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🌸⠀⠸⠀𝗳𝗼𝘂𝗿𝘁𝗲𝗲𝗻⠀᛫⠀✧゚

Las carreras de artes pueden ser las más sobrevaloradas de todas, desde a que son sencillas de pasar hasta que se mueren de hambre al intentar ejercer. Puede que no tenga la complejidad de las ciencias o matemáticas, pero al ser una dónde las posibilidades no tienen límites hace que quienes las ejercen sientan la presión de poner una parte del infinito en lo que hacen; al menos así se ha sentido últimamente Jaemin.

Los días para el rubio, y sus compañeros, parecen estar cargados de sobre análisis a sus creaciones; la frase "revisen bien que represente algo suyo" ha hecho que se cuestione si hasta la costura debe ir en cierto lugar.

¿Es muy tarde para salirme y abrir un onlyfans? —las clases de ese día habían concluido, el rubio junto a Donghyuck y Winter se quedaron en el taller sacando sus frustraciones. Jaemin se preguntó en qué momento se voltearon los roles con Jeno y ahora él es quién está estresado.

Te diría que también quiero pero Mark se haría el onlyfans él con tal yo no lo haga.

Los tres rieron por lo que dijo el peli-rosa. Tanto Mark como Jeno se han estado preocupando al ver que la carga que los catedráticos ponen en ellos es mucha; Jeno hasta quiso hablar con el encargado de la carrera, claro que Jaemin no lo dejó y unos cuantos besos le hicieron olvidar la idea.

Ánimo, quedan dos semanas —intentó alentar el rubio, aunque él igual está estresado con toda la situación— Y sí sirve de consuelo, podremos quemar los miles de bocetos que hemos hecho; inclusive compré un encendedor —Sus compañeros solo elevaron las manos un poco intentando verse animados, cosa que no lograron ni un poco— parecen muertos.

Jaemin —le habla el peli-rosa—, debes ir a recibir a la inversora.

Esta vez fue turno del rubio de parecer muerto, con una mueca de fastidio tomó sus cosas despidiéndose del resto. Por mala suerte, fue elegido para mostrar la universidad, y en específico el área de artes, a una de las inversoras nuevas de ese año. Con una pequeña ida al baño para retocarse, se dirigió a la entrada del edificio intentando lucir lo menos muerto posible.

La mujer no tardaría en llegar y lo menos que deseaba era tener que estar actuando con interés sobre las paredes del edificio cuando le apetece más estar junto al pelinegro mientras ven alguna película.

¿Jaemin-ssi? — con una sonrisa propia para recibir un premio Oscar, Jaemin sonríe a la mujer frente a él y le saluda.

Soy yo, mucho gusto —saludó con una reverencia a la mayor. Honestamente se esperaba una mujer de tercera edad, ha visto algunos inversores y la mayoría rondan por esa edad, pero la mujer frente a él lucía de unos cuarenta años; su pelo oscuro, ojos grandes y sonrisa amable la hacen ver jovial— ¿Es la señora Lee, cierto?

La mujer asintió amable, Jaemin le indicó el camino y ambos se pusieron en marcha— ¿Eres del área de diseño de modas, no?

Sí, estoy pronto a graduarme.

Felicidades —ambos llegaron al área de diseño, la mujer miraba todo de manera atenta mientras caminaban— yo dirijo varías tiendas de ropa, no soy diseñadora pero me gusta la moda.

Siguiendo con el recorrido, Jaemin pudo ver a la mujer como alguien amable y en verdad interesada en el área, aún así deseaba ir a dejarla con el encargado de la carrera e irse corriendo a ver a Jeno.

Para su suerte, justo en ese momento se dirigían hacía la oficina del maestro— Oh, esta es el área de escultura y pinturas, debería visitarla algún día; hay muchas personas talentosas aquí.

Una espinita se instaló en su intuición al ver la sonrisa de la mujer, captó un aire de burla en ello aunque claramente intentó sonreír como las veces anteriores— Lo tendré en cuenta, no estaría mal dar un poco de dinero por un bien mayor.

Oh, aquí están.

El encargado de la carrera llegó hasta dónde estaban, saludó a ambos y posó su atención en la mujer — Muchas gracias por acompañarla Jaemin, yo la llevaré a mi oficina.

El rubio sonrió y asintió, ambos adultos se dirigieron a la oficina del hombre, Jaemin mantuvo su mirada puesta en ella. Tantos años en bailes de negocios de su padre, fiestas de presentación y todo lo que conlleva a estar en una sociedad con dinero, le ha dado el poder de detectar una arpía fácilmente.

Sigilosamente, caminó hasta la oficina dónde estaban los mayores. Miró alrededor verificando que nadie estuviera viéndolo, aunque tampoco sería la gran cosa si alguien lo hiciera la verdad. Colocó su oído junto a la puerta intentando escuchar las voces, pero apenas podía entender.

Tomó distancia de la madera pensando en alguna forma de escuchar; su instinto nunca le mentía por lo que debe pensar en algo.

No fue hasta que miró hacía abajo de la puerta cuando se le ocurrió algo. Sacó su celular activando la grabadora, se agachó y colocó el micrófono del celular en el espacio entre el piso y la puerta; para su suerte tenía el tamaño justo.

Sé quedó viendo por el espacio esperando hasta lograr ver a la mujer poniéndose de pie, en menos de tres segundos tomó su celular y salió corriendo de ahí.

Escuchemos —rápidamente colocó sus audífonos y reprodujo lo grabado.

Saludos, preguntas sobre familia, de la universidad, temas que se esperan en este tipo de reuniones. Pero lo que no se esperó fue escuchar lo último, en serio hubiera preferido escuchar gemidos que las palabras de la mujer dijo dentro de esas cuatros paredes.

Jaemin —giró su cuerpo lentamente, la mujer y el maestro lo miraban sonrientes— muchas gracias por mostrarme, el lugar es muy encantador ¡Suerte con tu graduación!

La sonrisa más falsa que ha podido existir se mostró en el rostro del rubio, respondió a los buenos deseos de la mujer y se despidió de ambos.

Jaemin jamás había odiado tanto a alguien.

[💗]

El sonido de las cacerolas siendo movidas de un lado a otro se escuchaban por todo el estudio. Jeno no era malo cocinando, pero tampoco es que se sentía confiado con sus manos para esto.

Colocando la decoración en el platillo, miró orgulloso su creación.

Escuchó la puerta delantera siendo abierta, se quitó el delantal y acomodó su ropa intentando verse bien en segundos contados.

Hola hyung —saludó el rubio.

Hola, hice comida, no se si quedó como te gusta pero puedo asegurar que no moriremos intoxicados.

El menor se acercó a la mesa y sonrió viendo los platillos— Hiciste salmón a la mantequilla, debe estar delicioso.

El pelinegro entrecerró sus ojos observando al menor. Rodeó la mesa hasta quedar frente al rubio, tomó el rostro de este entre sus manos recibiendo la mirada de gatito de este— ¿Sucedió algo, bebé? Usualmente estarías saltando por todo el lugar y tomándole fotos a la comida para presumir con Donghyuck.

En los meses que se han conocido, ambos se han llegado a conocer tan bien que parece imposible ocultarle algo al contrario. Jaemin formó un puchero y asintió— Hay algo que necesitas saber.

Dicho esto, Jeno entrelazo su mano con la del menor y los guió hasta el sofá, ambos tomaron asiento; el mayor poniendo su completa atención al pequeño.

¿Recuerdas que debía guiar a un inversionista hoy? —el pelinegro asintió sin dudar. Jaemin comenzó a jugar con sus dedos sintiéndose nervioso y llevó su vista hasta estos— lo hice y todo salió bien, pero al final sentí que algo no estaba bien con ella así que cuando entró a la oficina del profesor me las arregle para grabar lo que hablaron.

¡Eso es ilegal! —restándole importancia a ello, el rubio solo se encogió de hombros— ¿Y qué sucedió después?

Cuando terminé de grabar me alejé para escuchar lo grabado — levantó la vista mirando al mayor directamente a los ojos — la inversora era tu mamá, hyung.

En ese momento el mayor no logró pensar algo coherente respecto a eso, su madre siendo inversora en una carrera de arte no tiene ningún sentido.

Y... sé porque lo hizo —Jaemin sacó su celular reproduciendo la grabación, se saltó la parte inicial llegando hasta la parte importante.

La voz de la mujer era lo único que se escuchaba en el lugar, como está ofrecía dinero como soborno para que Jeno no quedará en primer lugar en el proyecto final y como el maestro solo respondía con un "Lo pensaré".

Con el final de la grabación, el lugar quedó en silencio; Jaemin miraba expectante al mayor y este solo suspiro.

Le deberé diez mil wones a mi hyung —fue lo único que dijo, el menor lo miró confundido mientras se levantaba para llevar la comida hasta el sofá—. Ella también le puso muchas trabas a Eric, no creí que llegaría hasta el soborno conmigo pero al parecer me equivoqué.

El quijada del menor cayó, en verdad no podía entender como esa mujer podía llamarse una madre— ¿Estás seguro que te parió? Digo, ella es una... una...

Puedes insultarla, ya lo has hecho antes.

Sigue siendo tu mamá hyung, aunque es una... —Jeno sonrió divertido viendo al menor— ¡Cucaracha!

La risa del mayor tranquilizó al rubio, en verdad le preocupaba que la acción de esa mujer lo afectará más; al parecer este ya tenía la idea de esto, aunque ese dato tampoco es algo de lo que se debe celebrar.

Gracias por cuidarme bebé —con el tenedor, este tomó un poco del salmón y lo colocó frente a la boca del menor—. Como recompensa te hice comida.

Jaemin abrió la boca recibiendo gustoso la comida del menor, su expresión al sentir lo delicioso que está la comida llenó el pecho de orgullo del pelinegro— ¡Está muy rico, hyung! ¿Y eso que has hecho uno de mis platillos favoritos?

Porque hay algo que quiero que veas —volvió a entrelazar sus manos y se acercaron hasta el ventanal. Los colores del atardecer llenaban el cielo, la vista del menor miró hasta el gran cielo naranja mientras que Jeno lo abrazó desde atrás.

¿Quieres que vea el atardecer? —no recibió respuesta del mayor por varios segundos, estuvo a punto de voltear cuando este lo soltó pero un pequeño collar apareció en su campo de visión y fue colocado en su cuello.

Tomó el pequeño dije que colgaba de la cadena y pudo ver que se trataba de un pequeño rubí. Volteó encarando al mayor que sonreía tímido— Lo vi y creí que le haría un favor si lo ponía alrededor de tu cuello —aunque fueron palabras sencillas, el menor no pudo evitar sentirse conmovido— además no sabía si mi comida quedaría bien.

El menor rió divertido, tomó la mano del mayor y se dio cuenta que en esta hay un anillo parecido a su collar— ¿Son un conjunto?

Sí, en la tienda me dijeron que es específico para parejas —Jeno llevó sus manos hasta la cintura del menor y lo atrajo, cortando la distancia—, así que creo que deberías aceptar ser mi novio ahora para cumplir el propósito de las joyas.

¿Esta es tu forma de pedirme ser tu pareja?

El pelinegro asintió, besando al menor. Sus brazos rodearon más la cintura de Jaemin abrazándolo, mientras que la de este rodearon el cuello del mayor jugando con su cabello.

¿Eso es un sí? —preguntó una vez que detuvieron el beso.

Poniéndose de puntillas, el menor plantó un pequeño beso en la mejilla de Jeno— Es un sí.

Después de unos cuantos besos, la ahora oficialmente pareja, volvió al sofá disfrutando de la comida y de la compañía del contrario.

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