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MUERTE O
VIDA.

Yuna dirigió su vista aterrada hacia ambos demonios mientras su nariz empezaba a sangrar ante la presión qué ejercía ambas presencias.

Se preocupaba más por Evil eye, necesitaba buscar una forma qué lo sacará de allí. Jiji no podría soportar aquella presión.

Empezaba a agitarse, la situación era cada vez más complicada y las dudas atacaban su mente, ¿quién soy?

¿Realmente me llamo yuna?, ¿De dónde vengo?

Cerró sus ojos al sentir cómo cálidas gotas de sangre caían por sus mejillas, empezando a cegarla.

︈─ Tienes qué salir de aquí, evil eye..︈─ le dijo, mientras se ponía de pie a duras penas.

Sus ojos ardían mientras sus oídos también empezaban a sangrar, quizás, si ella no era una humana, podía sacarlo de aquí.

Empezó a imaginar un portal qué llevará a Jiji al plano terrenal, qué lo devolviera junto a Okarun y los demás.

Y así fue, uso su energía para sacarlo de allí mientras aún seguía inconsciente. Yuna cayó de rodillas una vez Enjoji había desaparecido.

Tosió sangre mientras escuchaba las burlas de ambos pecados, llevando su mano hacia su boca para detener el sangrado.

Los pecados son más fuertes cuándo el pecado al cuál representan es constante en la tierra.

Es por eso, qué ambos eran tan fuertes, Belfegor siendo la pereza y Leviatán siendo la envidia.

Su presión era tan similar a la de satanás pero ellos no tenían ni una sola pisca de compasión.

︈─ Es una alegría para mí decírtelo qué te ahorraremos un gran sufrimiento comiendo tu alma.

︈─ No tengas miedo, « Lilith »

Ese nombre, ¿qué era ese nombre?

Yuna cayó al suelo, mientras sus ojos se apagaban. ¿Realmente era ese su nuevo nombre?

¿Quién era Lilith exactamente?, ¿Era ella una humana o qué era?

Al cerrar sus ojos, una lágrima se deslizó por su rostro mientras hasta cerrar sus ojos, la presión qué habían ejercido sobre ella detuvo sus sentidos.

Detuvo sus latidos, provocando su muerte inminente. Habían explotado sus tímpanos, la habían dejado ciega e inmóvil.

Todos sus órganos fueron destrozados y su corazón ya no emitía ni un solo latido, estaba muerta.

Totalmente muerta.

¿Y ya?, ¿Realmente era todo?, su alma sería devorada por Leviatán y belfegor.

Jin estaba junto a Aira y Vamola, mientras qué Baal seguramente estaría junto a satanás jugando cartas.

Okarun y Momo, ojalá ellos estuvieran viviendo su historia de amor, Zuma... ojalá él estuviese bien junto a los demás.

Era cómo tenía qué ser, todos ellos debían vivir sus vidas, esté era el final qué ni siquiera ella pensaba.

Morir a manos de dos demonios, quedando destrozada. Al menos no había arrastrado a las personas qué la habían acompañado.

Pero, realmente...¿Quién eres?, ¿Qué eres?, ¿De dónde vienes?

¿Eres yuna o quién eres?

« Yuna » no existe, nunca existió.

« Yuna » no es más qué un vacío, no es más qué... nada.

Simplemente es eso, es nada.

¿Quién fue la chica qué vivía está historia tan cómica?, ¿Tan increíble?, ¿Tan fantasiosa y romántica?

Qué...¿Que pasaría con la chica qué le encantaba andar en moto y estar con sus amigos?

¿Qué pasaría con la chica qué tenía un dilema amoroso y tenía a sus mejores amigas?

Nada, no pasaría nada

A veces uno tiene qué aprender el límite entre los sueños y la realidad.

" Quiero morir " es una palabra qué es tan fácil de soltar pero tan difícil de sentir.

Ahora solo sueltas cosas sin sentido, al no saber llenar una página de una historia qué es su final o quizás no.

Las dudas no resueltas desatan más y más dudas qué se disparan cómo clavos sueltos a quién escribe la historia.

Porque el propio autor es incapaz de rellenar porque no sabe quién es, no sabe qué le gusta, no sabe sus orígenes.

El autor está muerto, falleció en busca de resolver sus dudas internas, sobre esa estúpida ilusión qué cuándo se rompió, no hizo más qué lastimar su débil corazón hasta frenar sus latidos en contra de su voluntad.

¿Realmente no resolverás mis dudas?, ¿Me dejarás aquí sin más?

« Lilith, tú eres Lilith. » No hay ninguna yuna, tú eres lilith.

No eres humana, tú no eres igual a los demás.

Eres el espíritu qué encarna en la carne en busca de su placer, es un destino.

Tú eliges sí saltar de la vida a la muerte, o de la muerte a la vida.

Tú eres quien inicia y tú eres quién termina, tú eres el Alpha y el Omega.

Eres quién sostiene la luz y la oscuridad, tú eres eso, eres Lilith.

Lilith, la madre de todo demonio.

Tu cuerpo se levanta solo, mientras sus ojos ahora de un destello tan diferente se abren, te pones de pie mientras miras tus manos.

Te pusiste de pie, mientras el poder fluye por tus venas, moviendo tu mirada es suficiente para deshacerte de esa estúpida presión qué llegó a afectar a ‹ Yuna › antes.

︈─ Ustedes... escorias. ︈─ hablaste, con un tono gélido.

Tu voz, similar al cántico de una sirena hizo qué ambos dirigieran su mirada en tí. Viendo tu cabello rubio tan largo y sedoso, qué se movía a un ritmo tan lento.

Bastó con cerrar tu mano para deshacerte del Leviatán, haciendo de él una simple esfera. Mientras qué con belfegor, hiciste qué fuera una simple pluma.

Tú los creaste, tú les puedes quitar la vida. Simplemente miraste cómo quiénes fueron tus hijos deseaban de una forma tan intensa qué murieras.

Sus ojos, antiguamente negros ahora eran de un intenso violeta, junto a su cabello largo que llegaba hasta sus talones.

Con tu simple movimiento, borraste la existencia de aquél plano. Y abriste plano a otro.

La madre del infierno, ‹ Lilith › aquella qué tiene el poder de todo y a a vez de nada.

Ella es el inicio y el fin, todo inicio tiene un final.

Creadora del infierno, creó a cada pecado qué existe en la tierra, si ella fue una pecadora, todo el mundo lo sería.

Quién brilla más allá del Edén, en dónde el cielo no puede apagar su brillo.

Sus pasos fueron lentos, mientras cerraba sus ojos con una sonrisa en sus labios.

« Yuna muere, Lilith renace. »