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CONTINUAMOS.

— ¡No son nada más que simples peones de esa perra!.

Dijo la sabueso en rabia devorando a una de las manifestantes, clavando su hoscico en el cuello de la chica para profundizar sus dientes entre está y al cabo de unos segundos la cabeza de la chica quedaría prendida con tejidos de su piel, todas esas personas no se dieron la vuelta, más bien decidieron confrontar a los seres demoníacos con los objetos que tuviesen en sus manos.

El hombre quien disparaba contra las mujeres, estaba cargado de enojo y frustración. Algo le hacía incomodar en esa misma escena, no pensase que fuese sus acciones de matar a toda una multitud entera, más bien la clase de acciones que estaba repentinamente tomando ya. Pasando de estar alcoholizandose con la hembra que lo tiene como loco, a matar en una tarde muy alocada entre manifestantes.

Se estaba convirtiendo algo más que un simple sicario de emociones escasas, en el hombre que toda humanidad no desearía de su existencia, en un mal para el mundo. Tomando el ejemplo de los seres que habitaban en ese infierno, se estaba tornando a uno de ellos pero no sabía cómo expresarse mentalmente a su problema, le era más fácil apretar del gatillo y matar sin razón a qué pensar con razón.

— ¡Mueran, no son nada malditas perras, solo mueran! — grita ___ golpeando a una de las mujeres con su propia arma — ¡Aquí tienes mi voto a sus peticiones!

El pequeño diablillo saltó a los hombres del hombre, tomando ahora más altura y sacando ventaja para seguir disparando contra las personas que se acercarán a golpear a su compañero, el trabajo en equipo es algo que también caracteriza al grupo de compañeros, más con los tipos de sicarios infernales.

Millie ruboriza al ver cómo su prometido defendía las espaldas de su compañero de trabajo le hacía enloquecer volviendo a qué está hiciese lo mismo y con su cuchillo, estancarselo a las personas que los empezaban a rodear, tomando en cuenta que ella se montaba en las cabezas de sus víctimas y únicamente les abrió su cuello.

Loona disfrutaba ver a sus compañeros masacrar a las personas, con una macabra sonrisa en su rostro era la forma en la que hacía retroceder a las pocas personas que estaban quedando, su hoscico escurriendo la misma sangre de sus oponentes le era exitante saborear de su templo, osea. Sus cuerpos.

— ¡Cabrones! — el diablito disparó su último cargador — ¡No tengo más balas!.

— ¡Yo nisiquiera se porque está cosa sigue disparando, nisiquiera le dieron balas a mi arma! — el hombre solo seguía jalando del gatillo de su arma, pues estaba agradecido que su arma siguiera disparando.

— Chicos... ¡Tenemos un problema mayor! — apuntó Millie al frente.

Más adelante de la calle se hizo presente ante las miradas de todos un enorme camión blindado, el camino no venía del todo solo ya que de su interior bajaron lo que serían militares armados, portando un traje táctico el cual le sería difícil al equipo I.M.P derribar.

El grupo empezó a retroceder, mientras más se acercaban los soldados, el equipo seguía dando sus pasos tratando de encontrar la manera de salir de las calles, habían perdido a su jefe ya que este jamás se presentó en todo el momento de la masacre.

La sabueso gruñía con enojó poniéndose al frente de sus compañeros para cubrirlos por completo, aunque no les sería de mucha ayuda estando en la mira de diversos hombres armados, del camión blindado se alzó sobre su techo una enorme torreta junto a uno de ellos apuntado al rostro de la sabueso, el grupo se habia quedado sin ideas y la única forma de ganar aquella pelea era con un maldito milagro.

— ¡Tenían razón, son unas bestias! — dijo uno de los soldados a sus compañeros — ¡Apunten al perro!.

Antes de recibir los mandatos del soldado, ____ quien se había escondido detrás de sus compañeros. Tras escuchar como la orden fue de apuntar a su amiga, inmediatamente se alzó entre los hombres con el temor de que fuesen a lastimar a su amiga, que otra manera había de salvarlos, ¿Razonar con ellos? Eso no funcionaría.

Poniéndose al frente de Loona, el hombre alzó su arma hacia uno de ellos. Sabía que las probabilidades de ganar eran muy bajas pero no tenía pensado dejárselas muy fácil a todos ellos, así que no tubo de otra más que amenazar a uno de ellos por el miedo de que lastimaran a Loona.

Con voz firme pero temblorosa, el hombre hablo sin dejar de apuntar su arma al soldado más cercano, o al que consideraba que no le fallaría si tiro al cuerpo.

— ¡Diles que bajen sus armas! — le dice molesto.

— ¡Baje la suya!.

— ¡No la voy a bajar hasta que dejen de apuntar a la sabueso! — siguió gritando — ¡Ella es mía!.

Había dicho sin querer que su amiga le pertenecía, claramente esto le hizo esponjar el pelaje de Loona al ver cómo estaba siendo defendida por su amigo, inevitablemente su cola rápidamente se esponjo y empezó a mover de un lado a otro aunque le provocará vergüenza tener este tipo de actitud ante la situación y la presencia de todos aquellos, le fue algo encantador como discutía por su bien estar.

— ¿Ella...? Usted está loco — dice alzando su puño al aire — A mi orden, disparen.

— ¡Te vas a morir si lo haces! — vuelve a gritar a al soldado, sin bajar su escopeta.

Loona sabía que las personas no bajarían sus armas y terminarían de primero con la vida de su amigo, era este instante en el que necesitaba de su padre, aunque el no estaba presente en la escena que pronto sería su último respiro.

El hombre entre dientes miró al soldado que tenía su puño alzado, en cuanto la bajara sería el fin de todo su equipo en especial de su amiga, no importará hacia donde mirase, no tenía escapatoria más que rendirse ante ellos, arrojando su arma y tanto el como su equipo, entregarse, perder no era una opción, el rendirse era para los cobardes, el levantarse es para los fuertes.

Pero algo pasaba entra las manos de aquel hombre, pues que en sus manos al estar sosteniendo su arma le estaba empezando a incomodar, ya nisiquiera sabía que era lo que estaba sosteniendo en sus manos, sus manos empezaron a soltar una pequeña ráfaga de humo, nisiquiera sus compañeros sabían cómo explicar lo que pasaba en las manos del hombre.

El dolor que sus manos soltaban le era tan difícil de soportar que el hombre ya estaba jurando que su arma se estaba calentando, por una última vez el hombre miró de reojo su arma, la cuál está para sorpresa de todos soltó un fuerte estallido, los brazos del hombre empezarían a ser consumidas por las llamas que inexplicable el arma estaba soltando.

Alarmando a los soldados, el que tenía su puño alzado inmediatamente la bajaría para que los demás empezarán a disparar, lo que no contó es que al estar frente a la anomalia, se vería no solamente afectado el hombre, si no también todos los que estuviesen en ello.

El brazo del soldado se desprendería de su lugar al ser cortado por una fina delgada llama de fuego por parte del arma del hombre, sin soportar más el soldado empezó a gritar y agonizar del dolor por la perdida de su brazo.

Antes de dar la orden, su cuerpo empezaría a ser consumido de igual forma por las llamas que el arma habia soltado, quitándole rápidamente la vida del pobre hombre.

____ sin querer arrojo su arma a unos de ellos, el soldado que atrapó el arma empezó a ser consumido por la llamas inmediatamente, tal parecía que todo aquel que tocase del arma sería rápidamente consumido por las llamas, aunque ____ había sido la excepción ya que este solamente estaba tirado en el suelo viendo cómo sus brazos empezaban a volverse a su color natural de su piel, desapareciendo las fuertes quemaduras que hace un segundo tenía.

Loona viendo como los soldados se acercaban ayudar a su compañero en llamas, está inmediatamente cerró sus ojos. Con sus manos juntas está se estremeció por completo empezando a dirigir su mano al costado de su cadera  empuñada, tal parecía que iba realizar algo aprovechando que los soldados estaban alarmados.

Para el equipo I.M.P le fue como un abrir y cerrar de ojos, ya que Loona se había lanzado contra el auto blindado, dentro donde el soldado no puedo accionar rápido y únicamente ver cómo la sabueso se aproximaba a él, su puño fue rápidamente rodeado por un ligero brillo azul, como si su mano ardiera con el mismísimo fuego celestial.

Pues Loona al ser la quien más portaba de aquel libro sagrado, Loona sabía todos los buenos y malos hechizos que se podían aprender en el, uno de ellos tenía que ver con su ataque, su cuerpo aterrizó sobre el auto para finalmente impactar su puño contra el soldado que por desgracia acabo siendo eliminado por el golpe que Loona le había empleado, quemando de igual forma el vehículo con aquellas llamas azules.

Esto la hizo voltear a ver a los demás soldados que por el miedo empezaron a retroceder mientras comenzaban a disparar al equipo I.M.P.

Antes de poder librarse de las bestias infernales, de una calle vacía salió una furgoneta entre los autos quemados, tal se miraba que alguien conducía del auto de su compañía y ya se imaginaban de quién se trataba, atropellando a los soldados que apenas si lograron salir de la vista de Loona, el auto frenó justo adelante de la sabueso, Loona. La cual miraba al cristal del auto con odio y desprecio, dejando salir un fuerte ladrido y alzar sus dedos a la furgoneta.

— ¡Idiota! ¡Pudiste haber llegado antes! — grita Loona al ver cómo su padre bajaba del auto.

— ¡Lo siento chicos! Esperé el momento indicado para salir del escondite y hacer mi entrada, que por cierto... ¡Eso estuvo de puta madre, hija! ¡No sé que mierda hiciste pero fue genial como derribaste esa mierda de un golpe!

— ¡Señor! Tenemos que buscar a la chica, la que inició con este lío antes de que vengan más humanos uniformados.

— Tranquilo Moxx, la perra está atada dentro del auto, me asegure de no perderla. — golpea la puerta — ¡A dentro todos, ahora!.

— ¡La próxima vez que te tardes yo misma te voy a golpear por idiota, Blitz! — dijo su hija abriendo las puertas y entrar.

— ¡Oye imbécil, entra ya!

Blitz gritaba al hombre parado frente a los cuerpos de las personas muertas a su alrededor, el hombre no mostraba ninguna señal de respuesta, observaba cómo los cuerpos de las personas empezaban a quemarse por el fuego que el mismo había causado.

Esta imagen fue algo penetrable a su conciencia que a los pocos minutos empezó a manifestar ciertas descargas a la cabeza del hombre, miró de reojo sus propias manos, sus manos cubiertas de la sangre de todos esos seres vivos,

Sus amigos miraron como un hombre con su mirada fría se montaba en el auto y cerraba la puerta con fuerza, Blitz al ver a su último empleado subir, encendió rápidamente su auto y se dirigió lo más lejos que pudo de la escena ocasionada, su siguiente movida era esperar a que su pareja abriera un portal al infierno, no tenían tiempo ahora que los humanos los empezarían a cazar.

Intentaron alejarse lo más lejos posible de la vista de las personas de la ciudad, implicando salir de ella y dirigirse a las áreas menos habitables o tan siquiera dónde nadie pudiese ver a una raza demoníaca andar como si no hubiesen echo algo, Blitz procuró desviar el camino de los oficiales de cualquier manera.

Muchas personas buscaban y buscaban a los responsables de las muertes de todas las personas de la manifestacion, y aunque siguieran buscando, le sería inútil seguir intentando hacerlo.

Más allá del bosque, entre las montañas más altas se encontraba saliendo dentro de cierta furgoneta un par de diablillos, un sabueso infernal y dos seres humanos, únicamente les hacía falta tomar la foto de la chica que habia ocasionado todo ese problema, Blitz arrojó el cuerpo de la chica contra el suelo, ahora que estaban fuera de la vista de las personas, no tenían porque tener que ocultarse de ellos.

— Oye perra, arruinase mis planes, ¿Lo sabías? — dice Blitz paseando al rededor de la chica — Una mierda como tú es insoportable.

— ¡Alejate satanás, alejate de mi! ¡Dios por favor ayúdame, o mi señor por favor!

— Que falsa, clamas con odio hacia los hombres, cuando le estás pidiendo ayuda a un ser espiritual que también lo es ¡Vergüenza es lo que debería de darle! — dice Moxxie negando con un solo dedo.

— ¡Alejate...!

— Me exita escuchar gritar a esta perra. ¡Moxxie! ¿Que tan malo sería hacer un trío con ella y tú perra?.

— ¡Jefe!.

En todo eso que sucedía entre ellos, entre la pequeña colina del camino, ___ bajaba lentamente. Ahora el ya estaba empezando a tener problemas con el mismo y acerca sobre su trabajo, recordaba la escena de todas las personas muertas y masacradas a sangre fría, las fuertes llamas consumiendo sus cuerpo por completo, las voces que tanto le suplicaron el perdón y no les fue concedido.

Únicamente estaba confundido pero su confusión le empezaría a traer problemas con su supuesta rutina diaria actual en el infierno, no quería tener que convivir ahora con el equipo estando ocupados con al chica, llegando lo más lejos que pudo, ____ se arrinconó junto aún árbol en curvado que apuntaba hacia la carretera, un poco de silencio era lo que quería.

En sus manos sostenía el arma maldita, como un simple objeto puede tener toda esa intensidad de cosas extrañas dentro, que clase de arma le había sido dado, cuando está cosa el mismo terror para el, le fue tan raro ver sus manos negras y echas cenizas para que de un segundo a otro volviesen a estar como antes, su miedo le hizo arrojar su arma lejos de su alcance o fuera al menos de su vista, no quería tener contacto con un arma demoniaca aunque no pensará que ese tipo de cosas fuera echa por la raza demoníaca.

Antes de notarlo, su amiga Loona llegó al sitio donde esté estaba descansando, estando recostado contra el control del grueso árbol, la sabueso se acercó a el para mover su mano que tapaba de su rostro, una expresión angustiada fue lo que vio Loona en su amigo el humano, ahora que problemas podía tener el hombre si ya habían acabado con la misión.

Loona con curiosidad miró los ojos del hombre y empezar hablarle.

— Aquí estás... ¿Que haces aquí?.

— Oh... Hola Loona — siguió con su mirada al frente — Pensé que estabas también torturando a la chica.

— Si, pero es irritante escuchar sus gritos de perra loca — tomó asiento al lado del hombre — ¿Estás bien?.

— Claro que si, ¿Porque no estarlo? Digo, matamos a mucha gente, no es que me afecte ver muchos cadáveres... Tirados en el suelo y que sus sangre se manche con la mía.

Loona bajó sus orejas, volteo a ver al rostro del hombre.

— ¿Que...?

— No estás bien, sabes. Es curioso verte, porque de un día para otro, estás mal. Aveces estás feliz, otras veces enojado y ahora que estamos aquí, estás raro.

— ¿De veras? Wau. Eso mismo me lo preguntó yo las veces que te veo enojada.

— Bueno en mi caso es porque me desagrada la gente, pero tú no tienes ningún problema con ellos, parece ser que hay algo más.

— Ay Loona... Tu vida es tan fácil, no tienes porque preocuparte por una mierda, yo de lo único que me preocupo es si voy a estar vivo para el día de mañana.

— ¡Ja! Sin ofender pero los viejos como tú se preocupan si el día de mañana también se les va parar.

— ¡Ja! Jodete.

— No, oye de verdad, dime... ¿Hay algo que te deja en que pensar...?

— Pues ahora que insistes, si. Solo una.

— ¿Y que es? — está movió su cola rápidamente — No es que sea chismosa pero me interesa saber que le pasa a mi amigo.

— Emmm, pues...

Que iba pensar su amiga si se enteraba que el ya no se estaba sintiendo incómodo con su trabajo, matar a los de su raza. Probablemente reaccionaría mal, más tratándose de que su teléfono debía de pagarlo por ese medio de trabajo, ¿Que podía decirle a su amiga?.

Antes que nada, ___ contempló por última vez el entorno en dónde estaba, pensó con calma sus palabras para hacerle entender a su amiga que ya empezaba a detestar su trabajo, recordando las veces que mató a sus víctimas a sangre fría.

Las personas agonizando y aclamando a su creador que les ayudase en su cruel situación, de igual forma si esa persona se merecía la muerte o no. Empezó a darse cuenta que sentía un enorme odio hacia el mismo, por ser el mismo quien les quite la vida a costo de dinero.

Miró a su amiga que seguía esperando que el le hablara y le explicará, trago saliva y desvío su mirada, no tenía el valor de verla a la cara, si mal no estaba el. Loona lo insultaria o se burlaría por no aguantar ver tanta sangre.

— Loona... — apretó fuertemente sus manos — Me está dejando de gustar esto de matar gente.

— ¿Hmm? — ladeó su cabeza, muy confundida.

— Osea, ya nisiquiera me gusta sostener un arma Loona, con lo de hoy... Me hizo ver que aveces no siempre te gustara ser lo que deseas.

— Emmm, idiota. No estoy entendiendo, se más claro.

— ¡Que odio matar gente! ¡¿Ya?!.

— Ay mierda, no hace falta que me grites, ya entendí... Entonces, ¿Era eso? ¿No te gusta matar?.

— ¡No! Dime, ¿Porque putas tendría que gustar eso? Solo un psicópata descerebrado le encantaría, que ese no es tu caso, eres de una raza demoníaca, matar esta en tu sangre...

— Bueno... No sé que decirte, ¿Renuncia?.

— ¿Renunciar...?

— Si... Digo, si está mierda no te gusta, pues renuncia, ¿Es la mejor solución, no?.

— Disculpa Loona, pero si estoy trabajando es porque tengo una deuda, así que, renunciar. No es una opción.

— Pues, la verdad es que dejó de importarme eso ya desde hace mucho tiempo.

— ¿Que?.

— Mira, estar sin mi teléfono. Me hizo hacer ciertas cosas que fueron de mi agrado, convivir con ciertas personas. Me hizo ver el lado bueno de varias maneras como la amistad... Nuestra pequeña amistad que tú y yo tenemos — comentó la sabueso jugando con su cola.

___ sacudió levemente su cabeza en broma sacándole una sonrisa a su amiga.

— ¿Es broma?.

— No idiota... Me gusta esto de convivir con los de mi alrededor, incluso me hace tolerar un poco más a los pendejos que me irritan — golpeó levemente el brazo de ___ — Cómo tú.

— Je... No lo sabía, entonces... ¿Te agrado?

— ¿De que hablas? Claro que sí tonto. Aunque estés algo viejo pero así me caes bien, los jóvenes de ahora creo que son berrinchudos como yo, en cambio tú. Te importa una mierda todo... Tenías razón, la gente de tu edad creo que solo se preocupa por si estará vivo para el día de mañana.

Se armó el silencio que ambos no vieron venir, las palabras que su amiga había dicho le habían levantado un poco el ánimo, aunque también lo habían sorprendido cuando menciono la renuncia sobre su trabajo como sicario, a Loona parecía haberle dejado de importar su teléfono.

La pareja de amigos estaban ahora sentados en medio de un bosque escuchando el sonido de la naturaleza y a la vez ver de ella, Loona recordaba la última vez que ánimo a su amigo en aquella vez que lo vio llorar y tuvo que darle un cálido abrazo, ese recuerdo le hizo verse las manos con emoción.

Su amigo estaba teniendo problemas ahora mismo, ¿Porque no abrazarlo? No estaban a la vista del trío de diablillos, hace poco que habían dejado de escuchar los gritos de súplica de la mujer, remplazado ahora por el bello sonido del viento votando las hojas de los árboles.

Loona miró la distancia de dónde estaba con su amigo, estaba lo suficientemente cerca como para rodear su brazo en el cuello de ___. Pensaba que tal vez con uno de sus abrazos podría levantarle el ánimo a su amigo.

Ella espero a que ___ moviera su mirada hacia otra dirección del bosque, escuchando el crujir de los árboles, ___ volteo a ver a su costado, solo para toparse con su propia arma que estaba recostada ahora dónde el estaba, cuando el la había arrojado hace un par de minutos.

Que más cosas raras vería, un arma quemando a las personas que la sostuvieran o que pudiese cortar con cualquier cosa con sus llamas.

Antes de reaccionar, el brazo de su amiga ya lo había empezado a sentir al rededor de su cuello, dejando rápidamente aún lado el misterio de su arma a estancarse en el afecto que le estaba dando Loona.

Volteo a verla al rostro, solo para ver cómo su amiga prestaba sus ojos al cielo con una cálida expresión, pues esto fue un gesto por parte de Loona para no tener que ver la reacción de su amigo al darle algo de afecto para sus bajos animos.

No puede contener los impulsos de su cuerpo, mucho menos si se trataba de su esponjosa cola, está rápidamente empezó a moverse de lado a lado provocando un fuerte rubor en su rostro, le dió tanta vergüenza tener que mover su cola en frente de su amigo, no quiere hacerle saber que le encantaba estar en esa posición.

___ empezó a sentir lo que hace poco tiempo no había entendido con claridad, el abrazo que ahora le daba su amiga, le estaba empezando a doler tanto, como una chica joven, surgida del infierno pero joven, lo consolaba. Hace tiempo que una persona no se le acercaba para escuchar de su vida, su comodidad.

La última vez que tubo el abrazo de un ser humano fue hace menos de un par de meses, aunque está historia fuese otra que el humano no había contado, pues si. ____ aún le seguía ocultando cosas a la sabueso, no lo sabía del todo. Pero está historia será para otro momento, tal vez uno más crítico.

El hombre no contuvo las ganas de sentía al tener el brazo suave de su amiga sobre el, le encantaba tener contacto físico con la sabueso y aunque esto no era algo que pasaba siempre pero ___ adoraba ser tocado por ella, la vió de reojo una vez más, Loona se mantenía con sus ojos cerrados, seguía sin verlo a la cara pero parecia cómo estar esperando algo.

Loona por su lado estaba calmada, siguiendo con su mismo acto de consolar a su amigo con su pequeño abrazo, lo que no se estaba imaginando es que estaba instando de igual forma a su amigo que hiciera algo como correspondencia, poco a poco fue sintiendo un par de dedos acariciar su delgada mano.

Era ___ quien con solo sus dedos le fue acariando la palma de su mano, aunque tuviese sus guantes sin dedos, Loona podía sentir el tacto de la mano de ___. A los segundos Loona se vio obligada a voltear a ver a su amigo, topandose a un hombre entristecido.

___ estaba lagrimeando sin parar mientras acariciaba la palma de la sabueso, por el brazo de Loona recorrían las lágrimas de tristeza que soltaba su amigo.

Loona sin pensarlo, está reaccionó de la manera más dulce que ella pudiese ser, se llevaría su vergüenza a la tumba y maldecia a los que la llegaran a ver, si antes no lo hizo, pues porque está vez no.

Su hoscico lo fue uniendo con la mejilla de su amigo lentamente al grado que la mejilla del hombre se undiria por la intensidad que se lo apegaba, con sus ojos cerrados está sacó lentamente su lengua para darle una lamida lenta, limpiando las lágrimas que el hombre derramaba.

Loona apretó fuerte el brazo del hombre tras estar dandole una fuerte lamida en su mejilla.

Para ___ le fue como haberle caído balde de agua fría, Loona le había lamido su mejilla, el recibir una lamida de la sabueso lo puso tan alterado que su rostro empezó a emplearle un gran cosquilleo que por intentar rascar sus mejillas, termino colocándole la mano sobre el pequeño hoscico de Loona.

Si quitaba su mano le haría saber que se equivocó de mejilla, así que como forma de afecto, ___ ácaricio lentamente el hoscico de Loona, ahora estos que estaban casi unidos, ninguno supo que decirse al otro.

Loona apartó brevemente su hoscico de la mejilla de ___ para rápidamente levantarse del suelo y lamerse su propio hoscico por sus fuertes nervios.

— ¡Mierda! ¡Ni se te vaya ocurrir abrir tu boca sobre esto...! ¡Te haré mierda si lo haces! — fueron sus palabras que neutralizaron al hombre, está inmediatamente se apartó de él y se fue corriendo del sitio donde el equipo I.M.P se encontraba.

___ sin resistir se levantó del suelo y alzando sus manos al aire, aclamando a los cuatro vientos, "Si puede" grito una y otra vez, casi quedándose sin voz, había echo lo imposible y sin tener que haberse esforzado tanto, Loona le había lamido su mejilla y esto para el fue como haber recibido un leve beso.

Dando vueltas por todo el bosque comportandose como un niño pequeño gritaba una y otra vez, incluso mencionaba el nombre de la sabueso con entusiasmo, intentó escalar uno de los árboles pero en su intento este cayó al suelo tronandos su espalda.

Aún con el fuerte dolor en su espalda, este miro al cielo esperanzado, las hojas empezaban a caer una por una sobre el rostro del hombre y este con una expresión tonta en su rostro, únicamente pintó una sonrisa mientras se tocaba su mejilla para luego susurrar sus últimas palabras antes de batallar por levantarse al haberse lastimado su espalda.

— Lo intentaré contigo.

Justo a tiempo que la noche cayera en aquel anillo, dentro de la mansión de cierto búho, se encontraba el pequeño equipo I.M.P quien estaba ante la presencia de su cliente que les había pedido casi lo imposible, el equipo I.M.P no habían traído a la chica que había ocasionado todo pero si la foto donde se podía ver el cadáver ya quemado.

Loopty con las fotos en mano dibujó en su rostro una enorme sonrisa entre dientes, ahora que habían acabado con todos los manifestantes, el demonio podía seguir adelante con sus planes malévolos y su venta de sus inventos macabros, consideraba al diablito que había matado a todas esas personas como uno de su empleados aunque sonara raro.

Volteo a ver a todo el equipo reunidos en la mesa esperando ver si estaba satisfecho con sus servicios de asesinos, muy contento este alzó la foto para luego ser consumida por las llamas verdes en la mano de Loopty, se desplazó por el suelo hasta el humano también integrado en el sitio, estrechando varias veces su mano con la suya.

Claramente estaba satisfecho, y que forma de hacérselo saber con un fuerte apretón de mano, metiendo su mano detrás de su enorme capa, este arrojó a los brazos del hombre una enorme bolsa la cual contenía una cantidad fuerte de billetes.

El equipo miró a Loopty con una leve sonrisa, habían cumplido con sus órdenes y se habían ganado una enorme paga, Blitz inmediatamente se tiró a los brazos de Loopty y con una enorme sonrisa agradecerle.

— ¡No fue nada! No sé porque los clientes dudan de mi capacidad como sicario — fue arrojado al suelo de los brazos de Loopty.

— ¡Eso fue todo, ahora sí me disculpan debo irme! ¡Mis inventos insanos no se van a vender por si solos, agradezco a todos ustedes por haber matado a esa perra! — apuntó sorpresivamente su dedo hacia la nariz de ___ — ¡Tu! Me recuerdas a mi, cuando hacia todo por dinero, ¡Sigue así, me voy!

Fueron sus últimas palabras para este salir formalmente por la puerta del enorme palacio, el día ya casi acababa y el equipo I.M.P se encontraban totalmente cansados, tras ver al cliente retirarse del palacio, estos cayeron rendidos en el suelo hasta quedarse con la mirada decaída y muy floja al techo.

Aunque estuviesen cansados, cierta pareja de amigos debían de ocuparse de otros asuntos, pues que el día de mañana habían acordado verse con la ex esposa del principe, Stolas. Blitz aún seguía sin saberlo pero estando con el enorme cansancio, ambos optaron está vez por no decir nada hasta el día de mañana.

El dinero fue repartido entre todo el equipo, todos ahora teniendo de su parte, solo les quedó despedirse de la pareja de diablillos, estos salieron del palacio siendo despedidos por su jefe Blitz que empezó a molestar a su mejor empleado, la misma rutina de siempre.

Loona siendo la apartada, esta jaló fuertemente el brazo de su amigo que apenas se había despedido de Millie, llevándose al hombre a su misma habitación, cosa que le fue extraño a su padre ver este tipo de comportamiento en su hija con uno de sus empleados.

Más adelante de la habitación se miraba a una Loona muy pensativa caminando de un lado a otro en medio de la habitación del hombre, mientras que esté solamente se rascaba el mentón.

— Ya te lo dije, no digamos nada hasta cuando estemos con ella — comentó ___.

— Sabes que el imbécil de Blitz es capaz de ir a buscarnos, bueno. Al menos a mí — aclaró con algo de vergüenza a su amigo.

— Mierda, es como perdirle permiso a un padre que me deje estar con su hija, mira. Stolas sabrá que hacer, de todas formas iremos a convivir con la mamá de Octavia, únicamente eso. No haremos nada malo, digamos que le caemos bien a la loca de Stella.

— ¿Y como nos iremos?.

— Tranquila preciosa — dijo recostando su brazo sobre el hombro de la sabueso — Nisiquiera notará que nos fuimos.

— Si tu lo dices...

Para el día siguiente, ¿Que podría salir mal?.







CONTINUARÁ.

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