Capítulo tres
“Algo sobre esta chica me dice que miente” the ultimate deception, JTB
Los ojos de la mujer se paseaban siguiéndolo, observando su actuar. Toda la semana que duró la estadía en el hotel, ella se dedicó a estudiar su comportamiento. Quizá por qué era paranoica, o como dirían todos sus hermanos, estaba demasiado loca.
El omega estaba feliz, ella notaba lo inmensamente feliz que se le podía ver, pero eso terminaba en cuanto los lujos y sus caprichos desaparecían. Por que mientras él tuviera sus anillos con piedras preciosas, su ropa de Praga, y perfume de Paco Rabanne, el mundo podía caerse a pedazos y todo estaba bien.
Pero en cuanto algo le era negado, además de berrinchudo, se volvía insoportable tenerlo cerca. Además que era egoísta y lo bastante egocéntrico para caerle mal a la vieja beta.
—Hermanita, tengo que preguntarte una cosa—comentó tras suspirar, mirando a la más pequeña a los ojos. A sabiendas de que su cuñado no estaba en la casa, y había salido a por un poco de víveres, no sé preocupó por hablar bajo.
—Dime unnie—dejó la taza en la que tomaba té sobre la mesa ratona—, ¿Es algo malo?
—No, claro que no. Es solo que… ¿Qué edad tiene YoonGi?
—Veintinueve—respondió con simpleza—, ¿por qué?
—Hmm… ¿No te parece un poco extraño?
—¿Qué cosa?
—Tiene treinta años menos que tú, Jisoonie. Es un omega bastante joven, lindo, que hasta podría ser tu hijo.
Estaba dañando el orgullo de su alfa. ¿Acaso le había llamado vieja?
—Deja de decir tonterías, Hyejin—suspiró.
—Hermanita, piénsalo bien. ¿Y si es solo un casafortunas que quiere tu empresa y tu dinero? Sus intereses pueden ser muy diferentes a los tuyos.
—Basta, no sigas.
—¡Tiene casi la edad de tu hijo, Jisoo!
—¡Cállate Hyejin!—golpeó la mesa con los puños cerrados, realmente molesta—, no permitiré que hables así de mí esposo. Ni tú, ni nadie, por que no tienen derecho a opinar sobre lo que pase en mí vida.
—L-lo siento, yo…
—Vete, Hyejin. Vete a tu casa y con tus asuntos, por favor. Al menos por hoy—sonrió a duras penas, forzadamente.
La mujer asintió con la cabeza, poniéndose de pié. Se marchó con prisa antes de que su hermana se molestará en serio.
Jisoo suspiró mirando el anillo que decoraba su dedo.
YoonGi jamás le haría algo así, su lindo gatito no podría. Era tan puro, sano y suyo. Por eso lo había elegido.
Jisoo no le había comentado sobre los dichos de Hyejin a su Omega, no veía necesario hacerlo sentir mal ni mucho menos. Y a cambio de eso, lo había consentido durante toda la tarde; no solo con mimos sino con chocolates y dulces.
Pero su trabajo la necesitaba de urgencia, a último momento había tenido que alistarse.
—¿Ya debes irte?—preguntó triste, observando a la alfa bajar las escaleras bien vestida y con un perfume delicioso—, ¡qué bonito traje!
—Oh, lo compré no hace mucho. Siempre lo uso en las reuniones con socios—comentó sonriéndole—. Y siento no poder quedarme contigo a cenar mí amor—besó fugazmente sus labios—, pero prometo besarte mucho cuando regrese.
—Te esperaré despierto entonces—recibió un último beso de la mujer, tocando sus suaves cabellos, y la dejó ir contra su voluntad.
Aún no podía agarrar la costumbre de que a cualquier hora del día ella tenía que salir sin objeciones por trabajo. Y no quería pensar cuando tuviera viajes por negocios, iba a morir de tristeza.
—Hola mamá—Jimin entró por la puerta, justo cuando ella salía.
—¡Te veo luego hijo! Y no pelees a mí hombre—golpeó suave su hombro, y cerró la puerta tras de sí misma.
YoonGi subió las escaleras ignorando la presencia del alfa, quería pasar la aspiradora en el corredor, al menos para matar el tiempo y no aburrirse; aunque primero tenía que meter ropa sucia en la lavadora. No había tenido ganas de ir hasta la lavandería aunque Jisoo se lo sugirió, pues prefería hacerlo en casa.
De la habitación que compartía con la mujer juntó media cesta de ropa, YoonGi ponía la lavadora casi todos los días por que no soportaba los olores fuertes así que se veía obligado a hacerlo, así como también a ventilar constantemente todos los ambientes.
De milagro Jimin ya estaba en su habitación, lo supo por la música que se escuchaba proveniente de ahí, pues no pensaba subir otra vez en busca de ropas que no eran suyas.
Dió unos golpecitos a la puerta que estaba entreabierta.
—¿Tienes algo para aportar a la causa?—le preguntó, más el chico no respondió. Tal vez no escuchaba, así que abrió un poco la puerta—, ¿Pedazo de imbé…
Santísima madre que los parió a todos.
¿Qué mierda?
Oh, Jesús.
De todo lo que podía haber esperado encontrarse, jamás hubiera podido imaginar tener que presenciar una escena tan… jodidamente obsena. Ni en su sueño más erótico. O quizás ahí si, pero en fin.
Ver cómo su hijastro se masturbaba semidesnudo con las dos manos no era una secuencia que pudiera borrar de su mente con un simple click, tal cual video en un celular. Y tampoco supo cómo salir corriendo y dejar de mirar, por qué lo que, inconscientemente, su cuerpo menos quería, era marcharse.
Pero el menomento en el que los ojos marrones de Jimin hicieron contacto con los suyos, desapareció más rápido que el pájaro correcaminos* a esconderse hiperventilado en la lavandería.
—No viste nada, no viste nada—murmuraba para sí mismo como si le sirviera de algo, mientras metía la ropa, con algo parecido al enojo, de a una en una dentro de la lavadora—, no viste nada, no viste na-
—YoonGi…
—¡Qué mierda!—pegó un salto al verlo parado en la puerta—, casi me matas del susto, imbécil.
Si, en verdad que el corazón le latía rápido.
—¿Tiene algo de malo?
—¿Ah? ¡Qu-qué dices, idiota! Obvio que sabes que no, es… u-una práctica normal—dijo mirando como el rubio se acercaba extrañamente—, co-completamente normal… ¿Jimin? ¿Qu-qué?
—No me refiero a eso.
—Hmm, ¿N-No?—el omega ya no podía retroceder más, por qué en lo literal de la palabra, estaba apoyado en la lavadora y casi que recostando se en ella.
Jimin estaba muy, muy, demasiado, mucho, cerca del mayor. Era tan peligrosa su cercanía, su olor, su cuerpo y… mierda. YoonGi simplemente temblaba debajo suyo.
—¿Tiene algo de malo quererte temblando así como ahora, debajo mío?—el Omega sintió la dura erección del rubio sobre su propia entrepierna y jadeó bajito—, querer tocarte y que pidas por más. ¿Crees que está tan mal, Hyung?
—Mi-mierda, Jimin, no lo sé—quizo escapar, pero al moverse solo logró sentir aún más el paquete del otro—, si tu madre se enterara…
Oh, mierda. ¿Lo está considerando, de verdad?
—Pero podría no hacerlo, ¿No te parece?—sonrió con lasciva, apoyando una mano en el pecho del Omega, justo entre los pezones duros, y comenzó a bajar lentamente acariciando su abdomen hasta acabar arrodillado frente a Min.
El omega se dejó hacer aún si estaba pecando y siendo desleal.
Jimin le bajó el pantalón junto con el bóxer de un solo tirón, liberando su ya formada erección. Lamió desde la punta rosada hasta el único del tronco donde el bello le hizo cosquillas en la punta de la nariz, y volvió a la punta mojando toda la extensión con su húmeda lengua, jugando con sus testículos de paso.
YoonGi no se contenía en jadear, y lo hizo alto cuando los dientes del menor rasparon su anatomía.
—A-ah, nmj-Jimin, mi-mierda—gimió alto cuando el chico metió por completo el miembro a su boca y lo sintió tan apretado. Agarró con las dos manos el cabello rubio del alfa y le ayudó en la tarea—, ¡Ahg-ah joder, Mi-mierda, me-me voy a…!
Jimin era un puto experto en hacer mamadas y tragar semen. YoonGi lo había confirmado ese día, y simplemente después, el alfa se marchó a vaya a saber quién dónde, como si no le hubiera causado un maldito dilema consigo mismo.
—¡Maldito idiota, imbécil hijo de su maldita madre!—pateó y puñeteó la lavadora.
Pero en realidad, la pobre alfa ahí no pintaba nada. Y asimismo, el rubio tampoco tenía toda la culpa.
*Pájaro correcaminos: se está haciendo referencia al Correcaminos, una caricatura de Warner Bros que retrata la vida de un ave habitante del desierto que escapa ingeniosamente del coyote que intenta cazarla. Sin embargo, está ave si existe en la vida real.
©ʏᴏᴏɴɴɪᴇxᴊɪᴍɪɴɪᴇ5🐛
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