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Capitulo 1

Jennie siempre fue una chica asustadiza y ¿Cómo no serlo? si era una omega híbrida de conejo blanco, claramente era pequeña y débil, así que siempre odió su tamaño, hasta que conoció a una chica bastante alta. Ella se presentó como Lalisa Manobal, una alfa híbrida de lobo.

Realmente no confiaba mucho en ella, es decir es una híbrida enorme, fácilmente le sacaba una cabeza y eso la asustaba, pero ya que ambas eran amigas de Rosé, no le quedaba de otra que intentar entablar una cordial relación con ella.

Fue bastante fácil, Jennie quedó impresionada con lo amigable que era para ser una alfa, honestamente era algo poco común, normalmente las alfas tendían a ser frías e incluso algo groseras con las omegas, ya que en la sociedad ellas eran vistas como superiores.

Sin embargo Lalisa no era así, ella siempre buscaba su bienestar y la cuidaba, veía por su comodidad así como su felicidad. Para ser honesta, le gustaba mucho, sentía un calor llenando su pecho cuando Lalisa le acariciaba la cabeza mientras la elogiaba.

Cuando Rosé las presentó notó la conexión entre ambas, no les tomó mucho tiempo confiar la una en la otra y la neozelandesa estaba feliz con eso, pues le gustaba ver a sus dos amigas socializando entre sí.

Por su parte, Jennie siempre vio a Lalisa como una figura imponente pero segura, alguien que no vacilaba en decir lo que piensa y lo que siente, por eso fue que un día, cuando peleó con su padre y no sabía a quién pedirle un consejo, decidió que la tailandesa podía ser de ayuda.

Y claro que lo fue, Lalisa la escuchó, dejando que desahogara sus frustraciones e inquietudes sin el miedo a ser juzgada. Cuando Jennie terminó, la menor suspiró mientras parecía pensar sus palabras, una vez que organizó sus ideas habló —Creo que no debes dejarte pisotear por él, eres una omega y eso no te hace ser menos a comparación de él que es un alfa. Juzgar y encasillar a los demás por si son omegas, alfas o betas es estúpido, creo que eres igual de competente que los conejos alfa.— Lalisa terminó tomando las pequeñas y tersas manos de Jennie entre las suyas que eran considerablemente más grandes.

La conejita observó sus manos entrelazadas y el sentimiento de calor apareció, comenzando a extenderse por su pecho y subiendo ligeramente hacia sus mejillas.

Lalisa llevó las manos de Jennie hacia sus labios y depositó un tierno beso en sus nudillos —Tranquila Jen, sabes que cuentas conmigo, pequeña, siempre voy a estar aquí para escucharte y si las cosas empeoran siempre puedo hablar con él de alfa a alfa si es que lo necesitas— jugó con sus dedos entrelazados y midió sus manos poniendo una contra la otra —Eres una conejita muy pequeña— su tono animado puso feliz a la mayor mientras la sonrisa de Lalisa crecía, provocando que sus ojos se achicaran un poco.

El calor en las mejillas de Jennie aumentó, pintandolas de un tono rosado más intenso que antes, sus ojos miraron a la sonriente Lalisa, concentrándose en el hermoso brillo de sus ojos.

La loba también pudo sentir un calor en su pecho, era pequeño, pero le gustaba como hacía sentir a su alfa, pues era algo cómodo que la hacía desear sentir más de eso.

Ambas intercambiaron miradas, las sonrisas se apagaron de forma natural poco a poco, Jennie tragó en seco y relamió sus labios de forma inconsciente, Lalisa no dejó pasar esa acción y su mirada bajó hacia los perfectos belfos frente a ella.

La alfa comenzó a acercar su rostro con cuidado, evitando tomar a Jennie por sorpresa pues no quería asustarla. La coreana por su parte cerró los ojos de a poco, dispuesta a todo con la menor.

Lalisa entrelazó sus dedos de nuevo y cerró sus ojos cuando los labios de la chica estuvieron a centímetros de los propios.

El beso llegó poco después, con ambas relajadas, junto a sus corazones latiendo rápidamente, así como el calor en sus pechos subiendo como loco y sus lobas descontroladas por la situación.

Cuando ambas se alejaron poco a poco Jennie no pudo ocultar la enorme sonrisa en su rostro y de forma extraña su olor se incrementó, ahora Lalisa podía oler con claridad el coco que desprendía la piel de la coreana.

Ambas jugaron con sus dedos sin saber qué decir, Lalisa besó la mejilla izquierda de Jennie, después su nariz y ambas sonrieron cuando finalizó besando su frente —Te quiero conejita— Lalisa no tenía claros sus sentimientos, pero estaba segura de eso, quería a Jennie y por consiguiente, también quería protegerla.

La omega de Jennie saltó emocionada y la coreana no iba a reprenderla por eso, pues se encontraba igual. Besó la mejilla derecha de Lalisa y recargó su cabeza en el pecho de la menor —Yo también te quiero Lalisa.

Ambas ignoraron lo ocurrido por un tiempo, pero no podían evitar desear un segundo beso, así que la tensión entre ambas era evidente, sobre todo cuando estaban solas.

Roseanne notó que algo estaba pasando, pero decidió abstenerse de comentarios para no incomodar a sus amigas, ya que quería que le contaran por sí mismas en su momento.

Jennie también notaba el cambio en el aura alrededor de ambas, era extraño. Las miradas recurrentes de Lisa hacia ella, así como el aumento del contacto físico entre ellas y la omega mentiría si dijera que no le emocionaba la idea de que todo esto indicaba una atracción mútua.

Lisa por su parte estaba decidida a que Jennie fuera su novia, no le importaba lo que tendría que hacer, pero tenía clara una cosa, Jennie iba a ser su conejita.

Decidió que sería bueno dar el primer paso en vez de seguir viéndola con una mirada penetrante esperando a que algo ocurriera por arte de magia. Invitó a la coreana al parque de diversiones, era un lugar divertido y además le daría tiempo para poder estar a solas con ella.

Jennie aceptó emocionada, así que el día de la cita se bañó temprano para después vestirse usando unos pantalones cargo negros junto a un crop-top blanco y unos tenis vans. Se cuestionó un buen tiempo si estaba eligiendo bien el conjunto, pero al final se convenció de que no estaba mal.

Revisó la hora y vio que aún tenía tiempo, así que comenzó a maquillarse de forma sútil, nada demasiado llamativo.

Lisa por su parte vistió una sudera azul e igualmente se colocó unos pantalones cargo negros e igualmente usó un poco de maquillaje.

Media hora después, ambas salieron con destino a su primera cita.

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