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Veinticinco

Los viernes siempre mucha gente concurría a la cafetería. Por lo general eran chicos de la universidad que venían a estudiar mientras disfrutaban de un café.

Fourth había retomado el trabajo justo ese día, y le tocó el turno de la mañana. El cuál, claramente, odiaba por que tenía que levantarse bastante temprano, y dejando de lado a los jóvenes estudiantes, tenía que aguantar a los viejos malhumorados -mismo malhumor que manejaba él- que iban solo a leer el diario con un café. Además, debía aguantar a ciertos compañeros que le caían tan mal como los alfajores de maicena.

La puerta se abrió, haciendo sonar las campañitas que avisaban cuando la puerta se movía. Fourth estaba de espaldas a la barra donde atendían a los clientes, preparando un café para todos los compañeros por orden del encargado.

—Buenos días lindura, mi nombre es Aou—se presentó el mesero, y Fourth rodó los ojos, pues lo conocía tanto que sabía que estaba intentando coquetear con la persona recién llegada—, ¿quieres llevar la carta a la mesa?

—Hmm... ¡Bue-buenos días! Yo-yo... S-solo quiero u-un café.

Oh. Fourth pudo reconocer de inmediato a aquel chico, y aunque era bastante extraño, no le tomó importancia.

—¡Ok, perfecto Nong—sonrió en grande—. ¿Y no quieres nada más, lindo? ¿Tostadas, Medialunas...? ¿Mí número de teléfono?

Fourth odiaba el tono de voz que estaba usando su compañero, solo la utilizaba para hacerse notar. No pudo evitar dejar la taza con café que tenía entre manos fuertemente en la bandeja y girarse para acercarse a la barra. Colocó los codos sobre la impecable madera y sostuvo su rostro con sus propias manos, acunándolo, mirando con diversión al chico que se sorprendió por notar su presencia.

—Vaya, vaya... ¡Mira a quién tenemos aquí!

Las mejillas del chico se tiñeron de rojo.

—Ho-hola, Fo-fourth.

Aou miró con extrañeza a ambos. ¿Acaso el tonto de Fourth conocía al chico lindo?

—Te encanta perseguirme, ¿verdad que sí?—se rió, gozando de lo tímido que se volvía el otro—. No te culpo, yo también me perseguiría si fuera tú.

—Ai'Fourth, deja de molestarlo—bufó de mala gana, ¿le estaba robando el cliente con tanto descaro? Es más, sentía que le estaba robando el ligue del mes y no, a él no le gustaba perder.

—Creo que el que estaba molestando con su coqueteo era otro, ¿sabías?—le dedicó una mirada burlona, sonriendo de lado en cuanto Aou se escabulló a la cocina con la bandeja que antes él tenía a su cargo—. Chico, ¿vas a querer medialunas o qué?

—No, hmm... Da-dame tu número—se rió, ahora él disfrutando el ver cómo esta vez la piel blanca del mesero se pintaba sutilmente de rojo.

Gemini se alejó del mostrador sin decir nada más y tomó asiento en una mesa cerca de la vidriera, junto a la salida, y comenzó a mirar con desinterés el programa que daban en la televisión que colgaba del techo en una esquina. Muy pocas veces se había sentado a ver Animal planet, otras muy pocas había ido a una cafetería para acomodar sus ideas.

Y ninguna de las dos cosas que estaba tratando de hacer le estaban funcionando. No lograba concentrarse en las tortugas marinas de la tele, si estaba en una cafetería donde Fourth Nattawat era mesero, y peor, que le había rescatado de un coqueteo del que no habría podido salir solo.

—Tu orden, chico—la voz de Fourth lo trajo nuevamente al presente. Mientras dejaba en la mesa la taza de café, y tres medialunas que efectivamente no había pedido.

Gemini se tomó un momento para observar al menor: seguía tan lindo como la última vez, luciendo un mullet  con su cabello castaño, y definitivamente su carácter tierno había cambiado a uno fuerte e independiente.

—Gracias... Pe-pero—señaló las medialunas en el plato.

El mesero chasqueó la lengua contra su paladar, y movió sus casi imperceptibles rulos castaños cuando negó con la cabeza

—Tú solo come, te van a gustar—dijo sin más, y se dió media vuelta para regresar a su puesto.

—O-oye, ¿Phuwin es t-tu a-am-amigo?—preguntó lo más alto que pudo, sintiendo que si no lo hacía en esa oportunidad, iba a perder mucho tiempo en encontrar el momentos indicado

Fourth volvió sobre sus pasos, y le miró con el seño fruncido.

—¿Lo conoces?

—Po-por supuesto, fui-fuimos amigos de pequeños. ¿Lo-lo has v-visto?

—Está en...—el celular del peli-negro comenzó a vibrar sobre la mesa, reproduciendo a un gallo como rington de llamada. Fourth arrugó la nariz—, atiende el teléfono o lo lanzó lejos—señaló el aparato.

Gemini asintió, haciéndole caso. ¿Pero por qué demonios... actuaba como si le tuviera que hacer caso a Fourth?
Negó para sus adentros, y mejor respondió al llamado.

—¿Tío Aof?—la sonrisa en su rostro se fué deformando—, ¿q-qué? n-no... ¿Po-por qué? ¿Qui-quienes...?—el mesero vió el horror en los ojos del peli-negro, y aunque no tenía por qué, se quedó junto a la mesa—, ¡N-No, espera! Ti-tío, tío...

—¿Qué te ocurre?—preguntó, asustado por la forma en que el chico lloraba en cuanto dejó el teléfono sobre la mesa—, ¡dime qué te pasa!

Los ojos negros del chico conectaron con los de Fourth por una milésima de segundo... Podía confiar en él, o ¿quizá no?. Pero le daba igual, era su único amigo aunque no lo supiera.

—M-mi tío está muerto—su voz fue tan baja que Fourth no le llegó a oír. Para Gemini, aún no pesaban esas palabras, tal vez por que lo estaba diciendo como si fuera un secreto.

—¿Qué dijiste?

Las manos de Gemini temblaron sobre su regazo. El humo del café caliente entraba por su nariz, ni siquiera lo había alcanzado a tocar.

—Q-que... Alg-alguien mandó... A ma-mat-matar...—pero otra vez estaba susurrando.

—¡Habla más fuerte porque no te oigo, santo cielo!—pidió con frustración.

—¡Q-que mí tío e-está muerto!—le gritó, qubrandose en un llanto desesperado. Gemini se dió cuenta de que todos miraron a la mesa donde él, sin querer, había levantado mucho la voz.

Oh, estúpido Fourth.

Aou vió la secuencia exacta cuando el chico bonito salía corriendo por la puerta, y Fourth se quitaba el delantal de un tirón para salir tras él.

—Cuando el encargado se entere...—sonrió con malicia.

Quería ver llorar y rogar de rodillas por mantener el empleo a ese maldito de Fourth Nattawat, en verdad lo odiaba.

Pobre Gemini, lo persigue la mala suerte 😭

© ʟᴀsᴠᴏᴄᴇsᴅᴇᴍɪ_ᴄᴀʙᴇᴢᴀ

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