
Capítulo 102
Capítulo 102
Volo Vs. Maxi Kyurem Negro
[Tercer ataque del Imperio 6]
[Comarca de Noroteo/Kitakami, cerca del Soto Sempiterno]
{En el futuro}
Narrador Neutral:
Observamos, dispersado por el césped natural de una montaña musgosa, un líquido poco denso, con diferentes tonalidades rojizas, acompañados de vísceras, carne y, entre otras cosas, órganos e intestinos. Un cuerpo quemado y criogenizado, quebrado y roto en varios pedazos de hielo que formaban el cuerpo de la asesinada Aoi.
Un cadáver decapitado y cortado por la mitad, que una vez perteneció a Calem...
Y otro más, con el rostro completamente aplastado, manchado de su propia sangre, sin dientes y sin ojos: el de Arven.
El causante de toda esta carnicería humana, Volo, se hallaba parado en medio de la masacre, con las manos en los bolsillos, con el rostro manchado de sangre que no era precisamente suya, viendo con serenidad como Villa Versui ardía en llamas desde la lejanía.
No había rastro de Kieran, esto se debía a que ya se había retirado de aquella época, el emperador había fracturado el espacio-tiempo, agujereándolo para unir dos dimensiones mediante un túnel, para ser más entendible: un portal, que el azabache, luego de ser poseído, cruzó.
Con N, que era la única persona viva de allí si descartamos a Volo, abrió los ojos, dándose cuenta de que había entrado en algún tipo de trance luego de la muerte de Arven, lo que el entrenador rubio hizo era inaudito, en menos de dos minutos, había matado con sencillez a los enemigos que tanto le costó derrotar.
— Presiento tu melancolía, N — dijo Volo — ¿Acaso mis acciones han revivido tus horrendos recuerdos?
— ... — sin saber qué decir.
— No te preocupes, de verdad, no te preocupes, ¿sabes la razón? Es porque te entiendo, comprendo lo que sufriste, o más bien, lo que sigues sufriendo, porque ahora mismo tú y yo sabemos que ya no podrás olvidar tu pasado, es un trauma, y los traumas no sanan, son cicatrices — dijo Volo, acariciando el largo cabello de color verde del entrenador — Cicatrices aparentemente mentales.
— ...
— Entiendo que todavía te cueste aceptar que no eres ni tampoco serás alguien bueno en el futuro, después de todo, en algún punto, el ser humano es incapaz de cambiar las cosas — dijo el rubio — Solo nos queda aceptar y vivir lo que nos queda de vida, vivirlo y aprovecharlo.
— ... Señor.
— Dime.
— Estoy totalmente agradecido de que pueda perdonar mi deplorable y patético estado actual, sinceramente, no sé qué tipo de emperador dejaría a una persona tan psicológicamente dañada como yo ser general de su imperio — dijo N, levantándose.
— ...
— Pero no importa quienes seamos, cuanta más experiencia más resistencia y compresión tenemos de las cosas que nos rodean, he cometido muchos crímenes y he vivido todo tipo de cosas gracias a ti, señor, por mucho que siga llorando por mi pasado, eso no significa que no lo haya superado — dijo N, sonriendo — Mataré a Adaman con mis propias manos y nos convertiremos en los mejores gobernantes de todas las realidades.
— *sonríe* Ya veo... — cerró los ojos y se dio la vuelta — Mantendré mis expectativas altas entonces.
— ¿Qué hará ahora, señor Volo?
— ¿Qué pregunta es esa N? — dijo, serio — Mi deber todavía no ha sido cumplido en esta batalla, si queremos que el mundo que conquistaremos no llegue a su fin entonces tendré que dar de mi parte por primera vez y tomarme las cosas con seriedad.
El rubio se volteó para ver en todo su aspecto a Maxi Kyurem Negro, el Pokémon actualmente más poderoso del universo, aquel al que nadie podría derrotar, en total descontrol debido a la substancia de la maxifruta que consumió. Este dragón todopoderoso rugió con toda su alma hacia el cielo.
El juicio final empezó, y el cielo tomó un color sangriento, un color rojo infierno. El fin del mundo se aproxima.
— ¿Sabe que enfrentarse a esa cosa es un suicidio, aún siendo usted, verdad? — preguntó N.
— Tampoco exageremos tanto la situación, es cierto que Kyurem ya no puede ser derrotado, sin embargo, hasta en el cuerpo de Dios podemos encontrar sus peores punto débiles — dijo Volo, crujiéndose los dedos.
— ¿Como hará? Supongo que usted el único que podría hacer algo para detenerlo.
— La substancia de la maxifruta ya estará recorriendo todas las venas de su cuerpo, lo sé porque, de tantos experimentos descubrí que tardaba en fluirse un total de dos minutos, poco a decir verdad — dijo Volo — Si consigo desangrarlo con mis ataques, quizá pueda recortar el tiempo de efecto de la energía del fruto y así poder debilitarlo.
— Es una buena y arriesgada idea, no obstante, siendo tu, tienes probabilidades de ganar — dijo N.
— Nuestra conversación ha acabado, N, cuando derrote a esta bestia me iré de esta época, aún estando solo, confío en que podrás sobrevivir a este último ataque — dijo el emperador.
— Espere, ¿no le sería más fácil encontrar a Adaman y matarlo ahora mismo? — preguntó — Si lo hace cumplirá nuestro deseo.
— *suspira* con Kyurem gastaré un gran porcentaje de mi poder, y si voy primero a por Adaman la Tierra ya habrá sido destruida, no me importara perdonarle la vida por esta vez — dijo Volo, empezando a caminar — Así que ya sabes, el peso recaerá en tus manos, mátalo, mata a Adaman si estás dispuesto a ello.
— Entiendo...
— Bien — voltea la cabeza — Vete.
El entrenador de pelo verde de Unova hizo una reverencia para marcar respeto a su superior, para a continuación retirarse descendiendo por la pendiente de la montaña.
Volo empezó a estirar su cuerpo, presintió que él y su Pokémon legendario iban a tener que esforzarse mucho, sin embargo la cosa no aparentaba ser imposible.
— Sin nadie más que mi mismo acompañándome me siento muy libre, ahora sí que puedo luchar sin remordimientos — dijo Volo, con una sonrisa maniaca.
Agachándose, Volo activó algún tipo de poder antinatural con solo pronunciar una insólita palabra, que hasta entonces no sabíamos qué significaba.
— Sincrovinculación —.
A la rapidez de un parpadeo, el cuerpo del emperador rubio fue envuelto en un aura oscura, envuelto en ella, Volo desapareció, pareciese haberse teletransportado, sin la ayuda de ningún Pokémon.
El combate más intenso de la Tierra estaba por comenzar.
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[Cerca del Monte Ogro]
Bajo el cielo carmesí, la bestia draconiana retumbaba con el ruido que provocaban sus tremendas pisadas contra el suelo de la naturaleza, Kyurem Negro, totalmente desatado, con los ojos rojizos donde solo el odio y la violencia podían ser expresados, caminaba por la cima de la montaña mientras la electricidad de su gran cola no paraba de destruirlo todo a su paso.
Todo lo que había moría, todo lo que se le cruzaba se desintegraba, esa pobre bestia fusionada se estaba convirtiendo en un auténtico destructor de mundos.
En el pico de otra montaña, se materializa entre las siniestras tinieblas un emperador rubio, Volo había llegado mediante algún tipo de teletransportarse para acercarse a Kyurem.
— Sorprendentemente grande — dijo Volo, analizándolo — Sin embargo, sin estar acostumbrado al sobrepeso no es capaz de controlar la fuerza que influye en sus movimientos, se trata de un Pokémon descuidado.
Kyurem Negro, deteniéndose, pudo oír y oler el rastro de Volo, poco duró hasta localizarlo no tan lejos de él.
— ¿Me percibió? Tenía claro que su sentidos iban a estar entorpecidos, pero tampoco tanto como me lo imaginé — dijo el rubio — Supongo que mi tiempo de análisis se acaba.
— ¡¡¡ROOOOOAAAARRGH!!! — rugió el dragón, convenciéndose de que Volo sí que estaba allí.
— "Vendrá directo hacia mi, si tengo la oportunidad de medir su nivel entonces comenzaré peleando con la Sincrovinculación, si me veo en muchos aprietos daré uso de mi bestia y aura, desangrarlo será la prioridad" — pensó Volo, separando las piernas.
Kyurem se puso en una pose de pelea, preparado para impulsarse con sus robustas alas hacia donde se hallaba quien sería su siguiente enemigo.
— "Si quiero sacarle la mayor cantidad de sangre en un determinado tiempo sin importarme el daño recibido a cambio... supongo que la única opción que me quedará será hostilizarlo a doble filo" — pensó Volo.
Kyurem volvió a rugir con intensidad, preparado para ser testigo de su propia fuerza.
Los ojos del emperador y mayor enemigo de Adaman tomaron un color no tan diferente a los del mismo Giratina, apretó y levantó los puños, preparado para pelear... sin Pokémon.
— "Después de todo, no me quedan más recursos con los que disipar la energía de la maxifruta, ir a bocajarro será su perdición" — pensó.
El duelo sangriento donde se decidiría el futuro del planeta finalmente inició. Esta sería la primera vez... desde hace mucho tiempo, que veríamos a Volo combatir en serio.
— ...
— ...
Después de un breve silencio de calma, quien empezaría el combate con su primer ataque fue Kyurem.
El dragón rugió y se impulsó con sus patas traseras, alzando el vuelo y agrietando la superficie que abandonó desplegando sus alas con su poderosa fuerza antinatural. Su velocidad era incomparable a la de cualquier otro Pokémon legendario, pero eso sería progresivo, Volo no sabía que era un Pokémon adaptativo.
El emperador rubio lo esperó desde donde se hallaba parado, con la mano izquierda metida en el bolsillo mientras las corrientes de viento provocadas por el impulso de Kyurem revoloteaban todo su cabello y ropa.
El Pokémon legendario alzó una de sus enormes garras para proceder a intentar aplastar a Volo con ella, sin embargo el rubio se defendió con la mano derecha, deteniendo la mano con la misma fuerza que el dragón.
Cuando las dos palmas entraron en contacto y el choque de fuerzas hizo efecto, la gravedad del ataque hizo grietas todo lo que rodeaba al emperador, hasta un punto que solo el primer ataque de Kyurem pudo agrietar toda la montaña entera.
Volo detuvo el ataque, si, pero debido a la gravedad del golpe era vulnerable a cualquier otro.
El rubio giró su mirada para ver como la otra garra de Kyurem se acercaba por la derecha, se cubrió con el brazo, pero no pudo evitar ser empujado a muchos metros de altura.
Amortiguó su colisión con las rocas de otra montaña parándose en el tronco de un árbol, mientras todo esto sucedía, él analizaba en su cabeza de lo que el dragón era capaz de hacer con la nueva fuerza obtenida.
— "No mide la fuerza de sus ataques, ni tampoco parece importarle recibir daño a cambio, parece que se haya olvidado de la definición de la muerte" — pensó Volo, con una medio sonrisa.
Parado horizontalmente en el árbol, como la fuerza de la gravedad no lo atraía debido al empuje y la amortiguación, flexionó las piernas, reuniendo fuerza en ellas con el fin de impulsarse.
— "Aunque habría que comprobar si le teme al cansancio" — pensó — "¡En una prueba de resistencia tú no eres consciente de cuánto puedes aguantar porque no hay un tiempo fijo!"
Volo se impulsó con fuerza, rompiendo en pedazos la madera del tronco en el cual aterrizó, acercándose con una sonrisa y velocidad aterradoras hacia Kyurem.
Con las manos en los bolsillos, Volo le propinó suspendido en el aire dos patadas en el rostro del dragón, haciéndolo retroceder hasta la cima de una montaña cercana, la sonrisa no se le borraba del rostro.
Además de su fuerza sobrehumana, seguramente obtenida a través del aura de Giratina, también nos empezamos a dar cuenta de más detalles, Volo era capaz de volar, ya que la gravedad de la tierra no le está afectando como debería.
Kyurem se recompuso, mientras Volo lo esperaba mientras levitaba en el aire.
— "Es raro y asombroso a la vez, he sentido como ha endurecido las capas musculares en las partes que le apliqué mis patadas, de esa manera ha amortiguado el mayor daño posible, ¿acaso serán reflejos o lo hizo por voluntad propia?" — pensó Volo, fascinado.
Después de irritar su garganta con otro rugido, Kyurem pudo memorizar y asimilar lo que el rubio hizo para impulsarse con más velocidad y potencia, reuniendo fuerza en las patas traseras de su cuerpo.
— ¡Ven! — dijo Volo, con una sonrisa de superioridad.
El dragón legendario pudo sorprender al emperador apareciendo delante de él en la cantidad de medio segundo, pareciese haberse teletransportado, pero no, había llegado con su velocidad con el fin de aplastarlo.
Volo, desprevenido, esquivo a penas todos los puños meteóricos de la bestia, saltando hacia atrás mientras varias explosiones de polvo y rocas se creaban con cada golpe.
— "No me esperaba ese cambio absurdo en su velocidad, me duele aceptar que estuve a punto de no poder esquivar sus golpes" — pensó Volo, sorprendido y por primera vez tenso.
Maxi Kyurem Negro usó Garra Dragón, un ataque que él mismo aprendió, lanzando por los aires a Volo con sus poderosas garras llenas de energía. El entrenador rubio volvió a aterrizar en el muro de la montaña trasera a este, alzando la cabeza y viendo con una expresión diabólica a su enemigo.
— ¿¡QUIERES PELEA!? — exclamó Volo, con una sonrisa.
Kyurem volvió a acercársele y este también, el dragón volvió a emplear su ataque físico de su tipo correspondiente, aunando energía en sus garras mientras cerraba el puño para transformarlo en lo que sería una especie de "puño dragón".
Volo, a medio vuelo, cerró el puño mientras este se inundaba en lo que parecía ser magma ardiente, de alguna manera antinatural, el emperador estaba usando Puño Fuego sin tratarse de un Pokémon.
Los dos combatientes colisionaron sus puños, creando una onda expansiva que sacudió todos los árboles y rocas de los alrededores, el combate estaba siendo mortífero.
El entrenador de cabello rubio sé teletransportó detrás del dragón usando Golpe Umbrío para aplicarle otra patada en el cuello, enviándolo hacia el pequeño bosque de un monte y estrellándolo contra el suelo.
Esa capacidad que tenía de usar movimientos Pokémon... esa fuerza antinatural que ni siquiera Adaman podría comparar con su aura, todo se debía a la Sincrovinculación, un fenómeno que solo Volo conoce, un poder secreto que une en un lazo el alma de un humano y la de un Pokémon legendario.
En este momento, Volo tiene una fuerza similar a la de Giratina, y con eso es capaz de aprender los movimientos que le plazca, ya sean de sus Pokémon o de otros.
— "No obstante, parece ser que su umbral de dolor está en el punto máximo, lo que quiere decir que ya no sufre dolor, por mucho que se debilite no parara de atacar y destrozar, ni siquiera cuando muera se dará cuenta de ello" — pensó Volo, volando.
La criatura representante del Trio Tao se levantó de la tierra agrietada contra la que se estrelló, ignorando el dolor recibido, Kyurem respiró una gran cantidad de aire para a continuación activar la habilidad de Zekrom Terravoltaje, inundándose de electricidad perteneciente al generador de su cola, empezó a levitar.
Maxi Kyurem Negro utilizó Rayo Gélido, dispersando de su cuerpo múltiples rayos eléctricos sólidos que se acercaban a su contrincante humano.
Volo previno el movimiento y empezó a esquivar las cuchillas congeladas de electricidad en el aire, bailando en medio del caos, cuando el ataque se anuló este se impulsó, creando una barrera de sonido detrás suyo como muestra de su gran velocidad.
El rubio aplacó sin temor alguno al dragón colosal, llevándoselo consigo hacia las montañas nuevamente mientras creaban explosiones y nubes de polvo en pleno vuelo, de ahí inició una pelea aérea a una gran escala de velocidad, los dos combatientes, humano y Pokémon, empezaron a intercambiarse puñetazos y patadas en el aire mientras eran impulsados en una dirección en concreto.
Volo era poderoso, sin ningún Pokémon, podía dar frente con sus propias manos al ser más poderoso del universo.
Hubo un momento en que Kyurem, entre toda la locura, falló un gancho derecho que Volo esquivó ascendiendo, el rubio no dejó pasar la oportunidad, apretó los músculos de sus brazos y le agarró de la gran cola eléctrica.
Suspendido en el aire, volando a una velocidad mach de 5 mientras iba en un rumbo no fijo, Volo empezó a dar vueltas sobre sí mismo mientras mantenía agarrado de la cola a Kyurem, haciéndolo girar y marearlo como una peonza para terminar lanzándolo con el impulso de los giros hacia el muro rocoso de una montaña.
Sin embargo, antes de estrellarse, Kyurem dio una voltereta en el aire para acabar clavando sus enormes patas traseras en el muro, se había podido amortiguar del choque de la misma manera que Volo lo hizo con aquel árbol.
Al ver que flexionó sus corpulentas piernas con la intención de impulsarse hacia él, Volo por primera vez se impactó como más nunca lo había hecho, en ese instante, entendió algo.
— "Ya veo..." — pensó Volo.
El dragón se le acercó, pero este pudo esquivar su Garra Dragón metiendose debajo de sus piernas, ambos, luego de la anulación de ese movimiento, aterrizaron mutuamente en montañas distintas.
— "Al parecer, la maxifruta no lo dañó tanto como nos lo imaginamos, incluso a este punto esta bestia sigue siendo capaz de pensar, lo que le da la oportunidad de esquivar ataques y asimilar su entorno" — pensó — "No está loco, no del todo"
Volo alzó sus dos manos para después hincar una rodilla y juntar las palmas de estás contra la superficie en la que se mantenía de pie, de un momento a otro envió de su montaña hasta la del Pokémon legendario una onda extraña de energía que empezó a provocar movimientos telúricos en la corteza terrestre, el emperador estaba usando Terremoto.
Las sacudidas bruscas empezaron a crear grietas al rededor de Kyurem, hasta el punto de cortar en pedazos la montaña en la que este se mantenía.
— "Quizá no será la poca inteligencia que le queda... quizá es..." — pensó — ¡Lo veo... lo presiento, ¿¡puedes adaptarte verdad?! A MIS MOVIMIENTOS! — con una sonrisa diabólica.
Volo usó Golpe Umbrío, acercándose con un brazo lleno de materia oscura, mientras Kyurem se le acercaba preparado para intentar azotarlo con sus garras de grandes proporciones.
Los dos combatientes colisionaron sus ataques, destrozando todo el terreno que los rodeaba a la vez que sus energías eran agotadas al mismo tiempo por el exceso de fuerza. Electricidad y energía oscura, todo parecía resumirse en un siniestro festival de luces del que el futuro de la Tierra podría dilucidarse.
Kyurem prosiguió e intentó arrancarle la cabeza a Volo con otro Garra Dragón, sin embargo el humano esquivó el ataque frontal inclinándose para atrás, apoyando sus manos contra el suelo y propinando una patada ascendente en el mentón del Pokémon legendario.
El dragón salió aturdido de la patada y Volo, usando Puño Fuego, le aplicó un puñetazo incandescente en el vientre, enviándolo hacia arriba a muchos metros de altura mientras este también alzó el vuelo para igualarse a su altura, una vez allí, acabó su combinación clavándole una poderosa patada que terminó arrojándolo muy lejos de allí.
— "No es muy compresible, el comportamiento y las acciones infrecuentes que toma este Pokémon me dan a entender que la substancia de la maxifruta organiza un cambio de actuación en los combates" — pensaba Volo, serio.
Kyurem aterrizó con bastantes heridas entre un monto de rocas cercanas a las grandes cantidades de montañas que rodeaban el enfrentamiento de estos dos seres sobrenaturales.
— "Ese cambio que emplea seria así como un Plan B para quienes la ingieren, en este caso, me da la impresión que es capaz de adaptarse a cualquier movimiento enemigo que intente dañarlo, buscando las formas para resistirlos con más facilidad y copiando los movimientos que hacen para después utilizarlos" — pensó Volo, con una sonrisa.
Kyurem se intentó recomponer, no obstante, al no sentir dolor no era consciente de que había maltratado demasiado su propio cuerpo, ya que este no le estaba respondiendo a las pocas órdenes que su cerebro infectado le daba.
— En fin, si es capaz de adaptarse me temo que se acabó, siendo humano ya tenía claro que no podría matar a un objeto tan grande, sin embargo no me da vergüenza admitir que si pensaba que podría penetrar sus defensas, así como conseguir analizar todo lo que hacía — Volo empezó a hablar en voz baja.
Mientras levitaba en el aire, una grieta espacio-temporal empezó a abrirse detrás de él...
— Lo único que me queda es dar uso de una arma del mismo tipo a la que me enfrento, ya estoy viendo que la ley que indica que los humanos siempre serán incapaces de vencer a los Pokémon no es una mentira, pero tampoco me imaginaba que fuera tan rotunda...
De la grieta espacio temporal varias alas con forma de tentáculos con puntas rojas empezaron a emerger del portal, un dios Pokémon se hallaba al otro lado y estaba cruzándolo, con la intención de entrar en esa época y crear la mayor catástrofe posible en la Tierra.
Volo, con los ojos brillando con un tono carmesí, levantó un brazo para abrir su mano, estaba por ordenar a Giratina emplear el caos que tanto habían estado entrenando, un caos que, con suerte, podría matar a Maxi Kyurem Negro.
— De todos modos no tenía elección, si después de esto las heridas de esta bestia se cierran ya no habrá manera de volverlas a abrir, todos los caminos llegarían hasta este punto de inflexión, este único y caótico punto...
De un momento a otro... toda la comarca se sumió en una oscuridad total...
Cuando Volo abrió la palma de su mano, todo volvió a iluminarse, mientras varias partículas magmáticas empezaron a crearse en el aire, el rubio por fin podría ordenarle a su criatura acabar con este combate apocalíptico con Cuatro Simples Palabras...
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— ESTILO FUERTE: ...
— ... Golpe Umbrío.
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A una rapidez tres veces mayor a la del sonido, Giratina apareció enfrente de Kyurem y, rodeado de un aura oscura y magenta, colisionó su cabeza con la mayor fuerza de la que era capaz de ejercer en el vientre del dragón, un daño comparable al que podría causar un gran meteorito.
Luego de un simple choque, se crearon veinte ondas de energía que sacudieron todo Noroteo, la realidad se desgarró y todo colapsó, creando una cadena de explosiones que ascendió hasta el cielo, la cantidad de magma que se encontraba debajo la superficie empezó a emerger al exterior y con eso la zona este de Noroteo se convirtió en una zona apocalíptica que solo un movimiento de Giratina bastó para ocasionar.
A este punto, demasiado cerca del fin del mundo, podemos presenciar en todo su esplendor la fuerza del entrenador más poderoso de la realidad.
Las montañas empezaron a derretirse, el suelo empezó a erupcionar y los relámpagos que caían continuamente del cielo sangriento no cesaban, Kyurem, en aquel entonces, recibió el ataque más caótico jamás visto.
El dragón, sin saber de dónde provenían, empezó a recibir cantidades indefinidas de cortes al rededor de todo su cuerpo, miles y miles de alas de Giratina
Golpe Umbrío... el movimiento característico de Giratina, de doble turno y una potencia base por encima del cien, se diferencia de todos los demás movimientos característicos por la sencilla razón de ser uno de los únicos ataques que distorsiona el espacio-tiempo.
El Golpe Umbrío de aquel dios, combinado con la suma de potencia del Estilo Fuerte, equivalen a distorsionar el espacio y la realidad como si se tratara de desgarrar con las manos una hoja mojada de papel.
Es un arma divina, primorosa al ojo humano.
Con más fuerza que ejercer y más caos que ocasionar, Giratina estuvo entrenando junto a su dueño el plan perfecto para superar cuál sea la regeneración y robustez del Pokémon que reciba su poderoso movimiento. Combinando el Golpe Umbrio no solo con su estilo fuerte, si no con otros movimientos prácticamente diferentes a este.
Combino Tierra Viva para hacer erupcionar todo el suelo natural de toda esa zona, impidiendo la estabilidad de Kyurem a la vez que no podría protegerse de todos los cortes y explosiones con su electricidad criogenizada al no poder conducirse por la tierra.
Cometa Draco (Meteoro Dragón) serviría para la destrucción masiva al rededor del dragón, cantidades innumerables de meteoritos cayendo sobre la tierra y desintegrando toda la naturaleza, Volo estaba haciendo de Noroteo una comarca apocalíptica e infernal, y su poder no cesaba.
La regeneración de la maxifruta hizo que Kyurem adopte impedía la descomposición de todo su cuerpo ante tanta pérdida de carne. Eso sorprendió a Volo, ya que no esperaba que hasta una bestia como aquella pudiera resistir ante uno de sus movimientos más poderosos, no obstante, el rubio deducía que eso también podía pasar.
Lo único que tenía que hacer era sacarle la mayor cantidad de sangre posible para acortar el efecto del fruto. Por lo que alzó su otra mano para con las dos pasarle una determinada cantidad de su aura a Giratina, haciéndole obtener un gran aumento de poder.
El Soto Sempiterno estaba calcinado, repleto de fuego, así como todo el césped que envolvía las montañas ardía y erupcionaba, todo era un desastre, un desastre organizado por el humano más malvado y poderoso de la existencia misma...
La regeneración de Kyurem se estaba acabando, pronto, el Golpe Umbrío acabaría desintegrándolo.
Volo se preparó para rematar a Kyurem de una vez por todas, manteniéndose firmemente en el pico de una montaña clavando sus pies en la tierra, alzando las manos y pasándole toda el aura que le quedaba a su Pokémon legendario, aumentando al máximo la potencia de su movimiento.
Todo resultó en una explosión fatal, la más gigantesca que un Pokémon pudo crear en toda la historia del globo terráqueo, convirtiéndose después en un pilar renegrido de materia oscura que ascendió hasta al espacio, apartando todas las nubes de la comarca. Con tan solo ver semejante demostración de poder, finalmente, podríamos dar por muerto a Maxi Kyurem Negro.
Cenizas revolaban las montañas calcinadas de aquella gran parte de Noroteo, después de que la explosión cesase, la cantidad de polvo y humo llegó a un punto en el que sería inevitablemente tóxica para cualquier ser vivo que la respire.
Aquí podíamos tener una prueba clara de que si, lamentablemente, Adaman y Celebi tenían un largo camino por delante, un camino lleno de retos y obstáculos que superar, todo para intentar igualarse a Volo, porque este entrenador de la compañía Gingko de Hisui está a otro nivel, literalmente, un nivel muy lejano al de nuestro pobre protagonista.
Cuando Volo abrió los ojos, vio caer delante de él varios trozos descuartizados de un cuerpo que una vez perteneció a Kyurem, había sido cortado en pedazos, y toda la sangre del legendario manchó el río que envolvía los picos rocosos del Desfiladero del Cuerno.
Lo logró, Volo salvó al mundo matando a un despiadado destructor de mundos, con el fin de destruirlo cuando tome el control de Arceus.
Giratina regresó a su grieta espacio-temporal, luego de acabado su trabajo en aquella época, podría volver a su dimensión natal. Mientras Volo también creaba otro portal detrás suyo.
Antes de retirarse, Volo pensó una última cosa.
— "Confío en ti N, no hay ningún momento en el que no lo haya hecho, mata a Adaman y acaba con esta guerra" — pensó el rubio, serio.
Sin nada más que pensar, el antiguo mercader de la compañía Gingko atravesó el portal, desapareciendo pocos segundos después de aquella época y dejando a los dos generales en las mismas situaciones que antes. Después de la salvación de la Tierra, ahora era el turno de hacerle saber al mundo quien tiene derecho a conquistarla.
El enfrentamiento entre los dos bandos en el desfiladero del cuerno había concluido, el imperio se llevo esa victoria.
El tercer ataque estaba llegando a su final, poco a poco, combates por combates...
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[Villa Versui]
Ninguna casa intacta, toda una villa, anteriormente bella y juvenil ahora estaba totalmente envuelta en llamas doradas, desde el desenlace del enfrentamiento de Volo habían transcurrido veinte largos minutos.
Dirigiéndonos al este del pueblo, hallamos a Celebi inconsciente, muy dañado y sobretodo quemado.
Necrozma también lo estaba, sin embargo pudo llevarse a Reshiran con él, porque tuvo que participar en una colisión de movimientos contra el dragón que los hizo caer desmayados mutuamente.
De un momento a otro, nos damos cuenta de que, después de tantos combates conjuntos, ya todo estaba concluyendo en Villa Versui, porque Irida, jerarca del Clan Perla de Hisui, única entrenadora en pie, solo tenía a su debilitado Glaceon de su lado, mientras intentaba sobrevivir a los ataques especiales del mortífero Hydreigon del sexto general de Volo: Ghetsis.
Por mucho que estuviera determinada, la pobre entrenadora, ahora sin la compañía de nadie, estaba cansada y dañada, Ghetsis se había esforzado lo suficiente para llevarse la victoria contra todo el equipo de Adaman, a pesar de estar un poco por debajo de N, tenía todas las de ganar.
— ¡Rayo Hielo...! — dijo Irida.
— Pulsó Umbrío — ordenó con seguridad, acercándose lentamente hacia ella.
El dragón tres cabezas del general dejó salir de sus bocas varias ondas de energía oscuras que se anularon junto al rayo helado del Glaceon después de colisionar.
— ¡No puedes hacer nada jerarca, no fuerces más, si todos han caído nada dice que tú no tengas que hacerlo! — dijo Ghetsis, sonriendo y acercándose.
Los incendios forestales y residenciales empezaban a acoplarse en aquella zona llena de césped, en treinta minutos, todo estaría consumido en llamas. Sea quien sea de ellos dos. debía darse prisa.
— "No te rindas... ¡no te rindas!" — pensó Irida, sangrando — "Lo único que tienes que hacer es resistir... ¡hasta que venga Adaman!" —.
— "No intenta escapar, ¿será que no le importa fallecer aquí mismo, o acaso estará esperando a una señal? sea como sea voy a tener que matarla cuanto antes, no podemos olvidar que nuestro enemigo principal es Adaman, ¡y no tenemos legendarios de nuestro lado...!" — pensó Ghetsis, poniéndose serio.
— ... "¿En qué piensa...? Su maldita expresión ha cambiado..." — pensaba Irida.
— "Ya no siento la presencia de Kyurem, ¿será que N lo habrá calmado? De ser así entonces ya no debemos preocuparnos por el fin del mundo... no puedo distraerme, ¡mataré a esta entrenadora e iré directo al monte ogro!" — pensó Ghetsis — ¡Carga Dragón!
Las tres cabezas de Hydreigon rugieron con furia y el cuerpo que las mantenía juntas empezó a rodar en el aire como una bola, siendo rodeado de un aura azul.
El dragón salió disparado, rodando en el aire con la intención de arrollar a la Eeveevolucion de tipo Hielo. Irida intentó evitar que se acercase, pero el Pokémon de Ghetsis iba demasiado directo y rápido para poder ser evadido.
— ¡Glaceon esquivalo! — dijo Irida.
Pero no, Glaceon no logró esquivar a Hydreigon, pocos segundos después de recibir un poderoso placaje, el dragón lo estampó contra el suelo, creando varias grietas del mismo y resultando en una explosión de polvo de la que Irida no se pudo defender.
Cuando el polvo se disipó ante la vista del general, su sería expresión se transformó en una maniaca al ver como la chica rubia ahora estaba sangrando por la cabeza, tumbada entre las rocas, sin poder levantarse. Mientras su pobre Pokémon también estaba más que derrotado.
— Hasta aquí has llegado Irida — dijo Ghetsis, empezando a acercarse.
La jerarca no quería desmayarse, sin embargo la roca que le golpe la frente le creó un gran mareo que tardaría en aliviar, estaba en problemas, estaba en un grave problema.
Cuando Ghetsis se paró enfrente de ella, la vio con desdén, la chica no alzaba la mirada, pareciese que se estuviera negando a mirarle la cara.
— Te felicito, eres la última persona en pie, como buena rival de Adaman, suponía que ibas a ser un hueso duro de roer — dijo Ghetsis.
— ...
— ¿Sabes? Respeto mucho a las mujeres, sin embargo tu posición jerárquica me obliga a hacerte lo que te voy a hacer, por si no me comprendes, lamentablemente mi superior os quiere muertos, a ti y a tu querido rival Adaman — dijo Ghetsis.
— ... No paras de equivocarte, Adaman y yo nunca fuimos rivales, ¿qué trauma de mierda os obligó a suponer eso...? — preguntó Irida.
— No hay ningún trauma del que hablar señorita — frunció el ceño — Sea como sea creo que ya os habréis acordado acerca de las leyes de la Flauta Azur, no es un objeto fácil de manipular, aunque eso creo que ya lo debéis tener más claro que él agua.
— ...
— En fin Irida, hasta aquí has llegado, antes de mi última pregunta no perderé nada intentando averiguar dónde está Adaman — dijo Ghetsis — ¿Dónde está?
— ¿Tu que crees que voy a decirte, imbécil? — dijo Irida, con una medio sonrisa — Ni siquiera matando a todos mis compañeros te lo diré.
— Hm, tenía que intentarlo, ¿como ibas a desvelar la ubicación de tu amigo? — dijo Ghetsis — Bueno jerarca, me temo que hemos llegado a tu final, no soy de matar tan rápidamente como N, así que te daré permiso para decir las que serían tus últimas palabras, eso claro, nadie más que yo será quien las escuche, aunque creo que eso ya lo sabes.
Luego de escuchado su permiso, Irida bajo sus ojos azules, aparte de sería, también empezaba a sentirse melancólica, todavía no comprendía la razón, le costaba aceptar que iba a morir ahí mismo, sin poder verle por última vez el rostro a la persona que convivió con ella desde cuando era una niña.
Pero no había alternativa, dadas las circunstancias, debía bajar los brazos, relajarse y esperar a que la muerte se la lleve. Sin embargo cuál sea lo que se halle al otro lado de la muerte siempre se maldecirá por no haber aportado más en esta guerra, no haberse divertido mucho más con todos sus nuevos amigos, y sobre todo, no haber sobrevivido junto a Celebi y Adaman: sus mejores amigos.
La rubia, borrando todo de su mente, levantó la cabeza, sonrió y con un tono burlón soltó de su boca sus últimas palabras.
— Vete al infierno.
— ... Bueno, siempre hay personas que no se piensan muy bien lo que decir, llegó la hora de tu juicio Irida.
Ghetsis cerró el puño y lo levantó, con la energía de Giratina, se tenía claro que con un solo golpe podría destrozar toda la cabeza de la jerarca, y eso, desgraciadamente, era lo que estaba a punto de hacer.
— Muere.
Irida cerró lo ojos, esperando con tensión el puñetazo del sexto general.
Sin embargo... antes de morir, parece que cierto entrenador ha entrado en Villa Versui en el mejor momento posible...
Un entrenador peliazul, con el iris de sus ojos variocolor, con dos artes blancos uno en cada oreja, un atuendo que lo caracteriza, y sobretodo, un humano reconocido como el que tomaría el deber de salvar al universo.
El jerarca de Clan Diamante de Hisui cruzó todo el pueblo en la medida de un segundo de una manera antinatural, montado sobre cierto objeto lleno de electricidad, gracias a la poderosa energía que consiguió dominar, una energía que el mismísimo Dios al que él veneraba le otorgó.
Ni Ghetsis ni Irida, nadie fue capaz de verlo venir, fue totalmente impredecible.
El héroe había llegado.
A la velocidad más rápida alcanzada, Ghetsis recibió la más dolorosa patada directa en el estómago de su vida, de parte de la persona que salvó la vida de Irida en ese mismo momento.
Cuando Irida alzó su mirada impactada, vio en todo su aspecto a su salvador.
Adaman, un entrenador totalmente desarrollado y evolucionado gracias al aura de Dialga, finalmente se unió a la batalla de Noroteo.
El jerarca había llegado a semejante rapidez gracias a su Miraidon, que lo estaba cargando sobre su lomo mientras este pudo aplicarle aquella poderosa patada al general.
Este último, muy adolorido, sufrió todo lo que no hizo en todo ese tercer ataque escupiendo una gran cantidad de sangre, aparte de ser enviado y estrellado contra el muro de un pequeño monte cercano, el poder de la patada, la potencia y el retroceso, hicieron temblar el monte entero, Ghetsis, con los ojos en blanco, empezó a perder el conocimiento sin darse cuenta.
Cuando Adaman, todavía suspendido en el aire, con una gran, orgullosa y confiada sonrisa en el rostro, aterrizó en el césped, dio su entrada al combate, mientras la verdadera forma de Miraidon se hizo presente al lado de él, lo consiguió, logró hacerle adoptar su denominada Forma Combate.
Tipo Eléctrico y Dragón
La gente más entendida de estas criaturas paradojas dicen que debe tratarse de la criatura llamada Ferromandra, que, según unos viejos escritos, dejó la tierra en cenizas con sus rayos.
Cuando Irida intentó levantarse, sus movimientos fueron interrumpidos debido a la mano de la misma persona que la salvó, Adaman le estaba ofreciendo ayuda para levantarse.
— ¿Me tarde mucho? — preguntó el jerarca.
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Fin del capítulo.
El combate continúa...
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