi familia, ni hoy ni mañana.
——— ✮✧☾✧✮ ———
Rylie no la pasó muy bien después
de terminar la masacre en Alexandria, aunque a decir verdad nadie la pasó bien. Si bien entre todos acabaron con todos y cada uno de los caminantes, ella aún se sentía bastante alarmada y era todo entendible en su caso.
Para cuando amaneció había muchos en la enfermeria siendo atendidos.
Michonne cuidaba de Judith, quien apesar de sentirse segura en los brazos de la mujer de vez en cuando miraba en dirección a la puerta abierta de una de las habitaciones cercanas en busca de su preciada mamá postiza.
Toda la noche la Everson menor se quedó en la enfermeria a lado de la camilla en la que permanecía Carl inconciente y con una venda cubriendo una parte de su rostro. En algún punto de la madrugada se quedó dormida con su cabeza apoyada en la camilla pues el cansancio pudó más que ella.
Lloró, se desahogó, volvió a llorar e imploró a Dios o a quien fuese que por favor todo mejorará para su Carl.
Rowan no quisó ir con su hermana porqur quería darle su espacio. Cuando fuese el momemto adecuado iría. No recordaba la última vez que la vió así de devastada, pero pensó que justo así él se vió cuando a Rylie le dispararon y creyó por un momento que la perdería.
Apenas despertó, Rylie miró el rostro sereno de su amado chico y quitó uno de sus mechones largos con cuidado para después tomar su mano.
—Yo lo lamento tanto, Carl. Debí... debí haber echo algo para evitarlo... yo fuí lo que los separó —comenzó a decir la rubia sintiendo de nueva cuenta sus ojos humedecerse con las lágrimas —. Nunca quise que esto pasará. Oh diablos, por lo que más quieras despierta. Todos aquí te necesitamos, yo te necesito Carl...
Y al no recibir respuesta se sintió como una idiota.
—T-tú me prometiste una vida entera a tu lado, Grimes. Si te vas te juró por Dios que no lo soportaría —musitó Rylie con voz quebrada sin soltar su mano, ahora sentía frustración y tristeza —. No puedo permitir que mueras porque entonces no soy fuerte. Tú me haces fuerte. Solo despierta, por favor. Aún nos quedan tantas cosas por vivir juntos. Me hiciste una promesa y tienes que cumplirla...
Con cuidado se recostó a un lado del cuerpo del castaño haciendose un ovillo mientras sollozaba en silencio como una niña pequeña.
—Nunca había sentido tanto miedo de perder a alguien como hoy... no quiero perder a nadie más —musitó Rylie antes de sorber su nariz e intentar controlar su llanto —. Te quiero conmigo, vaquero. Te amo con todo mi ser desde que te conocí y no se que hacer si me dejas...
De pronto en medio del llanto sintió una mano posarse sobre su espalda para así darle una palmadita suave.
—No... no llores, preciosa —musitó Carl con débilidad acariciando su cabellera —. No me perderas...
Rylie se separó rápidamente de él con cuidado de no lastimarlo y lo abrazó de nuevo intentando no ser tan brusca en el proceso mientras sollozaba un poco.
—¡Dios, estás vivo! —exclamó Rylie inclinandose hacia él para unir sus labios en un fugaz beso antes de volver a abrazarlo —. Me asustaste, cielo.
—Jámas me iré. Te hice una promesa que pienso cumplir...
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