
Capítulo 1.
Kendall rápidamente jaló sus sabánas cuando sintió la luz del sol golpear directamente a sus ojos y seguidamente escucho una voz.
–Es hora de que despiertes, bella durmiente –dice la tía Julianna con una sonrisa de lado y nuevamente destapo a Kendall –tengo que ayudarte a prepararte para que vayas a la escuela, cielo. Y recuerda que ahora va a ser tu última prueba para que te acepten en el salón de música de la srta. Harrison.
–Si, lo sé, pero... –la voz de Kendall se rompía a medida que hablaba –tengo miedo de no poder hacerlo, tía... Es solo que ya tengo tiempo sin cantar, ¿y si hago algo mal y todos se burlan de mí?
–Mi amor... no digas eso –dijo con ternura, mirándola con orgullo –. Por dios, solo mírate. Incluso con el brazo roto, sigues siendo increíble tocando la guitarra, el violín y el piano. Y tu voz, Kendall... tu voz es hermosa, no dejes que el miedo apague algo tan especial.
Julianna sacó una carpeta de partituras del bolso que había dejado sobre la comóda y la extendió hacia ella.
–Hace algunos meses, antes de que sucediera todo... Tu madre y yo adaptamos Rolling in the Deep de Adele para piano. Ninguna de las dos pudo tocarla, pero tu si puedes. Es toda tuya, amor.
Kendall tomo las hojas con cuidado, como si sujetara un pedazo de esperanza y luego le sonrió a su tía, con los ojos ligeramente brillosos, y asintió.
–Gracias, tía... Lo voy a intentar. Por mí, y por mamá.
Julianna sonrió después de oír aquello y ayudo a vestirse a su sobrina. Kendall sonrió con los ojos llorosos ante la delicadeza de Julianna para ayudarla a vestirse.
–Ven, mi niña, bajemos para que te desayunes, preparé tu desayuno favorito –Kendall sonrió un poco más animada y después siguió a su tía para desayunar juntas –nos tenemos que apurar por que estamos yendo tarde... Ahora tendré que hacer horas extra y llegaré un poco tarde a la casa, ya le pregunté a Ray y me dijo que estaba bien que te quedarás con ellos. Sabes que no me gusta dejarte sola todo el día en casa.
Kendall asintió mientras se llevaba a la boca un pedazo de waffle, al finalizar, llevó su plato al lavatrastes y fue por su mochila antes de subir al auto de su tía.
***
Kendall acomodó su mochila como pudo antes de ponerse una gorra negra y taparse el rostro, detestaba que todos vieran sus cicatrices hechas por el accidente que había sufrido hace tres semanas y en parte de que también no le preguntarán lo mismo.
–Hola, aborto fallido –habla Hannah y se acercó con una sonrisa a su mejor amiga.
–Hola, pequeña fracasada –le respondió Kendall con una sonrisa.
–Déjame ayudarte con esto –habla la castaña tomando la mochila de Kendall.
–Ay, por dios... Hannah, no es necesario, puedo hacerlo yo sola –dice Kendall con las mejillas sonrojadas ante el gesto de su mejor amiga.
–No me importa, sabes que mientras este yo aquí, vas a tener alguien que te ayude... Así como lo hiciste desde el primer día que te conocí en el kinder y quien diría que ibamos a reencontrarnos –le dice Hannah sonriendo con suavidad, haciendo sonreír a su mejor amiga –okay... Por favor, no te enojes conmigo, ¿pero sabes que vas a hacer hoy?
–Lo tengo todo bajo control.
–Ay, por dios. Kendall, tienes meses diciendo eso y hasta ahora no tienes nada –habla Hannah viendo a Kendall con una mueca –allá están Flynn y Julie, ¿vamos?
La castaña y la azabache se dirigieron hacia Flynn y Julie, quienes parecían hablar del mismo tema.
–Hola, pequeñas cerebritos –dijeron Hannah y Kendall al llegar con ellas, divertidas.
–Hola, pequeña decepción y hola pequeña nerd –Kendall, Hannah, Julie y Flynn rieron ante esos apodos.
–Parece que están hablando del mismo tema, ¿no? –comenta Hannah mirando a sus amigas.
–Si, la señora Harrison les dijo que esta sería la última oportunidad para ambas.
–Lo sabemos, estuvimos ahí –afirmó Julie tranquilamente.
–Ugh, ¿y ahora que entrega esa? –exclama Flynn viendo a Carrie con desprecio.
–No lo sé, ¿desesperación? –Kendall y Julie soltaron una risa al escucharse hablar al mismo tiempo.
Carrie Wilson se acerco a las cuatro chicas y detrás de ella la seguía su hermana menor Erin Wilson y un poco más atrás de ellas estaban Nick Evans, el novio de Carrie y Henry Whittmore, el hermano mellizo de Hannah y novio de Erin.
–Aquí tienen, Erin y yo nos presentaremos mañana en la reunión de ánimo –comenta Carrie con una sonrisa falsa mientras le entregaba a Julie y Flynn dos folletos.
–Mi hermana y yo vamos a presentarnos mañana en la reunión de ánimo, sería un honor para mí que estuvieran ahí –expresa Erin sonriendo y le entrego dos folletos a Kendall y Hannah.
Erin era todo lo contrario a su hermana Carrie, Erin era muy dulce, amable y demasiado sociable a la hora de hacer amigos.
–¡Ay, por dios, Carrie! ¡Gracias! –habla Flynn imitando el tono de voz de Carrie.
–¡Ay, por dios, Flynn. Si no quieres no vayas! –contesta Carrie de la misma manera y la sonrisa de Flynn se fue al escucharla.
Flynn apretó la mandíbula al escucharla y después de que Carrie se fuera, arrugó dicho papel.
–Lo siento muchísimo por eso –se disculpa Erin algo avergonzada.
–No te preocupes, Erin –dijo Kendall rápidamente cuando vio el rostro sonrojado de la menor de los Wilson.
–No comprendo por que se comporta Carrie así contigo, Jules. Pero en nombre de ella te pido perdón –comenta Erin apenada.
–No pasa nada, Erin. No te tienes que disculpar por ella –expresa Julie sonriéndole a la castaña.
Erin estaba por decir algo, pero fue interrumpida por el grito de su hermana.
–¡Erin, Nick, Henry, Blake! –los cuatro se sobresaltaron al escuchar la voz de Carrie y rápidamente se fueron de ahí, antes de irse, Erin alzó la mano despidiéndose de ellas.
Flynn observó incrédula a su mejor amiga Julie cuando se dio cuenta de que se quedó embobada mirando a Nick y podía jurar que se le caería la baba.
Henry volteó la mirada, sin disimular nada, notó como su hermana lo observaba con desprecio y Kendall solo lo miraba de una manera... neutral, sin importarle nada, le sonríe de manera coqueta a la morena, quien frunce las cejas con desprecio ante ese gesto.
–¿Es en serio, Jules? ¿Nick? Las cuatro sabemos que se casará con Carrie y tendrán hijos desastrosos –comenta Flynn trayendo nuevamente a Julie a la realidad.
–Pero Nick es amable–.
–Tendrías que hablar con él para saberlo –declaro esta vez Hannah con una mueca de lado –y solo uno de ellos debe de ser un demonio para tener un bebé demonio.
–¡Demonio! –grita Flynn y las cuatro voltean rápidamente la mirada después de que Carrie dirigiera su mirada a Flynn. Kendall y Julie rieron con ganas ante eso.
–Las hicimos reír –dijeron al unísono Flynn y Hannah con una sonrisa.
–Y ahora, vayan a lucirse frente a todos.
***
Nick tocaba el himno nacional de la escuela con su guitarra, al finalizar, todos los estudiantes y la profesora Harrison lo felicitaron.
–Bien hecho, Nick. Casi tan impresionante como tu juego contra Glendell –comenta la profesora, haciendo reír a los estudiantes –muy bien... Nos quedan dos presentaciones más en dueto. Julie y Kendall.
Las dos chicas levantaron la mirada con pena, Carrie solo las veía con superioridad, Erin mostraba su apoyo en silencio, mientras que Flynn y Hannah miraban orgullosas a sus amigas.
Julie se quitó su gorra roja y con las hojas en mano, fue al piano, mientras que Kendall tomaba una guitarra y siendo ayudada por Henry, algo raro en él.
–Gracias –dice la morena un tanto incómoda. Odiaba usar el yeso y no poder hacer las cosas por si misma.
Kendall levantó la mirada y sintió como su respiración se atascaba en su garganta y su corazón latía a mil por hora al sentir como los recuerdos del accidente golpeaban su mente, sintiendo sus dedos temblar.
Carrie observaba a Kendall con una sonrisa burlona al verla temblando. Esto sería interesante.
–Cielo, tranquila, estarás bien –dice la srta. Harrison al ver a Kendall temblando.
–N-no puedo, srta. Harrison, lo lamento mucho, en serio –Kendall intento quitarse la guitarra a la fuerza, pero solo consiguió lastimarse, aquello provocó que un jadeo de dolor escapará de sus labios, Erin, Hannah y la profesora Harrison rápidamente se acercaron a la morena, pero ella ya había terminado de quitarse la guitarra y salió del aula, casi llorando, Hannah fue tras ella y Henry, aunque no quería admitirlo, se había quedado preocupado por la morena.
Y ahora las miradas estaban puestas sobre Julie, quien abrió lentamente el piano un poco nerviosa y acarició con suavidad las teclas del piano.
–Tranquila –comenta la srta. Harrison con una sonrisa que no logró calmar a la Molina.
La rizada toco suavemente las teclas del piano, pero algo en su interior hizo que se arrepintiera y rápidamente alejó sus manos.
Flynn se levanto de su lugar al ver aquella acción, con una mirada preocupada dibujando su rostro.
–No puedo –Julie se levanta de su asiento, apagada.
–¿Y ya tenemos que aplaudir? Digo, por que con Kendall ni tiempo tuvimos de aplaudir, salió corriendo como una bebita asustada –Flynn, Julie y Erin miraron a la castaña con enojo ante el comentario aquel. La rizada salió del aula, siendo seguida por Flynn.
–Ten cuidado–.
–Carrie, ¿por que no puedes cerrar la estúpida boca por una vez? No fue gracioso lo que dijiste –Erin se levanto de su asiento, dispuesta a ir por Kendall, Julie, Hannah y Flynn.
–¿A dónde crees que vas, Erin? Tu no te irás a ninguna parte –Carrie sostuvo con fuerza el brazo de su hermana, provocando que la castaña soltará un jadeo de dolor.
–¿Quieres ver como si lo hago? –Erin se separa con brusquedad del agarre de su hermana y se marcha del aula, dejando a una Carrie avergonzada frente a toda la escuela.
(...)
–¡Kendall, espera. Por favor! –súplica Hannah con la voz rota –me prometiste que lo harías... ¿Acaso no quisieras volver a tocar?
–¡Eso intento! –habla Kendall ahogando un grito –pero no puedo, cuando intento tocar una pieza musical, puedo ver a mis padres mirándome al fondo del pasillo. Fingo que estoy bien todos los días por que no quiero preocupar a mi tía Julianna, suficiente tiene con que Spencer esté en el centro de rehabilitación... No puedo aceptar el hecho de que mis padres ya no están aquí, no puedo seguir de pie si ellos no están aquí para verme.
Kendall se tapa el rostro con una mano, rota. Su respiración es rápida, desordenada, como si las palabras hubieran abierto una herida que llevaba demasiado tiempo oculta.
Hannah se acerca sin decir nada. No la obliga a hablar, no la interrumpe, solo se arrodilla frente a ella y la envuelve en un abrazo fuerte, cálido, de esos que no necesitan explicación.
–Esta bien no estar bien –susurra Hannah con los ojos cerrados, sintiendo a Kendall temblar entre sus brazos –no necesitas fingir conmigo, ¿sabes? Si no puedes seguir de pie sola... te prometo que yo me quedaré de rodillas contigo hasta que puedas levantarte.
Kendall suelta un sollozo ahogado y se aferra a ella como si fuera el único lugar seguro en el mundo.
–Eres mi mejor amiga –dice Hannah con la voz suave, acariciándole el cabello –. Y cuando estés lista, solo cuando tu lo estés, volverás a tocar. Pero no lo harás sola. Yo voy a estar contigo... En cada nota, en cada silencio.
Kendall permaneció abrazada a Hannah unos segundos más, respirando entrecortadamente, dejando que ese silencio lleno de comprensión le hiciera un nido donde descansar.
Cuando por fin aflojó un poco el abrazo, aún tenía los ojos llorosos, pero su respiración era más tranquila. Con voz baja, apenas un susurro, habló:
–Gracias, Han… –dijo, intentando esbozar una débil sonrisa –. De verdad… pero yo… no quiero estar aquí. No puedo.
–¿Quieres irte? –preguntó Hannah suavemente, sin juicio alguno en su tono.
Kendall asintió despacio, bajando la mirada.
–Quiero irme a casa. O… a cualquier lugar que no sea aquí en la escuela, necesito algo de aire fresco.
Hannah tomó sus manos con delicadeza y asintió con ternura.
–Entonces vete, Ken. Yo me encargo de decirle a la señorita Harrison que tuviste que irte. No tienes que explicar nada si no quieres. Y si necesitas que te cubra el resto del día… lo haré.
Kendall levantó la mirada y sus ojos temblaron con agradecimiento.
–Eres… eres lo único que me mantiene cuerda a veces – confesó con un nudo en la garganta.
–Y tú a mí –respondió Hannah con una sonrisa cálida –. Cuando estés lista para volver, aquí estaré. En el mismo lugar. Con los mismos abrazos.
Kendall le apretó la mano con suavidad, se puso de pie con lentitud, y antes de salir del salón, se giró una última vez.
–Te amo, Han.
–Te amo más, boba – respondió Hannah, secándose las lágrimas mientras la veía alejarse por el pasillo.
El eco de los pasos de Kendall se desvaneció, pero la promesa silenciosa entre ellas permaneció flotando en el aire: "No importa cuán rota estés... yo estaré aquí para sostener los pedazos."...
PRIMER CAPÍTULO POR FIN REESCRITO, AAAHHH 🥲✨️
¿Que les pareció? He querido enfocarme un poco más en el sufrimiento de Kendall por la pérdida de sus padres, ya que siento que no lo retrate muy bien y más adelante se ira mencionando a Spencer, hermana mayor de Kendall y sobrina mayor de Julianna.
¡Las/os/es quierooo! 💋💋💋
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