
𝟬𝟬. 𝗆𝗒 𝗌𝗎𝗇
Volando en un sueño
Un bolsillo lleno de estrellas
Tú deseándome
Esta noche parece imposible
EVERYN ANHVERS SIEMPRE ESPERABA ANSIOSA las cartas desde el frente de la campaña militar. Las cartas de su hermano Thysax, contando sus aventuras y matanzas con Frédéric en el campo. Las del mismo Frédéric y sus desventuras por aplacar al espíritu infantil que vivía en su mejor amigo. Los cortos y directos versos del príncipe Johanne, que concluian en indirectas para que ella abogara ante la estrella caída a su nombre para asegurar la victoria.
Y las de el, su amor, el sol de su universo.
Sus palabras eran dulces de seda para derretir en la boca. Amables palmadas de consuelo que ella recibió durante la larga espera del cumplimiento de su juramento. Aveces eran sus sueños marcados en papel con lujo de detalle, solo para conservarlos en la inmortalidad.
Vestido blanco de tela fina mostrando su delicada figura, un velo de encaje cubriendo su rostro y una sonrisa en los labios. Un sueño más en el viento.
— Mi señora, llego su correspondencia — dijo un sirviente a su espalda con las cartas en la mano — Tiene una carta del duque Phantom.
La peliblanca se levantó de mesa de té del jardín y se movio emocionada por las palabras que su amor pudo trazar en el papel. Michael sonrió ante la emoción de su señora y su espíritu enamoradizo. Solo rogaba a las estrellas que el duque no le rompiera corazón a la bocera de las estrellas, o si no, el ducado de las bestias divinas podría sufrir las consecuencias.
Ya los había salvado una vez, y de la misma manera los podría hundir.
— Te lo agradezco Michael, puedes retirarte — el se despidió con una reverencia y dejo a su señora en soledad para que leyera la carta, como si en ese papel estuviera el mayor secreto del mundo.
— Mi hermosa luna — el calor subió por sus mejillas al leer su apodo — Las horas que pasó aquí son eternas al escuchar a tu hermano decir a los soldados que nadie en este mundo es digno de ti — Everyn sonrió al imaginar las actitudes sobreprotectoras de Thysax — y me temo que tenga razón — su sonrisa desapareció — Desde que tengo memoria mis padres me han instruido para respetar las dos divinidades que dividen nuestro imperio, Astotellia y La estrella caída. — por inercia, la ojiazul miro al oeste del gran jardín, en dirección al templo construido al rededor de la estrella que la mitad se su imperio y del continente mismo veneraban — Se que el papel de portavoz de las estrellas es un rol importante en nuestro imperio. Mientras que yo vengo de una familia noble, pero en desgracia. — la peliblanca deseo estar al lado de su amor en el momento que escribo la carta, solo para recordarle cuanto lo amaba y que la desgracia de los Phantom no sería un problema en sus vidas ni un impedimento para su amor — La reputación que has trabajado desde tu nacimiento, cuando la estrella te eligió por sobre tus hermanos y te otorgó el don de tu padre, todo el amor, las expectativas y la confianza que depositan en ti, temo arruinar todo eso solamente con mis sentimientos. — Everyn sintió su pecho comprimirse al imaginar a su amor triste — Eso es una tortura. Así que luchare tan fuerte como pueda, recuperaré el honor de mi familia y así este mundo dejará de ser tan cruel con nuestro amor. Volveré de esta guerra como un hombre digno de estar a tu lado, mi hermosa luna. Te ama, Nell Phantom.
— Yo también te amo — murmuró ella al aire, como si la brisa fuera a llevar su mensaje hasta oídos de su amado.
Pero las estrellas son crueles y el destino incierto. Vamos, no hay nada más volátil que la voluntad humana. No hay cosa más frágil que el corazón y no existe algo más fuerte que los instintos despertados por el deseó.
Esta corto, lo se.
Que les pareció?
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