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Día 7: reencuentro ✝️

<<────≪•◦𝐑𝐞𝐞𝐧𝐜𝐮𝐞𝐧𝐭𝐫𝐨◦•≫────>>

Las casualidades no existen,
todo pasa por algo.

Advertencia de contenido +18
Si no te gusta puedes saltarte este día. ^^


Ha pasado un tiempo desde que regresó del pasado.

Lo había logrado, por fin había conseguido ese ansiado final feliz para esas personas que quiso con su vida, por fin Mikey podía sonreír de verdad.

Aunque... para Takemichi la historia fue diferente, luego de arreglar las cosas en el pasado, evitando que varias personas murieran, se alejó.
No apareció en la vida de ellos, todo recuerdo de él quedó borrado al no intervenir directamente con los involucrados, Manjiro jamás lo conoció.

Pero no imaginaba, al momento de volver dejo en claro que las cosas estaban bien así, si nadie lo conocía no afectaría en nada al transcurso de la historia. Además de que así nadie pasaría por esos mismos acontecimientos, repitir de nuevo todo suena demasiado cansado.

Ahora se encontraba limpiando el vidrio de su local, apesar de no tener el futuro brillante como imagino, vivía decentemente. Tenía un local de comida japonesa y dulces típicos de la región, al alejarse de sus antiguos amigos tuvo que formar nuevos lazos, un ejemplo de ello es Carol, su amiga de instituto donde aprendió los métodos de cocina y hacer esos distintos platos para su local.

La chica era extranjera y sin ella quizás ese negocio jamás hubiera sido una realidad.

─Michi, saldré un rato. Mi papá necesita ayuda con unas cosas.─ avisa la joven mientras agarra su bolso y suéter del colgador, Takemichi despierta de su ensoñación. Le dice que no se preocupe, ese día no era tan pesado, pocos clientes iban por sus dulces.

─Tranquila, me saludas a tu papá.─ con ello, la fémina sale en dirección al metro para ir hasta la casa de su padre.

Takemichi suspira y sigue en su labor de limpiar los vidrios, los niños que venían después de la escuela empeñaban los vidrios al tocarlo con las manos pegajosas, habitualmente limpiaba esa área pero no podía evitar que los menores sigan con esa costumbre.

Al terminar con su labor va hasta las mesas libres para recoger los platos y utensilios sucios para ir a la lavarlos. Pone música en la radio, normalmente escucha la playlist de su amiga pero ella al no estar le toca oír la música variada de una estación de radio.

Sonreí al escuchar una canción de su agrado, por lo que mientras suena en los altavoces cambia los dulces por los recién horneados para colocarlos en las vitrinas y que los clientes las vean. Al estar inmerso en poner los dulces de forma presentable no oye como la campanilla de la tienda suena.

Los tacones resuenan en el piso, una joven pequeña entra al local embriagada del encantador olor dulce que desprenden los recién hechos dorayakis, se acercó hasta recepción para pedir unos cuantos y llevarlos hasta su casa.

─¿Buenas? ¿Alguien podría atenderme?─ dice en voz alta, Takemichi al tratar de salir de abajo golpea su cabeza con un filo. Suelta un quejido y levanta la cabeza, queda sorprendido al reconocer a la persona que ingresó. Sus ojos no lo engañan.

Nunca olvidaría esos brillantes ojos miel, ni la melena rubia que portaba la dama. Y esa sonrisa que una vez adorno su cuerpo inerte, las emociones que sentía eran muchas, al final su esfuerzo dio un resultado muy grande, con eso le basta para seguir adelante lejos de ellos.

─Disculpe, ¿qué desea?─ pregunta tratando de mantener la compostura y sonriendo como si la presencia de Emma no fuera única, la chica asiente y le señala los dorayakis, le duele el pecho al pensar en esa persona.

─Quiero diez de esos y cinco Taiyakis, todo para llevar.─ indica la joven a la vez que saca su billetera para pagar la orden.

Hanagaki no tarda en preparar el pedido, en una caja mediana pone papel absorbente, luego saca los dorayakis y los une en tres filas de tres dejando el último en la fila de en medio. Saca otra caja más pequeña y repite la misma acción, solo que en dos filas donde el último Taiyaki lo deja encima. Cierra las cajas para amarrar con un lazo rojo y que no se salgan los pancitos.

Con habilidad hace un lazo encima de las cajas, por último debajo de la mesa saca un sticker adhesivo y lo pone al final para darle el toque especial a la marca que maneja como emprendimiento.

─Lo que pidió, serían 1000 yenes.─ la rubia le muestra su tarjeta por lo que Takemichi saca su datáfono y pasa la tareja pagando así la orden.

─Me encanta la presentación. Hasta luego.─ toma las dos cajas y las lleva en sus brazos, le dedica una última mirada al pelinegro que no sabe más que despedirse.

─Gracias por su compra.

Y sale, dirigiéndose quizás hasta donde está Mikey, está feliz pero no sentirse mal es imposible, desea también estar ahí con esas personas y más con él. Pero no puede, ya se había decidido en no intervenir en las vidas de ellos.

💙

El día termina, cuando esta por cerrar el local la lluvia lo alcanza. Cierra rápido y sale corriendo hasta donde pueda refugiarse de la lluvia y no empaparse más y enfermar luego. Corro hasta una tienda abierta 24/7, entra sacudiendo su ropa con las manos. Entra al baño para uso público para limpiar un poco su rostro, en el camino tropezó con una rama que lo tiró al suelo y embarro su rostro con lodo y hojas caídas.

Se despoja de su abrigo que ya está húmedo, luego su bufanda para luego sacarse su camisa que también tenía agua, en su mochila traía otra ropa de cambio. Al mirarse en el espejo nota como tiene una raspadura en el abdomen, moja su mano en el agua pasa las yemas de los dedos para verificar que no sea profundo.

Toca y le arde, de su mochila saca una bandita que coloca en la herida, al final solo se resigna a cambiarse e irse una vez la tormenta apasigue, limpia su cara con el agua fría y moja su cabello que  presentaba rastros de tierra y hojas. Se pone su camisa seca y guarda en una funda las otras cosas mojadas.

Sin darse cuenta que en la entrada del baño una persona había visto todo el acto sin decir ni una sola palabra, quedó maravillado a tal espectáculo visual. Es más, el chico de ojos azules se le hizo familiar por lo que espero a que se cambie para entrar. Fue inevitable no comerle con la mirada, ese cuerpo tan delicado y de piel cremosa llamó su atención de forma instantánea, deseaba dejar sus dedos marcados en esa deliciosa piel lechosa.

Pasa hasta el baño y ve como Takemichi aún no nota su presencia por guardar sus pertenencias, le parece curioso la familiaridad que le da al estar con el chico, lo conoce pero no sabe de donde. Nunca podría olvidar un rostro así de lindo, y menos cuando su corazón latía como un loco.

─Es una fría noche.─ dice para romper el silencio, Takemichi se tensa al oír esa voz que creyó que jamás volvería a oír en su vida.

Alza la cabeza y ve el reflejo de Manjiro en el espejo.

Ojos negros tales como el universo, ya no tenían esa mirada triste o dolor. Solo felicidad. Su cabello corto de un negro ébano con un rapado en la nuca, tal como en Manila pero aquí no está con ganas de morir o pedirle que lo mate con sus manos, su sonrisa sincera y sin una pizca de falsedad. Está es real. Muy real.

Sus ojos quieren soltarse a llorar por verle nuevamente, su misión resultó ser exitosa. Mikey es feliz, le alegra poder observarlo por una vez en la vida antes de volver a desaparecer.

─Lo es.─ responde sin presentar nervios o felicidad, solo neutralidad y cortesía. Mira su reflejo en el espejo.

Un deja vú es lo que siente al recordar su viaje a Filipinas.

─Disculpa... ¿nos hemos visto antes?─ pregunta Mikey y se aproxima hasta Hanagaki que se da la vuelta tan rápido que resbala con el piso del baño pero por suerte Manjiro lo sostiene con firmeza.

Su piel quema, las manos del chico son cálidas.─ No lo creo. No.

Dice evitando que algún recuerdo del pasado vuelva a Sano, no puede hacerle recordar toda esa tragedia que vivió, se moría ahí mismo si resultaba ser él quien le haga vivir nuevamente esos malos recuerdos del pasado. Donde la vida de Mikey fue una mierda, donde no estaba nadie para él. No otra vez.

─¿En serio? Que mal.─ pronuncia dando un bufido, luego con su mano remueve el cabello de su frente a lo que ladea su sonrisa.─ Es una lástima porque yo... jamás me olvidaría de Takemicchi.

Abre ligeramente los ojos impresionado, la mano de Mikey aún los sostiene de la cintura. No logra creer que justamente ahora salga a relucir sus mentiras e intentos de evitar que una situación así se presente. No pudo evitar que Manjiro recuerde.

¿Por qué el destino lo ponía en esas pruebas?

─T-te confundes. No nos conocemos.─ repele cualquier acusación de mentiroso diciendo otra mentira, pero falla al tartamudear en el inicio de la oración.

¡Diablos!

─No mientas, odio las mentiras y más si estás intentan evitar lo que es.─ ataca ya molesto de que Takemichi niegue que se conocen. Le duele.

─Lo digo en verdad... tu y yo n-.─ es callado por la boca del contrario sobre sus labios, sus ojos se agrandan con sorpresa y sus mejillas se sonrojan a más no poder.

Cierra los ojos una vez que no puede ocultar la emoción al sentirse envuelto en los brazos de Manjiro una vez más, experimentar en carne propia la calidez directa de Mikey en su cuerpo es gratificante y especial. Mueve sus brazos al cuello del varón que le devora la boca, siente como su cadera es apegada a la cadera del opuesto. Suelta un suspiro que es acallado por la boca de Sano que aprovecha la abertura para meter su lengua a la cavidad bucal del ojiazul que no niega la intromisión.

⚠️Contenido +18⚠️

Mikey sujeta las piernas de Takemichi y se mueve hasta un cubículo vacío, ingresa y cierra con su mano la cerradura. El azabache suspira con satisfacción al verse inmerso en un nudo de satisfacción, la boca de Mikey baja hasta su cuello donde permite que deje chupetones y lamidas, le agrada.

─Si no me recuerdas...─ dice jadeante Mikey a la vez que sube su cabeza y le mira directamente a los ojos.─ Haré que me recuerdes a mi manera.

Y besa nuevamente al joven que no protesta y deja que siga con la acción, sus pantalones ya estorban por la erección que le molestaba. Mikey pareció leer sus pensamientos que libera su miembro y baja sus pantalones hasta sus muslos. Gime al sentir la mano del ojinegro en su trasero dándole caricias a sus nalgas.

Manjiro deseaba estar ya dentro de Takemichi aunque para eso debe preparar el cuerpo del menor.
Agarra la mandíbula del testarudo de Hanagaki donde sube sus dos dedos hasta su boca.

─Lame.─ demanda con la voz atorada en su garganta y jadeando. El chico obedece y procede a en salivar los dos dedos mientras que le arroja una mirada erótica al varón que está a punto de romper con su inocencia.

Supuestamente.

Al tener la saliva del otro en sus dedos procede a bajar los mismos hasta la entrada del ojiazul que siente como es penetrado, le causaba molestia pero no le interesa solo necesita más de Mikey con él.

Recarga su cabeza en el hombro del más bajo y deja que lo prepare para dar el siguiente paso, imaginar que perdería su virginidad en un baño público con Mikey es un sueño, uno extraño. Hubiera preferido hacerlo más romántico pero no se queja, al final si las cosas se dan bien su siguiente encuentro podría ser diferente a este.

Cuando esta listo siente como Sano baja sus pantalones y deja expuesto su falo, es caliente y ya botaba líquido pre-seminal, luego de colocarse un condón - que de casualidad llevaba Mikey- posiciona su miembro en la entrada ya preparada.

Mira a Takemichi como pidiendo permiso de ingresar. El joven asiente y siente como ese gran atributo entra en él de un estocada placentera. Gime en consecuencia que es seguido del ronquido de placer de Manjiro, el interior de Takemichi es apretada y cálido que aprieta su falo de forma exquisita, le gusta y quiere más.

Mueve su cadera lentamente esperando que Hanagaki se acostumbre a su tamaño.

El otro mientras se sostiene de los hombros del de cabello corto, no imaginó que ser penetrado por otro hombre sea así de extraño y satisfactorio, se replanteaba justamente ahora si sus gustos habían cambiado y se inclinaba por el género masculino. O simplemente le gusta Mikey.

Movio sus caderas, Mikey entendió que debía seguir.

Sus bocas se unieron una vez en la noche de lluvia y relámpagos, las personas de la tienda de servicio no tenían idea de que había dos personas follando en uno de sus baños. Aunque si se dieran cuenta seria un momento incómodo, lo mejor era que no.

Takemichi gemía como nunca espero hacerlo, el grosos de ese miembro podía arrebatarle la cordura en segundos, sus ojos perdían lucidez y su cabello se pegaba a su frente por el sudor. El par de cuerpos se movía con sincronía.

─Esto es mejor de que pensaba.─ murmura Manjiro besando y chupando el cuello del moreno, sus ojos adoraban esas marcas que quedaban. Al siguiente día sería un problema si alguien las viera, pero poco importaba. Él dejaba su marca de propiedad en ese cuerpo y persona.

Takemichi es suyo, así como él era suyo. Es decir, Takemichi.

Siguieron en un prolongado tiempo antes de que se viniera en el condón, en un ahogado gemido Hanagaki derramó su esperma en su camisa manchando también así la ropa de Sano que ni cuenta.

Se mantuvieron unidos un par de minutos antes de separarse para colocarse la ropa.

Salen del baño para mojar sus rostros con agua fría, sus mejillas eran vivos tomates. Un encuentro que terminó en sexo, quien lo diría. Solo que ese momento en algún rato llegaría, sus vidas están destinadas a terminar juntas sin importar que los separe.

El ojiazul se pone su suéter para tapar la mancha de su camisa, arregla un poco su cabello y se percata de las mordidas y moretones de su cuello, se avergüenza al imaginar lo que dejan al amanecer. Usaría cuello de tortuga desde ahora.

El primero en salir es Mikey que lleva una bolsa en la mano, Takemichi sale después luego de agradecer al administrador del local que le dice que no se preocupe, la lluvia había ha parado dejando una estela de calles mojada y bajas temperaturas.

Solo quiere llegar a casa y relajarse con su gato bajo sus mantas calientes.

─Takemichi.─ llama su atención el azabache de cabello corto, le observa sin saber que decir hasta que el chico se le acerca y toma sus mejillas con ambas manos.

Sus manos son cálidas.

》─Lo que paso fue real, y no veas esto como un encuentro y ya. Te quiero.─ pronuncia suavemente antes de dejar un beso en la frente del vistoso muchacho. Este deja de respirar, no sabe que decir en respuesta.─ Cargamos con demasiadas vidas en nuestros hombros, ¿sabes algo?─ el aludido niega. Mikey sonreí y sostiene una mirada dulce.─ Escapemos de esta mierda y solo seamos tu y yo.

Los ojos azules se cristalizan y asiente, quiso escuchar eso siempre de la boca de su querido Mikey. Ahora es un realida que le da esperanza.

─A donde sea, en el fin del mundo o hasta el otro lado del planeta, estaré contigo.─ manifiesta entre hipidos, sus mejillas están rojas de la vergüenza. Es aún un llorón sin remedio, pero ese llorón enamoró al chico más genial de todos.

El amor lo puede todo.

─Entonces quédate conmigo, Takemicchi.

Miles de escenas gráficas pasan rápidamente donde la misma escena se repite, en diferentes situaciones, en otros lugares, en otras épocas, pero con Manjiro haciéndole la misma propuesta.

"Quédate conmigo".

Y ante todo pronóstico, acepta rompiendo así con una cadena de "No" de sus 'yo' de otros universos. No dejaría a Mikey otra vez.

─Siempre.

Dice y luego van en camino a la motocicleta del chico, se suben y parten rumbo hasta donde esas ruedas los pueda llevar.

Dejarán esas vidas para vivir por fin las suyas con la persona que aman, después de tanto tiempo sus almas vuelven a ser una.

Fue una lucha intensa, hubo demasiadas pérdidas y muchas heridas que no cicatrizaron por completo, Takemichi dio su vida por dejar a esas personas en el futuro donde Mikey pueda sonreír, pero se olvidó de sí mismo.
El destino se compadeció y les dio una oportunidad más, el también se había cansado de hacerles difícil su unión, ahora les permite ser felices juntos.

Lo que fue en el inicio intentar salvar a una persona se convirtió en una lucha que desencadenó dolor y tristeza para quienes actuaban, hubo solución. Ellos viven, ahora les toca a los que más pasaron penas ser felices sin más interrupciones.

El tiempo es un efímero, así que debemos aprovecharlo hasta el último suspiró.

No sé pierdan en el camino.

El destino no siempre es malo.



N.a

Finalmente se ha acabado.
Agregue ya saben este apartado para las personas que leen +18, se me dificultó así que me disculpan.

Gracias por leer. ♡

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