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CONTINUAMOS.


Con el peligro acechando a las afueras de la mansión, ninguno de los que estuvieran adentro estaban seguros, las horas se habían vuelto segundos, todo pasaba tan rápido, el esperar que amaneciera se volvía una meta al que debían de llegar.

El silencio era su única arma que les quedaba, sabrían que algo estuviera apunto de entrar, con las finas orejas de Loona, podrían actuar rápido.

Quedaba mencionar que ninguno de los dos habían dormido en toda la Noche, Loona había estado por varias horas sentada en una de las mesas de la sala, apuntando su vista a la puerta, con sus orejas alzándose por cada leve ruido que proviniera de afuera.

Su amigo, fue quien menos pudo soportar todo este lío, pues no tenía las suficientes energías, Loona podía pasar tiempo sin comer pues siendo una sabueso entrenada por su padre, sabía que en momentos de asesinatos no debía provocar ruidos, nisiquiera por molestias estomacales.

Grandes ojeras con apariencia de antifaz se miraban en los ojos del hombre, recostado sobre la pata de la mesa al lado donde igual manera su amiga miraba a la puerta, ambos habían tomado el papel de un guardia nocturno, mantener la única entrada que les brindaba entrar a las personas que estuvieran afuera, protegida.

Loona miraba con pena como la cabeza del hombre se ladeaba de un lado a otro, recordaba que el día anterior este había dormido mucho pero reconocía que al ser una raza débil, no brindaba tanto apoyo en varias cosas como la resistencia y dominación.

— Nada...

Dijo con voz vaga el hombre al aire, con un tono muy apagado.

— No a pasado nada... Desde que nos arrojaron la cruz — apenas si pudo levantarse del suelo.

— Deben estar esperando a que salgamos de la mansión.

— Stella, no a regresado.

— ¿Que mierda estamos esperando? Deberíamos irnos de aquí, podemos usar un portal que nos lleve lejos de aquí. — sugirió la sabueso un tanto desesperada y molesta.

El hombre negó ante la idea de la sabueso.

— No podemos, se darán cuenta la forma que usamos para ir de un lugar a otro.

— ¿Quien putas? No hay ningún imbecil que se atrevería a dibujar un pentagrama en su casa solo por joder.

— No cualquier imbecil, Loona. Son los hombres de traje negro, los locos que me están buscando por interactuar con demonios.

Loona cada vez se ponía más desesperada por no tener más ideas de salir del lugar, no sabían cuántos sujetos podían estar esperando afuera, podían ser muchos, podían ser pocos. No sabían a cuentos se enfrentaban pero lo que sabían es que el tiempo pronto los dejaría cortos.

Sin ningún método se salir, el hombre se desesperaba por no tener una forma de escapar, no tenían con que objeto pelear, probablemente buscarían en alguna parte del sitio pero contra los hombres de una unidad de caza de demonios, sabían que tendrían mejores cosas.

La furgoneta estaba a unos cuantos pasos de la salida, escapar no les era tampoco una opción, podrían percatarse que auto es el que la compañía usaba para entrar y salir de los reinos.

— Yo... No recuerdo si traemos armas en la furgoneta — comento Loona, volteando a ver a su amigo confusa.

— ¿Armas?.

— Puedo pelear contra ellos a cuerpo, pero tú no tienes nada con que defenderte. Aparte de que tienes cara de pendejo, por no dormir.

— Vete a la mierda, puedo salvarme por mi cuenta. No necesito que me ayudes o me defiendas.

— Vamos idiota, seamos honestos. Nisiquiera puedes contra mi — Aclaró Loona con una expresión desafiante, marcando seguridad en si misma.

— No recuerdo que pasará eso la primera vez que te conocí en el bar.

— ¡Jodete! El idiota de mi padre me distrajo por completo — desvío su mirada avergonzada.

Por un largo rato es que ellos se quedaron callados, no podían platicar con tranquilidad sabiendo que debían de idear un plan para salir del lugar, Loona miraba por las ventanas los lugares o escondites que podían usar para salir sin ser vistos.

La mayor idea que se le ocurría a Loona era catear la furgoneta en busca de algún objeto que los ayudará a pelear, no es que pensara que no les iba pasar nada malo, ella estaba siendo realista.

El enorme auto de Stella, estaba estacionado al lado de su auto por lo que no tendría problemas en entrar sin ser vista por algunos de los hombres que estuviera afuera esperando.

Volteó a ver a su amigo, quien alzó su ceja pensando ya en la próxima locura que su amiga tenía pensado hacer, esté negó molesto al ver que la sabueso se ofrece para salir de primero, el hombre simplemente no quería que ella saliera por su cuenta al peligro, ese no era un plan perfecto para el.

Loona no tenía pensado preguntarle al hombre si era buena idea, está nada más se acercó a la puerta revisando por última vez que no hubiera nada afuera.

— Quédate aquí.

Dijo ella en tono serio saliendo de la mansión, el hombre por su parte solo tubo que soportar ver a su amiga salir desesperada del escondite, preocupado este se asomaba por la ventana para inspeccionar a Loona, que no le llegará a pasar algo malo.

Loona camino con prisa hacia la furgoneta estacionada, tenía la costumbre de siempre dejar las llaves dentro del auto, sin dejar el seguro a la puerta claro.

Abrió la puerta de la furgoneta y como pudo está se arrastró rápidamente hacia la parte trasera, buscaba en los costados de las cosas en busca de algo que pudiera servirles como un arma, tal vez una artefacto que se les haya olvidado sacar.

El hombre muy preocupado miraba a los alrededores, no parecía haber nadie que los viera, no sería tan mala idea si el iba a ver su amiga y ayudarla.

Por un intento de salir, el hombre al tiempo que empujó la puerta, por la ventana este se detuvo por un momento a ver una última vez más. Notó algo brillante en medio de los árboles que rodeaban el enorme muro de la mansión.

En ves de salir, este cerro lentamente la puerta para acercarse más por la ventana y visualizar con más atención a lo que se estaba moviendo en el árbol.

Formaba la silueta de una persona,  recostada en una de las ramas del árbol, las hojas evitaban mostrar con claridad quien estaba montado en el árbol, por un segundo volteo a ver hacia donde estaba su amiga, la silueta estaba justamente apuntando su figura al vehículo.

De pronto, mostrándose de las hojas se observó un objeto de punta delgada saliendo de los árboles, el hombre supo perfectamente que estaba haciendo esa persona, muy detalladamente el hombre se quedó observando solo un par de segundos más, al instante que se percatara con claridad, el  corazón del hombre se detuvo por completo.

— ¡Loona!.

Gritó, para después escuchar como fuertes disparos sonaron contra el vehículo de donde estaba Loona.

Dentro del vehículo, la sabueso supo que su amigo había visto algo, lo que no pudo fue reaccionar a tiempo, fue testigo del peligro, escuchando como los proyectiles de un arma impactaron contra el vehículo, por suerte, ella no estaba ahora con las manos vacías.

El sujeto sobre el árbol siguió disparando como si se tratara de llenar todo el auto de agujeros, no dejaba ningun espacio sin aperturar.

Loona se estaba quedando sin tiempo, únicamente portaba en sus manos la escopeta de su amigo, no sabía hacia donde apuntar, pues los sonidos de los proyectiles la estaban perturbando, la única salida era por la puerta trasera, cosa que sabía que podrían dispararle.

— ¡Mierda! — gritó muy molesta.

Loona pateo rápidamente las puertas del auto, usando la puerta como cobertura está se arrojó al suelo para poder cubrirse, por suerte que el auto de Stella estaba estacionado justo al lado donde se había tirado, pudo cubrirse sin tener que esforzarse mucho.

Por un segundo el hombre montado en el árbol dejo de dispararle a Loona, el hombre notó que se trataba de los hombres que lo estaban buscando, este se acercó más al muro de la mansión dejando verse por completo, sacando de sus bolsillos otro cargador.

Viendo a este distraído, el hombre salió por la ventana rota, a toda prisa, correr hacia donde estaba su amiga acorralada, solo le bastaron cinco segundos al hombre para llegar hacia donde estaba ella, los mismos segundos que el hombre recargo su arma y empezar a disparar contra el auto.

— ¡¿Todo bien?! — exclamó revisando a su amiga.

— ¡Idiota! ¡¿Porque no dijiste que traías tu arma?! — golpeó el hombro de su amigo — ¡Tarado!.

— ¿Que? ¡¿Porque putas iba traer un arma en casa ajena?! — gritó confuso — ¡Da igual! El imbecil está trepado en el árbol, tienes que derribarlo.

— ¡Bien! Tú lo distraes y yo le pegó.

— ¡¿Que?! ¡No me voy a salir así nomás! ¡Estás idiota Loona! ¡Házlo tú!.

— ¡Yo sé porque demonios lo digo! ¡Confía en mí! — se levanta del suelo para asomarse por las esquinas del auto — ¡Ve rápido!.

— ¡Demonios!.

No podía dejarse llevar por el plan casi perfecto de Loona, el hombre no quería morir por forma de distracción, aunque el tiempo no le sobrará. Ya no podía seguir cuestionando el plan de Loona.

Con el valor reunido, el hombre salió de su escondite hacia terreno libre, sin dejar de correr este gritó el nombre de su amiga para que actuará rápido.

El sujeto siguió con la boca del arma al hombre corriendo hacia la mansión. Se le miraba realmente contento al tener a su víctima fuera de su escondite. Inmediatamente este empezó a disparar contra el hombre, casi seguro que iba poder matarlo.

Por un descuido dejo de ver a la sabueso oculta, todo su cargador empezó a ser vaciado contra el hombre. Lo que quiso Loona era ubicar bien la posición del sujeto que disparaba.

Loona saltó de donde estaba para colocarse rápidamente sobre el auto de Stella. Con su ojo puesto en los destellos que salían de un árbol, Loona dejo salir un fuerte tiro de su arma hacia el árbol.

Estaba muy segura que le había pegado al sujeto escondido, lo confirmo al ver un bulto negro caer al frente del muro de la mansión, el traje que el sujeto portaba era el mismo que recordaba haber visto en aquellos sujetos que los cazaban.

— ¡Cuantos tiros usaste y yo solo necesite uno! — gritó orgullosa sacándole el dedo al sujeto tirado — Idiota.

La sabueso corrió hacia donde su amigo estaba colocado.

Este no había podido correr tan bien que digamos, la adrenalina y el borde de la muerte lo habían echo dudar hacia donde podía correr, nisiquiera tubo tiempo para levantarse del suelo y revisar que no le estuvieran disparando.

Loona al levantar a su amigo, notó como el hombre se tapaba su oreja derecha, por desgracia había recibido un fuerte rozón de la bala en su oreja, dejándole con una zona partida y muy mal herida.

— Mierda, quédate quieto — dice con una risa burlona viendo a su amigo — no mames, te perforó la oreja.

— ¡Vete a la mierda! ¡Por poco me muero! — empuja molesto a la sabueso — ¡Maldita cabrona, si que tienes agallas para mandar sin pensar!.

— ¡Ja, ja, ja, ja! No mames, tranquilo idiota, da gracias que no estás muerto — dijo entre carcajadas.

— Si lo estuviera, te joderia por el resto de tú vida — exclamó molestó, levantándose del suelo — Me duele mucho.

— Ya idiota — le suelta un leve golpe en su codo — Lo siento, no se me ocurría nada, solo pensé en tú presencia.

— Si, útil como carnada... Cosa que funcionó...

Ambos voltearon a ver al sujeto tirado en el suelo. Loona había logrado derribarlo usando a su amigo como distracción, el sujeto al parecer había estado esperando a que ambos salieran de la mansión, no se esperaba que le jugarían un truco.

La pareja de amigos caminó hacia el cuerpo del hombre tirado, con la precaución de que no llegara a levantarse, Loona seguía apuntando al cuerpo del hombre tirado en el suelo. Lo curioso es que el cazador tirado en el suelo formaba en sus ojos una figura rara.

Viéndolo más de cerca, el cazador se miraba un poco más grande de lo normal, en sus ojos se notaba como las pupilas eran cubiertas con un líquido negro que brotaba desde el interior.

Sus uñas eran muy largas, notaban como este cazador tenía un aspecto muy extraño, a comparación de, ____. El cazador se quedaba muy atrás con su aspecto sobre natural con la de un ser humano.

El hombre se acercó lo suficientemente como para mover el cuerpo del cazador y revisar sobre su ropa si traía algo, no sabía porque lo hacía pero debían de conseguir una pista.

— ¿No quieres también chuparle la verga? — comento Loona, apartando su amigo del cuerpo — No trae nada idiota, deja de revisar.

— Debe traer algo, osea. Míralo, nisiquiera se parece a un ser humano como yo, sus pupilas son negras.

— Bueno... Pues al menos deja de to-...

Loona al estar hablando con su amigo no se dió cuenta que el cuerpo del cazador se había levantado de golpe, una velocidad sobre humana habitaba en ese cuerpo. Ambos voltearon a ver al cazador, cómo este hombre empezaba a sobar la herida de su cuerpo.

Quedaba por aclarado ante los ojos de la pareja de amigos, que el cazador ya no tenía la herida que había impactado en el, su pecho había cerrado por completo su herida, solamente con su ropa dañada este mostraba sus heridas cerradas.

En forma de cuatro patas este se retiró salvajemente de inmediatamente de la sabueso que era la más cercana a el, entre gruñidos miraba fijamente al amigo de Loona, como si algo le molestará en el.

— ¡Mierda! — gritó el hombre, tomando la escopeta que traía su amiga y apuntarle al cazador — ¡¿Que hiciste?!.

— ¡Yo no hice nada! — respondió Loona alterada, observando al cazador.

— ¡Loona, esa cosa está viva, no es un ser humano! — gritó disparando al suelo justo al lado del cazador — ¡Retroceda!.

Gritó el hombre, aunque disparará. El cazador seguía viendo fijamente a los ojos del hombre, con sus pupilas negras.

Era lo más extraño que Loona había visto en un humano, su comportamiento tan agresivo y su forma de actuar la llevaban a recordar cosas que había visto o más bien leído en algún sitio familiar.

El cazador gateaba rápidamente en cuatro patas, queriendo atacar al hombre pero este se lo impedía disparando en su camino y asustandolo obligándolo a detenerse. Lo que más odiaba el hombre de la cosa eran sus gruñidos, emitía un espantoso sonido.

— ¡¿Que hago?!.

— ¡No sé, actúa de una manera brusca! ¡Me estoy imaginando una idea la cual no deseo confirmar! — comentó de igual manera empezar a gruñir contra el cazador.

— ¡Lo voy a matar!

El hombre empezó a disparar contra el cazador, esperaba acertar más de algún tiro pero cómo antes, parecía ser que las balas no le afectaran mucho, las heridas que le provocaba los proyectiles se cerraban en cuestión de segundos, nisiquiera un gritó de dolor salía de la cosa.

Loona ya no podía pensar más en la idea que le brotaba en su cabeza, el haber leído el libro de su padrastro había recordado una infinidad de cosas que se podía practicar en diversos casos.

Una de ella hablaba sobre los seres humanos y su mecanismo, su energía pura, la única esencia capaz de ser posible poseer en casos excepcionales, su alma.

Cada ser humano poseía esa esencia dulce y armoniosa, pero. Sería posible intercambiar esa esencia pura con maldad, ¿Negra?. Un veneno capaz de controlar mentalmente el mecanismo humano.

La posición completa de su cuerpo, únicamente en la que pudiera cambiar esa esencia por la de otra muy distinta y de igual forma incomparable, si.

El libro hablaba sobre posesión demoníaca. Loona había recordado ese último detalle, explicación y razonamiento pudo entender.

Una bala no acabaría por completo con ese cazador, tenían que usar otro método. Uno que ella no sabía.

— ¡Loona! — gritó volteando a verla — ¡No se qué hacer!

Dijo el hombre retrocediendo al igual que su amiga.

— ¡Ya le dispare y no se muere!.

— No funcionará, ¡Esta poseído!.

— ¡¿Que?! ¡¿Como mierdas puede estar poseído ese hombre?! ¡No te creo nada! — expresó confuso, sin dejar de apuntarle al cazador — ¡Si no hacemos algo se nos va tirar!.

— ¡Por favor créeme! ¡No podemos hacer nada contra el! Solamente un arma angelical puede acabar con el, está poseído por alguien.

— ¡¿Angelical?!.

La cruz.

Pensó el hombre de inmediato, si mal no recordaba había metido esa cruz en sus bolsillos, justamente después de haberles arrojado.

El cazador dió un gran salto hacia el hombre, logrando derribarlo contra el suelo bruscamente, Loona al ver cómo su amigo era arrojado al suelo intentaría salvarlo pero el cazador no se había olvidado de ella, con una mano detuvo el ataque de Loona.

Tomándola del cuello este hizo que se detuviera de golpe, no iba volver a caer otra vez, la sabueso enterraba sus garras en el agarre del cazador poseído, este aunque sintiera el dolor, no le era lo suficientemente para soltarla.

La vista de la sabueso empezaba a ponerse borrosa, estaba dejando a la sabueso sin aliento, por desesperación intentaría patear el rostro del demonio, aunque ya no le quedarán tantas fuerzas por el fuerte agarré, Loona no se iba rendir tan fácilmente.

Golpeó incontables veces el rostro del poseído, casi dejarlo inconciente por completo, pero que mal que no pudiese detenerlo del todo.

Muy furioso el cazador soltaría su mano del rostro del hombre para tener ambas manos sobre el cuello de la sabueso, descuidando al hombre tirado en el suelo.

El cazador alza el cuerpo de Loona al aire intentando arrojarlo al suelo y atacarla, con sus dientes afilados este le brindaba a Loona cómo burla una enorme sonrisa, sus labios super extendidos de oreja a oreja.

— Perra de mierda.

Murmuró con voz pesada hacia la sabueso.

— ¿Y-Yo? ¿M-Mierda...? Nah... Tú sí.

Alzó la ceja, solo para empezar a sentir como su cabeza era fuertemente golpeada.

El hombre no solamente había encontrado la cruz, había tenido el tiempo suficiente para clavarla en la cabeza del cazador, había logrado derribarlo causando que este soltara a su amiga al suelo y este caer rendido.

Entre gemidos de dolor empezaba a mencionar muchas palabras y frases raras, unas que no entendía para nada. Pero sabía muy bien que el golpe le había servido para detenerlo.

— Carajo... — dice Loona adolorida — Bien jugado...

— ¿Estás bien? — Pregunta tomando las manos de su amiga y ayudar a levantarla — Creo que... Esto es malo... ¿Verdad?

Le dijo viendo el cuerpo del cazador.

— No entiendo... ¿Cómo lo hizo...? Es un ritual que debes hacer para poseer a otro ser, un solo pentagrama...

— Loona, ¿Donde viste eso?.

— En el libro... Yo lo leí. Y solo se puede encontrar en el libro... Y el estaba poseído, ¿Como...?

— Mira, no podemos quedarnos aquí a pensar, Stella. Esta en peligro en alguna parte del bosque, debemos ir a buscarla y escapar de aquí lo más pronto posible, si nos quedamos más tiempo aquí nos van a matar.

— ¿Cuantos crees que hayan...? — preguntó seriamente — debemos tener mucho cuidado.

— Lo sé — observó el cuerpo tirado en el suelo.

La cruz podía servirle mucho para acabar con más cazadores de ese nivel, nisiquiera hubo un segundo movimiento luego se haberle enterrado cruz en su cabeza, parecía funcionar como una especie de arma.

Sacó la Cruz de la cabeza del cazador para después limpiarla con su ropa y verla de cerca, con la figura del mismo y único Dios, no dudaría en usarla nuevamente contra ellos.

— Yo usaré esto, tú. Usa la escopeta.

— Bien...

— Vamos... Solo una cosa — dice con voz temblorosa — M-Mira, se que puede que esto sea algo serio.

— Yo también te quiero idiota — exclamó con un fuerte sonrojo en sus mejillas.

No era lo que había planeado decirle el hombre a su amiga, pero con el saber que su amiga le daba su cariño antes de pelear le bastaba, tan rápido se había quitado ese temor de expresar palabras fuertes a la sabueso.

Ambos, armados de valor y armados ya en manos, empezaron a caminar hacia el bosque, a lo más profundo de lo que les esperaba, el cielo pronto empezó a pintarse de un color muy oscuro, más que una noche, parecía ser que iba a llover.

Una tormenta se estaba acercando, bajo las sombras de los árboles se mostraba la presencia del hombre junto a su amiga.

Aunque pareciera un tema que la sabueso ya sabría, el hombre notaba la expresión de su amiga, parecía está tener algo de incomodidad, no era tan creíble que la sabueso fuera a expresar miedo en los seres humanos, bueno. Seres poseídos.

Dijo que la manera de buscar el conjuro de la posición, era através por el libro del príncipe, Stolas. A menos que estos hubiesen logrado recopilar los datos para poder también controlar a los humanos con maldad demoníaca.

Loona empezaba a llenarse la cabeza con locas ideas sobre los cazadores, Loona tenía la idea, la horrible idea que los cazadores tuvieran el libro de su padre en sus manos, el libro en manos equivocadas podía ocasionar bastantes problemas, tanto en la vida como en la muerte.

Su pelaje poco a poco se iba erizando, estaría en grabes problema si los humanos ahora tuvieran el control del libro, Stolas quedaría decepcionado de ella, y sobre todo su padre, aunque no le importará mucho los regaños que fuera a decirle pero no quería ganarse el regaño de ambos.

Mientras más se adentraban al bosque, la pareja de amigos iban notando como el suelo empezaba a mostrarse bastante manchas negras, zarpazos en cada tronco de los árboles.

No parecían estar tan lejos de lo que fueran a encontrar.

— Apunta muy bien a sus cabezas si es posible derribarlos.

— Porfavor no vayas a cometer una estupidez — dijo en tono molestó, apuntando con su arma al frente — No quiero perder al único imbecil que estuvo a mi lado.

— ¿En serio? ¿Vamos a ser sinceros? — preguntó, muy halagado al comentario de su amiga.

— Pues si, tenemos serios problemas ahora y solo nos tenemos el uno al otro para cuidarnos la espalda. Si vas a morir al menos debo hacerte saber las cosas buenas que pienso de ti.

— No sé si preocuparme por qué me dejarás morir o sentirme bien por saberlo de parte de ti.

La lluvia empezó a caer por todo el bosque, los truenos empezaron a caer con forme las gotas de lluvia empezaban a ser sopladas por el viento, el dúo de amigos se veían obligados a ir a paso lento, pues el camino empezaba ponerse muy empinado.

Mirándose a los ojos, sabiendo que se tenían el uno al otro para cuidarse, ambos deslizaron sus cuerpos camino abajo, adentrándose más allá del bosque, pues a lo lejos la sabueso había notado un viejo molino.

El único sitio donde podrían haberse llevado a Stella, aparte de que el camino de manchas negras los llevaba a esa misma dirección.

Los ojos rojos de la sabueso resaltaban en la oscuridad del bosque cubierto por la tormenta, su arma cargada, sus dientes al filo ya listos para morder a los cazadores, su mirada acechando al frente, esperando ver algún movimiento de los cazadores, Loona tenía el miedo por dentro, pues por fuera solo sentía la necesidad que acabar con el misterio.

El hombre poco a poco fue dando su vista al frente, el camino de manchas negras se había acabado, ambos llegaron al molino, un molino bastante viejo y en muy mal estado, a sus alrededores habían desechos de basura y pedazos de cristalería de botellas alcohólicas.

No parecía haber nadie en ese terreno, para ser un molino bastante grande no era tan llamativo, Loona estaba segura que debían de estar esperando en alguna parte del rincón.

Ambos cruzaron la cerca que delimitaba la yerba del molino, los árboles rodeaban por completo el sitio, aunque en la parte trasera del molino quedaba un enorme espacio abierto con más cosas por encontrar.

El hombre junto a Loona caminaron por el molino, viendo a los alrededores en busca de alguna pista, lo curioso era que las manchas quedaban aún dentro del molino, dentro de este no había nada más que un gran espacio abierto.

Por las paredes solo resaltaba los fuertes relámpagos de la lluvia, parecían haber caminado en vano.

— Mierda... Creí que nos llevaría a ellos. — comentó la sabueso muy molesta.

— No sé... Sigamos buscando. Deben estar cerca.

— No hay nada, lo único que veo aquí es mierda por todos lados, mierda y más mierda. Mis patas me están doliendo.

— Quisiera estar durmiendo ahora, no soporto estar así.

Nadie se percató que a sus espaldas, en medio de toda esa oscuridad vagaba una silueta, los fuertes relámpagos y el sacudido viento no permitía a la sabueso detectar que había a sus costados.

La única luz que podía guiarlos era el de la salida, no había nada más que ver en ese sitio, el olor solamente estaba empezando a empeorar cada ves más, empezó afectar mucho la nariz de la sabueso.

Loona se tapó gravemente su nariz, no podía olfatear nada con ese aroma, su amigo se le acercó para tranquilizarla un poco. Tomándola del brazo la llevo hasta la salida donde del otro lado del molino donde pudiera calmar su nariz.

Fue tan penetrante ese olor que ambos fueron obligados a salir del molino.

Al llegar a la salida, la pareja de amigos quedaron completamente perdidos, en toda esa hierba alta habían diversas camionetas estacionadas al rededor del campo espacioso.

Se detuvieron por un segundo a pensar de lo que pasaba, no había ninguno dentro, el lugar estaba vacío, pero la mancha negra aún seguía viéndose por la hierba que dirigía un pequeño camino hacia algunas rincones de los autos.

— Con cuidado...

Dijo la sabueso advirtiendo a su amigo, ambos caminaron en medio de los autos abandonados en forma cautelosa, cualquiera podría salir por alguno de los autos escondidos y atacarlos.

— Bien... Parece que no hay na-.

La voz de había quedado en seco, sus orejas se alzaron moviéndose a un lugar en específico, su cola muy erizada al igual que todo su pelaje, quedando como si un balde de agua fría le cayera en cima y dejándola media pálida.

El hombre notó el comportamiento extraño de su amiga, notó hacia donde apuntaban las orejas, justo a un par de pasos de su lado izquierdo, quedando con la mirada en bajo, cómo buscando la razón por la que su amiga estaba distraída.

— ¿Loona?.

— ¿No los escuchas...? ___. Estan aquí. — dijo alterada, levantando su arma.

El ver a su amiga alarmada le hizo sentir demasiado pánico, el no veía a nadie pero Loona tenía mejores sentidos que el, por lo que no debía de estar mintiendo o alucinando.

Cómo ella, se quedó atento a sus alrededores, poniéndose detrás de ella con la cruz en sus manos, el viento cada vez iba soplando con más fuerza, algunas puertas abiertas de los autos se cerraron por los empujones.

Loona ya no parecía estar en si, luego de apuntar a sus costados.

Una hoja volando por los aires se estrelló en su pierna quedando estancada, por poco y la sabueso dejaba salir un tiro al aire, estaba lo suficientemente alterada cómo para disparar al aire.

El hombre tomó la hoja muy curioso.

— Que raro... Esta hoja se parece mucho a las que están en el libro de t...

— No es cierto, ¡Carajo! ¡Es eso, LA HOJA! — exclamó ella tomando la hoja bruscamente — ¡Joder!.

— ¡Loona! Calmate, debe ser otra hoja.

— ¡No lo es! ¡Claro que no lo es! ¡Es la misma hoja! — gritó ella, estando tan desconcertada está empujó al hombre.

Para el hombre no parecía ser tan malo, pero para Loona esto era un problema. La hoja pertenecía del sagrado libro de su padrastro, ¿Como había llegado a las manos de esos sujetos? La hoja no solo contenía la forma más rápida y letal de poseer a un ser viviente. Del otro lado de la hoja había algo más.

La puerta que les brindaba viajar entre lugares, los cazadores tenían la respuesta, seguramente ya habían querido planear este momento, a todo esto. ¿Que tenía que ver la ex mujer de Stella?.

No importaba que tan alterada estuviera, Loona sabía que era una pérdida de tiempo lamentarse, en vez de eso. Llevó su mirada algo apenada hacia donde su amigo quien se levantó del suelo sacudiendo la suciedad que se le había quedado pegado.

Con una mirada fija en sus ojos, está rozó sus dedos en su codo muy apenada por haber empujado bruscamente a su amigo, colocando una expresión de vergüenza. Loona desvío la mirada al notar que su amiga la miraba con una pequeña sonrisa.

— Lo siento... Es que no sabes que podría pasar si... Lo siento de verdad.

— Tranquila... Entiendo que estés mal, pero podemos arreglar esto, sabemos que debemos de eliminarlos, ya. Si alguien más que ellos se enteran que tienen la puerta hacia el infierno, tal vez se metan en problemas todo.

— Lo se... — respondió molesta, sentándose sobre el capo de uno de los vehículos — Estoy en problemas...

— No eres la única que usa el libro, seguramente a sido otro. — intento animarla poniendo su mano sobre su hombro.

—  Tal vez pero... No puedo pensar.

La sabueso ya con el cabello mojado y escurriendo, tubo que acariciar y sobre todo peinar de su cabeza, la lluvia dentro de poco se iba apagando y con ello los desastres que arrasaba, aunque la sabueso, aún tenía la mente muy tupida en el libro de su padrastro.

Antes de ver a su amiga, sus orejas rápidamente se levantaron, de una y la otra se movían a  dirección al aproximado sonido que se presentó en medio de todo el lugar, era el sonido de los pasos de alguien.

Ambos habían escuchado el mismo ruido, tanto la sabueso como el hombre, que rápidamente estos se acercaron el uno al otro, la sabueso con su arma apuntando a lo que fuera que llegara, mientras que de igual forma, el hombre cubría la espalda de su amiga que no llegarán a jugarle sucio.

En medio de todos esos autos, la voz de una mujer empezó a escucharse, el tono era la de una mujer bastante alegre pero a la vez temblorosa, los pasos sonaban en dirección de donde estaba el hombre, a lo que Loona volteo a donde a su amigo para apoyarlo a lo que se le estaba acercando.

La pareja de amigos quedaron en shock al tener que toparse con una mujer de traje negro, al igual portaba unos lentes negros pero bastante dañados, su ropa brotaba un líquido negro y putrefacto.

No hubo necesidad de preguntar qué era lo que quería y quien era, pues no les sería algo nuevo que uno de los líderes estuviera al mando del plan en aquel bosque.

— Al fin... Lo encontré.



CONTINUARÁ.

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