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uno

Lalisa se encontraba recargada en la pared enfrente del salón de clases de Jennie, la estaba esperando a que saliera de la clase para ir a comer algo.

Solo faltaban unos minutos para que saliera su omega, así que no tenía que esperar mucho; en una de sus manos traía una malteada de fresa que era la favorita de Jennie.

Siempre que iba por la peli naranja le llevaba aquella malteada o un postre que ella misma preparaba.

Alguien se paró en frente de ella, por ello alzó su mirada y vio que era una chica, le regaló una sonrisa.

— Hola, Lisa — la saludó con una sonrisa.

— Hola — le devolvió el saludo.

— ¿Qué haces aquí? — le preguntó con su voz dulce.

Lalisa hizo una mueca y se preguntó si no era algo obvio — Estoy esperando a Jen — le dijo dirigiendo su mirada hacia la puerta de enfrente.

— ¿La omega problemática? — el ceño de Lalisa se frunció al escuchar cómo le decía a su novia — ¿De verdad es tu novia? — le volvió a hacer otra pregunta al ver que el alfa no le contestaba la primera pregunta que le hizo.

Lalisa iba a responder de no ser por otra persona que lo hizo por ella.

— Sí — respondió con una ceja alzada — ¿Algún problema? — Jennie le preguntó.

— Cómo puede andar con alguien problemática, las omegas tienen que ser sumisas, tienes que ser alguien delicada y tienes que hacerle caso a todo lo que te diga Lalisa — le comentó — No que ella te haga caso a ti.

Lalisa era quien iba a hablar, pero Jennie le dio una mirada que hizo que guardara silencio. Su omega daba miedo cuando estaba enojada.

— Bueno, sí soy alguien problemática y, ¿qué con eso? No voy a ser sumisa ante nadie solo porque soy una omega — tomó aire — No, porque Lalisa sea mi alfa, tengo que hacerle caso y cumplir con todo lo que ella me pida, ya que Lalisa haga lo que yo pido es cosa de ella, no mía — le dijo ya enojada.

La omega iba a hablar, pero Jennie la interrumpió.

— Por el hecho de que Lalisa no te haya hecho caso, no es mi culpa que yo sea una omega problemática, pero muy hermosa, que le haya gustado yo y no tú, eso ya es otra cosa — le volvió a decir.

Manobal sonrió un poco al ver que su omega dejaba sin palabras a la omega que estaba enfrente de ellas.

Bajó su mirada al sentir que alguien tomaba su mano y vio que era la mano de su omega, quien empezó a caminar hacia la cafetería.

— Está loca esa chica — escuchó decir a Jennie — Omega sumisa mis huevos — la mirada de Jennie se dirigió hacia Lalisa al escucharla reír.

— No le prestes atención a lo que dijo, solo son comentarios locos de la gente, bebé — le dijo para alzar su mano y extenderle la malteada a la peli naranja.

— Gracias, alfa — le dio un beso en la mejilla, para después darle un trago a su malteada.

— Nini — la llama.

— Mande.

— ¿Te vas a quedar a ver el entrenamiento o quieres ir a tu casa a descansar cuando salgas de tu clase? — le preguntó algo nerviosa y apenada. No quería que Jennie pensara que la quería las 24/7 a su lado.

— Voy a llegar un poco después de que empiece tu entrenamiento, ya que tengo que organizarme con unos compañeros por el trabajo que te comenté — le informó — Espero y no tardar mucho hablando con ellos.

— ¿Entonces sí vas a venir? — preguntó con una emoción en su voz.

— Claro que sí, bebé — le dijo con una sonrisa — Sabes que en muchas ocasiones intento no perderme ningún entrenamiento o partido tuyo — le comentó haciendo un puchero al ver que su malteada se había acabado.

— Pero los entrenamientos son un poco aburridos y no quiero que te aburras en ellos — murmuró — A los que me gustaría que no faltaras son a mis partidos. Aunque entiendo que no a menudo vas a poder asistir a ellos — un puchero se instaló en sus labios.

— No pienso perderme ninguno, ni tus entrenamientos ni tus partidos — le aseguró — A menos que esté en celo o me sienta muy mal.

Llegaron a la cafetería y compraron lo que querían comer. Ya en una de las mesas de esa cafetería se sentaron en esa mesa.

— ¡Eres muy tierna, Lili! — exclamó Jennie apretando una de sus mejillas.

— ¿Por qué lo dices? — algo avergonzada le preguntó.

— Es que cuando comes, tus mejillas se inflan y haces unos tiernos pucheros, aunque eres esa mezcla de tierna y sexy — le dijo y vio que Lalisa alzó una ceja — Como ya te dije, como eres tierna y sexy es cuando estás sudada, y tus músculos a veces me dan ganas de que me ahorques con ellos — le comentó con una sonrisa.

— ¡Jennie! — exclamó una avergonzada Lalisa

Adaptación; La historia no es de mi autoría, todos los créditos son para luvsran

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