𝟣𝟤 . 𝗇𝗈 𝖾𝗌𝗍𝖺́𝗌 𝗌𝗈𝗅𝖺
🌿✨ 𓄴 SEMPITERNO presents to you
▬ ▬▬ Chapter twelve
❝ you are not alone ❞
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Victoire había oído hablar a los veteranos del campamento sobre las resacas y jamás imaginó que fueran tan molestas y dolorosas como decían.
Lo primero que sintió al abrir los ojos fue una tremenda punzada en el cráneo. Como si mil monstruo hubieran utilizado su cabeza como tambor y después la hubieran aplastado con un remolque; Lo segundo fue el intenso olor a mar que desprendía la cobija con la cual estaba tapada.
Y aquel aroma solo lo tenía una persona.
Se incorporó abruptamente de la cama y en automático soltó un quejido de dolor. Aquel brusco movimiento solo había empeorado su molestar.
—Veo que ya despertaste —escuchó detrás de ella—, me tenías bastante preocupado.
Victoire giró sobre la cama y vio a Percy del otro lado del cuarto. El chico se encontraba sentado sobre su propia cama, con la espalda recargada en la cabecera y con un libro en manos, el cual cerró al verla despierta.
—¿Qué... Qué pasó? ¿Por qué estoy aquí? —preguntó avergonzada al ver que se encontraba en la cabaña número tres, osea en la cabaña de Percy.
—Quisiste irte de la fiesta por tus propios medios pero apenas podías sostenerte de pie —dijo él levantándose de la cama para tomar algo en su mesa de noche. Se acercó a ella—, Ten, tomate esto, se las pedi a Will para cuándo despertarás.
Victoire fijo la vista en la palma de su mano y vio dos pequeñas pastillas blancas.
—¿Qué son? —preguntó.
—Aspirinas —respondió él. Victoire las tomó y se las trago con un poco de agua que Percy le sirvió.
—No me has respondido, ¿Por qué estoy aquí?
Percy se sentó a los pies de la cama y volteo a verla con un gesto preocupado.
—Mi padre nos dijo a Annabeth, Grover y a mi que te trajeramos al campamento sin que Quirón te vea. Intentamos llevarte a tu cabaña, pero él nos alcanzó llegando a la mía, por lo que le dije a Annabeth que te metiera aquí. Cuando entré, te habías quedado dormida y ya no quisimos despertarte —contó Percy—. Quirón cree que estás en tu cabaña, descansando.
Victoire suspiró y se enderezó mejor en la cama.
—Demonios....Gracias, sí Quirón me hubiera visto asi estaría pegando el gritó al cielo y quién sabe el castigo que me hubiera puesto —dijo cerrando los ojos y apoyo la cabeza en la cabecera. El dolor comenzaba a cesar poco a poco pero Victoire prefería mantenerse así.
No obstante, la voz de Percy llamo su atención.
—Victoire, ¿Qué pasó para que te pusieras asi?
Victoire abrió los ojos al tope y se tenso. Los recuerdos de aquella mañana regresaron a su memoria como un puñetazo y pronto volvió a sentir aquella opresión en el pecho. Percy notó su cambio, por lo que con cautela preguntó.
—¿Esto tiene que ver con la profecía que te dijeron? —Victoire tragó saliva y asintió, más no volteo a verlo a la cara—. ¿Tan grave es?
Victoire inhaló y exhaló profundamente, intentando apaciguar la opresión que sentia. Bajó la mirada, encontrándose con la de Percy puesta en ella y sintió como un revuelo en su estómago estallaba al ver la preocupación plasmada en su mirada.
Percy realmente parecía preocupado por ella.
Y eso solo la hizo sentir peor.
Su destino decía que tendría que sacrificar su alma para salvar al Olimpo. Pero ella no quería hacerlo.
Y había jurado no hacerlo.
Y esa promesa, sin duda alguna, la cumpliría hasta su último aliento.
Por lo que se enderezó mejor y se preparó para contarle la profecía entera a Percy. El merecía saber la verdad.
Percy escuchó en silencio cada palabra que Victoire decía. Observó cada gesto en su rostro al pronunciar cada oración. Cuando Victoire termino de contarle todo, Percy finalmente entendió porque a la castaña le había afectado tanto la profecía.
Y si era honesto consigo mismo, a él también lo había descolado saber que ella era la encargada de guiarlo.
Por otro lado Victoire bajó la cabeza y apretó los puños con fuerza. Percy no había abierto la boca desde que ella terminó de recitarle la profecía. Lo entendía, no era fácil saber que la chica que recién entraba en tu vida era la destinada a terminar contigo si no tomabas la decisión correcta.
Seguramente la odiaba en ese momento.
Seguramente le pediría amablemente, o tal vez furioso, que se fuera de su cabaña.
Seguramente ya no querría saber nada de ella.
No obstante Victoire se sobresaltó cuando la cálida mano de Percy se posó sobre uno de sus puños. Una corriente cálida la envolvió de arriba a abajo. Levantó el rostro y su corazón brincó al encontrarse con una suave sonrisa dibujada en sus labios.
¿Acaso no estaba molesto con ella?
Tal parece que leyó la duda en su rostro, porque dijo:
—Todo estará bien, Vi. Sí yo soy el elegido de la gran profecía, entonces superaremos esto... Juntos.
—¿Cómo puedes estar tan tranquilo? —cuestionó ella enarcando una ceja con incredulidad—. Quiero decir, las Moiras predijeron que tendría que sacrificarte para salvar al Olimpo, ¿Acaso eso no te preocupa ni te molesta un poco?
Percy apretó los labios y negó.
—No, porque solo tendrás que hacerlo sí llego a tomar la decisión equivocada, y ni loco dejaré que Cronos me manipule para destruir al Olimpo; Además, recuerda que no siempre podemos interpretar una profecía como suena, muchas veces está es diferente a como pensamos que es o se cumple de un modo diferente. Asi que, no te preocupes ¿De acuerdo? No estás sola en esto.
Victoire lo miro perpleja. No entendía como es que Percy estaba tan tranquilo con ella ahí.
Percy le sonrió cálidamente y pronto las lágrimas se aglomeraron en sus ojos. Y, sin importarle verse vulnerable en esos momentos, se echó a llorar ahí mismo.
Nunca espero que esas simples palabras, «No estás sola» fueran a surgir ese efecto en ella; Percy, quien por un momento se impacto al verla llorar, se acercó despacio a ella y la abrazo por los hombros. Más Victoire al sentir su cercanía, se pego más a él y apoyo la cabeza en el hueco de su cuello.
Permanecieron así bastante tiempo, aún cuando Victoire había dejado de sollozar siguió apoyada sobre Percy, dejando que esté le diera suaves palmadas en la espalda para tranquilizarla.
Pero ambos sabían que no podían permanecer así más tiempo, no estaba permitido que los campistas de diferentes cabañas permanecieran tanto tiempo en otras.
A pesar de que no quería alejarse, Victoire lo hizo y miró a la cara a Percy, sonriéndole.
—Gracias.
—De nada —respondió él.
Ambos se quedaron así por un par de minutos más, simplemente viéndose el uno al otro. No obstante, Percy carraspeo y aparto la mirada de ella al sentir que sus mejillas se calentaban.
—La hora de la cena ya pasó pero alcance a guardar un poco de barbacoa por sí despertabas.
—Espera, ¿Qué hora es? —preguntó Victoire estupefacta.
—Es casi media noche.
Victoire ahogó un gritó y lo miro atónita. Había dormido todo el día. ¡Mierda! Eso quería decir que Percy no había descansado nada por estarla cuidando.
—No, no, no te preocupes por eso; además no hubiera podido hacerlo aunque quisiera —le dijo Percy cuando Victoire se disculpó con él.
Victoire frunció el ceño, preocupada.
—¿Pasó algo?
Percy suspiró y asintió. Claro que habían pasado cosas mientras ella dormía y él le contó todo mientras le dejaba un plato de comida a Victoire en la cama; primero que nada, Nico se había ido del campamento al descubrir que su hermana había muerto y había culpado a Percy de todo a pesar de que esté le había explicado que su hermana se había sacrificado por ellos.
Y segundo, y seguro lo más importante, es que durante la plática calurosa con Nico, Percy había descubierto de quién era hijo. Victoire por poco se atragantaba al oírlo.
—Mierda, ¿ Estás seguro? —cuestionó boquiabierta. Percy asintió—. ¿Sabes lo que eso significa? ¡Hades también rompió su juramento! Esto cambia todo Percy.
Pero el negó.
—No creo que rompiera su juramento.
—¿Como que no? —pregunto ella, desconcertada.
—Él es su padre —aseguró él—, pero Bianca y Nico llevaban fuera de circulación mucho tiempo, desde antes de la Segunda Guerra Mundial.
—Pero eso es no es posi... —entonces recordó—, El hotel del que hablaron Grover y tú —Percy asintió—, claro, Bianca y Nico estuvieron encerrados en ese sitio durante décadas. Nacieron antes de que se hiciera el juramento —dijo ella.
Percy volvió a asentir.
—Bianca comentó que alguien los saco. El motivo lo desconozco, pero estoy seguro que Nico ni siquiera sabe quién es. No podemos decírselo a nadie.
—¿Ni a Quirón?
—Ni a él —negó Percy—. Si los olímpicos llegan a enterarse, volverían a pelearse entre ellos.
—Entiendo que una pelea entre ellos es lo que menos necesitamos ahora pero, ¿Estás consciente de que no se les puede ocultar estás cosas a los dioses? Al final siempre se vendrán enterando, son como viejas chismosas.
—No hace falta que sea para siempre —respondió él—. Sólo dos años. Hasta que cumpla los dieciséis.
Victoire palideció y negó con la cabeza.
—Eso es lo que intento decirte, sí Nico es hijo de uno de los tres grandes, entonces la profecía tal vez no se refiere a ti, podría ser él.
—No —nego él—. La profecía me concierne a mí y tú lo sabes, ¿o acaso me negarás que no lo has sentido?
Victoire tragó saliva, nerviosa.
—¿Sentir que? —preguntó, aunque ella sabía la respuesta. Percy suspiró.
—Una conexión —señalo él—, desde que llegaste lo único que has hecho es salvarme el pellejo; Detuviste a Thalía de usar su lanza contra mi en el captura la bandera. En el museo me salvaste del león y en la chatarrería te lanzaste contra Talos en cuanto notaste que Bianca y yo corríamos peligro. En el dique no me dejaste solo y cuando nos acorraló la manticora fuiste la única que se lanzo sobre ella con tal de salvarnos; ¿Y en San Francisco? Dejaste de pelear con Luke en cuanto viste que corría peligro. Siempre estuviste cuidando de todos, pero sobretodo me estuviste cuidando a mi, tal cual dice la profecía.
Victoire apretó los labios y aparto la mirada hacia otro lado. Percy tenía razón. Claro que había sentido una conexión con él desde que llegó y ahora entendía el porque.
Siempre estuvo destinada a cruzarse en al vida de Percy Jackson.
Sin embargo eso no explicaba el porque sentía una tremenda paz con él. El porque la embargaba una sensación cálida y su estómago se revolvía como un zoológico cuando él estaba cerca de ella. El porque su corazón se oprimía cada vez que veía que él miraba a Annabeth con un brillo especial en los ojos.
Mentira.
Si sabía lo que significaba todo eso, más nunca se atrevería a admitirlo.
Es más, no podía aceptarlo.
No podía sentir lo mismo de nuevo.
—De acuerdo, tienes razón. Pero también podría desarrollar una conexión con Nico si estuviera más tiempo con él —repuso ella. Percy suspiró ocultando una pequeña sonrisa, al final ella no había negado haber sentido lo mismo que él. No obstante Victoire añadió—, ¿O es que acaso pretendes hacerte responsable del mundo entero?
No, era lo que menos deseaba Percy, pero...
—No puedo permitir que Nico corra más peligros —dijo él—. Eso al menos se lo debo a su hermana. Les he fallado... a los dos. No permitiré que ese pobre chico sufra más.
—Ese pobre chico te odia y quiere verte a tres metros bajo el suelo —le recordó Tori.
—Lo sé, pero tal vez logremos encontrarlo —prosiguió a decir él—, Podemos convencerlo de que no pasa nada y esconderlo en un lugar seguro.
Victoire tragó saliva y bajo la mirada con pesar.
—Es una suerte que Luke esté...—su voz se cortó. Una punzada en el pecho la atravesó—, si hubiera sabido que Nico es hijo de Hades, hubiera ido tras él desde el principio.
Percy se mordió el labio, nervioso. Debía decirle a la castaña la verdad antes de que está se enterará por otros medios. Ella y Luke habían sido mejores amigos, merecía saber la verdad.
—Vi.. —ella volteo a verlo—, Luke no está muerto.
Victoire se tenso y esbozo una ligera sonrisa nerviosa en labios. Negó con la cabeza.
—Eso no... Es imposible. Lo vimos caer, Percy.
—Sobrevivió, mi padre me lo dijo en la fiesta; lo vio en el crucero junto con el sarcófago de Cronos. Está vivo y se está reagrupando para atacar al campamento.
Victoire no supo cómo sentirse al respecto. Por un lado estaba aliviada de que el chico sobreviviera a esa caída, pero por otro lado estaba preocupada. Sí Luke había sobrevivido era porque Cronos así lo quería. Lo quería vivo.
¿Pero por qué? ¿Por qué Luke era tan importante para el titán?
No obstante, pronto comprendió el porque Percy quería mantener ocultó a Nico.
Volteo a verlo con una preocupación genuina.
—Si Luke lo encuentra...
—No lo hará —aseguró él—. Yo me encargaré de que tenga otras cosas de que preocuparse. Concretamente, de mí.
—¿Y cómo harás eso? —preguntó ella.
Más Percy no tenía una respuesta concreta para esa pregunta.
—Todavía no lo sé, pero no dejaré que Luke se entere de él.
Victoire le creyó.
—Bien, cuenta conmigo.
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Regresar a su cabaña fue tarea fácil. Lo difícil fue conciliar el sueño tras tantas revelaciones seguidas. Lo de Nico. Lo de Luke. ¡Por los dioses! Incluso saber que había cantando en frente de todo el Olimpo con Apolo la mantuvo despierta por horas; Percy había halagado su talento para cantar, pero Victoire lo único que podía sentir era un tremendo bochorno y las ganas de que la tierra se la tragara ahí mismo.
Siguió sintiendo de ese modo aún cuando ella había abandonado al cabaña tres.
Victoire despertó al día siguiente cuando el sol ya iluminaba la cabaña gracias a las ventanas. Saltó de la única cama que había y se apresuró a cambiarse de ropa.
Debía alcanzar a Percy antes de que esté regresará a su casa ese mismo día. Le había prometido ir a despedirse de él.
Una vez lista salió corriendo de su cabaña hacia la número tres, más no encontró a Percy ahí. Echo a correr velozmente hacia la colina mestiza donde se encontró a Quirón y a Annabeth en la cima.
—¿Y Percy? —preguntó Victoire con el corazón en la boca llegando junto a ellos. Annabeth señaló colina abajo y Victoire vio al pelinegro descender hasta una furgoneta.
—¡Aquaman! —gritó.
Percy se detuvo y Victoire acortó la distancia que la separaba de él.
Percy sonrió al verla y se acerco a la chica con mochila en hombro, aliviado de poder despedirse de la castaña.
—Por un momento creí que no vendrías —dijo él.
—Lo prometí y nunca rompo una promesa —respondió ella con una sonrisa y abrazo al pelinegro—. Feliz navidad Percy, espero verte el próximo verano.
—Podríamos vernos antes —propuso él sorprendiendo a Victoire—. ¿Tienes algo que hacer después de navidad? Podría ir a buscarte a tu casa y pasar algo de tiempo juntos, tu sabes, para conocernos mejor ya que seremos Elegido y Guardiana.
Victoire sonrió a pesar de sentir una opresión en su corazón ante la mención de una "casa".
— No tengo una casa a la cual ir, Percy. Perdí a mi único familiar mortal hace años así que el campamento, y el Olimpo, son mis únicos hogares.
Percy se lamento enseguida de haber comentado aquello.
—Ah... lo olvidé. Lo siento.
—Descuida.
—¿Quirón te dejaría salir del campamento? —preguntó él con las manos metidas en sus bolsillos delanteros.
Victoire giró el rostro y vio a quien consideraba una figura paterna desde hace años esperándola en la colina junto a Annabeth.
—He ido a misiones peligrosas, una visita a la ciudad para ver a un amigo no creo que sea peligroso. Le preguntaré y te avisaré por mensaje Iris.
Percy asintió, estando de acuerdo.
—Bueno, me voy. Feliz navidad Victoire.
—Feliz navidad Percy.
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—No puedo creer que alguien nos haya visto y le dijera a Quirón.
Victoire bufó y rodó los ojos. Hace cuatro días Quirón se había enterado del estado en el que había regresado Victoire al campamento y, como había dicho ella, pego el gritó al cielo y terminó castigandola sin poder salir del campamento como habían planeado, retrasando así su visita a la casa de los Jackson.
—Ya se me hacía raro, aquí los chismes vuelan tan rápido que nadie puede mantener un secreto por más de diez minutos.
Tenso la cuerda de su arco, fijo su trayectoria y soltó.
Justo en el blanco.
Percy soltó un silbido impresionado a través de la niebla.
—A ver si puedes darle a la bellota de ese árbol —apunto él. Victoire arqueó una ceja y volvió a tensar su arco—, ¿Cuándo termina el castigo? —preguntó él.
—El próximo viernes —respondió ella y soltó la cuerda. La flecha surcó el viento. La fuerza del disparo tumbó la bellota—. ¿Decías? —dijo volteando a ver al pelinegro que había dejado caer una galleta azul de la impresión. Victoire frunció el entrecejo—, es de...
—Chocolate —dijo una voz femenina y en cuestión de segundos una mujer apareció junto al pelinegro—. Percy me dijo que eran tus favoritas, así que estoy probando una nueva receta para hacerlas el sábado que vienes.
—Estan muy buenas —balbuceo Percy con la boca llena. Su madre le dio una palmada en la cabeza.
—No hables con la boca llena.
Victoire se rio y le sonrió abiertamente a Sally Jackson.
—No se hubiera molestado señora Jackson.
—Dime Sally, Tori, ya hablamos de esto. Y no es ninguna molestia, es la primera vez que veo a Percy tan interesado en aprender repostería.
Percy se atragando y se sonrojó violentamente.
—¡Mamá! No era necesario decir eso.
Victoire sonrió ruborizada.
—Bueno, me tengo que ir. Nos vemos la próxima semana, Tori.
—Adios Sally —se despidió Victoire y la madre de Percy desapareció de la imagen en la niebla.
—Tu mamá es increíble —dijo ella regresando su arco a su forma de brazalete.
—Si, lo es —dijo él comiendo otra galleta.
Victoire hizo un puchero.
—Eres cruel, sigues comiendo mis galletas favoritas enfrente mío.
Percy le dio una mordida más exagerada a la galleta y comenzó a reírse de la cara indignada de Victoire, más el karma hizo acto de presencia y Percy terminó con un ataque de tos.
Victoire río al final y miró a Percy con una ceja alzada.
—El karma es una mierda, Aquaman.
Percy asintió y tomo un vaso de agua.
—¿Has hablado con Annabeth? —preguntó Percy.
Victoire asintió.
—Se encuentra bien. Dice que el monte Tamalpais está repleto de monstruos pero sin señales del crucero.
—Espero que mi padre logré hundirlo.
Victoire asintió a pesar del nudo que se formó en su garganta. Percy lo notó.
—Vi, Luke ya no es el mismo.
—Lo sé —aseguró ella—. Se lo que es correcto, Percy.
Ambos se quedaron en silencio por un par de minutos, hasta que por el lado de Percy se escuchó a su mamá gritarle.
—¡Percy, Paul no tarda en llegar, ayudame con la mesa!
—¡Voy! Me tengo que ir. ¿Hablamos luego?
Victoire asintió y agitó la mano a través de la niebla, cortando el mensaje Iris.
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Los días siguientes en el campamento fueron bastante tranquilos para sorpresa de todos los campistas que permanecían ahí en invierno.
El día de navidad el señor D permitió a los campistas compartir mesa con otros, por lo que Victoire no se sentó sola en la mesa de Zeus, sino que compartió mesa con Annabeth y sus hermanos.
En año nuevo las pocas hijas de Afrodita que habían permanecido en el campamento decoraron el pabellón para celebrar el fin de año. Y durante la fogata de esa noche, los hijos de Hefesto se encargaron de lanzar fuegos artificiales que iluminaron la noche en brillantes colores.
Los días siguientes antes del sábado, que era el día que Victoire dejaría el campamento por una semana para ir a la ciudad con Percy, la castaña paso la mayor parte de su tiempo con los veteranos; Silena y Beckendorf, quienes parecían estar cada vez más unidos el uno al otro, acompañaban a Victoire durante las fogatas y algunas tardes libres en la playa junto a Will Solace, quién al no tener tanto trabajo en la enfermería en esa época, pasaba las horas libres con Victoire o con la líder de la cabaña doce; Ambos habían tenido una buena amistad a pesar de tener cuatro años de diferencia en el pasado, por lo que aprovecharon ese tiempo para ponerse al corriente y volver a forjar su amistad; Will ahora tenía la misma edad que ella, y Victoire estaba muy impresionada en como había cambiado en esas cuatro años.
Ya no era un niño, y al igual que Percy, Will creía fielmente que la castaña no había sido la culpable de la muerte de Keegan. Lo que provocó que Victoire realmente comenzará a cuestionarse que había pasado en realidad en esa misión.
Además de Will, Lee Fletcher, hijo de Apolo y hermano del rubio, se unió a la castaña para entrenar con el arco. Pues a pesar de todo, las actividades diarias en el campamento seguían en pie en esa temporada.
Con el paso de los días, y gracias a la amistad que Victoire mantenía con el padre del chico, ambos se volvieron unidos.
Y finalmente, para sorpresa de todos los campistas, Clarisse LaRue, la hija de Ares que no soportaba a Victoire por ser buena en todo lo que hacía, y quien había regresado junto con Daphne de su misión secreta, se acercó a ella con una tregua y acordaron entrenar juntas para estar listas al inminente ataque que el ejército de Cronos podría planear.
Victoire no se consideraba una persona rencorosa, por lo que aceptó la tregua de la castaña oscura y terminó encontrando en Clarisse una gran compañía que nunca se imagino tener; La chica era confiable y directa, pues nunca se aguantaba a decirte su opinión por más dura que fuera.
Y eso a Victoire le agradaba hasta cierto punto.
—¿Segura que llevas todo? ¿Tu ropa? ¿Tu perfume? ¿Tu peine? —preguntó Silena por quinta vez en el día.
—Deja tu eso, Silena —replicó Clarisse—. ¿Llevas tus armas? ¿Néctar y ambrosía?
Victoire sonrió divertida y Daphne, quien no había dicho nada desde que había llegado al exterior de los establos, bufó.
—Por los dioses, parecen sus madres.
Victoire río divertida por las gestos de ambas chicas al oir el comentario de la morena.
—Llevo todo —aseguró Tori.
—Bien, recuerda que sí Jackson se llega a sobrepasar contigo solo hace falta un mensaje Iris e iremos por ti en los pegados si hace falta —aseguró la hija de Ares.
Silena rodó los ojos y acarició la crin de Blackjack, el pegaso negro de Percy. Éste la llevaría hasta la ciudad y la dejaría en la azotea del edificio donde vivían Percy y su madre.
—Percy jamás haría eso, Clarisse, es todo un caballero con Tori.
La mencionada se ruborizó y negó con la cabeza.
—Con Annie también lo es —dijo ella intentando apaciguar las ideas erróneas que tenía la hija de afrodita. Más está solo la miró con una ceja alzada y una sonrisa ladina.
—Con Annabeth siempre está discutiendo e intentando estrangularse el uno al otro.
—¿Quién no? —repuso Daphne rodando los ojos con cierta irritación.
Silena ignoró su comentario y se giró hacia Tori.
—Además ellos dos no irradian...
—¿Por qué seguimos hablando de Jackson?—cuestionó Clarisse con un gesto de exasperacion. Silena bufó y Victoire sonrió.
—Nos vemos dentro de una semana. Ustedes dos intenten no destruir el campamento compitiendo —dijo señalando a la rizada y a la castaña.
—Mira quien habla de competitividad —replicó Daphne con diversión.
Victoire sonrió juguetonamente y montó sobre Blackjack para alzar el vuelo. Pronto el campamento se convirtió en un pequeño punto a lo lejos
El viaje en si fue más corto de lo que Victoire esperaba. En cuanto sobrevolaron la ciudad Blackjack disminuyó la velocidad y comenzó a volar entre los edificios hasta llegar a la azotea de uno en particular, donde un chico vestido con una chamarra azul y unos pantalones oscuros esperaba recargado en el barandal que rodeaba la azotea con los brazos cruzados. Al verlos descender, se enderezó y esbozo una sonrisa.
—Hey —saludó Percy a la castaña.
—Hey —saludo ella de vuelta y bajo del lomo del pegaso—, gracias Blackjack —agradeció Victoire acariciando su hocico para luego sacar una manzana roja de su mochila.
El pegaso relincho, haciendo que Percy sonriera aún más y se acercará.
—A mi también, amigo —le dijo Percy.
Victoire alzo una ceja curiosa.
—¿Que dijo?
—Que le agradas —respondió él.
Victoire sonrió.
—Y tu a mi —le dijo al pegaso—. ¿Puedo decirte Jack? ¿O prefieres Black?
El pegaso relincho de nuevo y Victoire volteo a ver a Percy.
—Cualquiera de los dos —dijo sorprendido. Usualmente el pegaso era receloso con los demás.
—Jack será —dijo ella.
Blackjack se alzo en sus cuartos traseros, soltó un relincho y echo a volar lejos de la ciudad.
—Vamos, mi madre preparo más de una docena de galletas de chocolate —comentó Percy guiando a Victoire hacia una puerta.
—¿Te he dicho ya que adoro a tu madre?
Percy río.
—Y tu a ella, te lo aseguro.
Victoire siguió a Percy hasta su departamento donde apenas dio un paso adentro, unos brazos fuertes y cálidos le dieron la bienvenida en un gran abrazo.
—¡Tori! —exclamó con jubiló Sally Jackson. Tomó del brazo a la castaña y la abrazo con un cariño que sorprendió a Victoire—. Es un placer finalmente conocerte en persona.
—El placer es mío, Sally —respondió Victoire cohibida por tan agradable bienvenida. Percy carraspeo detrás de ellas.
—No se te vayan a quemar las galletas en el horno, mamá.
Sally abrió los ojos al tope, horrorizada y salió corriendo hacia la cocina, no sin antes gritar:
—¡Percy, instala a Tori en tu habitación!
Victoire giró hacia Percy, desconcertada.
—¿En tu cuarto? —preguntó ella haciendo un gran esfuerzo por no sonrojarse.
—Si —respondió él tomando su mochila para guiarla por el pasillo que conectaba con los cuartos— Yo dormiré en el sofa; descuida es bastante cómodo y ancho —agregó él al ver el gesto negativo de ella.
—Es tu cuarto, yo puedo dormir en el sofá —replicó ella. Percy negó con la cabeza y abrió la puerta de su habitación. Más Victoire se rehuso a entrar y se cruzó de brazos. Percy bufó.
—Vi, no seas terca. Tu dormirás aquí y yo en la sala. Te juro por los dioses que no me molesta ceder mi cuarto por unos días, menos si se trata de t... Una amiga.
Victoire hizo su mayor esfuerzo para no demostrar que aquella última palabra no le había afectado en lo absoluto. Y es que no tendría que hacerlo, ¿No? Eran amigos.
Punto.
—¿Estás seguro?
—Nunca había estado tan seguro de algo en mi vida —respondió él.
Victoire suspiró y entró a su cuarto.
—Gracias Aquaman.
—No hay de que Wonder woman.
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Sally Jackson era la mujer más dulce, comprensible y gentil que Victoire había conocido en toda su vida.
No solo le dio una gran bienvenida a su hogar con su postre favorito, sino que en los días siguientes a su llegada la trato de una forma tan maternal que Tori pronto se encontró soñando despierta con tener una relación así con su madre.
Había vivido en el Palacio de Nike por cuatro años en el Olimpo. Había pasado mas tiempo con su madre divina que cualquier otro mestizo en el campamento. Era de las pocas personas que realmente tenía contacto con su lado divino cuando había chicos que ni siquiera sabían de quienes eran hijos.
Y a pesar de eso, su madre no era una mujer maternal como lo era Sally Jackson. Tampoco la culpaba, los dioses tenían sus formas de tratar a sus hijos.
No obstante, eso no significaba que Victoire no deseara tener más gestos gentiles por parte de su madre. Más lo encontraba muy difícil en esos momentos. Seguramente su madre seguía molesta con ella por el juramento que había hecho.
Pero a Victoire no le importaba, ella también estaba molestaba con ella por haberle mentido toda su vida.
—¡Hey! Tierra llamando a Tori.
Victoire salió de su ensoñacion para voltear a ver a Sally. La mujer la observaba desde el marco de la puerta de la habitación de su hijo y frunció el ceño al verla un tanto decaída.
—¿Estás bien? —le preguntó entrando al cuarto para sentarse junto a ella en la cama.
Victoire asintió.
—Estoy bien, solo estaba pensando en Nike.
—Tu madre, ¿Cierto? —Victoire asintió y bajo la mirada a sus manos—. ¿Están las cosas bien entre ambas?
La castaña se mordió el labio inferior y cabeceó.
—Supongo que si.
—Eso no suena convincente, ¿Quieres contarme? —le preguntó con un tono de suave, como si no quisiera lastimarla con aquella pregunta.
Victoire dudo, pero la mirada suave y cálida de Sally Jackson la hizo sentir segura como para contarle todo.
Y así lo hizo.
La mujer escuchó atentamente cada palabra de ella y no pudo evitar sentir el dolor que Tori sentía. Cuando Victoire termino de contarle todo, Sally tragó saliva y atrajo a la castaña hacia ella, en un abrazo.
—Entiendo tu molestia y tu dolor, Tori. Te ocultaron algo muy grande; pero como madre que ama y haría lo que fuera por su hijo, también comprendo porque Nike quiso ocultarte la profecía.
Victoire se separó lentamente de ella y la miró a los ojos. Sally continúo:
—Cuando supe que estaba embarazada de Percy, tuve mucho miedo. Poseidon me había hablado del juramento que había hecho con sus hermanos y el porque lo hicieron. Sabía que, en el momento en el que supieran la existencia de mi hijo, los dioses intentarían algo en contra de él para evitar que La Gran profecía pudiera cumplirse. No quería que nada le pasará a mi hijo, por lo que le oculte su lado divino durante doce años y estuve con un hombre de lo más grotesco para evitar que el aroma de Percy atrajera monstruos. Soporte muchos años de maltrato por el bienestar de él y volvería hacerlo mil veces si eso me garantiza su seguridad. Quería evitarle el sufrimiento que sería su vida apartir de saber que su padre era un olímpico, y no uno cualquiera, sino uno de los más poderosos; Poseidon me había advertido que no todos los mestizos llegaban a sobrevivir a una edad adulta y no hay día que no tema no poder volver a ver a Percy.
»No obstante, el destino lo llevo al lugar donde pertenece y no hay nada que pueda hacer ahora más que apoyarlo. Sin embargo, hoy en día, no me arrepiento de haber hecho lo que hice, porque eso le dio muchos años de una vida relativamente tranquila.
Suspiró y tomo las manos de Victoire entre las suyas
—Tori, si tú madre te ocultó la profecía por tantos años no creo que lo hubiera hecho con la intención de herirte, sino para protegerte de algo que podría lastimarte en un futuro. No entiendo los métodos que tienen los dioses para demostrar afecto a sus hijos, pero estoy casi segura de que Nike lo hizo porque creyó que era lo mejor para protegerte. Yo hice lo mismo con Percy, porque soy su madre. Y Nike es la tuya y te protegió a su modo.
Para ese punto Victoire tenía los ojos hinchados por aguantar las lágrimas. Más Sally la envolvió en brazos y murmuró:
—No es malo llorar cariño. Hazlo, no estás sola.
Victoire lloró en los brazos de la mujer hasta que no pudo soltar una lágrima más. No obstante permaneció entre sus brazos un poco más, sintiendo las suaves caricias que la madre de Percy le daba en la espalda y cabeza.
—¿Mejor? —preguntó Sally.
Victoire asintió.
—Oigan creo que la salsa quedó algo salada, no vayan a culparme, ustedes me dejaron so... ¿De qué me perdí? —Percy se detuvo en seco al ver la escena en su habitación.
Victoire separó el rostro del pecho de Sally y volteo a verlo. Una enorme carcajada brotó de sus labios al verlo vestido con un delantal de color amarillo pastel.
Percy se ruborizó.
—El amarillo te queda bien, Aquaman —dijo ella con la voz un poco ronca por el llanto.
—Muy graciosa, Vi —dijo él y miró a ambas con preocupación—. ¿Pasó algo? ¿Por qué tienes los ojos hinchados?
—Todo está bien hijo —se apresuró a decir Sally levantándose de la cama para tomarlo de los hombros—. Tori ira a la tienda a comprar unas cosas que hacen falta para el spaghetti mientras nosotros arreglamos la salsa.
—¿No sería mejor que fuera con ella? Pueden haber monstruos y...
—En ese caso, Tori es capaz de vencerlos, ¿Verdad cariño? —pregunto Sally guiñandole un ojo. Lo que ella realmente quería es que Tori saliera un rato y despejará la mente.
—Por supuesto —aseguró ella levantándose de la cama para seguirlos por el pasillo hasta la entrada de las departamento, donde Sally le dio dinero y le dijo lo que necesitaba comprar—. Descuida chico percebe, puedo ir perfectamente sola a la tienda.
—No he dicho que no... Espera, ¿Chico percebe?
Más Victoire solo rió y cerró la puerta detrás de ella.
La tienda estaba a solo un par de calles del departamento de los Jackson, por lo que Victoire no tardó mucho tiempo en llegar y comprar las cosas que Sally le había dicho. Le pago al dueño del local por las cosas y cargo las bolsa de papel en brazos para regresar al departamento.
No obstante al girar en la esquina de la calle donde estaba el departamento, alguien la jalo del brazo con fuerza. Sus alarmas se activaron, Victoire dejo caer la bolsa con las cosas dentro y lanzó un golpe a su ataque, más éste lo esquivó y la soltó.
—¡Espera!
Victoire se congelo en su lugar. El chico se bajó la capucha de su chamarra revelando su rostro, aunque Victoire ya sabía quién era.
—Luke —murmullo ella atónita—, ¿Pero qué...
Sin embargo Luke sacó del bolsillo una bandera blanca. Señal de que venía en paz.
—Solo vengo a hablar —dijo él. Victoire tragó saliva, el aspecto del rubio era alarmante. Parecía realmente enfermo y apunto de caer al suelo sí una brisa de viento lo golpeaba.Pero lo más preocupante de todo era el gesto de temor en su mirada—. Por favor Vic —suplicó.
Victoire asomó la cabeza por la esquina de la calle y miró hacia donde el departamento estaba. No había rastro de Percy ni de Sally en la entrada.
Regresó la mirada al rubio y asintió con un nudo en la garganta.
—Solo diez minutos.
[FIN DEL PRIMER ACTO]
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𝐁𝐚𝐫𝐛𝐬 © | 𝟐𝟎𝟐𝟐 ✔️
Y aquí estamos, en el último capítulo del primer acto AHHH 😭✨💙 QUE RÁPIDO PASO EL TIEMPO 🥺
Pero bueno, el segundo acto ya lo tengo listo pero lamentablemente no puedo comenzar a publicarlo hasta que mi Babe (tinta-oculta) terminé con el acto 0 de metanoia. Yyyy para quienes no lo sabían, Metanoia es el segundo libro de la serie "The fateful series", este fic ya se encuentra disponible en el perfil de Tinta y es una historia con Annabeth (¿Qué? ¿Creian que nuestra Annie se quedaría sola? gg)
¿Qué esperan para ir a votar y comentar en el segundo libro? Créanme, lo van a amar tanto como yo.
No es 100% necesario leerlo para entender Sempiterno, pero lo recomiendo para que logren entender a cierto personaje que comenzará a salir en el segundo acto y que será importante en un futuro. Bien, eso sería todo, sé que los dejé con la intriga en el final pero descuiden, al inicio del segundo acto tampoco sabrán que hablaron esos dos 🤣 jajaja
Eso sí, solo les diré que preparen sus pañuelos para el segundo acto, porque no sería yo sí no hago sufrir a mis lectores 🤭
Estaré leyendo sus comentarios y teorías respecto s que podría suceder en un futuro.
¡Besos!
BARBS JACKSON
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