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❝ Періште ❞

Abrió la puerta de manera vacilante, ganándose la mirada de Jimin y de Seokjin. Una vez ambos ángeles supieron de su presencia, se levantaron de la cama.

—¿Cómo está Namjoon? —preguntó Seokjin sin vacilar, sintiendo la ansiedad recorrer su cuerpo.

—Está bien. Está a salvo —respondió y carraspeó un poco—. Su habitación queda al final del pasillo, es la última puerta que está ahí. Puedes ir a verlo si quieres.

Seokjin mordió su labio y miró a Jimin, quien le sonrió con calma, dándole a entender que estaría bien. El mayor de ambos aún desconfiaba de Yoongi, y no le daría su confianza con rapidez.

Dejó un beso en su frente y salió del cuarto, no sin antes dedicarle una mirada fría a Yoongi, quien solo bajó la cabeza avergonzado.

Una vez quedaron solos, Jimin miró a Yoongi, esperando a que hiciese o dijese algo, pero el contrario no hacía más que estar con la mirada baja y apretando sus manos con nerviosismo.

—Yoo-

—Vine a despedirme —habló por fin Yoongi, levantando la mirada y uniéndola con la de Jimin—. Le dije a Seokjin que podía llevarte con él, que no lo iba a impedir. Yo quiero pedirte perdón por haberte retenido aquí, pero ya eres libre de mí.

Jimin se acercó hasta Yoongi y, temiendo que el contrario se negara, tomó su mano y lo guió hasta estar en la cama, sentándose uno al lado del otro.

—No voy a irme de aquí, Yoongi. No lo haré.

Yoongi lo miró sin entender, —¿Qué? No deberías quedarte, Ángel. Soy un monstruo, una bestia. Yo-

—Tú no eres nada de eso, amor —interrumpió Jimin, sonriendo en cuanto escuchó ese bonito apodo en los labios de Yoongi—. Tú nunca me harías daño, nunca me lastimarías. Yo confío en ti.

Yoongi apretó sus labios con fuerza, y dejó ir ese peso de sus hombros, no pudiendo soportar más las inmensas ganas de llorar que tenía desde que vio a Namjoon tirado en el piso.

Abrazó a Jimin por la cintura, y apoyó su rostro en las piernas del Ángel, dejando ir todas esas lágrimas en compañía de aquellos dolorosos lamentos. Jimin, acariciaba sus oscuras hebras, sintiendo pesar por la manera tan desconsolada en la que lloraba Yoongi. Nunca lo había visto de esa manera, pero su corazón dolía de solo verlo y escucharlo.

—Y-yo no sé qué fue eso, Jimin, pero salió de mi. La culpa me come vivo, y sé que casi mato a Namjoon, ¡P-pero yo intenté detenerlo! —explicó Yoongi entre lágrimas—. Yo veía lo que esa bestia hacía, y dentro de ella intentaba salir. Yo nunca lastimaría a alguien que quiero, pero ahora hasta yo mismo tengo miedo. Debes irte, Jimin, no quiero hacerte nada, no a ti.

El Ángel negó y dejó un beso en la cabeza de Yoongi, —Tú no eres esa bestia, yo lo sé. Tú nunca le harías daño a alguien que aprecias, y te creo cuando dices que intentaste detenerlo, pero no me iré de aquí, Yoongi, porque yo decidí permanecer a tu lado, así que ni tú ni nadie me sacará de este lugar, porque yo pertenezco aquí, yo te pertenezco a ti.

Yoongi apretó más a Jimin contra sí, siguiendo soltando pequeñas lágrimas de angustia, a la vez que sentía los suaves toque en su cabello por parte de su pequeño Ángel.

Poco a poco iba cayendo en la somnolencia, acompañado del dulce olor a rosas que poseía Jimin. —Yo también lo escogería a él... —murmuró casi de manera inconsciente, llamando la atención de Jimin, ya que pensaba que Yoongi ya se encontraba durmiendo—. Entre un humano y una bestia; yo también me quedaría con el humano.

Jimin suspiró, y miró a Yoongi, quien por fin había caído dormido y descansaba en su regazo. Con esfuerzo, lo subió de manera correcta a la cama y lo tapó con las sábanas. Se subió al otro lado y se abrazó a él, siendo correspondido por un dormido Yoongi.

Besó superficialmente sus labios y apoyó su rostro en el pecho de Yoongi, —Cuándo entenderás que te escogería a ti sin importar lo que seas. Que es a tu lado que deseo estar y que no quiero a alguien más que no seas tú.

Cerró sus ojos y, desde que se habían separado, logró dormir con calma, sintiendo los suaves latidos de Yoongi contra su oreja, y su calor corporal rodearlo con calidez.

『 °*• ♡ •*°』

Seokjin mordía su labio con inseguridad, mirando la puerta al frente de él y dudando en si entrar o no. Sabía que esa era la habitación, y es que las escandalosas risas de Hoseok se escuchaban desde lejos, y ahora que estaba cerca, podía escuchar las débiles, pero contagiosas carcajadas de Namjoon.

Sacudió la cabeza y tocó la puerta un par de veces. Esperó unos pocos segundo cuando esta fue abierta y pudo ver al lindo Ángel sonreír con alegría al verlo.

—¡Seokjin! —exclamó Hoseok y se lanzó a los brazos de Seokjin para unirlos en un fuerte abrazo. El mayor correspondió sin ningún problema, y es que ese revoltoso chico se había ganado una parte de su corazón.

—También te extrañé, Hobi —dijo y besó la cabellera del menor.

Ambos se separaron y Hoseok tiró de Seokjin para adentrarlo en la habitación, logrando así que Namjoon pudiese ver al otro Ángel. Las mejillas del mayor se calentaron, y una sensación de culpabilidad se asentó en su pecho al ver las dolorosas heridas que tenía el humano.

—Woah, Seokjin está mucho más bonito que la última vez que vino —dijo Hoseok, detallando al contrario, y sonriendo con alegría.

—Yo le dije lo mismo y me gané un regaño de su parte —comentó Namjoon con gracia.

Hoseok chasqueó la lengua, —A ti no te quieren, Namjoon. Acéptalo de una buena vez. Seokjin no quiere a los ateos y a tontos que se queman con una puerta.

—¿Se queman con una puerta? —preguntó Seokjin.

—¿No lo sabe? Este gran torpe tropezó y chocó contra una puerta que estaba caliente.

Seokjin arrugó su frente y miró a Namjoon, quien tenía una mirada de súplica en su rostro. Parpadeó un par de veces y rodó los ojos al entender. —Una puerta caliente, claro —respondió sin más.

—Hoseok, en mi oficina dejé una carta que debo entregarle a Yoongi con urgencia. ¿Puedes buscarla por mi?

—Di que te quieres quedar a solas con Seokjin y ya —comentó Hoseok y se rió con burla.

Namjoon lo miró mal, —Sí, quiero estar a solas con Seokjin. Ya lárgate.

Las mejillas de Seokjin volvieron a calentarse y apretó los labios al escuchar las enormes carcajadas de Hoseok al salir de la habitación, dejándolo a solas como Namjoon había pedido.

Una vez estuvieron solo ellos, Seokjin se acercó hasta Namjoon y se sentó en la silla que estaba cercana a la cama. No sabía qué decir exactamente, y es que sentía los nervios a flor de piel al estar cerca de Namjoon.

—¿Estás bien? —preguntó Namjoon con suavidad.

—Uh, eso debía preguntar yo —dijo y miró a Namjoon con curiosidad—. ¿Qué fue eso de quemarte con una puerta?

—Ah, eso —el moreno sonrió de lado y negó—. No le quise decir a Hobi lo que realmente pasó, así que le dije esa excusa de la puerta. Él es algo... sensible, así que no quería causarle algún trauma o algo por el estilo.

—Eso o que querías defender a Yoongi —alzó una ceja disgustado—. Hoseok debería de saber la bestia que puede llegar a ser Yoongi, no le estés ocultando la verdad.

Namjoon se apoyó en sus codos y con dificultad logró sentarse, —No es eso, Seokjin. No puedo traumar a Hoseok porque él no tiene otro hogar que no sea este. No puedo asustarlo, diciéndole ese tipo de cosas, para hacer que su vida sea un martirio por completo. Hoseok es muy delicado, así que si debo mentirle para que esté bien, lo haré. No es para proteger a Yoongi, es para el bien de Hoseok.

Ambos se miraron a los ojos, siendo Seokjin el primero en desviar la mirada a otro lado. —Tienes razón...

Namjoon sonrió y acercó su mano hasta la de Seokjin, que se encontraba posaba sobre la cama. El Ángel se sobresaltó al sentir el toque del contrario, pero tampoco la alejó, sintiendo las mejillas rojas y el cuerpo lleno de vergüenza.

—¿Hablaste con Jimin? ¿Se irá contigo?

Seokjin negó, —Pidió quedarse aquí. Dice no tener miedo de Yoongi —hizo una pequeña pausa y miró a Namjoon con curiosidad—. ¿Cómo sabes tú que me iba a llevar a Jimin?

—Yoongi me contó todo lo que sucedió luego de que quedará inconsiente.

—¿T-todo lo que sucedió? —preguntó el Ángel con miedo.

Namjoon asintió, —Sí, sobre lo de dejar que te llevaras a Jimin a cambio de que me dejaras a su cuidado.

Seokjin soltó el aire retenido. A pesar de haber estado asustado por Namjoon, le daba muchísima pena que supiera cómo había actuado con él, apresándolo contra sí mismo e imponiéndole a Yoongi que lo mantuviese con vida.

Y cuando besó su mejilla, ¡Dios, Namjoon no se podía enterar de eso! Ni siquiera sabe porqué lo hizo, solo tenía en cuenta de que sentía mucho miedo por la estabilidad de la persona que arriesgó su vida por él.

—¿Sucedió algo más? Tus mejillas están algo rojas. Te ves lindo.

Seokjin abrió sus ojos y ocultó sus cachetes con ambas manos, —¡Kim Namjoon! ¡No digas esas cosas!

El moreno rió al verlo en tal estado, dejando al descubierto sus hoyuelos. Seokjin lo miró mal, pero poco a poco su expresión se iba perdiendo, dedicándose solo a observar el rostro contrario.

—Gracias, Namjoon. Por arriesgar tu vida por mi —habló y volvió a tomar una de las manos de Namjoon entre la suya, gustándole esa sensación—. A pesar de que te hago muchos desplantes, no dudaste en salvarme. Estoy muy agradecido contigo, y espero puedas perdonar todos mis malos tratos.

Namjoon sonrió de lado y entrelazó sus dedos con los de Seokjin, logrando en el Ángel un sinfín de cosquillas en todo su cuerpo. —No tienes que agradecerme. Arriesgaría mi última vida por tí siempre que sea necesario.

Seokjin mordió su labio y sonrió sin poder evitarlo, sintiéndose un tonto por despreciar a alguien con un corazón tan noble. ¿Qué si no creía en su madre? Sus acciones valían oro.

—Me gustaría ser tu amigo, Namjoon.

—A mí me gustaría ser algo más, pero me conformaré por el momento —el Ángel rodó los ojos y Namjoon rió. Acarició el dorso de la mano de Seokjin con su pulgar antes de decir lo que estaba rondando por su cabeza—. No le guardes rencor a Yoongi, por favor.

Seokjin lo miró incrédulo, y Namjoon no tardó en hablar nuevamente. »Él está realmente arrepentido, y me dijo que no sabía qué era esa cosa en la cual se convirtió. Cuando me vio en el piso, fue que pudo volver a la normalidad, pero ya el daño estaba hecho.

—Y tú le creíste —dijo Seokjin con ironía.

—Y yo le creí, Seokjin —siguió Namjoon—. Porque yo conozco a Yoongi, y sé que no es capaz de tales cosas. Tú también lo conociste, ¿Crees que él podría hacer voluntariamente lo que hizo? Últimamente ha estado pasándola mal, no estoy defendiéndolo, por supuesto, pero poco a poco estaba llegando a su límite y tú fuiste la gota que faltaba para derramar el vaso.

»Cada una de las cosas que dijiste, era la realidad, y eso lo hizo salir de sus cabales, pero piénsalo un momento, Seokjin, y dime, ¿Alguien tan cruel es capaz de entregar lo más importante en su vida para salvar a alguien más? Porque eso fue lo que hizo Yoongi; te entregó a Jimin, al amor de su vida, a cambio de que lo dejaras atenderme. No te estoy pidiendo que corras a sus brazos y sean los mejores amigos, pero no lo ataques sin saber cómo se siente realmente.

Namjoon acercó su mano hasta el rostro de Seokjin y la posó en su mejilla, acariciando levemente y Seokjin dejándose hacer. »En tu precioso corazón no debe de haber un sentimiento tan feo como el rencor. Sé que eres alguien puro y con muy lindos sentimientos, así que no castigues a Yoongi y dale otra oportunidad. Él en verdad está arrepentido por todo.

Seokjin llevó su mano hasta la de Namjoon, y ladeó su cabeza hasta ella. Sin más nada que decir, asintió a lo pedido por Namjoon. Era lo menos que podía hacer por él. Además, si Jimin y él confiaban ciegamente en Yoongi, entonces debía ser por algo.

Namjoon alejó su mano del rostro de Seokjin, y este último miró el reloj cercano, y suspiró, —Falta poco para irme.

—¿Podrías quedarte aquí conmigo el tiempo que falte?

Seokjin sonrió, —Puedo —bajó su mirada hasta las heridas de Namjoon, ignorando su pecho desnudo. Era la primera vez que veía a alguien sin alguna prenda, sin contarse a sí mismo y a Jimin, así que se sentía algo nervioso al verlo—. Se ve doloroso.

—Arde un poco, pero Yoongi me preparó una pomada y Hoseok me aplicó un poco cuando estaba aquí. Estaré bien, así que quita esa cara de angustia.

Seokjin apretó sus labios, —Me siento culpable al verlas. Quedará una fea marca en ti por mi culpa.

Namjoon miró a Seokjin por unos instantes antes de tomar la mano del Ángel y llevarla hasta su pectoral izquierdo, haciendo que el mayor se sobresaltara por dicha acción. —No serán marcas feas, es más, serán las marcas que me llenarán de orgullo cada vez que las vea, porque me recordarán de cuando salvé tu vida.

Seokjin parpadeó un par de veces y alejó su mano con suavidad, sintiéndose cohibido por la mirada que recibía por parte de Namjoon. —Creo que ya es hora de irme...

—Gracias por venir, Seokjin.

El Ángel se levantó del asiento y caminó hasta la puerta, pero se detuvo unos instantes y se regresó rápidamente hasta Namjoon para dejar un beso en su mejilla y salir apresurado del cuarto.

Dejando al moreno con una enorme sonrisa en el rostro y con la mejilla cosquilleándole por la sensación de los suaves labios de Seokjin contra ella.

『 °*• ♡ •*°』

—Es más grave de lo que pensé.

Jihyo caminaba de un lado a otro, con Seokjin siguiéndola con la mirada. Una vez llegó al cielo, se encargó de contarle todo lo sucedido a su madre, sin dejar escapar ningún detalle.

Bueno, uno que otro sí, pero del resto contó absolutamente todo.

—Lo es, y temo por Jimin.

Jihyo negó, —Yoongi es inofensivo, y nunca le hará daño a Jimin, pero está dejándose llevar por su inseguridad. Ah, esto es mi culpa, debí escribir en esa carta la historia nada más, y no lo que me habían dicho a mi. Ahora, quien sea que haya obtenido esa carta, no hizo más que actuar en contra de Minnie.

—¿Y quién podría tenerle tanto odio a Jimin? —preguntó Seokjin—. Aquí en el cielo, Taemin le tenía envidia, al igual que muchos otros, por eso fue que no dudó ni un segundo en hacer lo que hizo para que lo castigaras, pero en el infierno nunca escuché de alguien que lo odiase. Incluso creía que todos querían a Jimin.

—No lo sé, Jin, pero sea quien sea se salió con la suya. Sin embargo, ya se solucionará todo.

Seokjin la miró con curiosidad, —¿A qué se refiere?

Jihyo detuvo sus pasos y lo miró con seguridad, —Si las cosas entre Jimin y Yoongi están mal por mi culpa, entonces seré yo quien lo solucione. Mañana mismo iré al infierno y aclararé todo.

—¿¡Puedo ir con usted!? —preguntó Seokjin, teniendo la necesidad de volver, pero toda emoción decayó al ver que Dios negó.

—Alguien debe hacerse cargo del cielo, Seokjin, y tú eres mi mano derecha —demandó y volvió a tomar asiento en la silla de su escritorio—. Además, ¿Por qué tanto apuro por ir?

Seokjin se acercó hasta el escritorio de Jihyo y la miró con apuro. —El cielo puede quedarse unos momentos sin nosotros, además de que tienes a mucha gente responsable a tu lado. Anda, mamá, déjame ir contigo.

—¿El hermoso Seokjin me está rogando como un niño? —comentó la mujer con gracia, mirando la ansiedad de su hijo—. ¿Qué tiene el infierno que quieres volver?

—Uh, nada, pero quiero acompañarte, ¿Puedo? —suplicó con la mirada brillante.

Jihyo entrecerró los ojos y luego respiró hondo, moviendo su mano para quitarle importancia, —Ya que, puedes venir conmigo.

Seokjin sonrió en grande e hizo una reverencia ante Dios, —¡Gracias! ¡Iré arreglar todo para mañana!

Miró a Seokjin salir de su oficina y se sintió curiosa por saber el porqué de la emoción de su hijo por volver al infierno.

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